Con las primeras medidas del PP para afrontar la crisis, me ha pasado una cosa curiosa. Tienen el lado positivo de que podían ser peores, y el lado negativo que no es otro que el ir en la misma dirección que todas las que aprobó el PSOE. Debemos recordar que reiteradamente el PSOE bajó los impuestos a las actividades empresariales, subió el IRPF, (aunque mediante determinados trucos) y se subió la tributación de los rendimientos de capital.
De la misma forma que estas medidas eran un desastre cuando las tomó el PSOE, lo son cuando las toma el Partido Popular. En lo que se refiere al aspecto tributario lo que tenemos es un incremento de la regresividad, con un golpe a lo que queda de la clase media, vestido con marketing de una subida progresiva.
A pesar de que las subidas de renta son progresivas y que se han centrado en el I.R.P.F. nos encontramos que por un lado no afectan a las rentas empresariales para los que se reduce la imposición en lugar de incrementarse. Y por otra parte tampoco se ataca el problema de las rentas altas que esquivan la tributación de I.R.P.F. usando la tributación a través de impuesto sobre sociedades, (que debemos recordar que también se reduce).
Es fácil por tanto entender quien va asumir el incremento de los impuestos y por tanto quien va a sufrir con su pérdida de poder adquisitivo el grueso del ajuste. Todas las medidas que vayan en el camino de empeorar la clase media son en definitiva medidas que van en el sentido contrario en un entorno en el que la parálisis económica es total. Lo único que podemos ver de positivo en las medidas es que no han sido tan duras como se esperaba, pero tal hecho se ve empañado por la sensación que tengo, (y que supongo que tendremos todos los afectados de que esto no acaba aquí).
Cuando en la sesión de investidura se anunció la revalorización de las pensiones, para que no pierdan el poder adquisitivo, la realidad es que se abrió una cierta luz de esperanza. Desde luego no se van a solucionar todos los problemas consiguiendo que los pensionistas recuperen el poder adquisitivo, pero este sí que sería un paso en la buena dirección. Esta esperanza, (que debo reconocer que no era muy fuerte) se desvanece cuando nos enteramos de la letra pequeña. Cuando se hablaba de mantener el poder adquisitivo de los pensionistas, se ha de entender que por lo menos se debería haber hablado de una subida de las pensiones equivalente al IPC. Tal hecho no se ha producido, ya que la revalorización de las pensiones ha sido al final un 1%, importe inferior al incremento de IPC que se ha producido. Aunque el argumento de que el IPC al final del ejercicio va a estar en esta cifra al final de año, lo que debe entender el gobierno es que los precios ya han subido y si no subiesen nada más a lo largo del año, (que acabásemos con subidas de IPC cero), el poder adquisitivo ya se ha perdido.
Pero si tenemos en cuenta que se han subido los impuestos un 0,75% como mínimo, y que va a afectar a estos grupos, la subida real de las pensiones es muy inferior a ese 1%; lo que unido a que el IPC minusvalora (por definición) la pérdida de poder adquisitivo de las rentas bajas, ya que las subidas de precios se concentran en bienes básicos, (y se compensan con bienes no necesarios que entran en rentas más altas), estaríamos ante una pérdida real de poder adquisitivo en el colectivo en el que se supone que se mantenía.
Por descontado en el resto de trabajadores, (tanto públicos como privados), donde el escenario más favorable es una congelación, supone una pérdida de poder adquisitivo segura. Es fácil sumar y encontrarnos con que pierden poder adquisitivo los trabajadores y los pensionistas y en consecuencia las familias de 25 millones de personas.
Se nos dice que esto es para evitar la inflación y devaluar la economía, pero a su vez nos encontramos con que los precios que dependen de la administración suben todos en unos porcentajes muy superiores. ¿Por qué no se usa con los peajes los argumentos que con los pensionistas?. Es decir: ¿si se espera que los precios suban un 1%, porque se suben los peajes por encima del 3%?. Idénticos argumentos van para toda una serie de servicios que de repente suben de precio, como pueden ser el agua, las tarifas de zonas ora, gas..
Pero con una caída del poder adquisitivo, contrasta las medidas que tratan de recuperar el esquema de burbuja inmobiliaria, con la recuperación de la deducción por vivienda habitual y el IVA al 4% para las compras. En todo caso, medidas destinadas al fracaso ya que si bien las deducciones pueden inclinar un poco la balanza, la realidad es que los sueldos, la estabilidad en el trabajo, el resto de precios y los impuestos que paga cada persona es lo que define en definitiva la compra de un piso. Por supuesto las perspectivas que sobre el precio de los pisos y sobre el resto de las variables tengamos afecta también. Por tanto hoy no es demasiado realista que se piense en empeorar las perspectivas y condiciones de todo el mundo y luego animar mediante una deducción en un entorno como el actual.
Y si vamos a los bancos, tenemos el olvido de Soraya en la rueda de prensa, a la hora de mencionar otra medida aprobada en el consejo de ministros; se han renovado las líneas de avales a la banca por 100.000 millones para las emisiones que se realicen en 2012. Hemos cambiado de año y de gobierno pero realmente han tomado la misma medida, con la misma justificación, (la reactivación del crédito y la irresponsabilidad de dejar caer a la banca).
A ver si en una de estas ruedas de prensa o declaraciones se acuerdan de explicarnos esta nueva teoría de la escuela austriaca o del liberalismo o de lo que sea que guie la ideología de estos (y anteriores) gestores de lo público; porque lo curioso es que los sacrificios, la responsabilidad, los riesgos y la no injerencia en lo privado parece que se olvida rápidamente cuando se habla de salvar a las entidades financieras.
Claro que en estos momentos la medida de avalar con 92.000 millones al fondo para países en rescate, 100.000 para las emisiones de una banca de la que no se fía nadie y 4.000 millones para las adquisiciones de activos es un poco irresponsable en medio de una crisis de deuda y con una reforma de la constitución que nos hundiría ante cualquier problema de cualquiera de estos agentes. Y es que no parece demasiado apropiado que en medio de una situación en la que el país tiene enormes problemas para financiarse se dedique a avalar a terceros por un importe cercano al 20% del PIB. Por supuesto, cualquiera puede entender que si avalamos algo solvente no habría demasiado problemas, pero debemos tener en cuenta que estos casi 200.000 millones son para países en problemas, bancos a los que no fían y activos que no se logran vender, (lo cual parece que dista y mucho de un aval sin riesgo). Esta tontería puede activar el escenario más dramático del 135.3, como había comentado en su día.
Y toda esta repetición de burradas, al final no tienen el menor sentido y por supuesto no hay nada parecido a un plan para mejorar la economía. En definitiva, tras las primeras medidas, lo que está claro es que el PP es igual al PSOE, y puede que alguien piense que van a funcionar distinto, pero no es muy razonable.