El Euribor está de capa caída: no sólo sigue a la baja, sino que a la mínima de cambio vuelve a anotarse un récord nunca antes conocido. Al estar tan bajos los tipos de interés, las entidades bancarias no están dispuestas a pagar tanto por los ahorros de sus clientes. Adiós a los depósitos estrella con una rentabilidad irresistiblemente atractiva. Y si a todo ello se le añade la desconfianza y el recelo que suscitan algunas entidades en la conciencia del consumidor, el panorama se antoja complicado. La cara positiva es que para ahorrar siempre hay otras opciones. Los fondos de inversión pueden ser un buen refugio en el que cobijar los ahorros hasta que la crisis pase, pero silo que se busca es un producto seguro y sin riesgo, no todo vale. Es el caso de los "Bonos Basura".
Este término nació en Estados Unidos cuando un número importantes de "empresarios" comenzó a comprar compañías que tenían dificultades financieras, pero que poseían patrimonios que superaban ampliamente el endeudamiento.
Para obtener la dirección de esas compañías, estos "empresarios" emitían los llamados "Bonos Basura", lo que en ingles se conoce como "Junk Bonds". Una herramienta más de la ingeniería financiera con la que se ofrecía una rentabilidad muy elevada pero que tenía unos altísimos riesgos.
Con el capital obtenido por la venta de los bonos, los "empresarios" tomaban el control de la compañía y pagaban los intereses de los "Bonos Basura".
Las agencias de calificación tienen su propio argot para denominar los cambios de estatus que sufren las distintas empresas en los rankings crediticios. Hay dos fenómenos que se suelen dar. El primero es el de la estrella ascendente (o rising star), que consigue escalar posiciones y pasa de las más bajas calidades crediticias a las más altas. No es una figura que se deje ver demasiado. Hay una denominación antagónica a la primera, la del ángel caído (o fallen angel), cuya presencia es todo un hecho ya, y de la que se prevé un notable aumento en años venideros. Son compañías cuyas calificaciones descienden de categoría, de grado de inversión a grado especulativo, el que ostentan los "Bonos Basura". Al bajarse la nota, la consecuencia principal es que deben pagar más caro el dinero.
Los "Bonos Basura" son los que presentan un riesgo mayor que otro tipo de bonos como pueden ser los emitidos por el Estado, y como compensación ofrecen un tipo de interés muy elevado. ¿Quién dice que son arriesgados? Las agencias de calificación o de ranting, que les conceden una baja calificación crediticia, de las peores.
Estas agencias son entidades auxiliares especializadas en el análisis de valores y empresas. Son intermediarias de la información, y sus conclusiones sobre la capacidad de una compañía para hacer frente a sus obligaciones financieras, a corto y largo plazo, quedan reflejadas en el "ranting". Orientan a los inversores sobre la toma de decisiones, pero sus calificaciones y comentarios no son ni mucho menos de obligado cumplimiento. Cualquier calificación crediticia no debería ser interpretada como una recomendación de compra o venta de un valor.
Por el momento, existen en el mercado financiero tres grandes agencias de "rating": Standard & Poor's, Moody's y Fitch. Publican sus calificaciones en las que se suelen combinar letras, en mayúsculas o minúsculas, y números. En la práctica, la nomenclatura varía de una agencia a otra, pero por norma general las mejores cualificaciones suelen contener la letra "A" y aquellas que son peores la "B". Generalmente, los bonos basura suelen ostentar la calificación BB+.
Estas entidades auxiliares llevan más de un siglo trabajando, pero no por ello están exentas de críticas. De hecho, su reputación y valía han sido cuestionadas durante determinados episodios. Cuando la crisis estalló en EEUU, las agencias de calificación fueron puestas en cuestión por no haber reaccionado con al rapidez adecuada para alertar a los inversores sobre los riesgos de invertir en valores respaldados por hipotecas subprime.
El binomio que se da entre la alta rentabilidad de los Bonos Basura y el riesgo que se corre con esta inversión puede resultar muy atractivo. En cualquier caso, se aconseja que siempre que se pueda no se invierta todo el capital en estos Bonos Basura, sino que se opte por pequeñas partes. No obstante, es una operación altamente arriesgada y no apta para ahorradores prudentes o no muy experimentados en estas lides.
