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                                                         FERNANDO ESTEVE MORA
                                     
Como un pasatiempo mientras hacemos tiempo mientras asistimos al aburrido, por previsible, juego del astuto gato Putin y el tontorrón superratón Biden, el Partido Popular ha tenido a bien ofrecernos para diversión y solaz una tragicomedia (sí, tragicomedia no tragedia) en tres actos: el enfrentamiento Casado-Ayuso de la que ya falta poco para llegar a su tercer y definitivo acto, como mandan los cánones de la dramaturgia clásica.

Dejaré fuera de esta entrada todo lo referido al Primer Acto. Aquél en que se cuenta cómo se fue "mascando" la tragedia que enfrentó a dos dulces amigos inseparables, confiados el uno en el otro como lo eran Casado y Ayuso. Como suele ocurrir, y ya Shakespeare lo ha enseñado repetidamente, fueron los "asesores" de cada uno, el viejo zascandil MAR  (Miguel Ángel Rodríguez) y el no menos mafiosete, el "lanzapipos" don Teodoro García Egea, quienes, cada uno por su cuenta, llenaron los oídos de sus respectivos señores. El uno, que bien sabe de la ambición desaforada de ella, diciéndole que su futuro sería radiante si traicionaba a su amigo y jefe de filas. El otro, que bien sabe de la poca resolución de él, diciéndole a éste que había llegado ya el momento de lanzar un ataque preventivo contra ella so pena de que, tras el congreso de Madrid, Ayuso se sintiese tan apoyada, tan fuerte, que pudiese ser ella quien sitiase la sede de Génova. Todo muy clásico. Todo muy shakesperiano. Está todo ya en Macbeth y en el Rey Lear.

Y así ocurrió al comienzo de este Segundo Acto al que todavía hoy estamos asistiendo. Es el acto del conflicto abierto. Aprovechando un más que probable  caso de tráfico de influencias a favor de su hermanísimo  por parte de Ayuso, otro clásico en  Shakespeare, Casado habría lanzado su ataque, aún sabiendo que sus fuerzas no están en su mejor momento tras la debilidad mostrada en los campos de batalla en la campaña de Castilla y León. Pero esperar más no anticipaba sino una derrota, y ya Ayuso al final de esa campaña castellana había manifestado su decisión de ir a por todas y convocar a sus huestes llamándolas ya a filas congresuales. Ante ese previsible futuro, Casado no tenía otra opción que anticiparse. Y en esas estamos. En mitad del Segundo Acto de la tragicomedia.

Desde el punto de vista de la Teoría de Juegos, es fácil describir mediante una matriz de pagos, la lógica interna del conflicto en este Segundo Acto, así como predecir su solución en el Tercer Acto por venir en los próximos días.

Veamos, como siempre en una matriz de pagos se representan las estrategias disponibles para los dos jugadores. Concretamente Casado tiene dos estrategias posibles, la A de Ataque o la C de la propuesta de  Conciliación. Ayuso, por su parte, también tiene dos estrategias, la D de Defensa pero agresiva, plantando cara al ataque de Casado, o la S de retirada y Sumisión, aceptando el liderazgo de Casado y humillando la cerviz. Hay por tanto cuatro resultados posibles, pues hay cuatro interacciones posibles entre estas dos estrategias de cada jugador:

 (A,C): ataque de Casado y D defensa agresiva cara a cara de Ayuso. 

(A,S): ataque de Casado y retirada sumisa de Ayuso. 

(C,D): paso atrás de Casado que ofrece la paz, y Defensa agresiva de Ayuso que se postula así para un enfrentamiento futuro por el liderazgo del partido, y

(C,S): paz inestable en la que Casado acepta la sumisión de Ayuso pues no tiene la suficiente fuerza para acabar con ella.

Para completar la matriz de pagos, hay que puntuar de de 1 a 4 las preferencias o valoración de cada uno de los "jugadores"  de cada una de esas interacciones posibles, de modo que por ejemplo, unos pagos expresados por el par (3,2) indicarían que caso que se diera esa interacción concreta, el resultado sería el segundo mejor posible para Casado y el tercero mejor posible (o sea, el segundo menos malos) para Ayuso.

Pues bien. Para mí, la matriz de pagos que describe el conflicto en este Segundo Acto de la Tragicomedia de Casado y Ayuso, sería la siguiente:

                                                                           AYUSO
                                                         D                                                S
                                A                   (2 , 1)                                         (4 , 2)
         CASADO
                                C                   (1 , 4)                                          (3 , 3)

En ella se tiene que lo mejor para Casado sería que Ayuso se sometiera a su ataque (o sea, que se diese la interacción (A,S)=(4,2)), pues "ganaría" lo máximo: 4 puntos;  pero claro está eso no es lo mejor para Ayuso, sino que ese resultado sería su segundo peor (Ayuso en este caso ganaría sólo 2 puntos). Por contra, lo mejor para Ayuso sería plantar cara a Casado y que este se achantase (interacción (C,D)=(1,4)), que es obviamente lo peor desde el puntos de vista de  Casado.

