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Qué opinión os merece Airbnb?

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Qué opinión os merece Airbnb?
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Qué opinión os merece Airbnb?
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#31

Re: Qué opinión os merece Airbnb?

Por mencionar una que conozco:

Playa de Biarritz, no tiene mala pinta:

 

El silencio es hermoso cuando no es impuesto.

#32

Re: Qué opinión os merece Airbnb?

En cataluña y sobretodo en los bosques cercanos a grandes ciudades lo que esta ocurriendo es horrible.

 

Los bosques se estan convirtiendo en las ramblas y el mayor peligro los ciclistas, un colectivo que se salta todas las leyes.. la primera es que no pueden circular por senderos SOLO PUEDEN CIRCULAR por caminos de mas de 4 metros....

Pues ya me ves a mi cuando voy por los senderos con un miedo terrible a que una bicicleta me atropelle, porque encima muchos se ponen en bajadas cuesta abajo y en caida libre porque parece que les gustan los descensos... a ellos no les pasa nada mas muy bien protegidos para caerse cuantas veces haga falta... pero el peaton no.

 

#33

Re: Qué opinión os merece Airbnb?

Muy bueno tu comentario. También tenemos que dedicar algunas críticas a los ciclistas descontrolados que empiezan a ser una plaga. Donde yo vivo, circulan a todo meter por las aceras a pesar de disponer de una magnífica red de carriles bici que habrá costado una pasta.

Que conste que lo estamos criticando antes de que se fijen los de la CUP.

 

El silencio es hermoso cuando no es impuesto.

#34

Re: Qué opinión os merece Airbnb?

Buenas, Serra.

 

Continuando con la reflexión que hacía en mi respuesta #29:

"Voy un poco más allá; el tema de las plataformas del tipo airbnb representan la evolución de la sociedad con la revolución digital,  la economía colaborativa,, la ¿democratización? de todo para que hasta el más plebeyo pueda acceder a todos y cada uno de los servicios por muy elitistas y caros que podamos imaginar, el low cost,... Todo ello nos ofrece el beneficio de la facilidad para acceder a servicos e inversiones, pero degrada gran parte de la cadena productiva (calidad del servicio, regulación,  reducción de costes laborales-salarios-protección de los trabajadores,...), como sucede con otros sectores productivos asaltados por una economía colaborativa llevada al extremo en su vertiente más capitalista (menuda contradicción, colaborativo vs capitalismo), tal,como sucede en el sector del taxi (uber, cabify, blablacar ..), la distribución  (amazon, deliveroo,...),...

 

Además la falta de regulación y la ausencia de cargas fiscales para los propietarios que no declaran beneficios provoca un perjuicio, tanto al resto de personas que sí cotizan por sus actividades lucrativas como a los establecimientos hosteleros (sujetos a la presión impositiva y la estricta regulacion) y los vecinos que sufren el descontrol de los inquilinos".

 

 

Como decía,  cabe preguntarnos si queremos renunciar a la ¿democratización? de todo y si la economía colaborativa ha dejado de ser colaborativa y ha pasado a ser única y exclusivamente una economía capitalista en su extremo más oscuro controlada por grandes empresas.

Interesante artículo que leí hace un mes de Enrique Dans ( una de las figuras más infuyentes en transformación digital y cuarta revolución industrial) al respecto :

Cuando la economía colaborativa no es colaborativa y cuando regular no es prohibir.

Ayer, durante la mesa redonda propuesta por el Consejo Alumni de la Universidad Abat Oliva, y tras  la conferencia introductoria que ofrecí, la moderadora nos preguntó que opinábamos de las plataformas de economía colaborativa. Hay que decir que ayer era  un día marcado por la huelga de taxis en Barcelona. Los miembros de la mesa eran la que fuera presidenta de la Asociación Española de Economía Digital,  Elena Gómez de Pozuelo, el fundador de MyTaxi precisamente,  Antonio Cantalapiedra, el como yo ciudadano dublinés  Adolfo Fernandez de Google y el jefe de márketing de Caixa Bank,  Javier Mas.

