En el anterior post veíamos una forma para invertir según el horizonte temporal, compartimentando según las necesidades de liquidez para evitar que el mercado nos juegue una mala pasada si necesitamos desinvertir, en esta segunda parte veremos otra manera de gestionar nuestros ahorros atendiendo en este caso a nuestro ciclo vital, de nuevo intentaremos con esta vía no basarnos sólo en nuestro perfil de riesgo.
Este tipo de inversión se basa en la famosa regla del 100 (ahora más utilizada la regla 120, pero más adelante veremos la diferencia) que básicamente sería restarle a 100 la edad que tenemos para saber cuanto tendríamos que tener en renta variable, por tanto si tenemos 40 años, el máximo debería ser 60% en renta variable.
Cuando se empezó a popularizar esta teoría se usaba la base 100 ya que la esperanza de vida era inferior a la actual, numerosas publicaciones hacen referencia a que esta base está obsoleta y que debemos adecuarla a la esperanza de vida de este momento, por lo que una base 120 sería más óptima.
El problema surge cuando en esa fecha objetivo (o fecha de jubilación si invertimos con esa finalidad) el mercado baja de manera importante, así lo explica Tony Robbins en su libro "dinero: domina el juego" cuando ve que los fondos con fecha objetivo 2010, en 2008 a sólo 2 años de su vencimiento bajaron entre el 20% y 30% de media, y asombrado, nos deja el % que tenían en ese momento en renta variable, entre un 40% y un 60%. Con una base 100%, no deberían pasar del 37% (si pensamos en una edad de jubilación de 65 años y les quedaban dos años para alcanzar la fecha objetivo).
Dinero: domina el juego, target date funds en 2008
Podemos ver como las grandes gestoras americanas usan la siguiente distribución en sus Target Date Funds y claramente utilizan 120 - 65 para sus posiciones en variable
principales TDF americanos
Por ejemplo una de ellas realiza la distribución de la siguiente manera (datos a 2018) en sus diferentes fondos, los que ya han alcanzando la fecha objetivo continuan vivos rebajando la exposición a renta variable.
ciclo inversión
Una vez que hayamos entendido esta casuística si que podemos, en base a nuestra aversión al riesgo, decidir si queremos utilizar la base 100 o 120, sabiendo que si tenemos 50 años, y nos acogemos a la segunda alternativa tendremos nada más y nada menos que un 70% en renta variable.
Para personas más conservadoras que hayan decidido pasar de ahorrador a inversor (independientemente de su edad de jubilación) puede ser una buena manera de iniciarse poniendo una fecha objetivo más corta (5-10 años), al tener menor exposición a renta variable tendrá menos oscilaciones y el hecho de tener una fecha objetivo hace que, debido de nuevo a nuestros sesgos conductuales, pueda esperar más pacientemente y soportar las oscilaciones de mercado. Pero siempre se ha de tener en cuenta que fecha objetivo no quiere decir garantizado
Una vez que hemos decido invertir de esta manera porque nos parece un método interesante, queda la opción de hacerlo nosotros mismos o con algún fondo o plan de pensiones que hay en el mercado, en el folleto podremos ver cual es la distribución actual y como acabaría en la fecha objetivo.
Si decidimos a hacerlo nosotros mismos, Burton Malkiel nos deja en su libro "un paseo aleatorio por Wall Street" cuatro tipos de cartera según nuestra edad, aunque también se decanta por una base 120, utilizando renta fija (bonos medio y largo plazo), bonos ligados a inflación, renta variable y fondos inmobiliarios
Si, como decía anteriormente, preferimos algo más prudente diversificando con los mismos activos que nos dice Malkiel nos quedaría una cartera modelo de la siguiente manera para una persona de unos 50 años.
50% renta variable (diversificación mundial: 40% desarrollados, 5% emergentes y 5% en socimis)
40% renta fija
5% bonos ligados a inflación
5% liquidez
De nuevo surge la duda de como afrontar la inversión en renta fija con los tipos de interés actuales, en una situación normalizada de tipos, la idea más coherente es adecuar la duración de la cartera de bonos a la fecha objetivo, con tipos 0 o negativos nos entra esta duda pero no debemos olvidar que en el pasado (aunque con tipos nominales positivos) hubo largos periodos de represión financiera donde los tipos reales fueron negativos ya que los tipos de interés no cubrían la inflación, por lo que una parte en renta fija con duración larga deberíamos tener.
En la parte de la renta variable parece más claro que hemos de tener diversificación mundial incorporando una parte en mercados emergentes y también una parte en socimis (reits) para también tener posiciones en el mercado inmobiliario a nivel mundial.
