Staging ::: VER CORREOS
Acceder

El Ejército advierte a los nacionalistas catalanes que sus provocaciones pueden terminar en una guerra civil |

375 respuestas
El Ejército advierte a los nacionalistas catalanes que sus provocaciones pueden terminar en una guerra civil |
El Ejército advierte a los nacionalistas catalanes que sus provocaciones pueden terminar en una guerra civil |
Página
7 / 47
#49

Re: El Ejército advierte a los nacionalistas catalanes que sus provocaciones pueden terminar en una guerra civil |

gracias por traer este otro coronel retirado , al que le tengo bastante aprecio .
Un saludo

La desigualdad importa aunque aún no lo sepas

#50

Re: El Ejército advierte a los nacionalistas catalanes que sus provocaciones pueden terminar en una guerra civil |

ya ves estos dicen ...me refiero a estos de la ame...que supongo que tampoco seran todos ... que segun entienden puede acabar en conflicto civil...bueno en esas estamos esto es un conflicto civil...algunos ponen guerra civil...bueno esto ya es otra cosa...las escaladas de violencia o espirales estan mas que estudiadas y analizadas...tienen un patron y quienes la comienzan saben que son ellos los que la tiene que parar...no hay mas...personalmente me resulta curioso que quienes critican estas manifestaciones ...respondan desde la supina estupidez que les caracteriza dandole mas coriolis ... ya se sabe que la estupidez es infinita segun el famoso cientifico claro...algunos aqui en este foro se les incha el pecho demasiado...no pasa nada...pues nada pasara...simplemente que ni los militares reaccionarios...ni los independentistas reaccionarios...veran un enfrentamiento que solo existe en argumentos esteriles y falaces ... no entrar en las provocaciones estupidas es el camino...y definir a estos ... a los estupidos... es un acto de rebeldia...un abrazo...

Quien tiene dinero tiene en su bolsillo a quienes no lo tienen

#51

La construcción social de la estupidez

txuska te dejo este articulo...publicado en el pais...un abrazo...

No hay inteligencia colectiva si las sociedades no gobiernan su futuro
Daniel Innerarity 3 JUL 2012 - 00:07 CET

No podríamos explicar la naturaleza de lo que llamamos la sociedad del conocimiento si no fuéramos capaces de entender por qué se producen también en ella fracasos colectivos de mayor envergadura incluso que los cometidos por sociedades en las que el saber no ocupaba un lugar tan central. ¿Por qué colapsan las sociedades? ¿Qué razones explican el hecho de que, estando en una sociedad que puede ser más inteligente que sus miembros, también podamos ser más estúpidos de lo que lo somos individualmente considerados? En medio de una crisis económica sin precedentes y que es el resultado, no tanto de errores individuales (que también), como de torpezas colectivas, responder a esta cuestión es más necesario y algo previo a todo aquello que se recomienda en los discursos para “salir de la crisis”.

Alguna explicación ha de tener nuestra peculiar exposición a los errores colectivos y las malas decisiones que no cometemos por carecer de los instrumentos adecuados sino que están incluso inducidos por su sofisticación. Pensemos, por ejemplo en la oscilación entre euforia y decepción económica, que no tendría las actuales dimensiones críticas si no fuera por la potencia financiera de nuestros sistemas económicos; la extensión de los rumores se incrementa con nuestra densidad comunicativa y da lugar a fenómenos como el trolling y el flaming en internet; lo que Hardin llamaba “the tragedy of the commons” sintetiza muy bien esa mezcla fatal de interdependencia, contagio e incapacidad organizativa para agregar las decisiones de manera que tengan efectos catastróficos.

