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Pasando por alto, y ya me cuesta, la cuestión del valor de una "emancipación" subvencionada por el Estado vía las ayudas al alquiler para los jóvenes entre 22 y 30 años , me centraré en el tema de la economía de la subvención mensual de 210 euros dejando de lado el análisis de las otras ayudas (120 euros para el aval, préstamo de 600 euros a tipo de interés cero para la fianza) así como otras consideraciones de tipo distributivo que también son relevantes. No me meteré tampoco en la cuestión de sus efectos distributivos sino que me centraré en la misma mecánica de la subvención.

 

Una de las cosas que más me sorprenden es observar la facilidad con que el personal "tira" de la supuesta ley de la oferta y la demanda para explicarse la vida económica. Da la impresión de que como todo el mundo va de compras y tiene experiencia en los mercadillos callejeros ello le proporciona una tan gran intimidad con esa ley que pareciera la hubieran legislado, lo que convertiría al estudio de la Economía en una tarea baladí, propia de personas poco observadoras de la realidad cotidiana. Pues bien, que todo ello es una total falsedad se ve a las claras en el auténtico "cuento chino" de las ayudas para el pago de los alquileres a los jóvenes (y no tan jóvenes, pues considerar a una persona de treinta "tacos" joven no deja de ser un abuso del lenguaje. Como esto del alargamiento de las edades siga así, pronto para el Estado y la publicidad ya no habrá viejos. Perversión lingüística que escaso consuelo da a cincuentones como yo), "cuento chino" por otra parte con el que parecen comulgar no sólo el común de las gentes sino también muy ilustres periodistas que lo consideran un bastión de la política social del Gobierno de España y hasta -a lo que parece- los miembros de ese gobierno y sus asesores económicos.

 

 

 

 

Veamos. La "lógica" de la ayuda es muy simple: si el Estado da 210 euros a los jóvenes para ayudarles a sufragar el alquiler de sus viviendas, ello les será de gran ayuda, puesto que "lógicamente" tendrán que pagar menos de sus bolsillos a los propietarios de las viviendas. Muy bonito, pero (casi) totalmente ilógico. Y digo "casi" porque, para ser estrictos, cabe imaginar una situación, irreal eso sí, en que esa "lógica" del Gobierno de España se vería respaldada por los hechos, es decir, que es factible concebir una situación teórica en la que se cumpliesen los objetivos de la propuesta. Pero fuera de ese caso imaginario, todo el asunto es, estrictamente hablando, un cuento chino.La demostración es elemental:

 

 

 

Primero, la ayuda, la subvención, se traduce en un crecimiento en la demanda de viviendas en alquiler pues significa que los jóvenes estarán dispuesto a pagar más por esas viviendas. Es decir, que si un joven ahora está pagando con gran dolor de su corazón y de su bolsillo 500 euros por el alquiler de su casa, ahora estaría dispuesto a pagar con el mismo dolor hasta 710 euros por esa misma vivienda, y eso vale para todos y cada uno de los jóvenes que ya estuviesen en alquiler. La cuestión fundamental, ahora, es ver lo que pasa con la oferta de viviendas en alquiler.

 

 

Segundo, si la oferta de viviendas en alquiler está dada, es decir si es rígida, el número de viviendas en alquiler sería el que es, sin posibilidad de que se incrementase lo más mínimo, y entonces el incremento en la demanda de viviendas en alquiler consecuencia de la ayuda se traduciría inevitablemente en un incremento de los alquileres exactamente igual a la cuantía de la subvención, como lo exigiría la "ley de la oferta y la demanda" (más demanda con misma oferta, precio más alto) . En este caso, el Gobierno de España habría hecho literalmente un pan como unas hostias, pues realmente estaría transfiriendo dinero a los propietarios de los pisos en alquiler pues la subvención se la llevarían en su totalidad los propietarios de los pisos y los jóvenes inquilinos pagarían lo mismo que antes. Ahora bien, lo anterior no es estrictamente correcto pues, como me ha señalado una inteligente alumna de nombre Eva Muñoz (¡qué gusto da tropezarse con gente más lista que uno mismo!), la demanda de viviendas en alquiler sólo crecería de esa manera si la subvención afectase a todos los que están en alquiler y no sólo a los menores de 30 años que cumplan una serie de requisitos. Dicho de otra manera, los alquileres no crecerían en 210 euros sino en algo menos dependiendo del número y disposición a pagar de quienes estando en alquiler no reciban subvención por no cumplir los requerimientos del programa de ayuda. Por otro lado, habría un efecto distributivo pues entrarían en el mercado jóvenes subvencionados a sustituir (es decir, a expulsar del mercado de alquileres) a inquilinos que no pudiesen afrontar la subida de los alquileres consecuencia de la subvención.

 

 

Tercero, sólo si la oferta de viviendas en alquiler es perfectamente elástica, es decir, sólo si la cantidad disponible de viviendas en alquiler puede aumentar ilimitadamente a los precios de alquiler vigentes si la demanda crece, se cumplirían las previsiones del Gobierno de España, es decir, que en ese caso y sólo en ese caso el incremento de la demanda de viviendas en alquiler consecuencia de la subvención no se traduciría en un aumento de los alquileres sino que al venir acompañada por la salida al mercado de viviendas en alquiler en la cuantía suficiente, los alquileres no variarán, los inquilinos pagarán menos y los propietarios recibirán el mismo alquiler que antes.

 

 

Cuarto. La realidad está entre los dos casos extremos analizados. Ciertamente, la oferta de viviendas en alquiler no es totalmente rígida y responderá en cierta medida a los aumentos en la demanda trasladando viviendas del mercado de compraventa al de alquiler (situación quizás más factible ahora mismo por la coyuntura recesiva en el mercado de la vivienda), pero sin duda, la oferta de viviendas en alquiler dista aún más de ser perfectamente elástica, por lo que la previsión es que los alquileres subirán, probablemente menos de 210 euros, por lo que en términos netos los jóvenes acabarán pagando algo pero no mucho menos de lo que están pagando ahora, y obviamente a quien mejor les va a venir esta ayuda a los jóvenes va a ser a los ya seguro que muy talluditos propietarios de pisos.


Lo dicho, un auténtico cuento chino.

 

 

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