El FMI pide elevar más la edad de jubilación y un mayor recorte de las pensiones
Los gobiernos no solo deben luchar contra el envejecimiento de la población. A él se suma otro riesgo que mide el FMI: el peligro de vivir más años de lo esperado. Puede pasar una factura de “decenas de billones de dólares”.
El envejecimiento de la población es un fenómeno ampliamente estudiado, tanto social como económicamente. Pero los análisis financieros no han prestado la misma atención a otra realidad que puede ser muy peligrosa: al “riesgo de longevidad”, esto es, al riesgo de que la gente viva más de lo esperado.
Así lo considera el FMI en el capítulo 4 del Informe sobre la estabilidad financiera mundial, donde alerta de que “la prolongación de la esperanza de vida acarrea costos financieros” para toda la economía.
A los gobiernos les pasa factura a través de los planes de jubilación y la Seguridad Social, y a las empresas mediante los planes de prestaciones definidas. Afecta también a las compañías de seguros que venden rentas vitalicias por razones obvias y a los particulares que carecen de prestaciones garantizadas.
Una suma de factores cuyo precio ha estimado el Fondo: calcula que si el promedio de vida aumentara para 2050 tres años más de lo previsto hoy, los costes del envejecimiento (“que ya son enormes”), aumentarían una media del 50%. Son “docenas de billones de dólares”.
Más urgente y difícil
Para lanzar esta conclusión, ha estudiado el riesgo de un amplio número de países, entre los que se encuentra España. Y a todos ellos les aconseja que neutralicen financieramente los peligros de vivir más años de lo esperado.
¿Cómo? “Es necesario combinar aumentos de la edad de jubilación (bien por imposición del gobierno o de forma voluntaria) y de las contribuciones a los planes de pensiones con recortes de las prestaciones futuras”. El FMI no cita la receta de forma marginal. Al revés, insiste en ella a lo largo del informe: “Si no es posible incrementar las contribuciones o subir la edad de retiro, posiblemente haya que recortar las prestaciones”, apunta en otro momento.
Compartir riesgos
Estas fórmulas son viejas conocidas, pero hoy son más urgentes, según el análisis. Y también más difíciles, pues las arcas públicas han sufrido los vaivenes de la crisis.
Por eso, el primer paso para ejecutar ese plan de acción debería ser “que los gobiernos reconozcan que se encuentran expuestos al riesgo de longevidad”, y, después, “adoptar métodos para compartir mejor el riesgo con los organizadores de planes de pensiones del sector privado y los particulares”. Pide, además, “recurrir a los mercados de capital para transferir el riego de longevidad de los planes de pensiones a quienes tienen más capacidad para gestionarlo”.
Lo peor de todo es que parece que el riesgo del que habla el FMI no es muy lejano pues, según explica, muchas de las estimaciones de esperanza de vida están infravaloradas.