El Estado es una silla. El estado no falla, porque la silla no es la que decide nada, desde la silla se maneja los controles, cual cabina de un avión. En esa silla se sienta gente de partidos políticos, pues en un avión la culpa de la mala maniobra no es de la cabina, sino del piloto. Entonces los que han fallado han sido los partidos políticos. Es más fácil y cómodo para el político que se culpe a la silla, en lugar de culpar al que la ocupa.
¿Quién es "Papá Estado"?
No hay tal "papá estado", sino "papá partido político". Papá partido político está compuesto por miembros de un partido que tienen unos ciertos hábitos, cierta cultura, ciertas costumbres, y cuando llegan al gobierno, se convierten en los hábitos, cultura y costumbres del Estado (la silla).
No se trata de que los españoles descuidaran al Estado, lo que olvidaron fue cuidarse de los partidos políticos. Si bien en el pasado los partidos políticos eran ciudadanos patriotas que querían el bienestar de los españoles, eso ha cambiado, y hoy los partidos son un trampolín para obtener ventajas personales, lo que algunos llamarían corrupción, y otros llaman lobby.
Evidentemente los españoles tendrán que empezar a supervisar las actitudes, lo que pasa a lo interno de los partidos.
¿Cómo funciona la deuda española?
La deuda española funciona así:
- Zapatero (miembro de partido político) pide un préstamo al FMI (banco internacional) en nombre del Estado (la gente piensa que el Estado pidió el préstamo). En realidad Dominique Strauss-Kahn convenció a Zapatero, y Zapatero fue el que metió a España en el lío:
"Hemos tenido que cambiar constantemente de traje (...)", se lamentó Zapatero, según fuentes presentes en la reunión. En el 2007-2008, España había sido uno de los primeros países en cumplir con las recetas del nuevo Fondo Monetario Internacional keynesiano a favor de fuertes estímulos fiscales. Y cuando hace unos meses Dominique Strauss-Kahn, director gerente del FMI, aún advertía que "una salida prematura de los estímulos perjudicaría la recuperación", España le hacía caso. - Los bandazos del FMI, La Vanguardia. 07/06/2010.
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Zapatero (miembro de partido político) despilfarra el dinero prestado (y la gente piensa que es el Estado el que lo gasta, como si la silla gastara el dinero), bajo la excusa de "estimular" (estimula tanto como gastarse un préstamo en una borrachera). Se "estimula" al sostener bancos zombie, que no producen nada más que deuda sin respaldo en nada (activos tóxicos), en lugar de invertir en PYMEs. ¿La excusa? La excusa es que si no se salva a los bancos, sería el fin del mundo. Por supuesto, para el que fabrica licores para el alcohólico, no estimular las borracheras con dinero prestado sería "el fin del mundo" porque se acaba la fiesta de dinero.
Se ha querido llamar a la borrachera con el pomposo nombre de "keynesianismo" (¿Keynes responsable?). Sus opositores defienden la austeridad, que no es otra cosa que vender la silla llamada "Papá Estado". Su lógica es que si un piloto endeuda a la silla, lo lógico es vender la silla para pagar las cuentas, o dicho de otra manera, el piloto pide el dinero y lo gasta, y la silla paga. Entonces los que debaten entre austeridad y keynesianismo en realidad debaten en el dipolo "desmantelar el Estado o gastar en borrachera".
- Viene el tiempo de pagar la deuda, y como los ingresos del Estado son los impuestos, y los que pagan son los contribuyentes (los ciudadanos españoles), entonces se culpa al Estado (la silla) por haber fallado. Como no se puede pagar la deuda, hay que refinianciarla ad infinitum, hasta que venga el tiempo del default y la quita de deuda, que tarde o temprano pasará. Y entonces los españoles se extrañan de que todo el dinero gastado en la borrachera despilfarradora de los bancos sin fondo (igual que un tonel sin fondo que se trata de llenar de agua) no haya generado el empleo que habría generado si se hubiese invertido en crear y cuidar de nuevas PYMEs.
Islandia tomó un rumbo distinto: "estabilizar el tipo de cambio, reestructurar el sistema financiero y estabilizar las finanzas públicas" (Islandia: lecciones que España puede aprender) y sobre todo, dejar fracasar al que tenga que fracasar, la vieja regla del capitalismo de "si lo rompes, lo pagas". Podríamos decir que los islandeses desubrieron que echar agua a un tonel sin fondo no hace que el tonel se llene (que fue el enfoque español en el que insisten el PPSOE de manera pertinaz), pues lo mejor es ponerle fondo al tonel, para que no se escape más el agua.
Economía y ciudadano: ¿Quién al servicio de quién?
¿Por qué el Estado no está garantizando el bienestar ciudadano? Por la economía. ¿Y por qué la economía sacrifica a los españoles? Es que los pilotos de los partidos políticos (que no son la silla de la cabina que conocemos como Estado) piensan que el dinero (que es un concepto abstracto) es más importante que las personas (que son reales). Piensan que los españoles deben servir a la economía, en lugar de que la economía sirva a las personas.
