Tras un año 2018 muy complejo en los mercados financieros, no solo cayeron las bolsas también lo hizo la renta fija y la materia prima, todo se giró prácticamente y paradójicamente al empezar el invierno: los mínimos en la mayoría de bolsas mundiales datan del día de Nochebuena.
Parecía que el invierno sería muy duro: se seguía hablando del Brexit, de la guerra comercial entre Estados Unidos y China (realmente contra el resto del mundo), Italia estaba a punto de entrar en recesión a lo que se une su incertidumbre política, los datos macro de Alemania mostraban que el motor de Europa se estaba gripando, la situación política española impedía aprobar los Presupuestos Generales del Estado, y los bancos centrales, especialmente FED y BCE, acortaban sus políticas monetarias expansivas.
Sin embargo, esta semana se ha acabado el invierno y hemos visto subidas en las bolsas que, en algunos casos han superado el 15%. Si alguien se despierta hoy de un coma de tres meses pensará que todos esos factores enumerados en el párrafo anterior se han acabado, pero todos sabemos que no: el Brexit sigue igual o peor, Italia confirmó su entrada en recesión a finales de enero, la macro germana cada vez es peor y en España se han tenido que convocar elecciones anticipadas. Sólo hay dos factores que han cambiado algo: parece que las relaciones China-EEUU se normalizan, aunque, de vez en cuanto, aparece un twitt de Trump que lo deja en el aire, y los bancos centrales han anunciado una vuelta a las políticas monetarias expansivas. Si lo primero no es definitivo, lo segundo se podría interpretar como más negativo (quien es agorero nunca está contento): es síntoma de debilidad macroeconómica.
De hecho, todas estas noticias se reducen a eso, tal como demuestra FMI, Comisión Europea, Banco Central Europeo, Reserva Federal y cualquier organismo que publica estimaciones de crecimiento económico: el mundo crecerá menos de lo esperado.
¿Es tan grave?
Cuando invertimos en bolsa, ya sea directamente vía acciones, o indirectamente vía fondos, ETFs o SICAVs, compramos empresas y lo que realmente debería afectar son sus resultados y sus previsiones. Sí, muchos lo habéis pensado, los resultados empresariales se ven muy afectados por la macro: en un entorno de crecimiento las empresas ganarán más dinero y por tanto sus cotizaciones se deberían revalorizar.
El gráfico anterior muestra la evolución del PIB español (en azul) y el comportamiento del Ibex (en gris), alguien ve alguna correlación? Pasa solo en España?
Estos últimos años, tanto España como la Zona Euro destacan en esa descorrelación; mientras que Estados Unidos y China (tomando el Hang-Seng como referencia al ser abierto) sí han ido más a la par, sin obviar años de caídas en bolsa y fuertes subidas del PIB como en 2011 en China o viceversa como 2009 en Estados Unidos.
¿Podemos seguir viendo subidas de bolsa a pesar de los malos datos macro?
La historia nos demuestra que sí; aunque ello no dé a entender que no hay relación real, claro que la hay, pero las decisiones de inversión las toman humanos (o robots programados por humanos) así que se ven afectados, a corto plazo, más por ruidos que por noticias.
Durante los años buenos, a nivel macro, las bolsas europeas no se han visto beneficiadas, y es muy curioso porque se juntaban todos los astros: buenos datos macro, buenos resultados empresariales (las sorpresas positivas han rondado el 80% respecto a las negativas) y hay una liquidez enorme, penalizada por los Bancos Centrales, deseosa de ser invertida. La conclusión que extraigo yo puede ser algo simplona pero está muy analizada y se refuerza viendo los múltiplos a los que cotizan las compañías europeas: si durante años de crecimiento, tanto macro como micro, no han subido (y durante la crisis sí cayeron con fuerza): ahora están muy baratas.
Ahora llegan los años no tan buenos a nivel macro (los organismos descartan recesión, aunque tampoco nos podemos fiar al 100%), sin embargo los resultados empresariales siguen siendo buenos, al menos el último trimestre presentado, sigue habiendo mucha liquidez penalizada, de hecho habrá más. A eso añadamos dos factores: las bolsas europeas, desde mi punto de vista, están muy baratas (tal como se explica en el párrafo anterior), y se ha metido miedo a la gente con lo que los grandes pueden ya haber vendido y estén esperando a comprar con la enorme liquidez que tienen (ley del Sentimiento Contrario).
La combinación es muy buena, verdad? Menos mal que este post lo he escrito hoy, justo el primer día bursátil de primavera, día en que (con la excusa de un nuevo mal dato macro en Alemania) las bolsas han caído entre un 1,20 y un 2,20%, así que me puedo adelantar: no tenemos la bola de cristal (por eso hay que incluir herramientas de protección en la cartera de inversión) y, aunque acierte en el análisis, sí creo que será un año volátil.
Luis García Langa
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