El desplome de más de 23.000 millones de euros en capitalización de las dos mayores eléctricas –Iberdrola y Endesa– desde finales de mayo, pasará factura a todo el engranaje del sector. En mayo se filtró que el Gobierno aprobaría la tramitación para frenar la presunta sobrerretribución que percibe en el mercado mayorista la generación de energía mediante las centrales eléctricas no emisoras de CO2 (hidráulicas y nucleares) anteriores a 2005, que se traduciría en un recorte de 1.000 millones en los llamados «dividendos caídos del cielo» que reciben las empresas generadoras. Desde entonces, la presión a las eléctricas no ha hecho más que empeorar. Justo antes de las primeras andanadas, Iberdrola cotizaban a 11,31 euros. Sus títulos cerraron ayer a 8,68 euros. Por su parte, las acciones de Endesa se pagaban, antes de los recortes y confiscaciones anunciados, a 23,65 euros mientras que ayer lo hicieron a 17,42.