El Gobernador del Banco de Japón ha decidido hacerle el hara-kiri al Yen, aunque la gente de alta alcurnia prefiere llamarle seppuku. Para evitar un espectáculo sangriento, en vez de clavarle la daga al Yen, ha decidido ahogarlo con tinta de impresora.
Lo primero que viene a la cabeza para aprovecharse de la lenta agonía del Yen es venderlo en el Forex, pero esto tiene un problema grave: el resto de divisas también están siendo aniquiladas por sus respectivas impresoras. En la carrera suicida de todas las divisas hacia el cero, es difícil saber quién ganará.
Otra posibilidad sería comprar oro en yenes. Pero no me gusta por dos razones:
1 - Resulta engorroso cada vez comprar oro y cubrir la misma cantidad con el par dolar/yen.
2 - Como el precio del oro es el canario en la mina, desde el robo de Chipre todos los bancos centrales occidentales se han dedicado a través de sus esbirros a hundir el precio del oro. De esa forma, cuando los asustados depositantes miran a su alrededor buscando un refugio para el fruto de sus esfuerzos, nadie se atreve a aconsejarles que compren oro, pues baja todos los días. En cambio, el Bitcoin, los bonos soberanos, y hasta las estampitas de San Apapucio suben como la espuma.
Si los metales hubieran empezado a subir debido al "achipramiento", se podía haber producido una bola de nieve en su precio que a los amos no les interesa. Prefieren que la gente dilapide sus ahorros en cosas sin ningún valor que, además, por tenerlas controladas se pueden expoliar, prohibir o, sencillamente, desconectar.
Hacer una quita de los bonos, después de haber obligado a meter en ellos los fondos de pensiones es fácil. Reponer la película "Cariño, he encogido los depósitos", está chupado, o mejor dicho, "Chiprado". Prohibir la nueva divisa virtual porque les sale del Bitcoñ, sólo supone rellenar un folio de papel oficial. En cambio, averiguar quién tiene unas monedas metálicas, torturarlo hasta que te diga dónde las ha guardado, y robárselas con el riesgo de que en el mismo escondrijo tenga una ametralladora, resulta incómodo, barriobajero, tedioso y poco práctico. Ése es el motivo por el que se manipula a la baja el precio de los metales mientras el Bitcoin sale todos los días en la prensa diciendo cuánto ha subido. Si realmente fuera una amenaza para el sistema, los medios de incomunicación dirían que es la estafa Ponzi más grande de la historia, de la misma forma que dicen que el oro está en una burbuja. Saben que el dinero que se mete en Bitcoins lo pueden robar cuando quieran y no les preocupa.
Aquí se puede ver al Gobernador del Banco de Japón calentándose las manos directamente sobre la impresora, que echa humo.
Estrategia de compra de volatilidad Nikkei Kamikaze
Si baja el Yen, sube todo lo que está denominado en yenes. Algo que engloba todos los bienes y productos denominados en yenes es el Nikkei. Este índice no tiene las contraindicaciones de los productos descartados anteriormente, sino todo lo contrario, pero hay que hacer las cosas bien para que no explote en la cara.
Lo primero que hay que saber es que no se pueden comprar fondos sobre el Nikkei en los que se desembolsa el 100% del dinero. Lo que se ganaría en la subida del índice se perdería en la bajada del Yen al volver a cambiar a euros cuando se vendiera. Cubrir el riesgo divisa o comprar fondos que cubren ese riesgo produciría el mismo resultado.
En el siguiente gráfico podemos ver que, mientras el Nikkei ha subido un 50%, al deflactar el cambio Euro/Yen la subida se queda en un miserable 10%.
La solución es no desembolsar ni cambiar los euros por yenes para operar con el Nikkei. Esto se consigue operando con CFDs sobre el índice para lo que no hay que cambiar los euros. De esta manera, se consigue la plusvalía sin asumir la desventaja de la depreciación del Yen. Como la garantía es muy pequeña, ni siquiera se asume la posible depreciación de la divisa con la que se trabaja.
Como la volatilidad es alta, y en cualquier momento pueden haber correcciones fuertes, lo más sensato es buscar el mínimo de la última tendencia cuarta o quinta para operar cuando el precio se acerque a esa cotización en la que se tiene que colocar el stop. Se tienen que ir haciendo intentos hasta que se logre colocar la posición comprada sobre el Nikkei asumiendo un riesgo moderado. Luego, dejar correr los beneficios hasta que haya un giro y entre en una terciaria bajista.
Si una vez colocada una posición y estando dentro de beneficios se tiene la oportunidad de entrar en otro lote con un riesgo moderado, se debe intentar. Ante la posibilidad de subidas fuertes, se pueden añadir posiciones sobre beneficios manteniendo los stops de cada posición. Para ir asegurando las ganacias, cada vez que se inicie una nueva tendencia cuarta, se pueden ir subiendo los stops al mínimo de la anterior tendencia cuarta consolidada.
Resumiendo: propongo una compra de volatilidad a lo bruto ( más apropiadamente en este caso, Nikkei Kamikaze), pero protegiendo cada lote con un stop ceñido, pues aunque puede que haya subidas verticales, seguro que no estarán exentas de alta volatilidad.
Si, aunque se fallen tres intentos con stop ceñido en el mínimo de quinta o cuarta, se logra colocar un lote, es altamente probable que la relación riesgo/beneficio sea muy buena.
ACTUALIZACIÓN
He encontrado un documento que dice que el Nikkei puede ir a 63.000.000 y he querido adjuntarlo al post. A mi siempre me ha gustado el humor serio.