Las respuestas, cuando se producen desde la óptica de gente que nos dedicamos o tenemos relación directa con lo que supone esta disrupción tecnológica, la digitalización de todo y la transformación de sistemas, modelos y fracturas en las cadenas de valor, suelen ser habitualmente muy laxas con las plataformas que se denominan ‘ economía colaborativa’. Se suele contemplar a plataformas como AirBnb, Uber u otras como si fueran plataformas dónde la gente colabora con otras para que a ambas se les genere un beneficio de algún modo. Ahí está uno de los mayores errores a mi entender.

Airbnb ya no es economía colaborativa. Uber tampoco. Como mucho lo serán en un porcentaje determinado cada vez menor. Ahora son espacios en los que participan revendedores, grupos empresariales, agencias de colocación, propietarios de varios coches o lo que sea. Es justo decir lo que son. Plataformas que facilitan que utilices tu casa o coche, tu tiempo libre o tu tiempo de trabajo como desees y que por ello obtengas rédito. Eso originalmente era economía colaborativa. Ellos disponen una plataforma y tu la utilizas, ellos facturan por el servicio que se genera gracias a tu producto. Pero ya no es sólo así.  Hay derivadas y negarlo por mucho que seamos ‘tecnófilos’, por mucho que nos guste defender la bonanza de una tecnología hambrienta por cambiar estructuras y guetos económicos, no ayuda en nada.

Airbnb es el ejemplo más claro.  Ahora es un cúmulo de revendedores de metros cuadrados al mejor postor. Es el motor de  crecimiento del precio de los alquileres en muchas ciudades y un estímulo a prácticas ilícitas. Eso no es ‘economía colaborativa’. Tampoco Uber ni otros similares.  Se trata de plataformas que han generado una disrupción que considero positiva en sectores que, como le pasó a muchos otros, precisaban de una disrupción. El taxi la necesitaba, el sector hotelero la necesitaba, los grandes fabricantes de coches la necesitan. De ahí que deben seguir funcionando. De ahí que, por ejemplo,  los taxistas deben focalizar en ser un servicio concreto y competitivo y no procurar la eliminación de una competencia que, no se dan cuenta,  es mucho mayor de lo que creen. El rival de taxi ya no es sólo un VTC.

El error de llamar economía compartida a algo que no lo es, es probablemente es parte del origen del problema. En todo caso  son plataformas que reducen aspectos que hasta ahora eran determinantes en la cadena de valor y que eliminan en la práctica intermediarios. Y lo pueden hacer porque la transacción se produce en un lugar llamado ‘Internet’.  Pensar que lo que pasa en la red requiere de una legalidad calcada a lo que pasa en el mundo físico es de aurora boreal. No es lo mismo, no hay las mismas fronteras, las legislaciones son distintas según de donde venga el último ‘bit’, las leyes de competencia son irrelevantes en muchos ámbitos y las regulaciones locales se encuentran descolocadas. Es un error considerarlo todo igual por que no lo es.

No obstante, muchas de esas ‘plataformas colaborativas’ no son más que muestras importantes de la ‘economía circular’.  La utilización de espacios, tiempo, productos a fin de que la vida de los mismos sea optimizada. Sé que es coger el tema con pinzas pero es lo más parecido a la realidad actual. De ahí que mi respuesta ayer fue que 'no hay que prohibir nada, hay que regular. No es lo mismo. No hay que impedir algo que crece en la optimización de recursos y en la reducción de procesos. Que ofrece servicios y experiencias para el consumidor que eran impensables hace unos pocos años'. Cuando un taxista se queja de que los Cabify son competencia desleal, denotan el escaso interés por el cliente y por mejorar el servicio y sólo buscan mantener un status quo que pertenece a otro milenio.

La transformación digital de todo, la disrupción del mundo digital en muchos campos tiene en el negocio del transporte de personas un ejemplo interesante.  El cliente es el centro, en la cadena de valor el consumidor es el protagonista y todo tiene que girar en ese sentido. Los taxistas, en sus reivindicaciones no lo hacen, en su ejercicio no lo evidencian y en su servicio no lo aportan. Ese es su problema y en la economía circular o la mal llamada economía colaborativa sí sucede desde que solicitas un vehículo hasta que te bajas de él.

