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España país de pandereta y genocidio

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España país de pandereta y genocidio
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España país de pandereta y genocidio
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#3286

Re: España país de pandereta y genocidio

Creo que es usted poco ambicioso... puestos a reclamar las desapariciones, asesinatos y masacres varias, pq nos quedamos en hace 80 años?. Acaso hemos olvidado la invasión francesa, acaso la guerra con EEUU por Cuba no fue un vergonzoso montaje en el que murieron muchos españoles?. Que me dice de las barbaries que protagonizaron las legiones romanas ? ... en este caso no hay cunetas y montañas de cadáveres masacrados. Esos muertos no duelen? Esos muertos no tienen derechos a un entierro digno?. Esos muertos no son dignos de una memoria histórica?

Veo que se olvidan muchos pequeños detalles, quizás Paracuellos del Jarama le suene de algo.

Apoyo su reveladora frase " Siempre perdonar, nunca olvidar".... pero no puedo apoyar que solo algunos tengan derecho a perdonar y que esos mismos nos dicten que debemos o no olvidar.

#3287

Re: Asociacion para la recuperacion de la memoria historica.Yolanda Gonzalez

Quien siembra rebeldía recoge libertad?.... No era quien siembra vientos ... recoge tempestades?

 

#3288

Re: España país de pandereta y genocidio

Me veo en la obligación de rectificar-le ... creo que a España le ha quedado una comunidad hispano hablante de unos 500 millones ... creo que son algunos más que los que le quedaron a la corona "Catalano-Aragonesa" de las invasiones de Córcega y Cerdeña.

Me hace gracia que los que se consideran colonizados hayan tardado 500 años en darse cuenta... y mucha más que mientras fluyó la pasta gansa su frase favorita fuera " Ara no toca" y en cuanto deja de fluir porque pillan con el carrito de los helados al net de l´avi Florenci esa frase se cambia por la de " tenin dret a decidir" ( dret a decidir quienes serán los jueces no sea que nos quiten el carrito de los helados) . Ya se sabe unos buenos jueces siempre dan juego ya sea para el Palau de la Música como para unas ITV.

#3289

Re: España país de pandereta y genocidio

Ja ja ja ... Si al honorable señor Presi se le ocurre esa jugarreta para que salgan libres de culpa y pena quienes han estado y están en fase de llevar a este país a otra guerra civil... que Dios,Marx y Engels los pille confesaos.. porque la peña quizás lo iba a ver muy mal. Hasta la política tiene límites!

#3290

Re: España país de pandereta y genocidio

Me sorprende que no hayas caído en un depresión profunda viviendo en ese aterrador país... Si ves que es demasiado para ti .. ya nos vamos quedando otros, que en el fondo somos muy sufridores ... es duro pero alguien tendrá que hacerlo.

#3291

Re: España país de pandereta y genocidio

Si los únicos que se acordaban de ese señor enterrado hace 80 años ( osea casi un siglo) en ese lugar son ellos ... el resto de los españolitos de a pie no teníamos por costumbre peregrinar al valle en cuestión, pero como han perdido la lucha de clases, tienen que buscar lío ...y entre la ideología de género y la memoria histórica (de unos desmemoriados), tienen el plato lleno para servir el menú... solo les faltaba el postre y fijate por donde se apuntaron a la crema catalana.

#3292

Re: España país de pandereta y genocidio

El amigo Eheminga Dominga de Pedorremos se ha puesto en Twitter la bandera de ESPAÑA.

Tremendo los milagros que puede hacer la proximidad de unas elecciones y las perspectivas de una debacle electoral

 

 

#3293

Re: España país de pandereta y genocidio

de mucho de lo que hablas he puesto informacion al respecto, no hace mucho hablamos de cuba y tambien de paracuellos y un poco antes de la invasion francesa y de los tercios de flandes....

sobre lo que dice de la frase perdonar nunca olvidar....asi pienso y actuo yo, otra cosa es pretender que TODOS hagan lo mismo.

saludos

#3294

Re: España país de pandereta y genocidio

El reverso del Rey Hechizado, endogámico y enfermo: un reinado de reformas y recuperación en España

