En julio de 2015 publicaba un post en el que comparaba lo que decía yo hace unos años (con las previsiones que corresponderían) con lo que afirmaban dos ilustres “pseudoliberales” (en este otro post explicaba las razones por las que estos personajes no podrían ser considerados liberales en este universo). Estos dos personajes son Daniel Lacalle y Juan Ramón Rallo.
En aquel post recogía las predicciones que hicieron en el pasado y, en particular, las referidas a la evolución de los precios. Por resumir, afirmaban en el pasado que si se aplicaban políticas monetarias expansivas tendríamos una situación de hiperinflación.
Es evidente que dicho análisis era erróneo y, en consecuencia, la predicción no se ha cumplido. Y es evidente también que era sencillo saber que dicha predicción no se podía cumplir (en ese blog están publicados mis post de la época en los que explicaba las razones por las que íbamos a estar como estamos ahora).
Hay sólo dos explicaciones posibles (no necesariamente excluyentes) para que hayan cometido este error: o un análisis incorrecto o no les interesaba un pimiento analizar sino que se centraban en proponer una serie de cosas aún a sabiendas de que nos llevarían al desastre. Lo aclaro; o incompetentes (en un grado máximo al esperar hiperinflación y tener deflación) o personas a las que les importa un rábano lo que pase con tal de salir beneficiadas (y aún por encima acabarán perdiendo). Si alguien tiene otra opción, lo agradecería.
En caso de que haya sido un error de apreciación, lo lógico y normal hubiese sido que se hubiesen replanteado las propuestas: si se recetan unas medicinas en base a un diagnóstico sería normal cambiarlas cuando se cambia el diagnóstico. Pero eso no ha ocurrido.
Pero ahora es más sencillo entender lo que ocurre. En enero de 2016, Rallo (acompañado de Ignacio Moncada) publica, a través del Instituto Juan de Mariana, un “demoledor” (modo ironía) informe que viene a decir que España no tiene un problema de desigualdad social en base a dos ideas fundamentales: tal desigualdad no existe y además tal desigualdad no es un problema (los problemas son la pobreza y el paro). De inmediato comienzan los post de Rallo, Lacalle y las distintas noticias en este sentido.
Pues las conclusiones que saco yo del informe son que Rallo no ve la desigualdad (y esto no es igual a que no exista); que no la ve porque no quiere verla; y que además trata de que la gente asuma un diagnóstico incorrecto para crear opinión. Además de ciertos errores base, el informe en cuestión tiene un “error” muy habitual en estas historias: Cuando vamos a un chequeo buscaremos en los análisis aquellas variables que pueden indicar un problema y si queremos demostrar algo cogeremos aquellas variables que no indiquen un problema.
En cambio Rallo parece que sabe que hay personas que (elimino el país, presidente y cualidades que permiten identificar al país del que habla)
Después de seleccionar los datos convenientes, es muy común tratar de interpretarlos de la forma que más interesa. Voy a poner el ejemplo de antes: el índice de Gini y los índices de pobreza de Venezuela han mejorado mucho. Está claro que, al tener un gobierno bolivariano, es mucho más sencillo entender que tal circunstancia se debe a que existe un problema de pobreza generalizado. Curiosamente parece bastante difícil entender esto en España (frase irónica) y aplicamos las medidas de pobreza relativa sin ningún problema a pesar de que el propio Rallo considera (erróneamente) que los índices relativos (los usados en el informe) son muy engañosos. Es erróneo porque los índices relativos y los absolutos no son engañosos; unos dan una información, otros dan otra; si quieren ver no queda más que mirarlo todo.
Curiosamente tras concluir que los datos relativos son engañosos los usa en exclusiva y con alevosía. Es decir, no solo se basa únicamente en análisis relativos para dar información del país sino que la conclusión de que "la desigualdad no es un problema" surge de la constatación de que los datos no son mucho peores que los de otros países que selecciona. No deja de ser curioso que en el post en el que Lacalle (en este caso actuando de palmero, según la definición que he robado a Rallo) aplaude el informe de Rallo nos pone la foto de Owen Jones para desmentir lo de la desigualdad en España. Es decir, se niega que la desigualdad de España es un problema porque es muy similar (poco mayor o poco menor dependiendo del índice que se busque) a la de otros países, como Reino Unido, utilizando la foto de un chaval británico que afirma que la desigualdad es un problema en todo el mundo.