Una explicación de los “wiki-errores” es el hecho de que, en toda sociedad, pero más en una sociedad compleja, estamos manejando información de otros y obligados a confiar en otros. Nuestro mundo es de segunda mano, mediado, y no podría ser de otra manera: sabríamos muy poco si solo supiéramos lo que sabemos personalmente. Nos servimos de una gran cantidad de prótesis epistemológicas. Nuestro suplemento cognoscitivo está edificado sobre la confianza y la delegación. No tenemos más remedio que confiar en otros y confiar en la información que otros nos proporcionan. Esta circunstancia es la causa de las grandes conquistas de la humanidad, pero también de los peores errores. La confianza puede demostrarse excesiva o insuficiente, los rumores se propagan sin objetividades que los puedan frenar, el pánico resulta más contagioso en un mundo de apreciaciones difícilmente refutables... La facilidad con la que se quiebra esta confianza (algo que se observa en el pánico económico, la falta de crédito o la desafección política, por ejemplo) pone de manifiesto hasta qué punto son frágiles nuestras sociedades.

Hay buenos motivos para pensar en muchas ocasiones que cuando una opinión es compartida por muchos probablemente debamos tenerla por verdadera. Pero también resulta fascinante la experiencia contraria: los grandes errores colectivos, la reverberación de los errores, desde su forma más inofensiva como lugares comunes hasta la infamia del linchamiento. Muchas personas viven en nichos de información y a veces se crean dinámicas que hacen eco, que extienden los errores, los encadenan e incluso fortalecen, dando lugar a enormes fracasos colectivos. Y no pensemos únicamente que se trata de errores extendidos por los que menos saben del asunto en cuestión. Existen también errores que son típicos de la agregación de los saberes y las decisiones de los expertos, fallos de la gente especializada, que suelen ser más irritantes en la medida en que teníamos derecho a suponer de ellos una especial clarividencia como, por ejemplo, los reguladores, organismos supervisores o agencias de rating.

Otra fuente de torpeza colectiva proviene de lo que podríamos denominar “invisibilidad de lo común”. Para que las interacciones pueden dar lugar a círculos virtuosos debería ser posible que los actores dispusieran de un retorno de impacto de su acción personal sobre el conjunto. Muchos errores colectivos se deben previamente a la dificultad de situar las consecuencias de la acción en su globalidad. En una sociedad compleja lo decisivo es la interconexión, los riesgos sistémicos, y no tanto los comportamientos individuales. Por eso no deberíamos esperar demasiado de las virtudes de sus componentes ni indignarnos en exceso con sus miserias. Nuestra perplejidad se debe a no haber entendido que es esa interacción la que hemos de comprender y gestionar.

El futuro es una construcción que tiene que ser anticipada con cierta coherencia

Buena parte de las malas decisiones que están en el origen de los fracasos colectivos se deben a una mala agregación de decisiones, que no eran más que la mera adición de preferencias individuales a corto plazo. Pensemos, por ejemplo, en el carácter autodestructivo del impulso proteccionista (que fue el verdadero causante de la crisis económica del 1929) o en el problema de las burbujas financieras de 2008 (la dificultad de detener un proceso en el que todos son beneficiarios inmediatos y el desastre se sitúa en el largo plazo). Los mercados, por ejemplo, son sistemas de agregación de conocimiento y preferencias y a estas alturas todos sabemos lo provechoso que suele ser este procedimiento para la coordinación de nuestras acciones, pero también conocemos sus limitaciones, sus derivaciones catastróficas y, sobre todo ahora, el fiasco que suele producirse cuando lo pensamos tan inteligente como para que sea superflua cualquier intervención reguladora. Cuando domina la euforia financiera la hipótesis de una crisis parece lejana y por tanto incapaz de provocar las reacciones que aconsejaría la prudencia.

El instantaneísmo impide tomar decisiones coherentes. Cuando la perspectiva es temporalmente estrecha corremos el riesgo de someternos a la tiranía de las pequeñas decisiones, es decir, ir sumando decisiones que, al final, conducen a una situación que inicialmente no habíamos querido, algo que sabe cualquiera que haya examinado cómo se produce, por ejemplo, un atasco de tráfico. Cada consumidor, mediante su consumo privado, puede estar colaborando a destruir el medio ambiente, y cada votante puede contribuir a destruir el espacio público, lo que no quieren y que, además, haría imposible la satisfacción de sus necesidades. Si hubieran podido anticipar ese resultado y anular o, al menos, moderar, su interés privado inmediato habrían actuado de otra manera.