Que la obra de Medinaceli y de Oropesa no fue en vano lo pudo comprobar Felipe V a su llegada a España. Gracias a las reformas de Carlos II, el primer borbón pudo encontrarse una moneda estable en Castilla y unos precios al fin a la baja tras casi dos siglos de crisis

César Cervera César Cervera
@C_Cervera_MSeguir

Actualizado:14/01/2019 09:41h

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El nuncio papal  Nicolini describió a Carlos II, a sus 20 años, como alguien de «un cuerpo tan débil como su mente». La historia había arrojado un imperio de responsabilidades sobre la espalda de un hombre que «no puede enderezar su cuerpo sino cuando camina, a menos de arrimarse a una pared, una mesa u otra cosa».  El embajador inglés dijo en alto lo que todos pensaban: «No hay la menor esperanza de la recuperación de este monarca… Parece un fantasma y se mueve como una figura de reloj. Se habla de darle una dieta de gallinas y capones, combinada con carne de víbora». Con ese rey raquítico se podía hacer lo que se desee, «pues carece de voluntad propia». Y ya se sabe que un rey sin voluntad es, a vista de los nobles, lo que una bolsa de caramelos abandonada a la puerta de un colegio.

El reinado de Carlos II estuvo marcado por los problemas de salud del monarca, que terminó por creerse que era víctima de algún maleficio. Nada más lejos de la realidad;  su coeficiente de consanguinidadalcanzó el 0,25 por ciento, el equivalente al fruto de una relación entre un padre y una hija, o entre un hermano y una hermana. Sus problemas físicos y mentales eran consecuencia de la política matrimonial que los Habsburgo habían realizado durante más de un siglo. La endogamia no era una maldición, sino un obstáculo genético.

El tumulto de válidos dio lugar a un reinado que, por momentos, afrontó desde una perpectiva largo placista los problemas internos que atenazaban a la península desde tiempos de los Austrias mayores

 

El resultado de este Rey inerte es que, si bien otros monarcas de la dinastías habían tenido uno o dos válidos durante sus reinados,  Carlos II tuvo hasta cinco válidos, entre ellos personajes de escasa utilidad política y otros con gran talento.  Everardo Nithard, Fernando de Valenzuela,  Juan de Austria, el Duque de Medinacelli y el Conde de Oropesa ocuparon hasta 1691 el cargo, pronto convertido en primer ministro. Tras ellos,  la Reina Mariana de Neoburgo, esposa de Carlos, subastó el título entre personas olvidables y olvidados como Juan de Angulo, apodado el Mulo, o Alonso Carnero, el Duque de Montalvo, o el Conde de Melgar, quienes actuaron a su voluntad, sin directrices claras.

 

Mientras  el Imperio español debió enfrentarse a más enemigos que nunca, el tumulto de válidos dio lugar a un reinado que, por momentos, afrontó desde una perpectiva largo placista los problemas internos que atenazaban a la península desde tiempos de  los Austrias mayores. Especialmente el Duque de Medinacelli y el Conde de Oropesa pusieron en marcha unas reformas estructurales que, si bien no fueron visibles hasta años después, contribuyeron a que la economía y la demografía española levantaran al fin la cabeza.

Las reformas que necesitaba el país

Los resultados de estos reformistas han terminado por desarmar el mito del Rey hechizado dirigiendo un país sin rumbo y extremando  la ruina de Felipe IV. La revisión de los datos de su reinado advierten que se registró una recuperación económica a partir de 1660. La agricultura castellana mostró signos positivos durante estos años, viviéndose un proceso de ruralización que cortó la sangría demográfica iniciada en tiempos de  Felipe II. Una sangría de la que estuvo exenta la población eclesiástica. España era cada vez más un país de monjas, curas y fanáticos: si en 1620 había aproximadamente 100.000 eclesiásticos; en 1660, el número sobrepasaba los 180.000.

El alto número de representantes de Dios y la acumulación de tierras en manos de la Iglesia, e l 15% de Castilla, dio pie a las protestas de la aristocracia contra los eclesiásticos, en un país donde faltaban trabajadores productivos. En 1689,  el gobierno de Carlos II tomó una medida sin precedente al pedir que se suspendieran temporalmente las ordenaciones de sacerdotes.

