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Inevitable e innegable: Cataluña será un estado soberano.

636 respuestas
Inevitable e innegable: Cataluña será un estado soberano.
Inevitable e innegable: Cataluña será un estado soberano.
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#593

Re: Inevitable e innegable: Cataluña será un estado soberano.

Futura Republica Catalana.

Año 2.019, tras las elecciones en el nuevo estado catalán se ha aprobado una propuesta del partido nacionalista "ciutadans", tras apoyar con su voto la candidatura de CiU, para establecer una escuela tri-lingue en Cataluña, 40 % catalan, 40 % castellano y 20 % Ingles.

Otra de las medidas ha sido la de crear un circuito en castellano en TV3, esta propuesta ha contado con la aprobación de todos los grupos del parlament, con excepción de ERC y las CUP.

ERC reconoce su error al no haber hecho campaña electoral dirigida a los habitantes del area metropolitana de Barcelona, deciden poner en las proximas elecciones como cabeza de lista por Cornella a los hermanos de Estopa.

No os lo toméis demasiado en serio, es coña, o quizas no, ya veremos.

#594

Re: Cataluña: Cuando la información no es sabiduría

Las reflexiones, advertencias o amenazas (sean a favor o en contra) que se hacen sobre las consecuencias del proceso independentista catalán siempre se tienen que tener muy en cuenta, sobretodo si vienen de personas con cierto peso y conocimiento del tema...
Lo que pasa es que dichas reflexiones, advertencias y amenazas se irán adaptando y modificando conforme se vaya avanzando en el proceso, y lo anteriormente citado siempre se queda en agua de borrajas.

#595

Re: Cataluña: Cuando la información no es sabiduría

también con mi mayor respeto y aprecio, después de tanto debatir durante mas de un año sobre catalunya y sus gentes, y por eso, también con el cariño propio de los que han compartido:

- vivir en sociedad presenta mas ventajas que vivir cada persona de manera individualmente "libre" haciendo en cada momento lo que le venga en gana, de hay la organización actual en estados y organizaciones de estados. una vez aceptado esto, se debe también estar a lo que diga la normativa de esos mismos estados y organismos internacionales, si no, volveríamos a vivir en cavernas.
entonces, el estado español es propietario (sí, ese concepto que tanto gusta a la derecha, incluida la derecha nacionalista de ciu) de una determinada extensión de la península denominada iberíca, y no tiene porqué renunciar a ese derecho reconocido internacionalmente desde hace ya mas de 500 años. ¿por qué habría de renunciar?, solo por que un determinado % de residentes en un territorio lo demanden.
pues no lo veo, ni yo ni la ONU. (resolución 2625 del 24 de Octubre de 1970). pero claro, ningún nacionalista del foro hace mención al encaje de sus demandas en este marco jurídico común a todas las naciones, y Mas y Junqueras ni mucho menos.
p.d. y ahora quedo a la espera de que me lluevan los palos.

y lo anterior también lo digo porque ningún nacionalista me ha contestado a: "por favor, ¿puedes concretar en que te basas para afirmar que la inversión pública debe ser conforme a la contribución impositiva y que de no ser así es un robo?"

ni a " hola estemare, desconozco tu situación personal, pero supongamos que es la de mileurista; ¿que te hace pensar que tienes mas derecho a recibir mas ayuda de los ricachones catalanes (en forma de mas becas, o mas servicios sanitarios, o mas pensiones, o mas....) que un mileurista castellano, o murciano, o valenciano, o ...?

bueno jordi, una cosa es tender puentes y otra establecer fronteras.

p.d. intento solo abrir el debate que vuestros líderes os niegan, yo y otros muchos en el foro, aunque también sé que hay quien solo pretende entrar en batalla.

Detesto a las víctimas que respetan a sus verdugos.

#596

Re: Cataluña: Cuando la información no es sabiduría

Hola Antoine.
Tienes que entender que nos da mucho más miedo el tranvia de Parla, la estación del AVE en el pueblecito de Otero de Sanabria (Zamora) o la exposición de Quijorna.
Que lo que pueda decir la ONU o la Comunidad Europea. Que no se sabe.
Ahora dejo paso a los nacionalistas de ambos costados.
Saludos.

