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Desde la creación del primer Fondo de Inversión indexado en 1971 (aunque algunas fuentes lo sitúen a partir de 1975 con el famoso Fondo de Vanguard), el volumen de Fondos de gestión pasiva ha experimentado un notable crecimiento (principalmente durante los últimos años), llegando a suponer un tercio del total de activos gestionados por las firmas más representativas de gestión de activos a nivel mundial, según un estudio realizado por el Thinking Ahead Institute de la consultora Willis Towers Watson.


 
La gestión pasiva es un enfoque de inversión que busca replicar el rendimiento de un índice del mercado, en lugar de intentar superarlo de forma activa; y claramente se observa una preferencia cada vez mayor por este tipo de gestión. Esto se debe principalmente a los costes más reducidos que ofrece este tipo de gestión frente a la gestión activa de Fondos, a la diversificación automática que contiene un índice, menor riesgo de gestión, el enfoque a largo plazo que conlleva este tipo de inversión, la transparencia y simplicidad que genera este tipo de gestión al conocer el inversor qué acciones o activos están incluidos en su Fondo, o los resultados consistentes con el rendimiento general del mercado entre otros motivos.  

Pero a principios de la década de los 90` surgen en la Bolsa de Toronto los famosos ETFs (Exchange Traded Fund), dado que el público inversor demandaba el acceso a cestas de acciones para poder invertir de forma sencilla y directa, sin tener que hacerlo mediante los fondos de inversión tradicionales o en los mercados de derivados. Esto llevó a diseñar vehículos de inversión cotizados que replicasen índices, llegándose a crear estos productos híbridos entre los fondos de inversión y los títulos de renta variable. 

Como ves, a los fondos de inversión indexados de la década de los 70`, le surgen competidores a partir de la década de los 90`. No obstante, una de las principales diferencias entre ambos vehículos de inversión, es que las participaciones de los ETFs cotizan en el mercado bursátil. 

En definitiva, dentro de la gestión pasiva se pueden encontrar principalmente dos vehículos de inversión: Fondos de Inversión indexados, y ETFs. 

Sin embargo, es común que las entidades bancarias recomienden a sus clientes Fondos de Inversión indexados en lugar de ETFs. Esto se debe principalmente a las comisiones que percibe la entidad gestora del Fondo indexado, dado que si bien éstas son más reducidas que las comisiones de un Fondo de gestión activa, los Fondos indexados no están exentos de ellas. En definitiva, estos Fondos no dejan de ser productos de la propia “casa”. 

Por lo tanto, es importante identificar las diferencias entre Fondos de Inversión indexados y ETFs, que serán principalmente las que se exponen a continuación: 






 
En definitiva, mientras que ambos Fondos -tanto los indexados como los ETFs- buscan replicar índices, sus diferencias en términos de estructura, método de compra y venta, flexibilidad y costes pueden afectar la elección de un inversor según sus necesidades y preferencias específicas. 

Por lo tanto, que no te vendan “gato por liebre”; y si estás decidido a invertir en un ETF, ya sabes que no es lo mismo que un Fondo de Inversión indexado. 
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  1. #1
    14/06/24 13:33
    Totalmente cierto, aunque si bien los fondos indexados tienen mayor comisión que el ETF los ETFs tienen (además de sus costes) unos costes por operar con ellos: compra,venta,custodia en algunos casos.. que casi habría que ver caso por caso a ver si ese diferencial te compensa para tu operativa,no?