Ni letras, ni bonos, no obligaciones... Durante el covid, en tan sólo 3 meses se emitió multiplicado por 5, toda la deuda que se había emitido durante los últimos 20 años; y eso hay que pagarlo. De hecho es como una gran espada de Damocles que cierne sobre nuestras cabezas. Si vimos en el 2022 el riesgo de tipos de interés, está por aflorar el riesgo de solvencia y liquidez fruto de la maquinita de imprimir dinero de los bancos centrales.