En la entrada anterior expliqué como diseñar un plan de ahorro sistemático dejando pendiente para un tratamiento específico aparte los productos financieros más adecuados.
A la hora de elegir un producto concreto para un plan sistemático de ahorro o inversión tenemos que valorar
- el que se ajuste lo más posible a lo que queremos y sea accesible, es decir, el producto puede existir pero no podemos comprarlo debido a nuestra condición de inversores minoristas españoles
- su calidad, en este caso medida por la capacidad de obtener el rendimiento del índice con la máxima exactitud posible,
- el coste de oportunidad derivado la mayor o menor simplicidad de su uso, algo que en la práctica es mucho más importante de lo que parece.
- la fiscalidad
- y, el último, pero no el menos importante, más bien al revés, los costes del producto y de los intermediarios para su contratación.
Si nuestro objetivo es comprar “la bolsa” es decir renta variable de la forma más diversificada posible, el instrumento para ello será un fondo de inversión que ofrezca el rendimiento de los índices mundiales, lo que suele definirse familiarmente como “comprar el mundo”.
Para ello existen dos tipos de productos, los fondos de inversión y los ETFs (Exchange Traded Funds). La única diferencia es que los ETFs cotizan en bolsa como si fueran ellos mismos una acción y los fondos de inversión sólo pueden ser comprados o vendidos de forma directa a través de suscripciones y reembolsos. Tanto es así que en Estados Unidos muchos ETFs son copias exactas de un fondo índice preexistente que “se saca a bolsa”.
Ajuste a nuestro objetivo
El mayor o menor ajuste a nuestros objetivos depende de la oferta concreta existente en cada momento, por lo que la preferencia por un fondo o un ETF variará en función de dicha oferta.
Partimos de la premisa de “comprar el mundo”, es decir una muestra muy amplia de todos los mercados y de todos los tamaños de empresa.
El tamaño viene dado por el valor de mercado de la empresa, llamado capitalización bursátil. Por ejemplo, en el actual Ibex 35, Inditex (Zara) capitaliza en el momento de escribir estas líneas 79.693 millones y Mapfre 5.340. Inditex sería una capitalización grande (bigcap) y Mapfre una capitalización mediana (midcap). Si buceamos en el mercado continuo encontraremos empresas como AtresMedia que capitaliza 565 millones. Sería una capitalización pequeña (small cap).
En general, se consideran bigcap las empresas con capitalización superior a los 10.000 millones de dólares, midcap entre 2.000 y 10.000 y smallcap las de menos de 2.000. Dentro de las smallcaps, las que capitalizan menos de 300 millones se consideran una subclase especial, las microcaps. Se trata de cifras aproximadas de referencia que marcan unas fronteras que no son rígidas.
Hay índices que se centran en las grandes capitalizaciones como el EuroStoxx 50, otros, los más habituales, que combinan grandes y medianas como el MSCI World o el S&P 500 y otros especializados en small caps, que se reconocen por indicarlo expresamente en su denominación.
Hay un índice que abarca la práctica totalidad del mercado, el FTSE Global All Cap que abarca la casi totalidad de la capitalización de 49 países con bolsas de suficiente entidad y seriedad para merecer su inclusión a juicio de los creadores del índice, lo que no supone una relación mecánica con el tamaño del país. Así están incluidos Irlanda y no Rumanía, Chile y no Argentina, Sudáfrica y no Nigeria, o Singapur y no Pakistán.
Vanguard tiene un fondo de inversión (sólo para inversores USA) y un ETF que replica el FTSE Global All Cap, el Vanguard Total World (VT). Este ETF ha sido durante bastantes años la columna vertebral de mi cartera personal de inversión.
Tras el cierre en 2018 a la contratación de ETFs estadounidenses en la Unión Europea, el VT es inaccesible, por lo que es necesario encontrar alternativas que sigan cubriendo de forma sintética la bolsa mundial.
Ahora mismo (abril 2020), en ETFs, la mejor opción es Vanguard All World, que está indexado al FTSE All World, cuya diferencia con el All Cap es que excluye a las small caps.
La diferencia es muy notable en el número de empresas. El All Cap tiene 8.920 y el All World 3.964. Sin embargo, no lo es cuanto a capitalización: en números redondos, el All Cap capitaliza 44 billones de dólares y el All World 40 billones (son billones europeos, millones de millones, estamos hablando de magnitudes astronómicas propias de “comprar el mundo”), por lo que el comportamiento de los índices va a ser bastante parecido, sólo se distinguirá por las diferencias de rentabilidad y volatilidad de las pequeñas empresas respecto a las demás y, como hemos visto, su peso es escaso, de alrededor del 10%.
En euros, hay dos versiones del Vanguard ALL World, una de distribución con reparto de dividendos que cotiza en el Euronext de Amsterdam con el símbolo VWRL.AS y otra de acumulación con reinversión de los dividendos que cotiza en el Dax de Frankfurt con el símbolo VWCE.DE, siendo preferible la de acumulación por razones de fiscalidad y coste de oportunidad.
En fondos de inversión, la situación es más compleja. No hay un fondo que unifique países desarrollados y países emergentes, ni que incorpore las smalls caps.
