Buffet defiende la inversión de tipo empresarial. Supongamos que somos los fundadores y máximos accionistas de Calzados Rebuzner S.A. (empresa especializada en el calzado para pequeños inversores). Las perspectivas del negocio son buenas, tenemos poca deuda, somos la marca de éxito entre los borricos y nuestra empresa es muy rentable. Como conocemos muy bien nuestra empresa, sabemos que el valor de las acciones está cerca de los 10€.
Por caprichos del mercado, nuestras acciones cotizan a 3€. Las perspectivas de la empresa, su ventaja competitiva, su rentabilidad a largo plazo y su fortaleza financiera no han cambiado. Es posible que estemos en una crisis económica y que nuestras ventas y nuestros márgenes hayan sufrido. Pero lo bueno de las crisis es que tarde o temprano siempre terminan. ¿Qué es lo que haría un buen empresario en este entorno? Efectivamente, compraría todo lo que pudiera.
La crisis terminará y el empresario habrá incrementado su participación en una buena empresa a precios de ganga. Cuando las acciones coticen cerca de los 10€, sus plusvalías serán tremendas. Es más, si la empresa es rentable, sólida y con buenas ventajas competitivas, es posible que con el paso del tiempo su valor ya no sea de 10€ sino de 14€. Las plusvalías serían aun mayores y la jugada del empresario mucho más inteligente.
Este ejemplo no es un modelo teórico imposible de aplicar en los mercados. Lo que acabamos de describir es una realidad que ocurre cada día. Es cierto que la mayor parte de nosotros no somos propietarios de una empresa cotizada, pero lo que sí es cierto es que todos nosotros podemos invertir de forma empresarial como si lo fuéramos.
La mecánica es sencilla. Los pasos a dar son los siguientes: 1) analizar la fortaleza financiera (son datos conocidos que podemos sacar de las cuentas anuales), 2) analizar la ventaja competitiva y su sostenibilidad (esto es más complicado y hay que conocer bien la empresa), 3) calcular su valor intrínseco (esto también es complicado aunque cada vez estoy más convencido que mientras no compremos a precios caros, la calidad de la empresa y el tiempo juegan a nuestro favor) y 4) comprar por debajo del valor intrínseco, respetando el margen de seguridad.
Para terminar, una última reflexión. Pensad en quién ha perdido dinero con Iberia cuando, tras la OPV, tocó los niveles de 1€. ¿Fueron los inversores o los desinversores? Pensad quién ha perdido dinero con la última corrección. ¿Fueron los inversores o los desinversores? Y ahora lo más importante: ¿quién va a perder dinero con la próxima corrección? Una de las cosas buenas que tienen las bolsas, es que puedes elegir el equipo en el que jugar. Los borricos jugamos con los inversores. ¿En qué equipo juegas tú?
El rebuzno es bello.