#597

Re: Cataluña: Cuando la información no es sabiduría

Hola Antoine,

Te adjunto el link del informe del "consell per la transició nacional" .
http://premsa.gencat.cat/pres_fsvp/docs/2013/07/25/20/45/2f8e28b8-9c26-4e08-8577-9cb0fc362ecb.pdf

Está en catalán...no creo que circule por castellano. Es un buen informe muy bien elaborado, que analiza la consulta catalana en todos los supuestos y sus diferentes posibilidades para llevarse a cabo con todos los aspectos que hay, para legitimar una consulta...tanto a nivel interno, como externo.

La resolución de la que hablas...de la que sigo diciendo que es interpretable como toda en esta vida ya que al fin y al cabo todo esto son intereses y decisiones políticas.
También existen dentro del informe muchos otros supuestos a los que acogerse al derecho internacional. Me entra la duda por ejemplo si "el pacto internacional de los derechos civiles y políticos" queda matizado por la resolución que trajiste. Creo que no, si eso ya me lo dices.

En cualquier caso, el derecho de autodeterminación debería establecerse de un modo interno. Es lo deseable. Dado que esto no es posible, el cargarse de razones e intentos para que aumente la legitimación del mismo es totalmente coherente.

Finalmente otros foreros más expertos si les apetece te podrán hablar de inversión pública. Yo únicamente te voy a decir que los catalanes estamos artos de que se incumplan las inversiones, no solo que estas sean escasas...sino que incluso las prometidas anualmente se incumplen continuamente. Te pongo un ejemplo...pero hay muchísimos más. El estatut y su disposición adicional tercera. Un engaño en toda regla a todos los catalanes.

¿Desde la distancia, atisbas a todo esto alguna solución?...por qué yo no le veo ninguna posible...lo de "las terceras vías" no tiene recorrido.

Saludos.

#598

Re: Cataluña: Cuando la información no es sabiduría

Estas cosas nos preocupan...como que el ave a lleida a cumplido años y después de un decenio no ha colmado las espectativas deseadas...mafijus...el ave es un ejemplo del polla veo polla quiero...algo que era un fracaso dede el principio...pero...que pami también...lo dicho todos ciegos...un abrazo...

Quien tiene dinero tiene en su bolsillo a quienes no lo tienen

#599

Re: Cataluña: Cuando la información no es sabiduría

ya ves...infórmenes basados en hipótesis...y más hipótesis...como comprenderás es lo que se les ha vendido ...condicionales y más condicionales...y por desgracia lo que han comprado...mentiras y más mentiras...basadas en el derecho de todo pueblo a mejorar eso si...han canalizado todo eses caudal de descontento social y ahora tienen el problema de que no pueden dar marcha atrás...pues serán arrollados por la muchedumbre...que de cualquier forma los arrollara cuando la hipótesis más posible que es la del no puedes y no te reconozco internacionalmente sea la que prevalezca... o...aunque se tengan todos los parabienes habidos y por haber ... Se encuentren que los que les gobiernen son los ineptos que han hecho este trabajito con más incógnitas que la fórmula alquimista de convertir el agua en oro...que al fin y al cabo es lo que han vendido....un abrazo.....

Quien tiene dinero tiene en su bolsillo a quienes no lo tienen

#600

Re: Cataluña: Cuando la información no es sabiduría

El propósito central de los nacionalismos es, antes que nada, conformar una sociedad como un todo, disolver las expresiones de la propia diferencia y atrapar las tensiones internas para proyectarlas hacia el otro.

JOSEP M. FRADERA 2 OCT 2013 - 00:04 CET
Catedrático de Historia de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona.