Tras esta larga introducción me gustaría echar un vistazo al “contundente” (otra vez modo ironía) informe de Rallo. En este texto afirma (página 13):
EN EL PRESENTE INFORME SE VA A HACER USO de diversas métricas habitualmente utilizadas para representar la desigualdad en términos de riqueza, de renta y de consumo. A través de las mismas se buscarán dos cosas. En primer lugar, obtener una fiel imagen de la distribución social de las variables a estudiar. En segundo lugar, ser capaces de realizar comparativas entre países de dichas variables. Por ello, es preciso conocer las métricas a emplear y ser capaces de comprender los sesgos y problemas que se presentan al hacer uso de ellas.
Vamos a ver unos cuantos datos para analizar el informe: En la página 24 comienza el apartado de desigualdad afirmando que en España el índice de Gini es 0,337. Lo complementa con una gráfica de Eurostat del Índice de Gini correspondiente al año 2013. ¿Por qué usa los datos de 2013? Pues me gustaría no decir que la razón es que sea un punto inferior al de 2014; pero no puedo.
Si hemos de conocer las métricas, tal y como sugiere el informe, deberíamos entender que el Índice de Gini fue de 33,7 en 2013 (en lugar del “es hoy” que aparece) y a lo mejor deberíamos observar la evolución de esa variable que él utiliza entre 2005 y 2014:
Esta gráfica, sin considerar otra cosa, nos llevaría a dos conclusiones: la primera es que Owen Jones tendría que dejar de quejarse tanto (la desigualdad se estaría reduciendo en UK, aunque seguiría estando muy alta) y Rallo debería hacérselo mirar; no es que tengamos uno de los Índices de Gini más altos, es que además crece y a mucha más velocidad que el resto. En todo caso es evidente que esta gráfica tiene “sesgos y problemas” (recordemos que precisamente los sesgos y problemas es lo que Rallo afirmaba que trataba de eliminar). Más adelante volveré a estos sesgos y problemas, pero por ahora me gustaría deslizar una idea: absolutamente todas las estadísticas tienen sesgos y problemas; cada índice y cuadro da cierta información de cierta forma; lo que se suele hacer habitualmente para entender mejor las cosas es utilizar muchas y variadas.
Rallo “encuentra” (otra vez ironía) un par de aspectos que no le gustan de este dato y, por tanto, directamente no le da validez. Este no es el índice de Gini, sino que tendremos que construir otro. Es una opinión, pero me gustaría decir que todas las tablas dan información y el grueso de la información está en esta tabla. Luego habría matices y habría que saber leer.
El primer punto al que hace referencia está en los alquileres imputados con un curioso desarrollo:
¿quién tiene mayor renta: una persona que ingresa 10.000 euros pero que carece de casa en propiedad (y por tanto deberá pagar un alquiler) u otra persona que ingresa 9.500 euros pero que cuenta con una casa en propiedad donde habita? Obviamente la segunda.
No sé cómo será en la facultad donde esta persona da clases; pero en Barrio Sésamo la primera tiene mayor renta, aunque evidentemente la segunda vivirá mejor porque no tendrá que afrontar demasiados gastos. En todo caso una vez abierto este melón nos sirve para todo. Cuando queramos hablar de la desigualdad por sexos lo tendremos sencillo: ¿Quién tiene mayor renta: un hombre que ingresa 10.000 euros pero que debe consumir el doble de calorías que una mujer que ingresa 9.500 euros? Pues uno suponía hasta ahora que era el hombre, que esto sería desigualdad si fuese el pago por el mismo trabajo y que además no es bueno, pero quien sabe (evidentemente es ironía).
Recordemos que ya he tratado este tema en otros post. El alquiler imputado es una parte importante del PIB y del Consumo. Se estima una renta y un gasto para todas las familias que vivan en una casa de su propiedad, el gasto es “lo que hubiese gastado por el alquiler” y la renta es “lo que está ahorrando por el alquiler”. Al final queda todo cuadrado, pero por alguna razón de las matemáticas tanto la renta como los gastos suben. Sigamos el ejemplo de Rallo; imaginemos que la persona que ingresa 9.500 €, gasta 7.000 € y tiene una casa y, por tanto, vamos a estimar que ingresa 15.500 € y gastará, a efectos de contabilidad 13.000 €.
Si sumamos todas las personas tendríamos una parte del el pib y empezamos también a tener ciertos problemitas que nos harían recordar que una parte de la renta no es real. Por ejemplo; si debe 6.000 € ¿los va a pagar mejor por qué suba la imputación de alquiler de su casa? ¿Los impuestos se pagan en función de lo que cobra o de lo que se impute que se cobra? Pueden parecer tonterías, pero a lo mejor cuando se estima que España debe el 100% del PIB deberíamos tener en cuenta que España debe el 140% de las rentas reales que son mucho menores, ya que evidentemente no tienen en cuenta las imputaciones que hagan otros. Cuando hablamos de una presión fiscal del 35% estamos hablando de impuestos/PIB. Pero el PIB incluye también las imputaciones, por lo que estamos subestimando la presión fiscal.
