Hay una historia, chista o moraleja muy socorrida que todos debemos tener en cuenta. Se trata de la situación en la que dos hombres se encuentran en medio de la selva; en esto aparece un león hambriento. Uno de ellos se pone las zapatillas y se prepara a correr, mientras el otro le pregunta: “¿Qué haces?, ¿no ves que el león va a correr más que tú?”. El que estaba preparando las zapatillas le contesta: “no necesito correr más que el león, tan solo necesito correr más que tú”.
En 2008, cuando en julio y tras la comunicación del BCE de que relajaba la lucha contra la política monetaria, las commodities (en especial el petróleo), comenzaron a desmoronarse. En ese momento se estableció esa carrera y toda la banca de inversión estaba amenazada por el león vestido en esta ocasión de quiebra. Toda la banca de inversión se encaminaba hacia la quiebra, pero cada una de las entidades no quería ser la más lenta. Una entidad iba a caer, y las otras se iban a salvar a cuenta de las intervenciones de todos los gobiernos y bancos centrales con la coartada de esta caída. Esta entidad en 2008, fue Lehman Brothers, que sirvió de cabeza de turco, (ganada a pulso) y de escusa para activar toda una serie de medidas, que posteriormente se demostró que estaban planeadas de antemano, (lo cual invalidaría la explicación de que fueron provocadas por la caída de la entidad).
Tras este suceso se sucedieron las medidas para salvar al sistema financiero que recurrentemente se ha identificado con la economía, (no se ha estimulado en ningún momento la economía, sino que más bien la economía ha sido la encargada de soportar el salvamento del sistema financiero). El caso es que hoy la situación es muy similar a la que nos encontramos en 2008, pero con un par de salvedades.
Es fácil entender que a lo largo de los últimos meses, asistimos a la caída de los mercados financieros, con especial énfasis en la caída de los valores del sistema financiero, (principalmente la banca francesa, alemana e italiana). A pesar de que todos somos conscientes de que existen numerosos análisis que nos dicen que tal castigo es injustificado, que estamos en una sólida recuperación, o que no vamos a entrar (otra vez) en recesión; la realidad es la que es. Y no es otra que los valores de unas entidades cayendo en picado, mientras estas entidades tienen crecientes problemas para financiarse, mientras los activos del sistema financiero están perdiendo valor. La realidad nos dice que semana, tras semana, se están buscando nuevas formas de parar este proceso, por lo que está bastante claro que determinadas entidades están en peligro.
Como en 2008, están muchas entidades enfrascadas en una carrera en donde alguien quebrará, y servirá como excusa para desencadenar toda suerte de apoyos; aunque la mayor diferencia es que ahora mismo no estamos ante una competición en la que se encuentran tan solo entidades financieras, sino que fruto de las decisiones tomadas en 2008, en esta carrera se encuentran ahora también países.
Esto genera dos grandes diferencias respecto a la situación de 2008. La primera es fácil de entender, introduciendo en el cuento con el que comenzaba un tercer personaje. O sea, dos amigos y una tercera persona que no es especialmente apreciada por esta se encuentran en la selva, y aparece un león. En este sentido es fácil entender que los dos amigos tratarían de correr más que la persona no apreciada, e incluso que tratasen de ofrecer al león a esta persona como víctima.
En la práctica esto supone que de la misma forma que los problemas de las entidades financieras se niegan hasta la saciedad, (para dar la sensación de que todo va bien), no existe ningún problema para disparar contra los países exagerando una situación, que por supuesto es muy delicada (y lo más curioso es que por culpa precisamente de las medidas para salvar al sector financiero).
Hoy es casi imposible evitar la suspensión de pagos de Grecia, y también la de otros países, pero sin embargo, lo curioso es que la quiebra de los países es casi imposible. Pero sin embargo, lo que no está tan claro es si esta quiebra llegará antes o después de la quiebra del sistema financiero, (y en este caso sí que sería quiebra). Además la idea que con frecuencia encontramos en análisis y en comentarios de que el riesgo de un país es mayor que el de sus entidades financieras es un absurdo total, (ya explicado en un post en su momento, a cuenta de la desviación de los CDS de España y Santander).
Por otra parte, si nos damos cuenta, desde todos los ámbitos se habla de evitar que los problemas de los países se trasladen a los bancos, evitar contagios o términos similares, se plantean medidas como la recapitalización masiva de las entidades financieras e incluso desde 2008, se plantea que el fondo de estabilidad financiera de la UE pueda recapitalizar entidades de crédito.
Si cogemos todo esto, no es difícil entender que estamos ante una carrera en la que las entidades financieras están tratando de que al final sea lo público lo que de la coartada para las intervenciones; por supuesto no es algo nuevo, ya que es un proceso que se ha visto con las cajas que se han visto sometidas a cuatrocientos mil rumores, requerimientos más difíciles que para las entidades financieras y desde luego a un entorno mucho más complicado que los bancos.
Pero esto nos lleva a la segunda diferencia, (que nadie está teniendo en cuenta). Resulta que esta nueva persona, (la no demasiado apreciada que estamos tirando a los leones para intentar correr un poco más), es precisamente la que se ha de ocupar de salvar la situación.
O dicho de otra forma, los países y lo público actuó en 2008, como el agente rescatador de todas las entidades financieras, a partir de que hayamos conseguido la coartada que brindó lehman para activar todos los surrealistas planes de rescate. Pero en este momento, estamos sacrificando a los rescatadores, lo cual es un grave problema.
¿Quién va a rescatar a los países si todo el mundo se empeña en llevarlos a la quiebra antes que las entidades financieras?. En definitiva, si el león se come al rescatador, ¿Quién va a rescatar?.