En una reunión de pequeño formato, ambiente gélido y ausencia de moquetas, un conocido politólogo barcelonés calificó al recién elegido presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, de político popular... en razón del arraigo electoral de su partido entre las clases medias. Consternación entre la concurrencia: por “popular” los allí reunidos entendían otra cosa. La anécdota tiene escasa importancia, pero indica algo que ya no sorprende a nadie en estos momentos. El nacionalismo independentista es valorado por su acrecentado arraigo social y capacidad de movilización; raramente es enjuiciado por los valores que defiende y le dan sentido. Este punto de vista -que hubiese permitido considerar por la misma época a Franz-Joseph Strauss como el político europeo popular por excelencia- forma parte de una perspectiva cultural muy extendida sobre el nacionalismo; identificada no tanto con la palabra, el concepto, como por la resolución con que se defienden los intereses generales de los “nuestros”. El problema está ahí precisamente, en saber quiénes son los nuestros, un discernimiento que no es un objetivo fácil, sin costes para quienes lo practican.

En este artículo se defiende una tesis que no es muy común en el debate sobre Cataluña. Podría formularse así: el nacionalismo en cualquiera de sus formas incluye por definición dos caras, como Jano. La primera es más que obvia. Puede resumirse del modo siguiente: el nacionalismo aspira a modificar los términos de relación entre una sociedad y otra (u otras) con las que sostiene antagonismos de orden diverso, bien identificados por las ciencias sociales contemporáneas. La novedad en este caso -la reclamación de independencia por parte de una gran cantidad de catalanes- no afecta al fondo del argumento. La segunda de las caras ya no es tan obvia. El nacionalismo consiste también en un esfuerzo por definir la naturaleza del propio grupo, consecuentemente para modificar el contexto externo que puede y debe garantizar este fin. Vistas así las cosas, se disuelve como azucarillo la tendencia frecuente a considerar que “nacionalistas” son los demás, mientras que la afirmación de idénticas ideas y emociones es parte de un orden natural de las cosas cuando se refiere a uno mismo. Yendo un poco más al contexto que ahora importa: que las naciones fuertes, establecidas y naturales no lo practican; las otras, menores, periféricas, emergentes o latentes, lo practican en demasía.

¿Es esto así? Parece dudoso. Basta ojear los libros de historia, su organización: la Historia de España e Historia de Cataluña se solapan sin condicionarse. No es necesario invocar antiguas vendettas, aunque acabaremos probablemente en este punto. Aquel horizonte mítico y esencialista en el que algunos fuimos educados (es un decir) no tardará en asentarse glorioso en los libros de texto que se revisan con frecuencia para no moverse de lugar. Tampoco tiene mucho sentido lo que cualquiera sabe de sobra: que la organización del espacio cultural común puede manipularse a placer sin que esto altere el discurso de los demás, considerado irrelevante desde la propia realidad. Mientras se afirme la reclamación de universalidad de lo propio en detrimento de lo parroquial del adversario, lo mismo da qué pátina se le dé a la historia que se enseña. Pero que nadie reclame luego el carácter inclusivo de la nación grande, del “nos ancêtres les gaulois” que empollaban los niños senegaleses sin piedad.

Conviene desarrollar algo más el argumento. Es de admirar el esfuerzo enorme del nacionalismo catalán, en sus múltiples expresiones, por reescribir una historia del país siempre igual a sí misma. Las piedras del Borne, la presentación de la Guerra de Sucesión y la Guerra Civil en términos casi idénticos de España contra Cataluña, la reescritura entera de la transición posfranquista, constituyen episodios de un continuo siempre igual de un conflicto entre sociedades que formaron parte de los reinos cristianos, de la monarquía hispánica, el Estado liberal y los experimentos de extrema derecha en el siglo XX. Una secuencia (limpieza cristiana, lenguas trituradas en el solar peninsular y por toda América, -algunas francamente prestigiosas pero todas ellas necesarias para los suyos-, etcétera) que puede explicarse en términos comunes a las historiografías europeas. ¿Símbolo esto de la modernidad catalana, española o hispánica? Símbolo en todo caso del carácter tétrico de la historia, dicho con Juan Benet.

