En la entrada anterior hablamos de los factores que hemos de considerar a la hora de elegir un producto y un intermediario para una inversión indexada a largo plazo. Hoy vamos, primero a a resumir la diferencia entre un ETF y un fondo, y luego poner nombres concretos a las mejores ofertas actuales para comprar.
Los ETFs se contratan por unidades que tienen un valor determinado por su cotización. Así que las compras no se pueden ajustar al céntimo como en los fondos de inversión.
En los ETFs hay (casi) siempre un coste de compraventa aunque puede ser muy reducido. Además, las tarifas incluyen un importe mínimo, lo que es disuasorio si nuestro sistema de inversión incluye pequeñas operaciones de menos de 1.000 euros, como son normalmente las aportaciones periódicas. En los fondos, la plataforma puede cobrar por las suscripciones o reembolsos, pero en la práctica no se hace.
En los ETFs el intermediario puede no cobrar comisiones de custodia, en la medida que su negocio está en las comisiones de compraventa. En cambio, en las plataformas de fondos el negocio está en el reparto de la comisión de gestión entre la gestora del fondo y la plataforma o, en su defecto, en el cobro de custodia.
Si la comisión de gestión está ajustada al mínimo y por ello no hay reparto con el comercializador es casi inevitable la existencia de una comisión de custodia, aunque puede haber un largo período en que no se cobre por razones comerciales.
En los ETFs la ejecución de la orden es inmediata y el precio queda determinado con exactitud. Además, se puede programar el que las órdenes se ejecuten automáticamente al alcanzar la cotización un determinado precio, mediante las llamadas órdenes limitadas.
En los fondos la ejecución se demora varios días y la cotización de las participaciones viene determinada por su valor liquidativo en el momento de formalizar la operación, por lo que en momentos de mucha volatilidad pueden existir diferencias significativas con el que estamos manejando como referencia en el momento de invertir.
Este inconveniente no tiene por qué ser relevante si operamos con un horizonte de inversión muy amplio y hacemos múltiples operaciones a lo largo del tiempo en donde las diferencias a favor y en contra tienden a compensarse.
En general, los fondos de inversión son traspasables, es decir se pueden traspasar a otro fondo sin aflorar a efectos fiscales las ganancias o las pérdidas acumuladas. Los ETFs no.
En el supuesto más habitual, el de un pequeño inversor que maneje cantidades iniciales para invertir inferiores a 100.000 euros y se plantee hacer regularmente pequeñas aportaciones adicionales, la mejor opción es utilizar fondos de inversión. Aunque esta regla general puede admitir excepciones concretas como veremos más abajo.
En supuestos de máxima pasividad en la inversión, es decir cuando se hace una única aportación que se va a mantener durante años, son preferibles los ETFs si nuestro bróker no va a cobrarnos custodia. La excepción está en que tengamos previamente el dinero invertido en un fondo traspasable con plusvalías o minusvalías significativas, en cuyo caso el coste fiscal de las plusvalías y el riesgo de no poder compensar las minusvalías pueden hacer aconsejable el utilizar fondos, pero siempre teniendo en cuenta el que pueden cobrarnos custodias en el futuro, aunque no lo hagan en el presente.
Si las reglas de nuestro sistema de inversión requieren el uso de referencias de cotización muy precisas, lo que implica el uso de órdenes limitadas, los ETFs son insustituibles.
Para fondos de inversión, la mejor opción ahora mismo (abril 2020) es abrir una cuenta en MyInvestor y centrarse específicamente en los fondos indexados evitando las múltiples “trampas” comerciales que intentarán tendernos.
MyInvestor ofrece también una cuenta que remunera al 1% los 15.000 primeros euros. Resulta muy útil para aparcar la liquidez de nuestro sistema, aunque se trata claramente de una oferta comercial no sostenible a medio plazo si los tipos de referencia sigan manteniéndose en terreno negativo.