Lo bueno de esta estrategia es que en el re-balanceo, como todos lo años hemos de reducir renta variable de forma paulatina, rebajaremos más renta variable cuando el año haya sido bueno y menos cuando el año hay sido malo ya que el mercado nos habrá modificado con sus valoraciones la distribución que teníamos inicialmente.
Este tipo de inversión se basa en la famosa regla del 100 (ahora más utilizada la regla 120, pero más adelante veremos la diferencia) que básicamente sería restarle a 100 la edad que tenemos para saber cuanto tendríamos que tener en renta variable, por tanto si tenemos 40 años, el máximo debería ser 60% en renta variable.
Cuando se empezó a popularizar esta teoría se usaba la base 100 ya que la esperanza de vida era inferior a la actual, numerosas publicaciones hacen referencia a que esta base está obsoleta y que debemos adecuarla a la esperanza de vida de este momento, por lo que una base 120 sería más óptima.
El problema surge cuando en esa fecha objetivo (o fecha de jubilación si invertimos con esa finalidad) el mercado baja de manera importante, así lo explica Tony Robbins en su libro "dinero: domina el juego" cuando ve que los fondos con fecha objetivo 2010, en 2008 a sólo 2 años de su vencimiento bajaron entre el 20% y 30% de media, y asombrado, nos deja el % que tenían en ese momento en renta variable, entre un 40% y un 60%. Con una base 100%, no deberían pasar del 37% (si pensamos en una edad de jubilación de 65 años y les quedaban dos años para alcanzar la fecha objetivo).
Podemos ver como las grandes gestoras americanas usan la siguiente distribución en sus Target Date Funds y claramente utilizan 120 - 65 para sus posiciones en variable
Por ejemplo una de ellas realiza la distribución de la siguiente manera (datos a 2018) en sus diferentes fondos, los que ya han alcanzando la fecha objetivo continuan vivos rebajando la exposición a renta variable.
Una vez que hayamos entendido esta casuística si que podemos, en base a nuestra aversión al riesgo, decidir si queremos utilizar la base 100 o 120, sabiendo que si tenemos 50 años, y nos acogemos a la segunda alternativa tendremos nada más y nada menos que un 70% en renta variable.
Para personas más conservadoras que hayan decidido pasar de ahorrador a inversor (independientemente de su edad de jubilación) puede ser una buena manera de iniciarse poniendo una fecha objetivo más corta (5-10 años), al tener menor exposición a renta variable tendrá menos oscilaciones y el hecho de tener una fecha objetivo hace que, debido de nuevo a nuestros sesgos conductuales, pueda esperar más pacientemente y soportar las oscilaciones de mercado. Pero siempre se ha de tener en cuenta que fecha objetivo no quiere decir garantizado
Una vez que hemos decido invertir de esta manera porque nos parece un método interesante, queda la opción de hacerlo nosotros mismos o con algún fondo o plan de pensiones que hay en el mercado, en el folleto podremos ver cual es la distribución actual y como acabaría en la fecha objetivo.
Si decidimos a hacerlo nosotros mismos, Burton Malkiel nos deja en su libro "un paseo aleatorio por Wall Street" cuatro tipos de cartera según nuestra edad, aunque también se decanta por una base 120, utilizando renta fija (bonos medio y largo plazo), bonos ligados a inflación, renta variable y fondos inmobiliarios
Si, como decía anteriormente, preferimos algo más prudente diversificando con los mismos activos que nos dice Malkiel nos quedaría una cartera modelo de la siguiente manera para una persona de unos 50 años.
50% renta variable (diversificación mundial: 40% desarrollados, 5% emergentes y 5% en socimis)
40% renta fija
5% bonos ligados a inflación
5% liquidez
De nuevo surge la duda de como afrontar la inversión en renta fija con los tipos de interés actuales, en una situación normalizada de tipos, la idea más coherente es adecuar la duración de la cartera de bonos a la fecha objetivo, con tipos 0 o negativos nos entra esta duda pero no debemos olvidar que en el pasado (aunque con tipos nominales positivos) hubo largos periodos de represión financiera donde los tipos reales fueron negativos ya que los tipos de interés no cubrían la inflación, por lo que una parte en renta fija con duración larga deberíamos tener.
En la parte de la renta variable parece más claro que hemos de tener diversificación mundial incorporando una parte en mercados emergentes y también una parte en socimis (reits) para también tener posiciones en el mercado inmobiliario a nivel mundial.
Lo bueno de esta estrategia es que en el re-balanceo, como todos lo años hemos de reducir renta variable de forma paulatina, rebajaremos más renta variable cuando el año haya sido bueno y menos cuando el año hay sido malo ya que el mercado nos habrá modificado con sus valoraciones la distribución que teníamos inicialmente.