No hay inteligencia colectiva si las sociedades no aciertan a gobernar razonablemente su futuro. El futuro es una construcción que tiene que ser anticipada con cierta coherencia. Cuando las decisiones son adoptadas con una visión de corto plazo, sin tener en cuenta las externalidades negativas y las implicaciones en el largo plazo, cuando los ciclos de decisión son demasiados cortos, la racionalidad de los agentes es necesariamente miope. Cuando el horizonte temporal se estrecha y sólo es tenido en cuenta el interés más inmediato es muy difícil evitar que las cosas evolucionen catastróficamente.

Hay muchas inercias en la sociedad actual en virtud de las cuales no solamente se impide la maximización del bien común a largo plazo, sino que conducen sistemáticamente a desviarse de ese objetivo. La sociedad contemporánea, pese a su complejidad, no es un reino de poderes incontrolables sino algo hecho por los seres humanos; estamos confrontados a procesos que se sustraen de nuestro control absoluto pero que pueden ser parcialmente regulados. Tampoco en la época de las consecuencias secundarias estamos condenados a la alternativa entre la responsabilidad total y la total irresponsabilidad. La tarea que tenemos por delante es más bien determinar nosotros mismos, mediante procedimientos de legitimación democrática, cómo queremos construir políticamente nuestra responsabilidad, que es la expresión práctica de la inteligencia.

Daniel Innerarity es catedrático de Filosofía, investigador Ikerbasque en la Universidad del País Vasco y actualmente profesor invitado en el Robert Schuman Centre for Advanced Studies del Instituto Universitario Europeo de Florencia.

Quien tiene dinero tiene en su bolsillo a quienes no lo tienen

#52

Re: El Ejército advierte a los nacionalistas catalanes que sus provocaciones pueden terminar en una guerra civil |

La verdad es que hay muchas declaraciones de militares...las de panxoman son mejores eso si...

Estas que te traigo son de un ex-pezgordo. Un saludo...

PEDRO PITARCH: "EL PERVERSO ESPÍRITU DEL 23-F PARECE SEGUIR LATIENDO"

Un general alerta contra los militares que quieren "quebrar el ordenamiento legal"

http://www.elconfidencial.com/espana/2012/12/06/un-general-alerta-contra-los-militares-que-quieren-quebrar-el-ordenamiento-legal-110611/

Militares en activo y retirados tratan de "inocular y fomentar en el interior de las Fuerzas Armadas un nocivo estado de opinión" en favor de una intervención militar en Cataluña. Tan sombría advertencia la ha hecho el teniente general Pedro Pitarch, de acreditada trayectoria democrática y uno de los militares españoles más prestigiosos y de curriculum más brillante: fue jefe de la División de Logística de la OTAN, director general de Política de Defensa en la etapa de José Bono al frente de ese ministerio y comandante general del Cuerpo de Ejército Europeo.

Pitarch, que pasó a la reserva hace tres años, señaló ayer a El Confidencial que "algunos militares" están tratando de "instar públicamente a quebrar la disciplina y el ordenamiento legal" a través de Internet, las redes sociales y foros de opinión. Él mismo ha colgado en su propio blog un artículo titulado "¿Latente 23-F?" en el que advierte de que "el perverso espíritu que animó el intento de golpe del 23-F parece seguir latiendo y aflora a la menor ocasión".

Fuentes del Ministerio de Defensa consultadas por este diario no han querido pronunciarse sobre esa supuesta corriente de opinión en un sector del Ejército ni sobre el artículo de Pitarch. "No entramos a valorar el malestar individual en las Fuerzas Armadas, pero no hemos detectado ningún malestar colectivo. Los militares son libres de pensar lo que quieran", dijeron a El Confidencial.

