¿Cuatro años de gritar "No nos representan" para esto? También es verdad que los indignados se hartaron de gritar "PSOE, PP, la misma mierda es" y en cuanto tuvieron la primera ocasión se aliaron con el PSOE para acceder al poder. Pero es indudable que el madrileño medio –incluso muchos de los que votaron a Ahora Madrid el pasado 24-M– no se identifican con los concejales que han ocupado el poder en el Ayuntamiento de Madrid. No nos representan.
No nos representan quienes banalizan el Holocausto.
No nos representan quienes incitan al odio.
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No nos representan quienes abogan por guillotinar o empalar a sus adversarios políticos.
No nos representan quienes asaltan capillas al grito de "Arderéis como en el 36".
No nos representan quienes ocupan edificios privados y exigen al Ayuntamiento de Madrid, por la vía de los hechos, que se les entreguen para ser "autogestionados".
Y no nos representan quienes, como la alcaldesa, deciden que un concejal puede ser el responsable del distrito de Fuencarral-El Pardo (el mayor, por extensión, de Madrid) pero no de Cultura sin dar ni una sola justificación al respecto.
Los que se arrogan la exclusiva representación del pueblo y sólo creen que hay democracia cuando gobiernan ellos se caracterizan por su intolerancia. En eso –como en tantas otras cosas– son muy distintos de los madrileños. Madrid es una ciudad plural, abierta y respetuosa. Las opiniones de los madrileños son muy diversas. La forma de asegurar la convivencia entre madrileños es, precisamente, a través del respeto mutuo.
Hoy, los intolerantes gobiernan en Madrid. Ya sabemos que su objetivo es que el miedo cambie de bando. En su mente, pues, Madrid está conformada por dos bandos. Su voluntad es usar el poder del Ayuntamiento para infundir miedo al bando contrario. ¿Quién es el "bando contrario"? Igual que con el concepto de rico, no hay un criterio claro. Está, más bien, sujeto a la conveniencia política. Son los que interese que sean. Son, en general, "los demás".
El miedo al que se refieren los miembros del nuevo equipo de Gobierno municipal no es un concepto abstracto. Es una amenaza cierta de violencia. Así lo demuestran sus declaraciones citadas más arriba. Y sus referencias más o menos culturales. Todo el mundo que conozca la serie Juego de tronos (la referencia cultural para los dirigentes de Podemos) sabe perfectamente que es una serie muy violenta, donde las disputas políticas se resuelven espada en mano.
La forma medieval de hacer política no representa a los madrileños. Éstos quieren argumentos, debates, ideas, innovación y cambio. Y, sobre todo, quieren soluciones a sus problemas cotidianos. Bastante tienen con ellos para que, encima, el Ayuntamiento se convierta en un instrumento para infundir miedo.
Percival Manglano, concejal del Ayuntamiento de Madrid por el Partido Popular.