El debate que debe establecerse de forma seria.  No se trata de prohibir o regular como se regulaba antes. No es cuestión de poner ventajas a quienes tienen un servicio analógico frente a quien lo mueve por Internet.  Se trata de entender un mundo diferente y con reglas distintas y de ejecutar un plan para que la transición a la obligatoria convivencia de dos mundos muy distintos se produzca. Esto no lo va a parar nadie y sería bueno que se le denominara como es.

Ni los que se benefician mucho de esas plataformas ni los que sufren su competencia son ecuánimes. No lo son por intereses creados. Por eso sería bueno que unos aceptasen definirse como lo que son, otros aceptaran que vivimos en un mundo distinto y, finalmente,  los legisladores deberían de dejarse de tirarse bolas de mierda en el congresos los unos a los otros y tomarse en serio de una vez, y urgentemente, el mundo que viene. Un mundo que les va a explotar en la cara y, por desgracia, no los va a despertar pero como siempre nos lo van a cobrar.

https://www.marcvidal.net/blog/2017/6/30/cuando-la-economa-colaborativa-no-es-colaborativa-y-cuando-regular-no-es-prohibir

 

Saludos poco  colaborativos y muy empresariales.

 

 

 

#35

Re: Qué opinión os merece Airbnb?

Básicamente es la perversión de las palabra. El término "colaborativa" parece que estaba de moda. 

Alquilar una habitación de tú casa es economía colaborativa, compartir tú coche en un viaje es colaborativo, intercambiar tú casa en unas vacaciones es colaborativa...hasta intercambiar la suegra puede llegar a ser colaborativo...pero todo lo demás es simplemente un negocio que hay que regular y bien...pero sobre todo se debería trazar una línea para no pervertir la palabra.

 

S2

#36

Re: Qué opinión os merece Airbnb?

Ya lo creo que no tiene mala pinta...te lo puedo asegurar...antes no...ahora si jejeje

Nuestro amigo se nota que desconoce lo que es una auténtica playa del norte, Con agua perfecta de temperatura, 4 socorristas en cada playa, servicios más limpios que la patena y encima sin chinas

#37

Re: Qué opinión os merece Airbnb?

Cada dia que paseo por barcelona me quedo asombrado de la de turistas que ves con sus maletas entrando en escaleras de vecinos.

Pobres vecinos los que vivan en ese edificio lo que tendran que aguantar.

Esto deberia estar prohibido, los turistas deben estar todos juntitos en un recinto para ellos.

 

#38

Re: Qué opinión os merece Airbnb?

Lo mejor sería estabularlos.

 

El silencio es hermoso cuando no es impuesto.

#39

Re: Qué opinión os merece Airbnb?

Lo mejor sería que nos mandaran el dinero que se piensan gastar haciendo turismo en España y se quedaran en su país. ;-))

"Generan en Catalunya 500.000 puestos de trabajo, 50.000 millones de euros y el 15% del producto interior bruto (PIB), según datos de la Agència Catalana de Turisme."  !!mucho ojo¡¡ 

#40

Re: Qué opinión os merece Airbnb?

Esos turistas a los que nos referimos (espero que sepas cuáles son) no generan nada salvo basura.

Guárdate las estadísticas para cuando sea el caso.

El silencio es hermoso cuando no es impuesto.

#41

Re: Qué opinión os merece Airbnb?

Cierto... esos paquetes que vienen aviones repletos de ingleses por 200 euros todo incluido con alcohol ilimitado no se que dinero dejan... porque en la primera ambulancia que necesiten ya nos cuesta mucho dinero

#42

Re: Qué opinión os merece Airbnb?

Buenas, Serra.

 

Sólo un apunte antes de entrar en este interesante tema; abriste el hilo en el foro de política y ya creo que sería más adecuado situarlo en el foro de economía (aunque política y economía están más que vinculadas) y además se agradece sobremanera que hasta ahora este hilo no se haya contaminado con la dichosa política. podrías proponer a Rankia que trasladaran el hilo a "economía", si te parece bien.

