En este artículo voy a contaros las razones por las que decidí empezar a invertir. Rebobinemos, vayamos al principio.
Siempre me ha parecido interesante el tema de la bolsa. De pequeño, para mi no era más que tipos con traje, mirando cientos de pantallas y pasando el día pegados al teléfono a gritos de ''compra, vende''. Pensándolo ahora, quizá vi demasiadas veces a Michael Douglas en Wall Street y pocas a Andy jugando con Woody (Long DIS, hay un amigo en mí).
Con los años me di cuenta de que había mucho más detrás de ese telón y fuera de estereotipos.
Soy una chaval curioso, me gusta preguntar, mucho, y leer, a ratos. Así que, la primera razón por la que quise empezar a invertir es porque me gusta. Parece obvio ¿no?. Pues lo considero esencial. Me gusta seguir e informarme sobre empresas y sectores. Ya comentaré en futuros posts qué, y por qué.
Estudié económicas y, aunque muchas de las asignaturas me parecían interesantes, poco se tocan los mercados financieros. Quería ser inversor pero no me atrevía a lanzarme al ruedo, y la verdad, unirme a Rankia me empujó a ello.
Al poco tiempo me percaté que el primer paso era abrirse cuenta en algún bróker y empezar a planificar mis finanzas personales de otra manera.
Conozco mucha gente que, a pesar de seguir los mercados, entender lo que implica invertir en una empresa y admitir que es interesante tratar de sacar rentabilidad a los ahorros, no se lanza a la piscina. Yo sentía que, por mucho que leyese o me informase sobre el tema, necesitaba un poco de ''skin in the game'' para ponerme a prueba.
¿Por qué invertir?
Bueno, para poder empezar a invertir debes tener dinero para hacerlo, así que el primer paso sería un término crucial: el ahorro.
Ahorrar, te permite tener algo de seguridad y poder de decisión. Tradicionalmente entendemos que ahorrar es meter el dinero en el cerdito hucha. Sí, ese dinero siempre estará ahí (si no haces el viejo truco de meter un cuchillo por la rendija y desvalijar el pobre cerdo) pero entonces, debemos tener en cuenta otro factor relevante: la inflación.
La inflación media anual que persiguen los Bancos Centrales, es aproximadamente del 2%, por lo tanto si ahorras metiendo el dinero en el cerdito, tu rentabilidad es igual a 0%. Sí, tendrás ese dinero ahorrado, pero irás perdiendo poder adquisitivo año a año.
Esto nos lleva a la siguiente pregunta.
¿Cómo sacar rentabilidad a tus ahorros?
Para superar este 2% anual no te vale cualquier producto financiero. Actualmente la sucursal de tu barrio, donde tu padre conoce al director, difícilmente te va a ofrecer más de un 1% anual. Hay que buscar opciones fuera y aquí interviene la bolsa, cuya rentabilidad histórica media anual es de algo más de un 7%.
Ahí ya puedes informarte y plantearte varias soluciones: acciones, fondos de inversión, opciones, indexarte, materias primas, ETFs o incluso, dependiendo de tu salud cardiovascular, CFDs. Pero cómo yo tomo esta decisión lo comentaré en futuros artículos.
Así, cuando empiezas a obtener rentabilidad de tus ahorros y le sumas tiempo y paciencia encontramos otro término clave, al que el mismísimo Einstein bautizó como la fuerza más poderosa del universo. Sí amigos, el interés compuesto.
Intereses sobre intereses, sobre intereses, sobre intereses y sostenido en el tiempo van haciendo la bola cada vez más grande, y estos son los últimos dos conceptos que quiero destacar: tiempo y paciencia.
Soy joven, busco el largo plazo (Aunque también trato de tener siempre algo de play money), tengo el tiempo a mi favor y una premisa clara: Quiero seguir aprendiendo día a día. De hecho, voy a terminar el artículo con una cita del señor Charlie Munger:
The game of life is the game of everlasting learning. At least it is if you want to win.
Con esto me despido por hoy. No sé si conseguiré aportaros algo, pero por ahora, me quedo satisfecho si leerme os resulta entretenido.