El combate insensato entre nacionalismos hispánicos -nacionalistas ya sabemos que no hay, tampoco en Francia puesto que todos son republicanos- es en esencia un combate por la definición de sus respectivas sociedades y solo después un pleito externo. Por este motivo el antagonismo tiene una salida problemática y una duración incierta, mientras la mediocridad de la política y las servidumbres de la academia sigan por los derroteros mencionados. El viejo corral hispánico sigue siendo eso, un corral; muy moderno para ciertas cosas, muy arcaico para otras que afectan a la vida civil y al desarrollo colectivo.

Aun así, nada sustancial va a resolverse a pesar del previsible arreglo por arriba en el último suspiro, porque este no es el propósito esencial de los actores en escena. La nacionalización de unos y otros seguirá, implacable y ciega, colonizando el pasado y condicionando el futuro. Convulsa en la Cataluña de ahora; por los caminos cansinos de la vida institucional, de la “Roja”, la Reconquista y la misión en América, de la preeminencia de la lengua grande, del éxito de la transición y otros asuntos cuyo común denominador es la educación y el reconocimiento del propio grupo en su pasado y en su supuesto destino colectivo en el presente y futuro. Uno puede esperar esto de los nacionalistas de siempre, pero podría esperar otra cosa de una izquierda que debería haber aprendido algo de la historia del siglo XX y del debate en las ciencias sociales acerca del nacionalismo en sus múltiples variaciones. Haber aprendido, sobre todo, que el propósito central del nacionalismo es, primero y antes que nada, conformar una sociedad como un todo, disolver las expresiones de la propia diferencia, atrapar las tensiones internas para proyectarlas finalmente hacia otro lugar: ¿Alsacia y Lorena?, ¿los árabes?, ¿los judíos?, ¿los chechenos?, ¿Al Qaeda?, para qué insistir.

Estas consideraciones nos conducen al meollo del asunto. Mientras el nacionalismo en Cataluña persigue con perseverancia sus objetivos, aquellos que no lo somos (por razones ideológicas de orden universalista) hemos visto desaparecer de escena a los que procedían de otras tradiciones culturales. No seamos ingenuos, la trama de solidaridades populares forjada en el crepúsculo del franquismo no ha resistido el impacto de la desindustrialización y el paro masivo, la pérdida de referencias basadas en ideas de igualdad, del trabajo y la solidaridad como cultura, cruzando la divisoria entre personas con orígenes diversos. De todo esto queda poco. Levantar algo nuevo a partir de las ruinas del presente es tarea de titanes. Lo es todavía más en el páramo de incomprensión de lo que el nacionalismo en esencia es, de la gran tarea siempre pendiente.

De entenderlo así, lo que queda de la izquierda perdería menos tiempo en defender a España o a Cataluña, en defender recetas estrictamente políticas de recorrido limitado. Uno puede ser dignamente autonomista, federalista asimétrico o simétrico, monolingüe o plurilingüe, y aspirar en pro de la concordia y mejora colectiva a encontrar soluciones para los problemas de distribución de recursos financieros, culturales o simbólicos. Estas recetas no agotan, sin embargo, lo que constituye el corazón del problema, sus causas y raíces profundas. Además, el problema está tanto en Madrid como en Barcelona, en Cataluña como en España -una simplificación finalmente abusiva-. Como dijo Josep Pla en cierta ocasión (cito de memoria): una cultura debe preceder a una política. En el fondo de la erosión de la Cataluña orwelliana, de la Cataluña solidaria (con quienes uno se relaciona), reivindicativa, republicana y federal, orwelliana, anarquista y comunista, tierra de acogida y explotación de gentes del sur, está la aceptación y aparente éxito de la idea de que lo social e individual es la parte y la nación el todo. La fabricación e imposición de una premisa de este estilo es el gran logro del nacionalismo(s), aquello por y para lo que precisa dominar su propio espacio: su razón de ser.

http://www.iustel.com/diario_del_derecho/noticia.asp?ref_iustel=1118636

Detesto a las víctimas que respetan a sus verdugos.