Pongamos un ejemplo, una empresa emite un bono a un año de 200 euros por el que ofrece un interés del 10%. El bono se emite a fecha del 1 de enero de 2010 y vence el 1 de enero de 2011, momento en el que se devuelve a sus titulares a los 200 euros de capital, más los 20 de intereses que se han generado. A medida que se acerca la fecha de vencimiento, el precio de venta del bono se irá acercando cada vez más a los 220 euros, pues la fecha de cobro de los intereses se aproxima también. ¿Qué sucede si en ese intervalo de tiempo la empresa suspende pagos o entra en quiebra?. Tenemos dos problemas: existe la gran probabilidad de que llegada la fecha de vencimiento del bono la empresa no pague los 220 euros prometidos, y el segundo problema, el precio de venta del bono baja estrepitosamente pues muy pocos querrán pagar por algo cuyo valor ronda los cero euros, dependiendo de la situación particular en la que se encuentre la empresa.
Supongamos que el bono cotiza en el mercado a 15 euros. El inversor que pague esos 15 euros los puede perder, pero existe la posibilidad de que la empresa no desaparezca y que cuando llegue el 1 de enero de 2011 pague los 220 euros. Eso supondría que el inversor que compró el bono por 15 euros ha multiplicado su inversión casi por 15 en poco tiempo. Hay además otra situación que se puede dar: la empresa quiebra pero al liquidar activos, paga la parte de la deuda que sea posible con el dinero obtenido y los inversores reciben por ejemplo 30 euros por cada bono. Para los inversores que compraron los bonos por 200 euros antes de que las cosas se pusieran feas, los inversores perderán el 85% de su inversión. Mientras que, para el que vio en esos bonos una oportunidad e invirtió en ellos comprándolos a 15 euros, la operación le ha permitido multiplicar por dos el dinero invertido.
Los Bonos Basura no son la mejor opción para los inversores más cautelosos o para aquellos que no deseen vivir pendientes de las paginas salmón de los periódicos o del destino de las empresas en las que hayan invertido. Así pues, conviene tener en cuenta que no existe en el mercado ningún producto similar que ofrezca una rentabilidad tan alta. Dentro del mercado de renta fija sean los bonos del Estado una de las alternativas más interesantes, pues combinan una rentabilidad medianamente atractiva, con al seguridad que da saber que a priori el riesgo de quiebra del Estado es inofensivo.
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El origen de los Bonos Basura
Este término nació en Estados Unidos cuando un número importantes de "empresarios" comenzó a comprar compañías que tenían dificultades financieras, pero que poseían patrimonios que superaban ampliamente el endeudamiento.
Para obtener la dirección de esas compañías, estos "empresarios" emitían los llamados "Bonos Basura", lo que en ingles se conoce como "Junk Bonds". Una herramienta más de la ingeniería financiera con la que se ofrecía una rentabilidad muy elevada pero que tenía unos altísimos riesgos.
Con el capital obtenido por la venta de los bonos, los "empresarios" tomaban el control de la compañía y pagaban los intereses de los "Bonos Basura".
El ALUVIÓN
Las agencias de calificación tienen su propio argot para denominar los cambios de estatus que sufren las distintas empresas en los rankings crediticios. Hay dos fenómenos que se suelen dar. El primero es el de la estrella ascendente (o rising star), que consigue escalar posiciones y pasa de las más bajas calidades crediticias a las más altas. No es una figura que se deje ver demasiado. Hay una denominación antagónica a la primera, la del ángel caído (o fallen angel), cuya presencia es todo un hecho ya, y de la que se prevé un notable aumento en años venideros. Son compañías cuyas calificaciones descienden de categoría, de grado de inversión a grado especulativo, el que ostentan los "Bonos Basura". Al bajarse la nota, la consecuencia principal es que deben pagar más caro el dinero.
¿Quién pone el título de "Bono Basura"?
Los "Bonos Basura" son los que presentan un riesgo mayor que otro tipo de bonos como pueden ser los emitidos por el Estado, y como compensación ofrecen un tipo de interés muy elevado. ¿Quién dice que son arriesgados? Las agencias de calificación o de ranting, que les conceden una baja calificación crediticia, de las peores.