Retrato del Duque de Medinaceli

Retrato del Duque de Medinaceli

El bienintencionado Medinaceli, uno de los nobles más ricos de Castilla, consideraba además prioritario acabar con el problema del exagerado precio de la plata. La devaluación del vellón de plata ( ese invento desastroso de tiempos de Felipe III) arruinó a miles de rentistas de Castilla y colapsó durante años los circuitos comerciales.

Las actividades comerciales y financieras se recuperaron en los años finales del siglo, porque se pusieron en marcha medidas que aliviaron la presión fiscal. Además, con las remesas de plata americana cayendo, España redujo drásticamente los gastos militares, al menos mientras lo permitió  el belicoso Luis XIV de Francia, y Castilla recuperó su tejido industrial. Se declaró aquí que los propietarios de fábricas y los strial. Se declaró aquí que los propietarios de fábricas y los grandes comerciantes si pudieran ser reconocidos como nobles. Una medida que pretendía romper con la consideración de oficios viles para los artesanos, los cuales estaban inhabilitados para ser nombrados nobles.

En la relación con  la Corona de Aragón y el resto de reinos periféricos, Carlos II abandonó los intentos centralizadores de su padre, dando lugar a una etapa sin apenas injerencias en los asuntos de este territorio español. Eso a pesar de que las Cortes no se reunieron ni una sola vez en todo su reinado. Así las cosas, Carlos mantuvo también sólidamente las riendas del Gobierno en Nápoles, Sicilia y Milán, gracias a una serie de virreyes y gobernadores generales cuya capacidad política nada tenía que envidiar a la de los grandes personajes de tiempos anteriores. Las posesiones italianas aguantaron sin despeinarse las acometidas francesas, mientras que los Países Bajos se salvaron con el esfuerzo de las tropas locales.

Los planes del joven Oropesa eran muy ambiciosos, e incluso se propuso reformar la Inquisición, en proceso de decadencia

En cualquier caso, las medidas económicas de Medinaceli funcionaron mejor a largo plazo que a corto. La devaluación de la moneda llevó al colapso de los precios, provocando una ola de protestas en diversos puntos de la península. Así, una nueva ráfaga de derrotas frente a Francia, que concluyeron en  la Paz de Basilea (1684), precipitó la dimisión del valido, que se retiró a su residencia alcarreña.

En vísperas del segundo matrimonio del Rey, adquirió enorme protagonismo el sustituto natural de Medinaceli,  el Conde de Oropesa, un personaje todavía más reformador que su predecesor. Recién alcanzado el cargo, el conde realizó una nueva devaluación monetaria. Los resultados fueron catastróficos a corto plazo, con el derrumbe de los precios hasta la mitad y con una cadena de quiebras entre los comerciantes. Además de reducir los gastos de la Corona, el nuevo valido reestructuró la Hacienda Real, creando la Superintendencia de Hacienda, que tantos buenos servicios darían a las reformas borbónicas. Los planes del joven Oropesa eran muy ambiciosos, e incluso se propuso reformar la Inquisición, en proceso de decadencia. Pero como ha sido siempre habitual en la historia de España, el reformador no tardó en presionar la tecla equivocada y le reformaron a él.

El castillo de Oropesa, en Jarandilla de la Vera.

El castillo de Oropesa, en Jarandilla de la Vera.

Que la obra de Medinaceli y de Oropesa no fue en vano lo pudo comprobar  Felipe V a su llegada a España. Gracias a las reformas de Carlos II, el primer borbón pudo encontrarse una moneda estable en Castilla y unos precios al fin a la baja tras casi dos siglos de crisis. De hecho,  el reinado del último Habsburgo español fue el primero en el que no introdujeron nuevos impuestos, ni se intentó modificar el peso de la recaudación por otras vías.

La población se recuperó de  Valencia a Castilla al calor de unas cosechas abundantes y de unos años sin peste. Además, el comercio aumentó con el auge de Bilbao como puerto de referencia y el desplazamiento de Sevilla por Cádiz en la ruta con América. Y precisamente al otro lado del charco llegó a su fin el tiempo de las grandes remesas de oro y plata, pues la crisis en la Península coincidió con el crecimiento de la economía americana.

