El Bar de los Pufforeros. Inversión de la A a la Z: Fondos, ETF, planes de pensiones, acciones, metales preciosos, etc

Chanel: llegó la mami y mandó parar

RAFA LATORRE (13/05/2022)
La asamblea de turreznos que desde hace años está sometiendo a España a una terapia agotadora acudió dividida a Benidorm. Querían llevar a Turín o sermón o folclore y llegó la mami y arrasó la turra con un latinazo huracanado, como dejó escrito por aquí Arcadi. Emocionalmente noqueados, los de la turra, quisieron ganar la contienda en los despachos y acudieron a todas las correcciones -a todos los correccionales, o sea- posibles para impugnar a Chanel.

La última fue la del lenguaje, con lo que se confirma que el idioma es el recurso desesperado de los cursis. Gente ceñuda y burrísima, incapaz de captar los matices autoparódicos de un género festivo, se echó encima de la letra de Slomo para contar los barbarismos. De repente, hasta el español fue un objeto de su protección y resulta extraño, porque el español nunca les había importado demasiado. Los de la turra parecían un Menéndez Pelayo enloquecido, andaban sofocados por la posible extinción del idioma, por la infección de anglicismos, y se dirigieron a RTVE con porcentajes muy precisos de las impurezas que contiene Slomo. Con lo simpático que queda ese secondary insustituible. Si de algo carecen los de la turra es de cualquier rastro de humor, son de una solemnidad enunciativa y literal.

No me escondo, yo iba con Rigoberta Bandini, pero por las razones equivocadas. La letra de su canción me hacía gracia y, en especial, el bailecito de los melismas: mamamamammama. Hui de la causa cuando supe que era una causa, o sea que no había humor sino prédica y que habían convertido la curiosa performance en una misión evangelizadora para promover no sé qué. ¡Se lo estaban tomando en serio!

De las Tanxugueiras ni me ocupé, lo confieso, que aquello quizás suene exótico para quien no haya estado jamás en las fiestas patronales de Cotobade. Pero la de las gallegas, al parecer, también fue una causa y prueba de ello son los tuits alucinados de gente nada marginal que lamentaba muy seriamente la oportunidad perdida por España. ¿La oportunidad de qué? ¿De ganar? No, de seguir con la terapia, de internacionalizarla incluso, de exhibirnos ante Europa como un país morigerado.

La han acusado de todo, de vulgar incluso, cuando es evidente que es cualquier cosa menos vulgar. Si Chanel hubiera tenido una anatomía menos rotunda, la hubieran acusado de promover trastornos alimenticios, pero que la mujer exhiba y contonee y celebre un booty efectivamente hypnotic, cierra esa vía hacia la cancelación. El problema semántico, anatómico y hasta coreográfico es la sexualización. La izquierda ha pasado de decir aquello de La Chinoise de Godard, "cuando el sexo se vuelve problemático avanza el totalitarismo", a convertir el sexo en el centro de sus problemas. Aún hoy, con el certamen en marcha, leo entrecomillados atroces de comisarios de la salud pública con cargo al presupuesto que le desean la derrota a Chanel porque su canción alegre y vital es "desafortunada y peligrosa".

Cómo no vamos a querer que Chanel gane. Nos dijeron que, aunque es la mejor artista, aunque canta y baila como ninguna de las otras, no es la candidata idónea y contra ese adjetivo opresivo, insufrible, feroz, hay que revolverse. ¡Idónea! A Eurovisión va una española trasatlántica vestida de luces por Palomo Spain. Si esto no representa un cambio de tercio -nunca mejor dicho- estético, si esto no anticipa una cierta desinhibición nacional tras años de incansable turra terapéutica, se le parece mucho. El entusiasmo siempre está permitido en Eurovisión, porque es el reino del exceso y ahora además está bien justificado. Emerge la España de Chanel, Rosalía, Alcaraz y Rodrygo, que no es español pero debería, de individuos a los que se les puede admirar sencillamente porque hacen bien su trabajo. Que muestran y no declaran, al contrario que los de la turra, que no hacen otra cosa que declarar.

Chanel lleva un año y medio trabajando para Nacho Cano y eso supongo que la hace ya irredimible, ya no sólo porque Cano sea un creador poco idóneo. La Malinche, que ella va a encarnar en el musical, es directamente un personaje inaceptable, no tanto porque desmienta la leyenda negra de la conquista como porque destroza la leyenda blanca de las culturas precolombinas.

En fin, que Chanel actúa como si España fuera un país normal. Por eso se atreve a representar a un personaje con un indudable potencial literario, sin atender a su idoneidad histórica, y por eso acude a Eurovisión con una propuesta festiva, explosiva y sexual, sin atender a su idoneidad pedagógica.

Y, además, va a ganar. Entre Rosalía y Chanel nos van a sacar del frenopático. 

Hoy vamos con esta mujer rotunda, prudente empoderada y que tiene la saludable pinta de pensar, decir y hacer lo que le da la real gana.