En el INE tenemos algunos datos (rentas anuales en euros):
Es más que dudoso que debamos tener en cuenta una imputación al alquiler para analizar los ingresos (otra cosa es que evidentemente el hecho de la propiedad de la vivienda tenga muchos efectos sobre la situación familiar). La gran ventaja de esta variable es que incrementa la renta y reduce los índices de desigualdad y pobreza, sobre todo teniendo en cuenta que las personas mayores disponen de vivienda pagada. Pero ¿hasta qué punto mejora la situación económica de una persona porque alguien estime que el importe que se ahorra por vivir en su vivienda es cada vez mayor?
Pero Juan Ramón Rallo construye un nuevo índice de Gini con este dato porque entiende que es una variable más representativa. Si es tan representativa y mejora la fotografía de todas las cuentas de todos los países ¿por qué no lo hace Eurostat? Rallo no se lo ha preguntado y ha cometido un sacrilegio y un error (todo ello por el ansia de demostrar…) y afirma:
Por fortuna, para el año 2010 contamos con cálculos del índice Gini de renta, comparables a nivel europeo, donde sí se incluye el alquiler imputado
Puede parecer suerte, pero no lo es. Rallo corrige el que manifiesta que es nuestro índice de Gini actual (en realidad es el de 2013) con un dato de 2010, olvidando que estas cosas no se hacen (al menos fuera de sus clases). En todo caso recomendaría echar un vistazo a la página 26 (entre otras) de este informe:
The level of imputed rents is much lower in Portugal (90 euro) than in Spain and Italy (436 euro in both), but neither the data nor the metadata provide much guidance as to the reasons. At minimum, we find it easy to conclude that imputed rents in Spain and Portugal are not comparable.
Pues resulta que la suerte de contar con datos comparables no era tanta suerte. Y lo cierto es que debería sospechar algo si hubiese prestado un mínimo de atención al informe. Concretamente al inicio (ese apartado que se denomina 1. Introduction en la página 9 del documento) que centra el estudio:
With the introduction of imputed rents in 2007, the EU Statistics on Income and Living Conditions took a step towards a more complete measure of economic well-being. The definition of imputed rent in the EUSILC takes into account both the returns to home ownership, i.e. that the main residence is an asset, as well as the in-kind transfers accruing to those whose rent is below the prevailing market rent
El estudio trata de determinar si se pueden utilizar los datos, si pueden ser comparables, así como otros efectos, y ha llegado a una conclusión bastante clara: ni de coñas.
En particular, me ha llamado la atención una de las conclusiones del informe que usa Rallo (página 31) :
The effects sum up to the change in Gini coefficient. For instance, of the -3.3 percentage points decrease in the Gini coefficient in Spain, -4.1 pp-points would be attributed to the gap decreasing effect and + 0.8 pp-points to re-ranking effect. There is more variation across countries in the gap decreasing effect than in the re-ranking effect. Figures A1 and A2 in the appendix show the effects for all four years. The countries with marked changes in the effects are mostly those where instabilities or anomalies have been found in the other indicators
Literalmente se puede decir que España arrasa en esta clasificación cómo se ve en la gráfica que incluyen:
A estas alturas se me ocurre una pregunta: Si un alumno presenta un trabajo afirmando que el índice de Gini es en la actualidad un valor que en realidad es de 2013, aunque exista un dato posterior; después estima que el informe de Gini no es representativo y para arreglarlo selecciona un dato de 2010 para reconstruir las cifras actuales; si ese dato viene de un trabajo elaborado para comprobar que los datos no son fiables (donde se concluye que efectivamente no lo pueden ser) y, en particular, señala el caso de España y los países con mayor desigualdad (otra vez vuelve a citar a España) ¿lo aprobaría?; ¿y si concluye además que, por tanto, la desigualdad es menor que en el resto de los países? ¿daría para nota?
