Cuando hablamos de depresión en bolsa, ¿estamos hablando de una caída cuantitativa descomunal o de un estado anímico por los suelos? Realmente no parece haber diferencia.
La primera gran depresión ocurre en 1929, un tiempo donde los ánimos colectivos anduvieron muy bajos, y con ello la bolsa y la economía. La segunda gran depresión, la que se vive hoy, se caracteriza también por unos estados anímicos bajos en la gente. La economía y la bolsa se han ido divorciando, pues se han ido montando burbuja tras burbuja, donde se juega con el estado anímico, y los precios dependen del estado anímico y no de la economía que se destruye con cada burbuja que trata de rescatar a los financieros, cargándose la economía real.
En definitiva es normal que siempre que exista pánico se busque una solución inmediata e imaginativa para recuperar los mercados financieros, pero llegará un momento en el que no se ocurran nuevas ideas y a su vez llegará un momento en que alguien se dé cuenta que se han olvidado de contestar a la pregunta de “si eran demasiado grandes para ser rescatados”.
Fuente: La indeterminada excepción a la teoría de la opinión contraria: indetectable, única e inevitable
La mente humana juega un rol más importante que la economía real en este juego de precios, el casino bursátil de Wall Street. En ese casino nos prometió Obama que los viejos caminos que llevaron a la crisis no se mantendrían en pie.
Wall Street's actual role is more like that of a giant casino where the gamblers are rewarded for taking outrageous, unconscionable risks with other people's money. If the bets pay off, the gamblers win. If the long-shot bets turn out to have been foolish, we're the ones who lose. "We will not go back to the days of reckless behavior and unchecked excess," Obama said Monday in his speech on Wall Street. "The old ways that led to this crisis cannot stand." Obama said his proposed program of regulatory reform is based on fostering greater "transparency and accountability." No one can argue with that. But Wall Street's biggest failings are transparent enough for all to see. The Masters of the Universe created instruments such as derivatives and credit-default swaps, and encouraged the market in these exotica to grow bigger than the market in actual stock in actual companies. Financial firms spent millions of dollars to develop state-of-the-art software that could buy and sell securities -- the real kind or the exotic kind -- a split second faster than a competitor's software could, thus generating a tiny profit on each sale. How does any of this channel capital to its highest and best use? How does any of this benefit the economy?
Fuente: The Wall Street Casino, Back in Business
Lo que no quedó en pie con el último susto del default americano fue el rating de Dagong que bajó por tercera vez, esta vez de A+ a A con perspectiva negativa (Agencia de notación china Dagong rebaja la nota de EEUU).
A diferencia de un casino donde los únicos que pierden son los jugadores, en el casino bursátil pierden otros que no pidieron ser partícipes del juego y que no se benefician de las apuestas pero sí son perjudicados: Los ciudadanos del mundo. Siendo que la bolsa se desliga de la realidad, y que está sujeta a vaivenes emocionales, parece que se ocupa de psicología o psiquiatría para tratar los asuntos de la bolsa, para curar la economía.
Psicología y psiquiatría
Según la RAE la psicología es la ciencia que estudia los procesos mentales en personas y en animales. El equivalente económico sería el economista, el paciente sería el financiero.
La psiquiatría es la ciencia que trata de las enfermedades mentales. No parece haber aún un profesional que estudie las disfunciones mentales o enfermedades económicas. Los psiquiatras no sólo diagnostican y tratan trastornos sino que también investigan para comprenderlos y prevenirlos.
Los psicólogos ayudan a las personas a administrar su psique al ayudar a la persona a comprender los procesos mentales para que la persona pueda manejarlos. Los psiquiatras en cambio son algo más parecido a un médico, específicamente a neurólogo, y lo que hacen es prescribir varios tipos de medicamentos: antidepresivos, antipsicóticos, estimulantes y reguladores de la actividad cerebral o electrochoque.
Medicamentos de la psiquiatría
Los antipsicóticos (que son sintéticos) disminuyen los síntomas como las alucinaciones y trastornos de pensamiento, para controlar el estado maníaco en pacientes maníaco-depresivos y para calmar a pacientes geriátricos, pero tienen efectos adversos como disquinesia tardía (movimientos anormales de la lengua, boca y cuerpo).
Los antidepresivos existen en 3 tipos:
- Inhibidores de la monoaminoxidasa (IMAO): Producen hipertensión grave en algunos pacientes con ciertos alimentos (queso, cerveza y vino) o medicinas (como las del resfrío).
- Tricíclicos y tetracíclicos: Tardan en actuar entre dos y cinco semanas, y producen sedación excesiva y problemas cardiacos.
- Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS): Tarda entre dos y doce semanas en hacer efecto y pueden causar cefalea, náuseas, insomnio y nerviosismo.
