Para la generación anterior de la anterior, todo era un valle de lágrimas.
(Evidentemente influenciados por un catolicismo, que lo inundaba todo)
Pero había un concepto de compromiso en la vida (probablemente también influenciado por la religión, quien sabe...) , que hacía que las relaciones laborales, de pareja, de amistades, de negocios, fuesen "sentidas" con vistas al largo plazo.
La generación actual, que llora que llora, se indigna que se indigna, protesta que protesta, tiene el umbral del compromiso por debajo de 0.
Esa falta de compromiso no es una fiesta, es un reclamo infantil, que piensa que les va a hacer sentir mejor.
Base del consumismo imperante que todos padecemos, y en el que parte hemos sido todos aleccionados, durante las últimas décadas.
Pero del que la generación actual, se puede considerar, su más fiel abanderada.