EL EFECTO "MURCIÉGALO"
FERNANDO ESTEVE MORA
Tras recibir este video
https://www.youtube.com/watch?v=nlIanhZ89aA
y reírme un rato, me dí cuenta de que había en él "algo" más. Así que, como homenaje, sincero y sentido, a la señora que lo protagoniza, diré que a partir de él ya no hablaría en muchas situaciones de "cisnes negros" o de "efectos mariposa", como es habitual, sino del "efecto murciégalo".
Pero, ¿por qué meter una denominación más cuando ya las otras, bien conocidas, parecen dar cuenta de esos fenómenos improbables y de pequeña magnitud que, en estructuras de tipo red, dan origen a dinámicas de magnitud enorme y de efectos "destructivos" sobre las mismas si esas estructuras no son antifrágiles?
Pues por una razón muy simple que el vídeo me ha hecho comprender. Y es que esas denominaciones provienen de las ciencias naturales y buscan dar cuenta o explicitar lo que los escolásticos denominaban la causa material, la que pretende responder a la pregunta de qué es un fenómeno, la causa formal, la que responde a la pregunta de cómo se produce, y la causa eficiente, la que indaga por el por qué del mismo.
Pero los seres humanos, a la hora de explicar y entender un fenómeno, se diría que estamos programados para buscar satisfacer una pregunta adicional, la denominada causa final de los fenómenos, la que busca responder a la pregunta del para qué de los mismos, su finalidad....y al hacerlo, también, buscamos asignar culpas e inocencias. Y es que creemos que, para todos los fenómenos, hay responsables. Es decir que tendemos a concebir los fenómenos, aún aquellos carentes de causa final, como dotados de un designio, como fruto de una acción intencionada, voluntaria, de "alguien" ya sea de los dioses o de otros hombres. Y sin esa explicitación de una causa final, las explicaciones científicas, las que encuentran las otras tres causas nos parecen "cortas", nos dejan con una sensación de incompletitud. No aceptamos el azar tras los fenómenos, exigimos una "explicación" que lo elimine, que los haga necesarios, fruto de acciones conscientes y voluntarias. Y está búsqueda de una causa final aparece aún más urgente conforme menos satisfactorias resultan la explicación de las otras tres causas. Eso es lo que está en la base de todas las "teorías" conspiranoicas que tanto pululan.
Así, en la Edad Media no fue infrecuente que se achacaran a los judíos la causa final de las pestes que la asolaron. Y todavía hay muchos que creen que el SIDA fue creado en laboratorios norteamericanos y difundido luego para acabar con homosexuales y heroinómanos. Y en estos tiempos y con esta epidemia del coronavirus, al menos en sus principios, abundaron las explicaciones que ponían su origen en la guerra comercial de la administración Trump, buscando con ella debilitar a la economía china. Hoy, conforme la infección ha llegado a Europa y EE.UU., esa "explicación" me imagino que habrá sido abandonada por los conspiranoicos, pero seguro que, pronto, parecerá otra. Así que, un poco de respeto hacia la señora del video que tras identificar una posible causa eficiente de esta epidemia de coronavirus (el manejo o ingesta de "murciégalos"), se pone de modo "natural" a buscar su causa final, y ella la "halla" en el "chino malo" que -no se sabe para qué- quiere "matar los españoles".
O sea, y para concluir, el "efecto murciégalo" es algo más que el "efecto mariposa". Es el efecto mariposa cuando se cree que la mariposa que aletea en mitad de la selva amazónica no lo hace porque sí, para volar de flor en flor, sino que lo hace para generar un tornado en la India, voluntariamente.