 

Volvemos con Enrique Dans y un artículo suyo al respecto:

Ciudades, turismo y tragedia de los comunes

Los efectos de una aplicación como Airbnb sobre el desarrollo y planificación de las ciudades, especialmente de las más turísticas, son objeto de  estudio y de  polémica desde hace ya algún tiempo, y conocidos por todo aquel que haya tratado de encontrar recientemente una vivienda de alquiler en el centro de alguna ciudad con atractivo turístico.

El efecto de la aplicación creada por  Brian CheskyJoe Gebbia y  Nathan Blecharczykhace ahora ocho años parece claro y evidente: convierte la explotación de un recurso, el alquiler a corto plazo de propiedades inmobiliarias en áreas turísticas, en algo tan sumamente sencillo y rentable, que pocos pueden resistirse a su atractivo. Las zonas atractivas de las ciudades, que desde el desarrollo del turismo masivo ya sufrían una fuerte presión y, en muchos casos, corrían peligro de convertirse en auténticos parques temáticos, con negocios orientados únicamente al turista y un número cada vez menos de residentes, han visto cómo un número cada vez mayor de propiedades eran puestas en alquiler a través de Airbnb y aplicaciones similares, marcando  valores más elevados para la rentabilidad de la propiedad inmobiliaria y, en consecuencia, haciendo que muchos propietarios que anteriormente arrendaban esas propiedades a residentes se planteen utilizarlas para el alquiler de corto plazo.

El proceso de turistificación, conocido desde hace décadas en casos como el del casco antiguo de Venecia, se agrava de manera significativa al poner el alquiler turístico a corto plazo al alcance de absolutamente cualquiera. La idea inicial de los fundadores de Airbnb,  dos jóvenes a los que no les llegaba el dinero para pagar el alquiler de su casa en San Francisco que decidieron alquilar una de sus habitaciones a asistentes a congresos y conferencias, ha sido en muchos casos sustituida por compañías que concentran múltiples propiedades o edificios enteros y los operan a través de la plataforma, intermediarios que gestionan propiedades de terceros, y toda una industria en torno a la actividad. En San Francisco, la primera ciudad donde la compañía comenzó a operar,  sus oficinas fueron ocupadas por manifestantes en noviembre de 2015, y el ayuntamiento puso en marcha varias  medidas de control, como el registro de las propiedades objeto de alquiler e imponiendo diversas restricciones en términos de número de noches al año y el número de propiedades que cada persona puede poner en la plataforma. Desde entonces, la compañía ha visto protestas y actuaciones en otras ciudades de las 65,000 en las que opera en todo el mundo.

En la práctica, lo que estamos viviendo es ni más ni menos que una consecuencia más de la llamada  tragedia de los comunes: una situación en la cual varios individuos, motivados solo por el interés personal y actuando independiente pero racionalmente, terminan por destruir un recurso compartido limitado (el común) aunque a ninguno de ellos, ya sea como individuos o en conjunto, les convenga que tal destrucción suceda. Aunque el recurso principal en este caso sea de propiedad privada, los inmuebles, el recurso que genera las protestas puede ser interpretado como de naturaleza común: el conjunto de propiedades que conforman la oferta de alquiler de una ciudad o barrio determinado, o el modelo urbanístico al que da lugar su explotación. Resulta difícil argumentar al propietario de un inmueble en el centro de una ciudad que no va a poder optar a maximizar la rentabilidad de su propiedad por el método que estime oportuno dentro de la legalidad, pero muchos propietarios en una zona optando por ese modelo generan un modelo urbanístico de difícil sostenibilidad que resulta del agrado de muy pocos, aunque genere tasas de actividad económica elevadas. ¿Mata un modelo turístico exacerbado la vida de los barrios? Por supuesto, puede convertir una zona en un lugar en el que sea completamente imposible vivir de manera estable… pero esto ya ocurría, en algunas zonas, mucho antes de Airbnb. Personificar en la compañía estadounidense el problema es, claramente, no haberlo estudiado en profundidad.

