‘Ya te enterarás cuando venga mi padre a visitarte’
UN ALUMNO, A UN PROFESOR
2.671 docentes acudieron el curso pasado al Defensor del Profesor. El 28% ciento denunció acoso y amenazas de padres y el 16%, de alumnos.
"Eres un mierda", “en la calle te espero con mis colegas”, “si me pones alguna sanción, te vas a enterar”, “te voy a acusar de que me has agredido”, “ya te enterarás cuando venga mi padre a visitarte”. Ya es común escuchar estas expresiones dirigidas de alumnos a profesores. Y son afortunados aquellos que no reciben una paliza o una humillación.
El Defensor del Profesor, un servicio de atención inmediata y gratuita del sindicato independiente ANPE para docentes víctimas de situaciones de conflictividad y violencia en las aulas, ha atendido 3.345 casos a nivel nacional durante el curso 2014-2015.
Desde su puesta en marza hace diez años, 2005 han acudido a él 28.328 docentes. El servicio recibe un goteo constante de llamadas, consultas y denuncias. Una media de 10 al día, de septiembre a junio.
“Me llamó gilipollas y me lanzó con toda la fuerza con que es capaz el balón a la cara”. M. T. L., profesora de Secundaria, sufrió esta agresión de un alumno de 14 años, que le provocó una contusión y tuvo que cogerse una baja laboral. El incidente tuvo lugar tras haber llamado la atención al chico, a raíz de que una joven le alertase del hostigamiento que sufría por parte de él. La profesora se puso en contacto con el Defensor del Profesor para consultarle si además de una denuncia ante la Policía podía llevar a cabo otras actuaciones para evitar que la situación se repita.
Aproximadamente el 39% de los casos que recibe este servicio corresponden al profesorado de Primaria; el 38% a Educación Secundaria; el 5% a los FPB; el 9% a Infantil; un 4% a Ciclos Formativos y un 5% al resto de enseñanzas, según se desprende de su memoria anual, presentada esta semana, que recoge el calvario de los profesores.
De ellos, el 27% tiene problemas para impartir las clases por la indisciplina de los alumnos y el 35% denunció haber sufrido faltas de respeto. Más aún, el 16% aseguró padecer acoso y amenazas, un 6% agresiones, un 9% ciber-acoso, y un 3 por ciento, daños a la propiedad. Escenas en una España donde el cachete ha sido borrado por el BOE y la cultura de sacrificio del deber ha muerto.
Un profesor de instituto sin nombre, en la indefensión de su anonimato, relata que uno de los grupos que tiene asignados se le ha ido de las manos. “Lo que comenzó con malas contestaciones y faltas de respeto de dos alumnos se ha convertido en algo habitual dentro del grupo. Como resultado de esta situación he sufrido una crisis de ansiedad y he tenido que acudir al médico”, cuenta.
“Esta mañana uno de estos alumnos, me ha llamado hijo de puta y me ha lanzado una silla y su mochila”. Ocurrió cuando ya, harto de aguantar los fuertes golpes que estaba dando en la mesa con una regla a modo de tambor, y decirle varias veces que se callara, lo echó de clase..
Crisis de valores y descrédito de la autoridad
Por si esto fuera poco, los profesores también se enfrentan a problemas relacionados con los padres. Un 3% comunica agresiones; un 28% acoso y amenazas, un 20% denuncias, y un 25% acusaciones carentes de fundamento.
El sindicato advierte de que la conflictividad en las aulas es reflejo de un problema social de gran calado, y está asociado a aspectos tan diversos como el incumplimiento de las normas de convivencia establecidas en los centros, la crisis de valores, el descrédito de la autoridad, la situación del sistema educativo, la violencia ambiental que rodea a los niños y jóvenes, y el mal uso de las nuevas tecnologías.
Considera una tarea irrenunciable de los padres, el que se responsabilicen de la educación de los hijos, les ayuden a integrarse como individuos responsables en el seno de su cultura y sociedad, que les proporcionen valores y actitudes que les permitan llegar a ser personas autónomas, en lo personal y en lo social, y que les enseñen las normas de conducta que impulsan la consecución de esta autonomía.
'O lo denuncia o habrá firmado su sentencia'
ANPE alerta de que si el docente siente miedo, y renuncia a denunciar los hechos o a tomar medidas “habrá firmado su sentencia”, ya que ante los ojos de estos adolescentes habrá perdido toda autoridad, dando pie a que otro grupo de alumnos secunde a estos “pequeños dictadores”.
Según informa, muchos profesores están perdiendo el miedo y denuncian los hechos. Las razones que transmiten son: “primero, porque es mi deber si quiero educar en valores; segundo, porque temo represalias por parte del alumno, y tercero porque debe servir de ejemplo para el resto de alumnos”. Denuncias que, por otra parte, “desde la Fiscalía de Menores, teniendo en cuenta la gravedad de los hechos, ya empiezan a juzgar como atentado a la autoridad”.
Llamamiento
Ante esta grave problemática, que compete y afecta al conjunto de la sociedad, continúa exigiendo a la Administración educativa cumplir y hacer cumplir los decretos de convivencia, así como las Normas de conducta establecidas en los centros. “Es preciso poner los medios legales necesarios para que el profesor recupere el control de la disciplina en clase y se le devuelva su autoridad en el aula”, destaca.
También solicita amparo legal a los profesores desde todas las administraciones educativas, asesoría y asistencia jurídicas, pero no sólo cuando el docente es denunciado, sino también para responder a denuncias falsas, agresiones o acoso. También reclama asistencia psicológica a los profesores y reconocimiento de las enfermedades profesionales de los docentes, como, además, preparación para la resolución de conflictos, incluida en la formación inicial y continua del profesorado.
Entre otras medidas, exige desarrollar un plan de mejora de la convivencia escolar que incluya el desarrollo reglamentario de la autoridad del profesor, un programa de prevención de acoso escolar que contemple la aceleración de los protocolos de protección a las víctimas, y reactivar el Observatorio Estatal sobre la Convivencia Escolar.
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