Salvador del arte español

En una muestra de que no era del todo ajeno al mundo, Carlos II también defendió las pinturas que sus antepasados habían atesorado de la rapiña de su esposa Mariana, empeñada en regalárselas a su hermano, el elector  Juan Guillermo del Palatinado, que era un ansioso coleccionista. Y no fue la única vez en la que el Rey Hechizado salió en defensa del patrimonio de la Corona.

En junio de 1671, se desencadenó el mayor incendio en la historia del Real Monasterio de El Escorial, que se alargó durante tanto tiempo (15 días) «que podía acabar con un mundo entero». Se perdieron algunos cuadros valiosos, pero el fuego sobre todo se cebó con la colección de miles de códices árabes y  manuscritos medievales reunidos por Felipe II en su biblioteca. Durante el reinado de Carlos II se realizó la reconstrucción del edificio y se procuró recuperar el patrimonio dañado. No en vano, la primera propuesta de reconstrucción pretendía eliminar un piso entero, el llamado noviciado, y sustituir los empizarrados de la fachada exterior por cubiertas ligeramente inclinadas.  Felipe II tenía razones para revolverse en su tumba: estas modificaciones restaban más de tres metros de altura al edificio, aunque conseguían reducir al mínimo el riesgo de nuevos incendios.

Pintura que muestra a Carlos II durante la bendición del Santísimo en la basílica de El Escorial

Pintura que muestra a Carlos II durante la bendición del Santísimo en la basílica de El Escorial

Las fuertes protestas contra aquel proyecto condujeron a la regente, la reina madre, a recuperar la traza primitiva, aunque ello supusiera aumentar el presupuesto. Tras superar los sucesivos problemas económicos, las obras se dieron por terminadas en 1679. Los códices no fueron reemplazados porque era imposible, pero  la destrucción de pinturas menores fue compensada con la generosidad de Carlos II y de su madre. El artista Lucas Jordán decoró las bóvedas ennegrecidas con pinturas al fresco; mientras que el pintor de cámara,  Juan Carreño de Miranda, se encargó de repartir por el palacio una colección de cuadros, unos 50, donados por el Rey.

#3295

Re: España país de pandereta y genocidio

Hay una figura digital conocida por su maestría para canibalizar la atención de los usuarios empleando muy pocos recursos. Es el troll. Lanza mentiras y finge que su interés es debatir como uno más, pero solo desea disfrutar viendo como los demás lo rebaten. El consejo de Rubí, el de siempre: "No lo alimentes". 

"El escándalo, la provocación, tiene un gran capacidad para descentrarte. Tu oponente no quiere tus argumentos sino atraparte en la disputa digital. Eso fagocita tu tiempo, ayuda a difundir sus ideas, expulsa a los sectores moderados y además alimenta el algoritmo de tu contrincante en detrimento del tuyo", enumera. En resumen: "Es un malísimo negocio".

https://www.eldiario.es/tecnologia/Vox-redes-sociales_0_855664790.html

¿no os suena que hay personajes por aquí tipo troll? 

Es exactamente lo que hacen algunos por aquí.... Es un forocoches de nivel 2...jeje...

 

#3297

Re: España país de pandereta y genocidio

Nada más tonto que un político de izquierdas

   Yusef Basha

 

 

 

 

Desde hace bastante tiempo se está haciendo cada vez más habitual el escuchar expresiones del tipo “si tan de izquierdas eres, <<insertar tópico>>”. No me interesa debatir si el hecho de ser comunista y tener un smartphone de última generación es incongruente – bastaría con leer un poco a Marx para darse cuenta de lo absurdo de tal consideración. Tampoco me preocupa la cuestión de que mencionados reproches suelan producirse casi siempre en sentido de derecha a izquierda, y de hecho enseguida explicaré cómo esto tiene su lógica. Lo que sí me gustaría es generar un nuevo debate: ¿Hay realmente hipocresía en los comportamientos en aparente contradicción con las propias convicciones?

