Décima observación mensual correspondiente a enero 2020
La rentabilidad acumulada ha superado el objetivo de rentabilidad en renta variable establecido para el mes. En el momento de la observación, el día 24-01-2020, la rentabilidad acumulada era del 19,83%%, frente a una rentabilidad objetivo del 9,00%. De acuerdo con las reglas del plan, debemos reducir el riesgo vendiendo una unidad de inversión.
La rentabilidad anualizada del plan en conjunto (inversión en bolsa más liquidez) es del 10,72%, incluyendo ya en dicha rentabilidad el coste fiscal derivado de la afloración de las ganancias latentes a una tasa del 19%. Esta cifra es muy superior al objetivo a 10 años del 3,37% que hemos calculado para el plan. Algo que no se debe a ningún talento especial para haber escogido el momento de entrada sino simplemente a una racha de buena suerte.
El 19 de diciembre, de acuerdo con lo indicado en la observación 9, se vendió una unidad de inversión, equivalente en este caso a 1,08 participaciones en el fondo, a 192,92 con un ingreso bruto de 208,35 del que se descontaron 5,40 como retención del 19% de la ganancia, siendo el abono neto de 202,05. La ganancia bruta de la operación es de 28,42 y la neta de 23,02 una vez aplicada la retención.
Al ser superior el precio de venta a la media de precios de venta anteriores, el nivel de recompra sube a 165,98, todavía por debajo del precio de compra inicial de 166,6 pero ya casi igual. Los diversos precios de referencia para las futuras operaciones están en las últimas filas del cuadro con los datos de la observación 10.
En total las ganancias realizadas hasta ahora son de 75,54 euros brutos (71,32 de renta variable y 4,22 de intereses) y de 61,19 netos de las retenciones que equivalen al pago anticipado del IRPF devengado. La ganancia neta acumulada equivale a un 0,34% de la cantidad invertida en el plan (18.000 euros).
Desde el inicio del plan, el 05-03-2019, las rentabilidades han sido positivas como consecuencia de un contexto de mercado con rentabilidades positivas y anormalmente altas en la bolsa.
Al ser el instrumento elegido para la renta variable un fondo indexado se ha capturado la casi totalidad de dicha rentabilidad del mercado en conjunto al limitarse a seguir al mercado en vez de querer ser más listo que él.
A ello se une el que este tipo de fondo permiten reducir al máximo los costes de la inversión. El fondo elegido tiene un TER (Total Expense Ratio) del 0,30%, dato que incluye la casi totalidad de los costes del fondo, solo quedan fuera algunos sumamente difíciles de cuantificar, aunque no por ello inexistentes, como son los derivados de las horquillas de compraventa de los títulos o el efecto de tener que mantener un mínimo de liquidez improductiva para atender los costes del fondo de inversión.
En 2019, el índice MSCI World Total Return Net en euros que replica el fondo, índice creado con base 100 el 31-12-1998, cerró a 315,181 euros, habiendo obtenido una rentabilidad del 30,02% en 2019. Las rentabilidades a 3,5 y 10 años fueron respectivamente del 10,26%, 10,39% y 12,19%
WORLD 990100 315.181 30.02% 10.26% 10.39% 12.19%
Fuente MSCI.com
La simple comparación de la rentabilidad anual con las rentabilidades de los tres períodos indicados ya nos da una pista de que lo sucedido es una anomalía. Y siguen siendo engañosas. Si calculamos la rentabilidad desde el origen en 1998 resulta que es únicamente del 5,62%.
Y ello a pesar de la aportación positiva que ha significado la debilidad del euro respecto al dólar. El mismo índice con base 100 a 31-12-1998 denominado en dólares cerró a 233,24, una rentabilidad del 4,12%, bastante modesta para un período tan largo de 21 años, además acompañada de un par de caídas terroríficas y unas cuantas más que también han sido muy duras, entre ellas la relativamente reciente de 2018.
Lo que nos dice la experiencia histórica a través del conjunto de datos disponibles (que con un grado suficiente de variedad y fiabilidad abarcan únicamente el siglo XX y lo que va del XXI) es que la rentabilidad de la bolsa tiende a muy largo plazo a situarse en un rango del 7-9% de rentabilidad bruta, con una gran volatilidad (entendida como dispersión de rendimientos respecto a dicho rango) en el corto y medio plazo. Es mucho, y supera claramente a otros activos alternativos menos volátiles, pero también marca un techo insuperable. Si queremos rentabilidades de dos dígitos debemos comprar los billetes de lotería de la gestión activa con resultados mucho más volátiles e inciertos y con el hándicap de los altos costes, por lo que lo más probable es que no las consigamos de forma consistente, aunque haya períodos más o menos largos de tiempo en que sí.
Otra forma de ver la insostenibilidad de una renta es mirar al futuro en vez de al pasado. En el siguiente cuadro vemos en que se convertiría a largo plazo nuestra inversión en bolsa inicial de 10.800 euros (60% de los 18.000 del plan) si la rentabilidad anual a largo plazo fuese del 30%.
