Entre pinos y moscatel Náquera (pueblo valenciano de montaña, cercano a la capital) era un clavel y ahora es un merder...
Desde que se desató el boom de la construcción desaforada, este pueblo, al igual que muchos, sufrió el deslinde de sus montañas para construir edificios, tapando las corrientes de aire e invadiendo la naturaleza. Las construcciones de todo tipo (polígonos industriales, grandes superficies, gasolineras, edificios de varias alturas) brotaban como las setas no importando dónde ni cómo.
Para más recochineo en el Ayuntamiento ha sido ocupado por partidos de todas las tendencia, a veces con pactos contranatura, pero que tenían como denominador las luchas internas dentro de los mismos partidos, las quejas de los vecinos por los servicios y los elevados impuestos, las demandas ante los tribunales de justicia y las demandas judiciales por PAIs (planes de urbanización) y falta constante de tesorería en las arcas municipales.
Fuera quien fuera el que gobernara, los mismos apellidos copaban los puestos claves (eso se llama poner una vela a Dios y otra al diablo).
El otro día leí que numerosos pueblos del mismo perfil que Náquera, habían tenido que ser socorridos por el gobierno por su falta de liquidez para pagar las facturas debidas. Nadie ha pedido cuentas.
¿Quien son los responsables? Los Ayuntamientos, el Sindic de Comptes, el Tribunal de Cuentas, la Diputación, el Consell o somos los vecinos por no empapelar las calles con las fotografias de las caras de los malgastadores, por no decir otra cosa para que no puedan salir de casa.
Si al final puede que tenga razón mi abuelo que me contaba aquello de que "para qué queremos los leones a las puertas de las cortes si los ladrones están dentro".
Desde que se desató el boom de la construcción desaforada, este pueblo, al igual que muchos, sufrió el deslinde de sus montañas para construir edificios, tapando las corrientes de aire e invadiendo la naturaleza. Las construcciones de todo tipo (polígonos industriales, grandes superficies, gasolineras, edificios de varias alturas) brotaban como las setas no importando dónde ni cómo.
Para más recochineo en el Ayuntamiento ha sido ocupado por partidos de todas las tendencia, a veces con pactos contranatura, pero que tenían como denominador las luchas internas dentro de los mismos partidos, las quejas de los vecinos por los servicios y los elevados impuestos, las demandas ante los tribunales de justicia y las demandas judiciales por PAIs (planes de urbanización) y falta constante de tesorería en las arcas municipales.
Fuera quien fuera el que gobernara, los mismos apellidos copaban los puestos claves (eso se llama poner una vela a Dios y otra al diablo).
El otro día leí que numerosos pueblos del mismo perfil que Náquera, habían tenido que ser socorridos por el gobierno por su falta de liquidez para pagar las facturas debidas. Nadie ha pedido cuentas.
¿Quien son los responsables? Los Ayuntamientos, el Sindic de Comptes, el Tribunal de Cuentas, la Diputación, el Consell o somos los vecinos por no empapelar las calles con las fotografias de las caras de los malgastadores, por no decir otra cosa para que no puedan salir de casa.
Si al final puede que tenga razón mi abuelo que me contaba aquello de que "para qué queremos los leones a las puertas de las cortes si los ladrones están dentro".