Comunistas con iPhone y médicos fumadores

El estereotipo en cuestión recuerda mucho al típico caso del médico fumador (o al aún más antiguo dicho de la casa del herrero). Es un hecho científico demostrado que fumar provoca de forma directa, favorece la aparición espontánea o agrava todo tipo de enfermedades. Un médico, por su formación, tiene conocimientos suficientes para hacer una recomendación en base a dichos datos y al correcto uso de la razón. Si tal médico, en su vida privada, deja a un lado la razón y los datos y decide fumar, siguiendo en este caso sus deseos más irracionales, ¿está siendo un hipócrita?

En otras palabras, ¿os imagináis a un médico diciéndole a su paciente “puesto que yo fumo, tengo que recomendarle a usted que fume también para así conservar la coherencia”?

 

 

Aquí aparece el primero de vuestros vicios que quiero tratar en este texto: La confusión entre gustos o deseos y opiniones o pensamientos. Los primeros no necesitan un motivo para aparecer. Son producto de los más bajos instintos. Los segundos, requieren de una base racional lógica y siempre necesitan ser argumentados.

Jamás querréis admitir que algo que os gusta es malo, de la misma manera que una persona maltratada por su pareja se niega a aceptar que su maltratador es un montón de mierda TWEET

Un ejemplo clásico es el que surge a la hora de valorar una obra artística. Uno puede, por ejemplo, disfrutar de una película y sin embargo después analizarla y, mediante el conocimiento y la razón, argumentar que es una mala película. O, al contrario, se puede aborrecer una película y pensar, no obstante, que es buena.

He elegido este ejemplo arbitrariamente porque sé que es un caso muy concreto en el que os cuesta muchísimo diferenciar entre gustos y opiniones. Y los motivos para que esto suceda son irracionales. Jamás querréis admitir que algo que os gusta es malo, de la misma manera que una persona maltratada por su pareja se niega a aceptar que su maltratador es un montón de mierda.

La mentira de la coherencia como sinónimo de lealtad

Karl Marx

Os resulta imposible admitir la posibilidad de que podáis estar equivocados. O más aún, de que aquél al que odiáis [irracional, gustos] pueda tener razón [racional, opiniones], cuando se trata de dos hechos totalmente independientes y, por tanto, compatibles.

Y es aquí donde llegamos al segundo de vuestros vicios: La confusión entre coherencia y lealtad.

Soléis pensar que alguien es coherente cuando es “fiel” a sus ideas. De hecho, admiráis bastante a quienes tienen convencimientos firmes y despreciáis a quien cambia de opinión con facilidad. Ahora, volvamos a la diferenciación anterior entre lo irracional y lo racional y es fácil ver que aquí se cumple de nuevo la misma dualidad.

No hay nada más racional y coherente que un cambio de opinión ante una nueva evidencia que tira por tierra la tesis anterior, nada más racional y coherente que admitir los propios errores y dar la razón al oponente cuando la tiene, nada más racional y coherente que equivocarse y rectificar, que contradecirse y admitirlo.

Efectivamente, la coherencia no puede ser otra cosa más que precisamente algo totalmente opuesto a la lealtad, cobijo ésta de la irracionalidad.

Y así, por fin llegamos al tercero de vuestros vicios que quiero tratar hoy, y el más importante de ellos: La confusión entre ideas y creencias.

La coherencia no puede ser otra cosa más que precisamente algo totalmente opuesto a la lealtad, cobijo ésta de la irracionalidad TWEET

Los verdaderos hipócritas

Por todos los motivos planteados, es obvio que ser hipócrita no consiste en traicionar un pensamiento, pues los pensamientos no pueden ser traicionados. Los pensamientos, por muy brillantes que sean, son imperfectos, van y vienen, se transforman y se contradicen a menudo sin por ello dejar de ser relevantes. No en vano, ésa es la naturaleza propia de los pensamientos, de las ideas, en oposición a las creencias.