La apertura es muy sencilla y rápida si utilizamos la opción de apertura 100% online. Necesitamos indicarle una cuenta vinculada que debe tener la misma titularidad que la que vamos a abrir y tener un teléfono móvil con cámara para grabar el DNI del titular y al propio titular (se entiende que para comparar los rostros). En circunstancias normales la cuenta estará operativa al siguiente día hábil y lista para recibir nuestra primera transferencia desde la cuenta vinculada.
He abierto una cuenta con este procedimiento 100% online y constatado que se pueden suscribir sin problemas los fondos de Vanguard y también alternativas interesantes. Voy a montar un miniplan de ahorro, en donde se llevará a la práctica la metodología explicada en la primera entrega de esta serie combinada con la tradicional de aportaciones fijas para aprovechar lo mejor de ambas.
Para invertir mediante ETFs la mejor opción es DeGiro tanto por su amplia oferta como por sus bajos costes. Una opinión no sólo personal, sino también de la “inteligencia colectiva” de los usuarios de Rankia que le han seleccionado en los últimos cuatro años como el mejor bróker para acciones (los ETFs son una combinación de acción y fondo de inversión, pero a efectos de contratación son equiparables en todos los aspectos a las acciones).
Respecto a la oferta, es el único que permite contratar el ETF que indicaba en la entrada anterior. Lo habitual en los intermediarios españoles es ofrecer el de distribución, no el de acumulación, diferencia importante.
Sus tarifas son escandalosamente baratas comparadas con las habituales en España. En ETFs, 2 euros+0,03% del importe de la operación. Es decir, una compra de 1.000 euros cuesta 2,30 euros frente a los 15 que costaría en SelfBank y que suele ser el mínimo habitual en los mejores brókers españoles, de los peores ni hablamos. Y lo más importante, no hay comisión de custodia, sólo una conexión de conectividad de 2,50 euros al año por cada mercado al que se acceda.
Además, muchos ETFs permiten una operación gratuita al mes, entre ellos el FTSE All World de distribución, aunque el coste fiscal y de gestión de los dividendos cobrados pone en cuestión esta ventaja sobre todo en estrategias pasivas con ninguna o muy pocas operaciones a lo largo del año. Ahora bien, para montar un plan de ahorro sistemático con pequeñas aportaciones mensuales es una opción a considerar y un ejemplo de cómo las reglas generales de la teoría tienen a veces excepciones en el mundo real.
La apertura de la cuenta en DeGiro es totalmente online y muy sencilla. Para agilizar al máximo los trámites utiliza una plataforma de pagos que verifica si la cuenta bancaria que vamos a vincular está operativa y tiene la misma titularidad que la que estamos abriendo en DeGiro. El proceso puede fallar si la cuenta vinculada no admite medios de pago ni domiciliaciones, como me paso a mí, pero esto no es un gran problema. Basta con mandar una transferencia de prueba desde la vinculada y en dos o tres días la cuenta queda activada.
En la actualidad, DeGiro tiene dos inconvenientes uno temporal y otro en principio permanente, aunque con posibilidades de solución.
El temporal se debe a que con el Covid 19 ha reducido sus servicios al mínimo y los ha concentrado en la atención de incidencias que hayan sufrido los usuarios actuales, por lo que no se tramitan las aperturas, aunque los interesados se pueden inscribir en una lista de espera.
El permanente es que, al ser una entidad holandesa, el mantenimiento de saldos en valores por encima de los 50.000 euros obliga a la presentación del modelo 720. Esto no supone ningún coste económico porque se trata de una declaración informativa, no de un impuesto, pero tiene el coste de oportunidad de rellenarla y el riesgo de no poder hacerla por cualquier circunstancia, lo que, al menos en teoría, implica sanciones durísimas. Se trata de un procedimiento cuestionado por la Unión Europea, justamente porque pone barreras a la libre competencia entre entidades financieras de la Unión y es posible que termine suprimiéndose. En cualquier caso, por debajo del umbral de los 50.000 no hay que presentar declaración.
Mi experiencia personal es satisfactoria hasta ahora, aunque llevo poco tiempo. La idea en este caso es montar otro miniplan en donde se aprovechen al máximo las ventajas de los ETFs.