La mejor opción, en teoría, sería conjugar tres fondos de desarrollados, emergentes y small caps
Para ello tenemos tres fondos de Vanguard:
Vanguard Global Stock Index Fund IE00B03HCZ61 (este número es el ISIN el carnet de identidad del fondo, necesario para la localizarlo en el maremágnum de las ofertas de fondos de inversión) que replica el MSCI World
Vanguard Emerging Markets Stocks Fund IE0031786142
Vanguard Global Small-Cap Index Fund IE00B42W3S00
Calidad del producto
La calidad de un fondo índice se mide a través de su capacidad para reproducir el comportamiento del índice. Las diferencias son inevitables porque se trata de un proceso muy complejo, comprar simultáneamente cientos y a veces miles de acciones o bonos. Pero el propio auge de la gestión indexada ha potenciado el desarrollo de la tecnología y los procedimientos operativos para conseguir una réplica casi perfecta, sobre todo en los fondos de renta variable. No hay diferencias significativas, en el sentido de que al cabo de los años el rendimiento del fondo converge con el del índice neto del porcentaje de gastos.
Tampoco hay diferencias significativas entre los diversos índices que puede haber en el mercado sobre el mismo activo de referencia. La existencia de varios índices se debe a la competencia entre las empresas elaboradoras, es más una cuestión comercial que una diferencia de enfoque a la hora de elaborar el índice. Aunque haya pequeñas diferencias en la selección y ponderación de empresas no hay un criterio para evaluar cual es mejor.
Así pues, no se trata de un elemento significativo en nuestra elección.
Costes de oportunidad
Un plan sistemático es como una carrera de fondo o como un matrimonio. Podemos acometerlo con entusiasmo al principio, pero luego la rutina y las dudas en los momentos difíciles van a convertir la ilusión inicial en aburrimiento o sufrimiento.
Un plan desarrollado por nosotros va a ser mucho más económico, más adaptado a nuestra situación personal y mejor valorado subjetivamente (” prefiero equivocarme yo”) pero vamos a tenerle que dedicarle algo de tiempo, aunque solo sean unos minutos al mes si lo hemos diseñado de manera sencilla, y mantener una férrea disciplina mental para hacerlo todos los meses, vacaciones incluidas.
Cuanto menos tiempo y esfuerzo dedicado a trámites burocráticos y repetitivos o a resolver complejidades, menor será el aburrimiento y el cansancio. Cuanto más sencillo, mejor.
Fiscalidad
También es cuantificable y debemos conocerla y considerarla en nuestras decisiones, pero teniendo en cuenta los demás factores, ya que por ahorrar costes fiscales podemos incurrir en mayores costes asociados al producto que compremos y/o en mayores costes de oportunidad debido a la complejidad de gestión de nuestra elección fiscalmente óptima.
No debemos obsesionarnos con la fiscalidad
Costes del producto
Se trata de un factor que podemos cuantificar con un alto grado de exactitud, por lo que es muy importante centrar nuestros esfuerzos en él, ya que la recompensa en este caso va a ser segura. Mientras las actuaciones sobre otros factores van a estar condicionadas en mayor o menor medida por incertidumbres que no podemos controlar, los costes son cuantificables.
Hay dos tipos de costes, los propios del fondo y los del intermediario encargado de su compraventa y custodia.
Los costes del fondo se deben medir, no por la comisión de gestión, sino por el TOTAL de gastos de todo tipo que soporta el fondo. Este tipo de gasto total se cuantifica a través de un dato que se expresa con las siglas TER y OGC. No son exactamente el mismo concepto, pero en los fondos indexados sí.
Los costes totales de los fondos indicados arriba son muy similares, con diferencias de centésimas que pueden ir variando en el futuro.
Vanguard All World Acumulación ETF 0,22%
Vanguard Global Stock Index Fund 0,18%
Vanguard Emerging Markets Stocks Fund 0.23%
Vanguard Global Small-Cap Index Fund 0.29%
La diferencia en costes la marca la necesidad de los servicios de un intermediario financiero para comprarlos.
En los ETFs necesitaremos un bróker que transmita las órdenes a la bolsa y cobre una comisión por ello.
Además, habrá una horquilla en el precio de compraventa de tal forma que pagaremos un poquito más en las compras y recibiremos un poquito menos en las ventas.
Y, lo más importante para un inversor pasivo, es probable que el intermediario cobre una comisión de custodia por mantener los títulos. Pero hay intermediarios que no, y este sería el factor más importante que considerar si queremos comprar un ETF.
En los fondos, en teoría, podríamos contratarlos directamente con las gestoras, pero esto no es posible en España con los fondos indexados, así que necesitaremos los servicios de una “plataforma” de fondos, una especie de supermercado donde se comercializan los fondos y que se encarga de cumplimentar los trámites de compraventa o traspaso.
Siendo esta una forma teóricamente ideal hay que tener en cuenta el que la plataforma no trabaja gratis. No es habitual cobrar comisión por suscripciones y reembolsos, aunque lo podría hacer, aunque sí comisiones de custodia.
Ahora hay una guerra de precios para conquistar el mercado de los inversores minoristas tradicionalmente prisioneros de los bancos, lo que propicia la aparición de ofertas gratuitas.
En la próxima entrada analizaré con nombres concretos, las mejores ofertas tanto para ETFs como para fondos.