Las creencias, puesto que se creen perfectas e inalterables, son las que sí se pueden traicionar. Pero, ¿es traicionar una creencia un acto de hipocresía? ¿Es el apóstata un hipócrita? No lo creo. El acto de traicionar una creencia es, en muchos casos, una liberación, un abrazo al pensamiento racional por encima de la presión social y cultural. ¿Hay algo menos hipócrita que eso?

 

¿En qué consiste, pues, la hipocresía? La hipocresía consiste bien en hacer pasar creencias por pensamientos o bien en hacer pasar pensamientos por creencias.

Un ejemplo de lo segundo se podría extraer del caso del médico fumador mencionado anteriormente. En este caso, que alguien opine que fumar es malo a pesar de fumar él mismo no implica hipocresía en absoluto siempre que se mantenga la coherente separación entre deseo y razón, como ya he explicado. La hipocresía llega cuando la opinión se convierte en creencia, en dogma, y esa persona predica que el único camino posible es el de no fumar y desprecia a todo aquél que lo haga. Eso es un acto hipócrita de por sí, sin necesidad alguna de que el predicador sea fumador, pues está convirtiendo un pensamiento racional en creencia y desdeñando a quien no acata ese mismo dogma.

Ejemplos más naturales de esta tendencia, con los que uno se puede sentir más familiarizado, son los movimientos antirracistas, anti-maltrato animal o veganos, o todas las variantes del feminismo moderno (o  feminismo de falsa bandera), incluyendo esa impepinable memez a la que llaman “lenguaje inclusivo” o el más reciente movimiento sectario  #MeToo. En todos estos casos se han sustituido los debates intelectuales por juicios morales. Son ejemplos de hipocresía que toman una idea originalmente racional para tornarla en dogma intransigente y condenar al infierno a todo pérfido hereje que se atreva a desviarse de sus preceptos.

La hipocresía consiste bien en hacer pasar creencias por pensamientos o bien en hacer pasar pensamientos por creencias TWEET

Un ejemplo de lo contrario, es decir, de convertir creencias en pensamientos, sería el de defender a una persona en una situación concreta, y condenar a otra persona en una situación análoga, por mera afinidad ideológica (probad a  preguntar a cualquiera, sea del bando que sea, qué opinan de las detenciones de los Jordis, por un lado, y de Leopoldo López, por otro lado, y seguro que no os cuesta nada encontrar a algún verdadero hipócrita). En este caso interviene aquello también mencionado anteriormente de que resulta casi imposible admitir que aquél a quien odias pueda tener razón o que aquél a quien amas pueda estar equivocado. Por tener fe en el que defiende tu misma ideología, se intenta racionalizar su situación (“lo defiendo por estas razones objetivas”), pero cuando se da un caso similar en el que el afectado es de ideología dispar, el criterio cambia. Es decir, desde un principio se está juzgando en relación a las propias creencias (“el que es de los míos es bueno y el que es rival es malo”), pero se está haciendo pasar esa fe por razón. Eso es hipocresía.

La Habana

Aunque probablemente a estas alturas ya nadie recordará que lo había prometido al comienzo (o le importará una mierda, o ambas cosas), ahora es cuando me toca explicar por qué las afirmaciones del tipo “si tan de izquierdas eres…” son más comunes que las equivalentes “si tan de derechas eres…”.

Esto sucede porque la derecha se basa en el conservadurismo de la fe. Tienen fe en el sistema imperante (en la actualidad, dicho sistema sería el capitalismo o eso a lo que llaman “democracia”) y tratan de racionalizarlo. Por eso acusan a los de izquierdas de ser hipócritas por no ser fieles a sus ideas, porque, como representantes de la fe, para ellos la lealtad lo es todo y la traición el mayor de los defectos.

En la izquierda ocurre lo contrario. La izquierda, en su concepto más puro ya prácticamente desaparecido, se inspira en la razón y es por ello que debería ser normal para alguien de izquierdas defender unas ideas racionales pero de vez en cuando hacer cosas motivadas sus por los propios deseos irracionales, o cambiar tales ideas, o incluso traicionarlas. Y no sólo no dejarían de ser de izquierdas por ello, sino que sería precisamente ahí, en la belleza de la transigencia – cualidad infravalorada donde las haya -, donde radicaría su coherencia.

