Sean cautos. Se acercan tiempos difíciles.
En estos días difíciles para todos (septiembre del 2016), sé que muchos de ustedes se seguirán sintiendo tentados de deshacerse de sus preciados títulos. Es responsabilidad y nobleza obliga a quienes acumulamos lustros de curtida experiencia, intervenir con mayor contundencia en estos momentos con una recopilación de episodios a la altura de los momentos epicos que marca la actualidad.
Recordarán, devotos amigos, que no ha mucho que consumí mis 59 primaveras, y como les dije, en el 78 cursaba el COU; luego,,, fui un precoz bachiller e ingresé a la Universidad adolescente, lo cual no es raro, dado que si descuentan de mi edad mis casi cinco décadas de experiencia exitosa en bolsa, se darán cuenta de la temprana madurez de mi criterio, a mis 11 años, en la selección de mi portafolios patrimonial. Todo tiene su explicación y a su tiempo les será procurada con el verbo sencillo y el pudor natural que siempre hace gala a adornarme.
A 1968 se remonta el principio de mis experiencias.
Les adelanto que completaba yo mis regalos del Chicle Dunkin, pastelitos Bimbo y los cromos de Amancio, Puskas y Garate, al tiempo que adquiría mis primeros títulos de Maquinaria Textil del Norte (MATESA) a seis enteros, algo menos de 180 de las antiguas pesetas y las Banco de Crédito Industrial (BCI), a 4 enteros y dos quintos, unas 79 de las antiguas pesetas. “Papel de viudo” las llamábamos por aquel entonces en el recreo, donde ya destacaba mi buen ojo en la selección de activos mobiliarios patrimoniales y se vislumbraba mi persistencia en la operativa que, con el discurrir inevitable de los años, me llevaría al triunfo sin discusión alguna.
En aquella época, solo José Luis López Vázquez anunciaba las Matildes para que el vulgo pudieses comprar en el banco y saliese de la rutina del la renta fija.
Líbreme el cielo del peso de mi modestia al recopilar partes del anecdotario de mi inestimable experiencia bursátil en el discurrir de los muchos años; pero, el ejemplo de mi persistencia, será su inspiración en los tristes días que vivimos.
¿El diario de una leyenda viva del largoplacismo?... Quizás. ¿El relato histórico de un triunfador sin par?... Es posible. Todas esas cosas será el amable lector quien pueda decirlo. Yo simplemente diría que se trata de la fabula de un hombre sencillo, humilde y modesto.
Recuerden que ustedes también son foreros de referencia en este estimado foro, no se sientan ofuscados por su falta de experiencia y reciban la mayor de mis consideraciones.