El ministro de Defensa, Pedro Morenés, destituyó la semana pasada al general de brigada Ángel Luis Pontijas por un editorial publicado en la revista Ejército, órgano oficial del Estado Mayor del Ejército de Tierra, que criticaba la "más que dudosa proclamación de intenciones soberanistas del pueblo catalán, que rompería la unidad nacional". El editorial de la publicación, de la que Pontijas era director, arremetía en su número de noviembre contra el presidente de la Generalitat, Artur Mas, y señalaba que las "singularidades" de Cataluña -entre ellas la supuesta marginación del castellano- "provocan una disminución de la credibilidad de nuestra nación" y "perjudican la estabilidad política".

"Saltarse las leyes"

La destitución de Pontijas ha provocado, según el teniente general Pitarch, que militares en activo y retirados estén "haciendo circular profusamente mensajes incitando a saltarse las leyes y la normativa vigente". Pitarch, que entre 1990 y 1994 fue asesor de Seguridad y Defensa del entonces presidente del Gobierno, Felipe González, añade que "compadecerse y apoyar al compañero en malos momentos es una cosa; felicitarle públicamente cuando actúa fuera de la ley o la norma legalmente establecida es otra distinta", en alusión a la supuesta oleada de adhesiones al general Pontijas mostradas por compañeros de armas tras su cese fulminante.

El pasado 13 de septiembre, dos días después de la multitudinaria manifestación de la Diada, que congregó en las calles de Barcelona a cientos de miles de personas en favor de la independencia, Pitarch ya advirtió que "los militares son extraordinariamente sensibles a fenómenos políticos" como el supuesto clamor secesionista en Cataluña. "Por eso intranquilizan algunas actitudes, verbales de momento", añadía el general, "que se perciben en personas o grupos directa o indirectamente relacionados con el mundo militar. Sus pronunciamientos reflejan estados de opinión y líneas de pensamiento muy arraigadas en amplios sectores de las Fuerzas Armadas".

Las fuentes del Ministerio de Defensa consultadas explicaron ayer a El Confidencial que el cese del general Pontijas, que aún no ha sido publicado en el Boletín Oficial de Defensa, fue decidido por Morenés no sólo por las opiniones vertidas contra Mas y el independentismo catalán en la revista Ejército, sino "sobre todo por haber quebrado el principio de confianza". Según esas fuentes, el general Jaime Domínguez Buj, jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra, solo tuvo conocimiento del polémico editorial cuando éste ya se había publicado. El texto ha sido eliminado de la página web de la revista, pero su edición en papel fue distribuida por todas las bases y unidades militares.

#53

Re: La construcción social de la estupidez

empezar la casa por el tejado a dia de hoy ....y salvo algunas tecnicas constructivas de salon...nunca ha dado resultados agradables...la gravedad hace su trabajo queramos o no...un abrazo...

Quien tiene dinero tiene en su bolsillo a quienes no lo tienen

#54

Re: El Ejército advierte a los nacionalistas catalanes que sus provocaciones pueden terminar en una guerra civil |

Bueno, en cierto sentido es interesante que no sea obediente, significa que la desobediencia de Cataluña se ha contagiado al ejército, que se cree estar compuesto por un ejército de ideólogos y no soldados.

#55

Re: El Ejército advierte a los nacionalistas catalanes que sus provocaciones pueden terminar en una guerra civil |

¿Intervención militar en Cataluña? ¿De donde van a sacar el dinero para pagar la intervención? Me parece tan estúpido como una intervención militar británica de Escocia, que también quiere separarse.

#56

Re: El Ejército advierte a los nacionalistas catalanes que sus provocaciones pueden terminar en una guerra civil |

Y las burradas de declaraciones de Mas y su compañia ( compañia que nadie ha votado para que este tocando las narices gobernando la generalidad ) quien las para. Porque me parece muy grave que un personaje con solo 500.000 votos tenga derecho ha decir o poner fechas en asuntos que le corresponde a un presidente elegido por mayoria de votos.