La izquierda se ha metido en una espiral hipócrita de confusión conceptual, en la que ideas racionales convertidas en creencias tratan de racionalizarse de nuevo dando lugar a conceptos cada vez más aberrantes TWEET

Sin embargo, tal coherencia ha desaparecido por completo para dar lugar a una izquierda totalmente atrapada en el primer caso de hipocresía que describía. Y que, una vez convertidas en creencias todas las ideas racionales en las que una vez se asentó, ha llegado a un punto en el que también ha empezado a caer muy a menudo en el segundo tipo. La izquierda se ha metido en una espiral hipócrita de confusión conceptual representada por los tres vicios ya mencionados, en la que ideas racionales convertidas en creencias tratan de racionalizarse de nuevo dando lugar a conceptos cada vez más aberrantes.

 

La izquierda perdió la razón

Ser de izquierdas no consiste en formar una fe [irracional] y mantenerse fiel a ella [irracional] despreciando al integrante del pueblo cuya opinión no comulgue con el dogma [irracional].

Ser de izquierdas, en teoría, consiste en proponer una serie de ideas fundamentadas en el análisis y en la razón [racional], mantenerse abierto al debate y a la modificación de dichas ideas [racional] y siempre apoyando al pueblo sometido sin importar las ideas que éstos defiendan [racional].

¿En cuál de las anteriores categorías enmarcaríais a la izquierda actual? En efecto, la izquierda hace tiempo que perdió la razón.

La izquierda ha abandonado todo atisbo de racionalidad para centrarse en hacer juicios morales. Ya no acusa a la derecha de ser irracional, sino de ser malvada. Ha abdicado de su papel de abanderado de la razón para convertirse en abanderado de la pureza espiritual, papel que otrora perteneció a la Iglesia.

La izquierda moderna se empeña en insistir en el comunitarismo, en la necesidad de permanecer juntos, en el “unidos podemos”. Pero juntos es imposible avanzar. Con la homogeneidad ideológica sólo se puede ser una masa que actúa desde la fe. Y es que el comunitarismo es otro concepto en eterno matrimonio con la religión – en el mundo contemporáneo, no se me ocurre mejor ejemplo de pueblo unido que el pueblo musulmán.

La izquierda ya no acusa a la derecha de ser irracional, sino de ser malvada. Ha abdicado de su papel de abanderado de la razón para convertirse en abanderado de la pureza espiritual, papel que otrora perteneció a la Iglesia TWEET

Permanecer unidos sólo sirve para mantenerse en la misma situación, para ser conservador. El progreso se consigue discrepando, debatiendo, oponiéndose al pensamiento único. Una sociedad sólo puede avanzar en su conjunto si cada uno de los que la componen avanza independientemente, conservando su pensamiento individual.

La izquierda ya no es más que un cúmulo de ideologías sectarias firmes e inalterables, las cuales nadie osa cuestionar. La izquierda ya no lucha, por tanto, por proteger a la clase trabajadora, sino por proteger a su dogma ante todo aquél que lo cuestione. Es decir, ante el que tenga una opinión distinta. Ya no debería sorprender que, de nuevo, entremos en terreno tradicionalmente reservado para la Iglesia.

Obreros de derechas y políticos de izquierdas

No hay mejor prueba de todo lo expuesto anteriormente que precisamente la que se ha convertido en la reacción más habitual al “si tan de izquierdas eres…”, que, lejos de ser una reacción de defensa de la racionalidad de la ausencia de dogmas, es una reacción de sentimiento de ofensa y de contraataque con un abyecto “no hay nada más tonto que un obrero de derechas”.

Hugo Chávez

La izquierda debería comprender y respetar que los ciudadanos de clase humilde traten de adaptarse al entorno que se les ha impuesto y ser lo más felices que puedan en él, puesto que no conocen otra cosa. Para alguien que no está acomodado, no hay mayor felicidad que dicha comodidad. Y, si la alcanzan, lo normal es que quieran conservarla y elegir al que promete hacerlo por encima de a aquél que promete muchos cambios a los que no puede evitar mirar con recelo. Y más aún si ese que propone cambios insiste en decirles que no son felices, cuando ellos no lo sienten así. ¿Cómo no desconfiar del que quiere hacerte infeliz? El obrero de derechas no es traidor a ninguna fe. No es enemigo de nadie.