El segundo mejor resultado para éste sería  que Ayuso se sometiese a su propuesta de conciliación (interacción (C,S)=(3,3)), pues sabe que no las tiene todas consigo y que la pelea, aunque la gane, puede minar su posición de liderazgo; también esta interacción sería el segundo mejor resultado para Ayuso, pues está claro que, hoy por hoy, sin haber todavía agrupado sus fuerzas tras un congreso madrileño, no tiene aun suficiente fuerza para sitiar Génova. Finalmente, la peor interacción para Casado sería que él ofreciese la conciliación y Ayuso no la aceptase y se defendiese atacando (interacción (C,D)= (1,4)); la imagen de debilidad y carencia de liderazgo sin duda acabaría con él en un futuro próximo.

Pues bien, si se acepta que la anterior matriz de pagos describe  una correcta representación de la situación en este Segundo Acto de esta tragicomedia, entonces si los dos actores se comportan racionalmente, el resultado final está "cantado" como se suele decir. O sea, que ya hoy, a mitad del Segundo Acto, sabríamos lo que va a pasar en el tercero.

En efecto. Basta con analizar someramente los pagos, para descubrir que Casado tiene una estrategia dominante, es decir una estrategia que le da los mejores resultados haga lo que haga su rival, Ayuso. Y es que, decida Ayuso decantarse por la pelea (D) o la sumisión (S), lo mejor para Casado es siempre la pelea, la estrategia de Ataque (la A). Ayuso, por contra, no tiene una estrategia dominante, pues su mejor opción depende de lo que decida hacer Casado. Si éste decide atacar, entonces lo mejor para ella sería la Sumisión, la retirada  pues así obtendría al menos un "pago" de 2, mayor que el de 1 que obtendría de presentar cara al ataque de Casado, la derrota total. Por contra, si Casado decide proponerle la conciliación, las cosas cambian pues entonces lo mejor para ella sería seguir en la pelea pues alcanzaría así  su mejor resultado, representado en la matriz por un "pago" de 4 por encima del "pago" de 3 que obtendría de aceptar la propuesta de conciliación y retirarse de la batalla.

Ahora bien, Ayuso sabe lo que Casado va a hacer pues conoce el juego y sabe que este tiene la estrategia dominante, de atacarla. Ello simplifica entonces totalmente  su elección estratégica.  Es obvia. Dado que Casado no va a cejar de atacarle, le interesa retirarse y someterse. En suma, que si los actores son racionales, el equilibrio de Nash de este juego, aquel resultado del que ninguno de los actores tiene incentivos en retirarse alterando su elección aisladamente,  es el representado por la interacción (A,S) = (4,2). O sea, la sumisión o derrota no total de Ayuso, que seguirá en el partido aceptando su rango inferior al de Casado. Este resultado es, adicionalmente, un óptimo paretiano (basta con sumar los pagos : 4 + 2= 6, y darse cuenta que ninguna otra interacción tiene unos pagos agregados más elevados)

Esto pasará, es decir, a esta solución del conflicto se llegará, como se ha recalcado,  si los dos actores se comportan racionalmente. Lo cual no está garantizado ni mucho menos en la medida que, como bien avisa Shakespeare, alguien siempre debe "morir" en un enfrentamiento de estas características trágicas. Alguien siempre debe hacer de "chivo expiatorio" y cargar con la culpa de la violencia y el conflicto desatados (como enseñó René Girard).

Y, claro está, aquí hay dos clarísimos chivos expiatorios. Son aquéllos responsables de la enemistad de los antiguos amigos Casado y Ayuso, o sea,  son MAR y el "lanzapipos". La solución racional del juego pasa, pues,  por la defenestración de ambos "consilieres". Y como ellos lo saben, y para evitarlo, y dada -además- la debilidad intelectual manifestada tanto por Casado como por Ayuso, cabe la posibilidad de que estos se dejen influir como hasta ahora lo han hecho por esos sus "consilieres" y acaben optando por una solución irracional enfrentándose hasta el final. Sería la interacción (A,D) = (2,1) la que resultaría. Obsérvese, que para acabar en la guerra total, y dado que Casado tiene la estrategia dominante de Atacar no es necesario que Teodoro el "lanzapipos" aconseje "mal" a Casado, basta con que MAR convenza, lo que no le debe parecer muy difícil, a Ayuso de modo que esta elija la estrategia de la Defensa agresiva frente a la de Sumisión.

Si así ocurriese al final, sería este resultado lo peor no sólo para ambos contendientes sino para el Partido Popular que no tendría ,otra opción que plantearse "acabar" a la vez con ambos y buscarse un tercero, quizás gallego, para dirigir el partido. Pero eso ya sería otro juego

Addenda: Esta tarde (19 horas) ya ha empezado el Tercer Acto. Y está claro: se ha impuesto, como era lo racional y predecía el análisis desarrollado antes la solución racional. La Tragedia ha devenido en lo que tocaba: en Comedia, como era de esperar. El "amor" entre Casado y Ayuso vuelve a llenar el aire, las ondas, los medios. Aunque, como ocurre con las matrimonios de conveniencia nadie se lo crea. Pero falta por ver si hay o no "chivos expiatorios" que "paguen" la factura como toca para acabar bien un conflicto. Como no ocurra tal cosa, esto no hará sino esconderlo  "bajo la alfombra" ...hasta un futuro próximo.
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