En ese problema, Airbnb es un relativo recién llegado a una situación que ya de por sí venía de mucho antes, con efectos tanto negativos como positivos. Antes de Airbnb, la actividad de alquiler de propiedades a corto plazo tenía lugar de manera irregular, generalmente ocupando el nivel bajo del espectro de oferta, y dando lugar tanto a experiencias decepcionantes como a la generación de economía sumergida. El control que aporta el uso de la plataforma permite la aparición de un catálogo que apela a los gustos de un amplio espectro de usuarios – desde el bajo coste hasta el lujo más genuino, – tiende a mejorar la experiencia gracias al uso del peer-rating system, e incrementa las posibilidades de control de la actividad económica resultante. Pero por otro lado, esa democratización del alquiler a corto plazo para ponerlo al alcance de cualquiera que posea una propiedad en una zona atractiva se convierte en un problema.

La forma habitual de responder a la tragedia de los comunes cuando esta pasa a suponer un problema para la mayoría ha sido mediante el establecimiento de regulación, y así se está llevando a cabo en algunas ciudades. Pero esa regulación debe responder a muchos elementos: no sirve, como en algunos casos, responder únicamente a los intereses de la industria hotelera tradicional, ni optar por modelos tan restrictivos que den lugar a una marginalización de la actividad. Hay que entender el equilibrio que supone, por un lado, la actividad económica generada por el turismo, y, por otro, la necesidad de convertirla en razonablemente sostenible, teniendo en cuenta además la problemática específica que marca en ese sentido la existencia, en muchos casos, de una marcada estacionalidad vinculada con la actividad. La solución pasa por reevaluar un recurso, el turismo, convertido en auténtico motor económico de muchos territorios, a la luz de la coyuntura marcada por el contexto tecnológico en el que se desarrolla, un contexto que no tiene ninguna posibilidad de vuelta atrás.

https://www.enriquedans.com/2017/08/ciudades-turismo-y-tragedia-de-los-comunes.html

 

En el artículo se menciona la "tragedia de los comunes, algo que jamás había oído y que es la base del problema de la sobreexplotación turística de las ciudades:

https://es.wikipedia.org/wiki/Tragedia_de_los_comunes

 

Una vez más hay que mirar mucho más allá de airnbnb y entender que éste sólo es uno de los innumerables cambios que se están produciendo en los procesos productivos, relaciones laborales, revolución digital... en nuestro entorno y a los que debemos adaptarnos sí o sí, estableciendo una regulación que resulta complicada (para la que aún no hay parámetros e información suficientes) y que los políticos no parecen dispuestos a abordar más allá de sus cortas y encorsetadas miras partidistas.

 

Saludos comunes y trágicos.

#43

Re: Qué opinión os merece Airbnb?

Buenas, Serra.

 

Interesante artículo sobe el cambio en la forma de alquilar los pisos.

 

El futuro de los alquileres pasa por los arrendamientos de corto plazo

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El futuro de los alquileres pasa por los arrendamientos de corto plazo

proptechPUBLICADO EL 21 AGOSTO, 2017

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Puede que hayas oído que Airbnb y la firma de gestión inmobiliaria Lavanda han cerrado una ronda de financiación por un millón de libras.

Entre los inversores, se cuenta el CEO de Purplebricks, Kenny Bruce. Hemos hablado sobre el crecimiento de los alquileres a corto plazo, así que ¿es hora de que el mercado estalle?

Sólo hace un par de meses que se anunció que el fundador de Rightmove,  Harry Hill, era nombrado el presidente de Lavanda.

Ahora, con Kenny Bruce y  otros grandes nombres apoyando a la startup PropTech, está claro que  mucha gente de éxito confía en el modelo de negocio de Lavanda. 

Pero no es el lado de la gestión inmobiliaria de Airbnb lo que interesa a los inversores, sino el  potencial de agitar el mercado inmobiliario residencial.

Kenny Bruce afirmó: “La  innovadora propuesta de Lavanda a los propietarios y agentes crea valor para todos ellos. Al apostar por los cambios en la forma en que la gente vive y trabaja, tiene el potencial de desarrollar un nuevo jugador en el mercado residencial. Estoy encantado de formar parte de la empresa”.

El co-fundador de Lavanda, Guy Westlake, comentó: “ Alquileres más cortos y la economía colaborativa están cambiando el futuro del sector residencial. Es un cambio sísmico al que la industria todavía no se ha adaptado. Nuestra plataforma proporciona a los agentes y gestores inmobiliarios una forma de entrar en este creciente mercado.”