Y, de hecho, si entramos en ese juego de falacias, el equivalente a un obrero de derechas es un político de izquierdas. Tan tonto sería el uno como el otro. El suponer que toda idea existente es parte de un dogma haría que uno tuviera que tener por cojones las ideas que correspondan a su propia clase: un obrero sólo puede ser de izquierdas y alguien de izquierdas sólo puede ser obrero; un miembro de la clase gobernante sólo puede ser de derechas y alguien de derechas sólo puede pertenecer a la clase gobernante.

Uno de los grandes problemas derivados de esto es la incapacidad para distinguir un problema social de uno político o ideológico y, por extensión, la esquizofrenia derivada de ello a la hora de defender al pueblo ante abusos. Así, un buen caso de hipocresía en el que ideas se convierten en creencias es el del que dice ser de izquierdas y, sin embargo, defiende a políticos por encima de a los pueblos a los que éstos someten, sólo porque el político en cuestión dice ser de izquierdas y el pueblo sometido rechaza tal ideología. Claros ejemplos de esto son Castro, la dupla Chávez-Maduro o, más recientemente, la banda de políticos nacionalistas catalanes que quieren imponer la creación de su españita pasando por encima del individuo humilde mediante la manipulación y alienación de toda una región.

El obrero de derechas debería ser mucho más valioso para la izquierda que el político de izquierdas. A la izquierda no le interesa la ideología de aquél a quien defiende, sino sólo su condición social. Y esto es fundamental.

La izquierda tiene que olvidarse de una puta vez de guerras ideológicas. No hay más lucha que la lucha de clases, la cual no tiene nada que ver con ideologías.Toda lucha ideológica es una lucha religiosa TWEET

La izquierda tiene que olvidarse de una puta vez de guerras ideológicas. No hay más lucha que la lucha de clases, la cual no tiene absolutamente nada que ver con ideologías.

Toda lucha ideológica es una lucha religiosa, pues sólo las creencias pueden enfrentarse entre ellas. Las ideas, a diferencia de las creencias, no se ofenden, ni se traicionan, ni se imponen, ni se oponen unas a otras. Las ideas se cuestionan, se complementan, se combinan y se transforman dando lugar a nuevas ideas que seguirán fluyendo libremente.

¡Dejad en paz a las ideas con sus contradicciones! Si tenéis que destruir algo, que sea a las creencias. Ésas son las verdaderas hipócritas: mentiras que se hacen pasar por verdades.

 

 

P.D. No puedo terminar sin añadir un brillante párrafo del artículo  Transgresores y Ofendidos, de Rafael Sánchez Ferlosio, que sin duda ayuda a dar cohesión al texto:

 

“Si recurrimos a la dualidad de Ortega: “ideas” y “creencias”, la diferencia más inmediatamente visible es la sintomática: las creencias exigen -o necesitan- ser respetadas, las ideas no. También parece claro que en cuanto las ideas se pusiesen a exigir respeto se cortaría la conversación y cesaría el conocimiento. Tal vez no sería temerario imaginar que el día en que “las creencias en sí mismas” -si es que se puede hablar así, que no creo que se pueda- viesen que empezaban a ser tratadas sin respeto, lejos de ofenderse, se sentirían muy honradas, liberadas por fin de la amordazadora incondicionalidad de los creyentes, cuyo respeto es como cantar de corrido sus palabras, como puros flatus uocis, sin prestar oído a significación alguna.”

#3298

Re: España país de pandereta y genocidio

El mundo de los Trolls es tan ridículo como parece, pero se ha demostrado que es importante conocerlo para desactivarlo....

 

#3299

Re: España país de pandereta y genocidio

La comunidad hispano hablante como tú dices, ¿le ha quedado a España? Tienes unos delirios de grandeza que esconden algún complejo inconfesable.

El silencio es hermoso cuando no es impuesto.

#3300

Re: España país de pandereta y genocidio

¿De dónde te sacas esos 500 años?