Vivo en Barcelona y, aunque suelo pasar por la Bolsa, no lo hago de forma periódica, no me aporta nada. Está situada en el Paseo de gracia, lugar muy céntrico y suelo frecuentar la zona, por ello me es cómodo ir a este para tomar un café con personas con las que comparto datos y opiniones en un contexto adecuado y aprovechar para saludar a algún bróker conocido.
Hace unos días estuve en Madrid, viaje de placer, y al igual que el Prado, Reina Sofía, Palacio Real, Romántico, etc. o solo pasear por Madrid, ya es un placer, también lo ha sido visitar la Bolsa de Madrid.
Las veces que he estado allí anteriormente, si era por placer, estaba por otras cosas y las veces que he ido por trabajo, no he tenido tiempo.
Esta vez la he visitado y disfrutado gracias a las explicaciones de María empleada de BME responsable del evento.
El edificio de la Bolsa está situado en la plaza de la Lealtad, cerca del Museo del Prado, del Retiro y de la Cibeles, y allí funciona la Bolsa desde el año 1.878. Había durado 15 años su construcción y un coste final fue de 3.000.000 de pesetas, muy superior al previsto inicialmente.
En 1893 se inaugura un palacio de estilo neoclásico muy en la línea de los palacios de Madrid de la época, cómo el Banco de España, la Biblioteca Nacional, el Museo del Arte Moderno, la Real Academia de la Lengua, etc. El edificio fue construido especialmente para ser sede de La Bolsa.
La visita comienza subiendo una escalera a la derecha de la entrada y se llega a un gran salón denominado “Salón de los pasos perdidos”. En él podemos ver el Caduceo.
El ‘Caduceo’, se compone de tres partes principales: dos serpientes que se miran fijamente, que serían la oferta y la demanda, a su vez que simbolizan la prudencia; una vara que las separa a modo de árbitro para ponerlas de acuerdo, función desarrollada por la Bolsa; así como dos alas en su parte superior, que expresan la rapidez en la toma de decisiones a la hora de comprar o vender.
Desde sus ventanas puede verse el parque.
Una de sus puertas lleva a la sala de los fumadores, ya podemos imaginarnos el motivo del nombre y la humareda que habría en aquella época en el que el fumar estaba permitido y además era propicio por el tipo de actividad.
José de la Vega, publicó Confusión de Confusiones en Ámsterdam en 1688. Considerado el primer libro sobre la bolsa y objeto de estudio de los historiadores de la economía, Confusión de confusiones proporciona importantes datos sobre la vida bursátil y la actividad financiera de los judíos de Ámsterdam en el siglo XVII. Puede verse el libro en una vitrina.
Del salón de los pasos perdidos se pasa al “Salón de cotizar” que es como la “la joya de la corona”, un salón impresionante, con todo el mobiliario original. Se utilizaba hasta 1.989 y ahora solo se utiliza para actos como entrega de diplomas.
Digno de ver es el fresco del techo obra del pintor Luis Taverner. En las paredes están los cuadros de todos los síndicos de la Bolsa de Madrid.
Entre unos churros y unos calamares vale la pena una visita a la Bolsa de Madrid.