Harry Hill describe Lavanda como la que  tiene la ventaja del primer movimiento, y estoy de acuerdo.

Lavanda se ajusta al estilo de vida de las personas

Tenemos una población migrante al alza y  los alquileres a largo plazo no se ajustan al estilo de vida de muchas personas. Asumir esta tendencia es crecer, lo que parece probable dadas las actitudes modernas hacia el trabajo remoto y flexible, quien pueda llegar al mercado primero y ofrecer soluciones de alquiler a corto tiene el potencial de convertirse en una marca de éxito.

Dado que Lavanda ya tiene el pedigrí de Rightmove y Purplebricks detrás, es probable que aumenten las posibilidades de alcanzar gran reconocimiento.

La economía colaborativa de nuestra población transitoria no puede ser ignorada por el sector inmobiliario. Está provocando el mayor cambio en estilo de vida que hemos visto en generaciones y la forma en que la gente elige sus viviendas es una parte clave.  Sólo es cuestión de tiempo hasta que un especialista en alquileres a corto (la mayoría trabaja con Airbnb) se adapte al mercado residencial.

No es una sorpresa que la primera en actuar sea una firma PropTech, y no una inmobiliaria tradicional, DNA (Hill, un ex ejecutivo de Countrywide, habla bien de Purplebricks, pero condena a menudo a Countrywide y su clase).

Los agentes tradicionales se quedan atrás

Los  agentes tradicionales van a tener que reaccionar a este movimiento de alguna manera. Precisará de la cooperación de los propietarios privados y del apoyo de las empresas de gestión inmobiliaria, pero no todo el mundo quiere aceptar un contrato de seis meses si sólo van a necesitar seis semanas.

Si las  inmobiliarias tradicionales no empiezan a ofrecer alternativas a corto, perderán más clientes frente a empresas como Lavanda y los comentarios de Harry Hill al respecto de que Countrywide sufría un ‘desastre en cuota de mercado’ podrían aplicarse al mercado tradicional en su totalidad.

Si el sector inmobiliario tradicional duda sobre los alquileres a corto, podría contribuir hacia un sentimiento de ‘nosotros y ellos’ en nuestra sociedad.

Por un lado,  tenemos a esos con rentas bajas o moderadas, pegados en el mercado del alquiler para siempre; estos se irán de cabeza a las soluciones tecnológicas que les ofrezcan fluidez y flexibilidad.

Por el otro serán los  ricos quienes, en un círculo de tamaño decreciente, se traspasarán las viviendas entre ellos con la ayuda de agentes tradicionales y bróker.

Tendencias

Cuando consideramos la importancia de estar en el mercado del alquiler hay dos proyecciones comúnmente aceptadas:  Para 2025, más gente vivirá en alquiler, y la población, sobre todo la más joven, va a continuar siendo más transitoria.

Ambas proyecciones son buenas para Lavanda y contribuirán hacia su intento de convertirse en una marca de alquileres.

Las empresas inmobiliarias establecidas necesitan  encontrar una forma de competir en este nuevo mercado. Si no lo hacen, corren el riesgo de convertirse en una firma de propietarios ricos.

Aunque tener una base de clientes ricos no es malo, supone una cuota de mercado muy reducida.

En el mundo de hoy, tener como objetivo un mercado pequeño es insostenible, por no mencionar el riesgo y la estrechez de miras.

http://proptech.es/lavanda-alquileres-corto-plazo/

 

Saludos cada vez más cortoplacistas y más trágicos.

#44

Re: Qué opinión os merece Airbnb?

Nos cuestan mucho dinero ya antes de la ambulancia. Y nos cuestan tener a la ciudadanía con los nervios destrozados y nos cuesta que lo que hace 40 años era la ilusión de toda Europa (un viaje a Mallorca) ahora se considere un destino basura.

Así que la solución es muy sencilla: del vuelo low cost al establo directamente. También nos lo agradecerán las tripulaciones de esos vuelos.

 

El silencio es hermoso cuando no es impuesto.