#19081
Re: Novavax (NVAX): Un Nuevo Comienzo
Jaume Martorell, de 57 años, afincado en el Reino Unido desde el 2014, donde trabaja como ingeniero de telecomunicaciones, no se lo pensó. Se presentó voluntario en cuanto Novavax pidió candidatos para estudiar los efectos de su vacuna contra la covid. ¿Por qué? “Porque alguien tenía que hacerlo”. No esperaba un monumento, pero tampoco vivir una situación tan kafkiana.
Este experto en líneas ferroviarias y cobertura de telefonía móvil ha recibido cuatro inyecciones en dos tandas, en otoño del 2020 y la pasada primavera. Dos eran las vacunas y dos, placebos. Además, ha recibido una quinta punción porque forma parte de un subgrupo de 400 participantes también vacunados contra la gripe. Todos han desarrollado anticuerpos y les han validado el pasaporte de vacunación británico.
Ese certificado es papel mojado en Europa. Personal del hospital londinense Saint Thomas, donde se hace el estudio, insinuó que una tercera dosis, con una vacuna diferente, de las ya aprobadas, quizá allanaría el camino para el certificado covid. Pero, además de que médicamente eso puede ser discutible, los voluntarios quedarían a partir de entonces excluidos de la investigación en curso.
Tanto los resultados de los ensayos realizados hasta ahora en Gran Bretaña como en Sudáfrica han obtenido resultados “esperanzadores”. Si Jaume Martorell se bajase ahora del tren, su pérdida sería doble, ya que no solo se ha prestado a hacer de cobaya humana para Novavax, sino que además participa en otro análisis para estudiar posibles interacciones entre esta vacuna y la de la gripe.
Jaume Martorell, en dos videoconferencias desde el hospital
La Agencia Europea del Medicamento inició en febrero la evaluación del nuevo medicamento. Todavía no ha recibido la luz verde, pero es una de las dos vacunas (junto a CVnCoV de CureVac) con mayores probabilidades de convertirse en la próxima que apruebe la UE. España ya ha comprado 2,2 millones de dosis, que comenzarán a entregarse a finales de año.
Encargos así revelan que Europa confía en el proyecto Novavax. Sin embargo, quienes han contribuido y contribuyen tanto a su desarrollo no han obtenido la convalidación de su vacunación. Jaume Martorell resume su impotencia así: “¿Cómo se hubiera detenido el virus sin probar las vacunas?”.
“Pregunta a tus conocidos si se hubieran vacunado si no se hubieran probado los posibles efectos adversos de los inmunógenos en humanos”, dice Jaume Martorell (en la foto, durante una de las punciones en el hospital Saint Thomas de Londres). Él dio el paso, como muchos otras voluntarios, por altruismo, sentido del deber y “para evitar riesgos a otras personas: no quería presentarme como un mártir, pero al final te das cuenta que somos carne de cañón”.
“Hay personas –agrega– que protestan y no hacen nada. Yo hago y luego protesto”. Calcula que en un año se ha gastado una pequeña fortuna en tests de antígenos, ya que viaja con frecuencia para ver a sus padres, octogenarios, que residen en Badalona. “No me quejo: puedo hacerlo, pero esa no es la pregunta. La pregunta es ¿cómo se nos compensa? ¿Qué controles han hecho los gobiernos para supervisar los acuerdos de los voluntarios con las farmacéuticas? Nada, no han hecho nada”.
¿Qué pasaría si en algún ensayo alguien sufriera una grave reacción adversa? ¿Se podrían lavar las manos las empresas? Este ingeniero muestra los documentos que él firmó y teme que sí. Por eso es tan encomiable su actitud. ¿Lo volvería a hacer, ahora que lo sabe? “Sí. Pero porque hay y había una pandemia, no para hacer ganar millones a una multinacional