La última novedad explosiva en los mercados financieros ha sido la aparición y explosión del Bitcoin, establecida como una moneda virtual, que reproduce casi todas las características del oro, (la creación se llama minería, se establece un crecimiento muy limitado, se ofrece anonimato y seguridad en la posesión…), pero además con un argumento adicional, muy conveniente: ¡se usa como medio de pago!.
El bitcoin y el oro tienen últimamente unas similitudes muy evidentes; mismos defensores, mismos formatos de páginas, mismos comentarios en medios económicos y desde luego unas coartadas para la subida que son muy parecidas, y que en principio se basan en ambos casos en la pérdida de valor de las monedas derivado de la impresión masiva de dinero por parte de los bancos centrales. Es la primera confusión generalizada; la cantidad de dinero en circulación no se está incrementando y de hecho los incrementos espectaculares de bases monetarias que se están dando en todo el mundo, son intentos de evitar la deflación inmediata a costa de crear más.
Lo que no se solía decir es que el oro se estaba usando como un elemento más en el que especular, y sobre todo el hecho de que los bancos centrales comprando oro, no están protegiéndose contra nada, sino que están a lo que están siempre: montar las subidas.
El caso es que ahora surge el Bitcoin, en el que aparte de las características de los bancos centrales, nos encontramos con un discurso en el que se habla de una ventaja adicional, y nos encontraremos pronto con otra ventaja que por ahora no está saliendo, (aunque se intuye). La ventaja adicional es que se está aceptando en determinados sitios como medio de pago. Esto le confiere, junto a la supuesta facilidad de transmisión, una gran ventaja respecto al oro. La segunda ventaja se refiere al futuro de la moneda virtual; en este sentido más que en el futuro, debemos referirnos a épocas pasadas, donde se han creado monedas ante depresiones brutales. Es un fenómeno común que en los momentos de la historia en la que las monedas no circulan, nos encontramos con el surgimiento de iniciativas más o menos imaginativas y locales que siempre pasan por la creación de una moneda para determinados ámbitos, normalmente monedas locales, o incluso sistemas de trueque que permitan que el sistema económico se mueva ligeramente ante una depresión monetaria.
El término virtual del Bitcoin, enlaza perfectamente con este esquema de “local”, entendido el término como referido a un ámbito de actuación. Es decir, si en los años 30, el concepto “local” se extendía a barrio o incluso a ciudad; ahora mismo el concepto “local” se puede asimilar perfectamente al concepto “internet”.
Estos argumentos parecen suponer que la nueva moneda va en línea de soluciones, que tuvieron cierto éxito, a costa de saltarse las políticas monetarias de los países. De hecho este punto es la mayor amenaza, que entronca con otros casos como el de los “liberty dollars” que fueron borrados del mapa por el gobierno estadounidense. De ahí subyace la amenaza de que en cualquier momento será borrado del mapa la nueva moneda.
Sin embargo, ¿es defendible que la moneda tendrá éxito como medio de pago?. Pues en este punto tenemos una contradicción flagrante en todo lo que representa el concepto moneda “fuerte” y moneda “débil”.
El bitcoin tiene claramente la intención de ser una moneda fuerte, que proporciona una serie de ventajas pero referidas a una función de las monedas que es la de servir de atesoramiento de la riqueza, o incluso de medio para el atesoramiento de la riqueza. Sin embargo, el surgimiento de nuevas monedas en el ámbito del comercio se usa precisamente para beneficiar el flujo de moneda. Es decir; si los comercios locales buscan alternativas a las monedas en circulación es porque estas no circulan, de tal forma que se busca alguna forma de flexibilizar la política monetaria. Esto va en contra de la esencia misma del Bitcoin.
Por otra parte tenemos el problema de siempre que conviven dos monedas. La moneda que se espera que se revalorice, (lo que es la definición de fuerte), es aquella moneda que servirá para atesorar, mientras que los gastos se realizarán con la moneda débil. Por otra parte las empresas van a pretender pagar a sus trabajadores y proveedores en la moneda débil, lo cual nos lleva a una situación en la que la moneda débil canibaliza a la fuerte.
Esto nos lleva a una curiosa paradoja; si el valor de la moneda es que acabará siendo una referencia en el comercio, está claro que invertir en la moneda será una decisión totalmente ruinosa, ya que sería imposible usar una moneda con unas variaciones al alza importante.
Si lo que se busca es crear una moneda con un valor elevado, (que es precisamente lo que se busca), no se podrá usar cotidianamente y mucho menos será la solución a un entorno en el que uno de los problemas es la escasez de moneda en la economía real.
Por tanto, el razonamiento de invertir en bitcoins porque se va a revalorizar, porque servirá como medio de pago aceptado por todo el mundo es un engaño o un error de apreciación al darle una cualidad que no tendrá. Otra cosa es si en realidad se pretende crear una moneda para atesorar y especular, que necesitará por definición la escasez de la oferta y la gran demanda ¡para atesorar!.
Esta es una característica básica de las burbujas; gran parte de las compras de un bien, se realizan con la esperanza de obtener una revalorización derivada de las compras de un bien que se realizan para cubrir necesidades; (por ejemplo, cuando se movilizan ingentes cantidades de dinero para comprar viviendas, pensando que muchos compradores la compran por necesitar un techo).
En el caso de los bitcoins, (y en el oro), todo el mundo lo compra pensando en la revalorización que se obtiene derivado de que se va a usar como medio de pago; pero ¿y si no es así?. De hecho hay una cosa curiosa, se explica la revalorización de los bitcoins en función de lo acaecido en Chipre, pero parece que nadie se da cuenta que existe otra cosa que ha ocurrido en estos días. ¿Qué ha ocurrido con el mercado de Oro?.
Quizás más que el hecho de un bloqueo o una quita en Chipre, haya afectado la caída del oro y en consecuencia, fondos que buscaban especulación en oro se han trasladado a este nuevo mercado, que es muy parecido, pero tiene lo que le falta al oro.