Suponemos que el total de costes por todos los conceptos del fondo es del 0,50%, por lo que la rentabilidad sería de “sólo” el 29,50%. Los costes fiscales los estimamos en un 25% sobre la ganancia acumulada.
En la columna bruto se calculan los valores de mercado que tendría al final el fondo de cada periodo de n años y antes de impuestos.
En la columna neto anual cual sería dicho valor de mercado si se liquidasen anualmente los impuestos y sólo se reinvirtiera el neto resultante.
En la columna neto a vencimiento, el importe que obtendríamos con una única liquidación de impuestos en el momento de reembolsar el fondo al final de un período de n años. Nótese la llamativa diferencia de rentabilidad en períodos muy largos debida al diferimiento fiscal, aunque hay que subrayar el que estamos en un supuesto extremo e irreal
Es evidente que si se pudiera obtener una rentabilidad anual del 30% cualquier persona joven terminaría siendo multimillonaria partiendo de una modesta aportación inicial. Pero por muy evidente que parezca seguiréis viendo por Internet ofertas de inversiones con rentabilidades implícitas o explícitas del 30% y más aún.
Además, aunque fuera cierto en determinadas circunstancias, cuando todos pueden ser multimillonarios al final nadie lo es, como se pudo comprobar en las grandes burbujas de los siglos XVII y XVIII, la “fiebre de los tulipanes” en Holanda o las especulaciones con la Compañía del Missisipi en Francia y la Compañía de los Mares del Sur en Inglaterra. De hecho, se dice que la expresión “millonario” se acuño en Francia cuando la Compañía del Missisipi permitió a un gran número de franceses tener la ilusión durante un tiempo de ser inmensamente ricos.
Las lecciones que debemos extraer de la situación actual son tres:
La primera es la ya sobradamente comentada de tratarse de una situación anómala con unas rentabilidades no sostenibles en el tiempo. Por lo que hay que estar mentalmente preparados para otras situaciones que no van a ser tan idílicas.
La segunda es que años como este desmontan el mito de la “mediocridad” de la gestión indexada, entendida como algo condenado a dar rentabilidades modestas y a ser batida por el colectivo de gestores con la suficiente ambición como para no contentarse con rentabilidades de un dígito y la suficiente habilidad para conseguirlo.
En 2019, las gestoras capaces de batir al simple comprar y mantener el índice han sido casi inexistentes. Eso sí, su discurso es que se trata de una situación atípica, que en realidad sus fondos han incrementado su potencial de revaloración y que “a largo plazo” el mercado reconocerá lo correcto de sus planteamientos y batirán al índice.
Cuando en un año lo batan ya veréis como el discurso cambia a centrarse en mostrarnos ese resultado anual como demostración empírica de su superioridad frente a la gestión indexada y se olvidan del largo plazo o sólo lo enseñan si también les está favoreciendo en sus rentabilidades históricas. Nada de plantearse si su rentabilidad de ese año es sostenible. Al fin y al cabo, si reconocieran que en ese momento no hay potencial de revalorización o que es bastante probable sufrir en el futuro una importante caída que corrija parcial o totalmente la rentabilidad alcanzada, la gente traspasaría o vendería su inversión y adiós comisiones de gestión.
La tercera lección es la importancia y utilidad de sistematizar la toma de decisiones de inversión mediante un conjunto de reglas que prevean la respuesta a las diversas situaciones que pueden darse.
Al operar en los mercados financieros lo hacemos en un entorno de incertidumbre irreductible e información incompleta, el más difícil para tomar decisiones. La mejor manera de abordarlo es prever hasta donde sea posible las diversas situaciones que pueden darse y preparar una respuesta para cada una de ellas que daremos de forma automática a medida que dichas situaciones vayan sucediendo.
Si no lo hacemos así, tendremos que improvisar y tomar decisiones de manera intuitiva. Estas decisiones van a estar condicionadas por nuestros sesgos cognitivos (tema sobre el que he hecho una primera aproximación en la entrada anterior enlazada al principio) y la mayoría de las veces van a ser erróneas. El hacer entonces un sesudo análisis basado en la situación concreta no va a funcionar demasiado bien porque lo más probable es que sean justificaciones racionales de una decisión que ya hemos tomado previamente de manera no consciente o, en el mejor de los casos, va a estar fuertemente sesgado por esa decisión previa de nuestro “sistema 1”.
En futuras entradas profundizaremos más en el tema de los sesgos en la toma de decisiones, ya que la presente ha alcanzado el límite de extensión deseable para no resultar en exceso densa y fatigosa.
Para los lectores más fieles y madrugadores, os dejo un enlace a la hoja de donde he tomado los cálculos de rentabilidades del 30% a largo plazo. Podéis hacer múltiples simulaciones cambiando cantidad inicial invertida, plazo, rentabilidad bruta y tipo impositivo. El cálculo es para 50 años, ampliables copiando las fórmulas en las filas por debajo. Están filtrados los datos del cuadro de arriba, pero se pueden seleccionar otros plazos modificando el filtro. La vigencia del enlace es de 7 días a partir del día 09-02-20
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