Prensa y el auditor ciudadano
El diseño de un estado se caracteriza por tener mecanismos de fiscalización y auditoría. El problema ha sido que los partidos políticos pusieron un piloto al mano de la nave y otro piloto al mando de la fiscalización, y como entre pilotos del mismo partido no se pisan la cola, entonces desaparece toda fiscalización. ¿La solución? La prensa, el cuarto poder, puede fungir como fiscalizador independiente.
En España, igual que en EUA (con unas contadas excepciones) la prensa ha sido cómplice de los partidos políticos, de modo que sólo queda como opción ser un auditor ciudadano, organizarse como ente externo independiente y empezar lo que los políticos consideran majadería, porque a nadie le gusta tener a un auditor en la nuca. Se hacen multiples propuestas para auditores (Breve reflexión sobre política, prensa, la verdad, la credibilidad, y lo que podemos hacer) y todos los auditores actúan en forma distinta, lo cual es una ventaja, porque impide a los pilotos de los partidos poder tomar acciones únicas a gran escala para controlar a los auditores ciudadanos de la misma forma en que controlan la silla fiscalizadora dentro del diseño del Estado. La majadería ciudadana termina siendo necesaria e indispensable, y ya algunos periodistas empiezan a unirse a la causa.
Sólo basta que los medios de comunicación entiendan que ellos no son un bien de primera necesidad, y que ante una crisis larga y prolongada, ellos serán los primeros en perder, tanto en audiencia como en publicidad.
La culpa de la crisis
Al final lo que terminan diciendo es que la culpa de todo es de los españoles. Papá Estado debe castigar al ciudadano por haber obrado mal, y la crisis es culpa del ciudadano español, quien debe apretarse la faja y pagar. Es decir, el piloto pide un préstamo en nombre de la silla, el piloto se gasta el dinero, y el dueño de la silla (el ciudadano) es el que tiene la culpa y debe pagar. Lo que pasa es así.
- Partido político pide dinero prestado y lo gasta.
- Estado (la silla) es el deudor que responde por el préstamo.
- El ciudadano es el dueño del Estado, y el partido político convence al ciudadano de que debe pagar la deuda, en nombre del Estado, porque la silla no es nadie y no puede pagar a nadie.
- La culpa de todo es del ciudadano.
En la tierra de los ladrones, la culpa de la estafa es de la víctima que se deja estafar, y la víctima es un idiota. Esto contrasta con la civilización, donde la culpa de la estafa es del estafador, y su acto es considerado un delito castigable con una pena. ¿Qué es lo que hace la diferencia? Los valores morales son lo único que establece la frontera entre el bien y el mal, pues sin esa frontera, las palabras pueden justificar los injustificable, al perderse en el relativismo absoluto de las ideas.
Los valores morales: La frontera entre el bien y el mal
Puede diseñarse los mejores sistemas, la mejor economía, el mejor Estado, que si al final no hay valores morales en los ciudadanos, será aceptable lo que digan los que vienen de la tierra de ladrones. Ningún ladrón piensa que lo que hace es malo, y por eso a la corrupción hoy le llaman con la bondadosa palabra "lobby" (un término lleno de relativismo). Sin los valores morales, sin esa frontera, el bien y el mal se vuelven relativos y utilizables a conveniencia, y los defensores del relativismo critican a los que tiene valores morales con el despectivo adjetivo de "moralistas", mientras que los ladrones ególatras piensan que su actividad tiene una "función social" que trae bienestar a la sociedad.
Cuando no existe esa frontera, gracais a los valores morales, la frontera es móvil, y las excusas sobran para justificar los propios actos impropios, y se señala con el dedo los malos actos de los demás, a pura conveniencia. Es así que toda forma de discriminación y maltrato no encuentra sustento si no se habla de valores morales, porque para decir que la discriminación y maltrato (donde a los ladrones se les trata como reyes y a los ciudadanos como animales de carga) es algo malo, forzosamente se ocupa de una escala de valores morales. De otro modo, sería perfectamente justificable aplicar la discriminación y maltrato, porque todo depende del punto de vista.
Recordemos que el Estado es sólo una silla, y los valores morales determinarán el rumbo que el piloto humano le dé al Estado. Estos valores establecen lo permitido y lo prohibido, lo aceptable y lo inaceptable. Y en el mundo donde todo es permitido, florecen y prosperan los psicopátas (Entrevista con Robert Hare).
Termino citando al abogado Gustavo Román Jacobo:
La democracia presupone ciudadanos responsables, no víctimas a la espera de un redentor. Vigilemos el actuar de los políticos, como corresponde a ciudadanos y no a súbditos, exijámosles cuentas y premiémoslos o castiguémoslos con nuestro voto, pero no nos imaginemos a nosotros como víctimas y a ellos como verdugos porque, simplemente, no es cierto.