Estas agencias son entidades auxiliares especializadas en el análisis de valores y empresas. Son intermediarias de la información, y sus conclusiones sobre la capacidad de una compañía para hacer frente a sus obligaciones financieras, a corto y largo plazo, quedan reflejadas en el "ranting". Orientan a los inversores sobre la toma de decisiones, pero sus calificaciones y comentarios no son ni mucho menos de obligado cumplimiento. Cualquier calificación crediticia no debería ser interpretada como una recomendación de compra o venta de un valor.
Por el momento, existen en el mercado financiero tres grandes agencias de "rating": Standard & Poor's, Moody's y Fitch. Publican sus calificaciones en las que se suelen combinar letras, en mayúsculas o minúsculas, y números. En la práctica, la nomenclatura varía de una agencia a otra, pero por norma general las mejores cualificaciones suelen contener la letra "A" y aquellas que son peores la "B". Generalmente, los bonos basura suelen ostentar la calificación BB+.
Estas entidades auxiliares llevan más de un siglo trabajando, pero no por ello están exentas de críticas. De hecho, su reputación y valía han sido cuestionadas durante determinados episodios. Cuando la crisis estalló en EEUU, las agencias de calificación fueron puestas en cuestión por no haber reaccionado con al rapidez adecuada para alertar a los inversores sobre los riesgos de invertir en valores respaldados por hipotecas subprime.
Oportunidad para los Bonos Basuras, ¿sí o no?
El binomio que se da entre la alta rentabilidad de los Bonos Basura y el riesgo que se corre con esta inversión puede resultar muy atractivo. En cualquier caso, se aconseja que siempre que se pueda no se invierta todo el capital en estos Bonos Basura, sino que se opte por pequeñas partes. No obstante, es una operación altamente arriesgada y no apta para ahorradores prudentes o no muy experimentados en estas lides.
Un ejemplo de Bono Basura
Pongamos un ejemplo, una empresa emite un bono a un año de 200 euros por el que ofrece un interés del 10%. El bono se emite a fecha del 1 de enero de 2010 y vence el 1 de enero de 2011, momento en el que se devuelve a sus titulares a los 200 euros de capital, más los 20 de intereses que se han generado. A medida que se acerca la fecha de vencimiento, el precio de venta del bono se irá acercando cada vez más a los 220 euros, pues la fecha de cobro de los intereses se aproxima también. ¿Qué sucede si en ese intervalo de tiempo la empresa suspende pagos o entra en quiebra?. Tenemos dos problemas: existe la gran probabilidad de que llegada la fecha de vencimiento del bono la empresa no pague los 220 euros prometidos, y el segundo problema, el precio de venta del bono baja estrepitosamente pues muy pocos querrán pagar por algo cuyo valor ronda los cero euros, dependiendo de la situación particular en la que se encuentre la empresa.
Supongamos que el bono cotiza en el mercado a 15 euros. El inversor que pague esos 15 euros los puede perder, pero existe la posibilidad de que la empresa no desaparezca y que cuando llegue el 1 de enero de 2011 pague los 220 euros. Eso supondría que el inversor que compró el bono por 15 euros ha multiplicado su inversión casi por 15 en poco tiempo. Hay además otra situación que se puede dar: la empresa quiebra pero al liquidar activos, paga la parte de la deuda que sea posible con el dinero obtenido y los inversores reciben por ejemplo 30 euros por cada bono. Para los inversores que compraron los bonos por 200 euros antes de que las cosas se pusieran feas, los inversores perderán el 85% de su inversión. Mientras que, para el que vio en esos bonos una oportunidad e invirtió en ellos comprándolos a 15 euros, la operación le ha permitido multiplicar por dos el dinero invertido.
¿Hay alternativas a los Bonos Basura?
Los Bonos Basura no son la mejor opción para los inversores más cautelosos o para aquellos que no deseen vivir pendientes de las paginas salmón de los periódicos o del destino de las empresas en las que hayan invertido. Así pues, conviene tener en cuenta que no existe en el mercado ningún producto similar que ofrezca una rentabilidad tan alta. Dentro del mercado de renta fija sean los bonos del Estado una de las alternativas más interesantes, pues combinan una rentabilidad medianamente atractiva, con al seguridad que da saber que a priori el riesgo de quiebra del Estado es inofensivo.
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