Pues no contento con esto, trae a colación otro informe a cuenta de otra omisión:
Las omisiones más importantes serían las rentas en forma de servicios sanitarios, educativos, de vivienda social y de cuidados de mayores y niños proporcionados por las Administraciones Públicas. La OCDE realizó un estudio, incluyendo a España, para evaluar el descenso en la desigualdad que se reflejaría de incluir estos cuatro tipos de renta en especie en las mediciones del índice Gini de renta (OECD, 2011). El siguiente gráfico muestra el índice Gini de renta tanto estrictamente monetaria como incluyendo rentas en especie proporcionadas por las Administraciones Publicas a partir de datos de 2007. Aunque los datos no sean tan recientes como los mostrados anteriormente, sí permiten hacerse una idea aproximada del descenso de la desigualdad de la renta debida a la inclusión de estas rentas en especie en los cálculos
No deja de ser curioso que se use un informe de 25 páginas que empieza con “1. The big picture: inequality on the rise in most OECD countries” (la gran imagen: la desigualdad crece en la mayoría de los países de la OCDE) para justificar que la desigualdad es “media baja”, ya que la totalidad del informe en cuestión va encaminada a explicar las razones por las que la desigualdad está creciendo, es muy alta y es un gran problema.
Y ojo que aquí estamos en otro punto curioso. Introducir los servicios prestados por las administraciones públicas significaba en 2007 que se reducían un poco las desigualdades. Ahora bien, como queda claro en la gráfica y en el informe, en España se reducen menos que en el resto de los países. Por lo tanto, si estamos tratando de comparar la desigualdad con el resto de los países deberíamos de concluir que se incrementa (debido al escaso gasto social en España). De eso pasamos.
También pasamos de los efectos que pudieran haber tenido ciertas medidas que han sido llamadas “Recortes”. Dado que los recortes han sido mayores, sobre un importe menor, parece sencillo entender que la variación del Índice de Gini tiene que ser muy inferior a la de otros países (en caso de que haya existido).
También nos cuenta que:
Adicionalmente, otro estudio realizado por Eurostat con datos de 2009 (Eurostat, 2013) también concluye que el índice Gini para España se reduciría en torno a un 20% incorporando servicios públicos
e incluye un pie de página que afirma que
El estudio de Eurostat utiliza tres metodologías diferentes para la incorporación de servicios públicos a las mediciones de desigualdad, que resultan en reducciones en el índice Gini de un 21,4%, 19,0% y 18,7% respectivamente.
¿Qué estudio es este?
He leído varios estudios de Eurostat y en todos y cada uno de ellos ha aparecido lo mismo. España está en el pelotón de cabeza de la desigualdad y, además, la desigualdad está creciendo en España más que en el resto de los países, en los que ya es un problema.
En definitiva, Rallo acaba concluyendo que:
En conclusión, la desigualdad de la renta en España es ciertamente una de las más altas de Europa si se incluyen en exclusiva las rentas monetarias. Sin embargo, esta medición es incompleta por no incluir importantes rentas no monetarias que sí percibe la población. De incluir rentas en especie como los alquileres imputados, la desigualdad española cae hasta situarse en una zona intermedia en Europa, equiparable a las de Francia, Italia y Alemania. Además, de incluir otras rentas en especie como los servicios sanitarios, educativos, vivienda social y de cuidados, la desigualdad de renta en España sería en torno a un 20% menor de lo que habitualmente se dice.
Y aquí hay varios errores:
- Los propietarios de vivienda NO PERCIBEN una renta. Es cierto que no tienen obligación de soportar un gasto y mejora su situación respecto a los que no tengan vivienda. Pero no perciben una renta.
- En ningún caso (ni tan siquiera teniendo los mayores porcentajes de renta imputada de la Unión Europea) llegamos a una zona intermedia.
- Cuando incluimos otras rentas en especie como los servicios sanitarios, educativos, vivienda y cuidados, el índice de desigualdad (no la desigualdad) caería del entorno de 0,30 al entorno de 0,25. Es cierto que esto sería cerca de un 20% en 2007. Pero esa caída o mejoría es menor que en todos los demás países (según sus propios datos), lo que nos volvería a quitar de la zona intermedia en 2007. Si tenemos en cuenta que desde 2007 el índice de Gini ha subido más que en ningún país y que además hemos tenido fuertes recortes precisamente en estos puntos, parece claro que la información es engañosa.
- Y ya que estamos, hay muchas medidas de la desigualdad. La desigualdad real no va a ser un 15% mayor que la que se dice ni un 20% menor a lo que se dice. La desigualdad es un concepto que tratamos de medir de distintas formas complementarias y los conceptos no se restan; se restan los números. Ahora bien, si 47 indicadores nos dicen que se está incrementando y que es mayor que la de un mundo preocupado por la desigualdad, hace falta echarle moral para tratar de justificar lo contrario con cuatro datos sacados de contexto y tres palmeros guays.