Los efectos del estrés y el insomnio se tratan con tranquilizantes menores. Algunos pueden crear dependencia. Los estimulantes pueden crear dependencia y tratan la hiperactividad y problemas de concentración en niños hiperactivos, y estimulan a los pacientes con narcolepsia (que trae episodios de sueño incontrolables y súbitos). En el electrochoque o ECT se provocan convulsiones parecidas a las de la epilepsia usando corriente eléctrica para la depresión grave cuando las medicinas no funcionan y a veces se usa contra la esquizofrenia.
¿Psiquiatría económica?
Actualmente destacados economistas han hablado de procesos para restaurar la economía, pero el psicótico mundo político del lobby ha hecho que los economistas sean simplemente ignorados, que sus propuestas sean gritos al viento. La bolsa se ha desligado de la realidad y ya no escucha al consejero psicólogo. Algo más fuerte se necesita. ¿Quizá un fármaco económico?
Cuando hablamos haciendo la analogía con la economía, vemos que los estímulantes (estímulos económicos) causan dependencia (deuda) al tratar la narcolepsia (demanda privada dormida por el desempleo) de mercado. ¿Qué otras enfermedades económicas se podría diagnosticar con una psiquiatría económica?
La psiquiatría entra con medicamentos cuando la psicología ya no sirve, cuando el paciente está completamente fuera de control y no puede manejar los problemas. Si la psicología de lose conomistas ya no es escuchada, porque se scucha la delirante locura financiera, ¿existirá alguna manera de aplicar psiquiatría económica para que el paciente vuelva a tener contacto con la realidad después de descompensarse y salirse de la realidad? ¿Qué efectos secundarios traería la psiquiatría económica?
En la rama económica parece un buen tiempo para que en lugar de proponer ideas que se las lleva el viento al ser ignoradas, se empiece a investigar los trastornos económicos, las crisis, como enfermedades. Si la psiquiatría trata los trastornos individuales, ¿puede haber tratamiento para trastornos colectivos?
En mi post anterior El sistema económico ¿es sólo un videojuego? indicaba que la economía no es más que un juego, un juego con reglas donde hay una participación colectiva. Y así como hay trastornos de jugadores que juegan videojuegos, ¿sería posible que el videojuego económico no sea la excepción y que se pueda identificar e investigar enfermedades mentales colectivas en una nueva especialidad llamada "psiquiatría económica"?
El estigma de la enfermedad mental
De seguro los inversionistas, banqueros y políticos no querrán verse como enfermos mentales, pero lo cierto es que ningún paciente psiquiátrico suele querer verse como un enfermo mental. Este es uno de esos momentos donde la ciencia debe prevalecer sobre los trastornados pacientes ludópatas que están haciendo pedazos la econmía real y el bienes tar humano de forma innecesaria. En 2007 todo estaba en su lugar, las fábricas, los materiales, las personas, y de pronto se viene una crisis conceptual que existe en el videojuego económico en la mente de las personas y todo se vino abajo.
La productividad de los políticos se vino abajo (La productividad de los políticos) y con el problema económico la gente tuvo menos dinero y dejó de gozar el derecho al bienestar (Menos dinero, menos derechos). Para los que viven con pacientes psiquiátricos la vida es muy difícil, y para los pacientes psiquiátricos que son objeto de burla social la vida es difícil también.
Quizás algún día la gente comprenda que el cerebro es un órgano más que puede fallar, y al igual que una persona es susceptible a un dolor de estómago (que es el resultado de desequilibrio bioquímico estomacal), así puede haber un desequilibrio bioquímico cerebral. Si ves a una persona bipolar, no cambia de ánimo por gusto, ni por problemas de actitud, sino que tienen una mala regulación de la serotonina y la dopamina, que es algo tan digno de estigma como lo es para un diabético tener problemas con la insulina. Carrie Fisher (la princesa Leia) y Katherine Zeta Jones sufren trastorno bipolar.
Una persona con Corea de Huntington, que adopta poses extrañas y hace gestos raros y habla con mala articulación vocal, y a la que muchos ven como si fuera el jorobado de Notre Dame o una criatura horrible y deforme, tiene el problema porque se forman depósitos granulares de proteínas que obstruyen la comunicación entre neuronas. ¿Es esto algo médico o se trata de un problema de actitud? Decirle a un paciente de estos que se "controle" es como pedirle a un enfermo del corazón que controle su ataque cardiaco.
Actualmente el término "enfermo mental" es manejado con una connotación despectiva, como si la falla fuera asunto de negligencia. Antes de crear la psiquiatría económica habría que romper el estigma. Lo que sí me queda claro es que es muy necesario estudiar las enfermedades económicas como un trastorno humano colectivo, en lugar de seguir diciendo que todo está bien y que hay que darle paso al juego sin reglas actual donde todo se vale y donde la gente se muere de hambre por un videojuego en que la gente no pidió jugar.
Ya atravesamos por la segunda gran depresión, una depresión mundial colectiva, y desaprovechar la ocasión para estudiar esta enfermedad sería un verdadero desperdicio para la ciencia.