ACTUALIDAD ECONÓMICA, 01.04.2004, pg.10
E. UTRERA.
``Un hecho puntual grave que está siendo investigado por la justicia´´. Así ha definido Miguel Iraburu, el nuevo presidente de Azkoyen, los posibles pagos a la banda terrorista ETA que la empresa pudo efectuar hace cuatro años por importe de unos 240.000 euros. ¿Afectan a la solvencia financiera del fabricante navarro de máquinas expendedoras? No, en absoluto. Sin embargo, la investigación de la Audiencia Nacional amenaza con llevarse por delante los pilares sobre los que se han asentado una auténtica historia de rentabilidad y crecimiento que sólo se ha visto truncada en los últimos ejercicios. El consejo de administración, ya renovado en su totalidad, ha sido la primera víctima. Y la cotización en Bolsa, con una caída del 7,08% tras la vuelta a la cotización, la segunda. Pero la gran incógnita es : ¿Será viable la marca Azkoyen? Iraburu ya ha recibido alguna petición del Comité de empresa de la filial de medios de pago para cambiar la marca o relanzarla a través de una gran campaña de imagen. La principal preocupación reside en hasta qué punto podría perder ventas Azkoyen como castigo por los pagos a ETA. Además, para una compañía con un free-float del 75% pero una baja capitalización bursátil, de apenas 105 millones de euros, no es menos preocupante la reacción de los accionistas que , a la fuerza, acaban de abandonar el consejo. Si María del Carmen Trayas, hija del fundador, y Juan Félix Iriondo, el ex presidente, vendierán el 5% del capital que tienen cada uno, la cotización de Azkoyen puede tardar mucho en levantar cabeza.
CIRUGÍA RÁPIDA.
Pero no todo son malas noticias para los accionistas de Azkoyen. Pocas veces se ha visto una reacción más rápida una situación de crisis, en este caso por la actuación de Caja Navarra, que controla el 9,58% del capital. La entidad financiera dejó el consejo de Azkoyen al considerar insatisfactorias las explicaciones que decían que los pagos se realizaron a título personal y no suponían perjuicio alguno para la empresa, y provocó una reacción en cadena que supuso la renovación total del consejo en el tiempo récord de tres días. Ahora, el mensaje de Iraburu es claro: ``Asumir el mayor impulso posible para la implementación del plan estratégico 2003-2006´´. Un plan que pasa por diversificar las fuentes de ingresos del grupo para reducir la excesiva dependencia del tabaco tras las medidas que en su contra ha lanzado el Gobierno. Se trata de una estrategia necesaria, ya que en 2003 la compañía registró una pérdida neta de 6,27 millones de euros, con una caída de las ventas del 14,5%. Un retroceso que se une al del año anterior, del 29%, que rompía con un crecimiento que ha convertido a Azkoyen en uno de los valores más seguidos de la Bolsa.