Existe un dicho que se atribuye a Abraham Lincoln que dice que “puedes engañar a una persona durante mucho tiempo, a mucha gente durante algún tiempo, pero no podrás engañar a todo el mundo durante todo el tiempo”.
Bien, pues Bernard Madoff, el financiero estadounidense que creó el mayor sistema Ponzi conocido hasta la fecha, estuvo a punto de lograrlo. De hecho, estuvo muuucho tiempo engañando a muuuucha gente.
Entonces, ¿cómo lo hizo?
Hace poco, he terminado de ver una de las últimas series/documentales de Netflix, “Madoff, el monstruo de Wall Street” (muy recomendable, por cierto), y reencontrarme una vez más con el personaje de Madoff me ha despertado la curiosidad por volver a indagar sobre los entresijos de la historia de este descomunal fraude.
Además, para mi sorpresa y horror, descubrí que uno de los “reclamos” que usó Madoff en su día, su principal (y téorica) exitosa operativa que supuestamente generaba esos impresionantes resultados durante tantos años, estaba basada en el uso de opciones financieras. Y dado que este blog está focalizado en la operativa y el mundo de las opciones, sentí la obligación de escribir sobre ello.
Los 3 ingredientes para la estafa perfecta
1. Disponer de 2 negocios en paralelo. El A, plenamente legal. El B, donde se comete el fraude.
Madoff creó 2 ramas de negocios paralelas, con absoluta independencia entre sí. Como 2 compartimentos totalmente estancos. 2 silos sin ninguna comunicación entre sí. No se compartía ni personal, ni herramientas corporativas. Aunque sí compartían, curiosamente, emplazamiento. El negocio A se encontraba en la planta 19 del famoso Lipstick Building de Manhattan, mientras que el negocio B se situaba tan sólo 2 plantas más abajo, en el piso 17. Pero más allá de eso, ninguna otra conexión. Los empleados de ambas divisiones no se conocían entre sí (ni sabían de su existencia).
Edificio Lipstick, Manhattan, NYC
El negocio legal se dedicaba principalmente a ejercer como bróker y, sobre todo, como Market Maker en los mercados de renta variable norteamericanos. Proveían de liquidez a los mercados, vaya. Una figura plenamente legal, y que además, bien gestionada, es una fuente de ingresos nada desdeñable (que le pregunten sino a Citadel, unos de los principales Market Makers a día de hoy).
En este post y en éste otro traté en su día sobre esta interesante e importante figura de los MMs, y su rol en los mercados.
El negocio ilegal, por su parte, se encargaba de gestionar la gigantesca y elefantiásica estafa Ponzi. Pero no directamente ni abiertamente, por supuesto. El negocio “B” era (supuestamente) un negocio que realizaba inversiones para hedge funds (o fondos de cobertura) e inversores particulares de altísimo poder adquisitivo. Pero lo que había detrás era, sencillamente, un esquema Ponzi.
Por si algún lector no lo sabe, una estafa Ponzi es un tipo muy clásico de estafa en la cual los nuevos inversores que entran al esquema pagan los intereses a los más antiguos (sin ellos saberlo, obviamente). Y ya. No hay nada más detrás: ni inversiones en acciones, ni en inmuebles, ni en bonos. Todo es humo, es ficticio. Nada es real. Sólo hace falta una cuenta corriente donde se metan los millardos que vayan entrando al esquema, y gente que se encargue de llevar una mínima “contabilidad” falsa, calculando la rentabilidad (falsa) que se vaya generando con cada nuevo incauto que entre al circo. La estafa puede seguir funcionando mientras siga habiendo nuevos inversores que, al entrar, paguen la rentabilidad a los que ya están dentro. Por eso la rueda puede seguir girando durante mucho, mucho tiempo.
2. Lograr la confianza y el respeto de todo el mercado.
Gracias en gran parte a la actividad del negocio “A”, Bernie Madoff se fue ganando la confianza y el respeto de todo el mercado. Fama que se labró, en gran medida, durante el crash de octubre de 1987 en la bolsa neoyorquina, al ser la entidad de Madoff una de los pocas que “aguantó” la tormenta y continuó ofreciendo contrapartidas a los histéricos inversores que en aquel Lunes Negro de octubre buscaban vender sus títulos presas del pánico.
Una imagen del parqué de Wall Street el Lunes Negro de Octubre de 1987
Pero es que además, Madoff y su empresa fueron una de las 5 empresas originales que impulsaron la creación y lanzamiento del NASDAQ, entidad de la que además él mismo fue presidente.
Con ese halo de maestro y creador de los mercados, a Madoff le resultaba especialmente fácil captar nuevos inversores que alimentaran su gigantesco esquema Ponzi piramidal.
3. Operativa secreta o artificialmente compleja.
Como último ingrediente del cocktail, Madoff se encargó de dotar a su negocio de inversiones fraudulentas de un aúrea de exclusividad y con una (teórica) operativa mágicamente compleja. El broche de oro.
Madoff hacía creer a sus inversores que sólo se podía invertir con él “por invitación”. Sólo él decidía quién podía invertir. Así, les hacía creer que eran parte de club súper selecto.
Como, lógicamente, no podía desvelar a los hedge funds e inversores a los que engatusaba que sus inversiones iban en realidad a alimentar un esquema Ponzi, Madoff se inventó una supuesta estrategia mágica que era la que proporcionaba aquellos retornos tan estables durante tanto tiempo.
La famosa operativa “secreta” era nada y nada menos que un……tachaaaaaann…
Un collar sobre el SPY!!!
Pero él le colocó un nombre más glamouroso y críptico: Split strike conversion
Uf, casi nada. Aquello sonaba realmente bien.
¿Quién podría resistirse a invertir con una de las mayores leyendas vivas de Wall Street, con un track record en forma de línea recta ascendente, sin apenas drawdowns, que mantenía durante décadas? ¿Y que encima empleaba una split strike conversion? (lo que sea que fuera aquello, sonaba a auténtica magia).
Como estamos en un blog sobre opciones, vamos a explicar en detalle qué era esto del split strike conversion:
Un collar, (o split strike conversion como lo bautizó Madoff) consiste en comprar acciones al contado - Madoff decía que compraba acciones del SPY, que es el mayor ETF basado en el índice SP500 -. A continuación, se venden opciones call a un strike algo superior al precio de contado, y se compran opciones put a un strike algo inferior al precio de contado.
La idea del collar es que las opciones put nos sirvan de cobertura total ante un escenario bajista sobre nuestro subyacente (el SPY en este caso), a costa de que las posibles ganancias queden limitadas (muy limitadas, de hecho), debido a las opciones calls vendidas.
Al montar el collar, se intenta que la prima que se ingresa por la venta de las opciones call financie la compra de las opciones put.
El uso más habitual de esta estrategia (collar) es para cuando se tiene una acción en cartera que ya nos haya generado unas ganancias latentes, y cuyas plusvalías queramos bloquear o asegurar, sin tener que salirse del mercado (vender las acciones).
Motivos para hacer esto hay varios: porque esté cercana la fecha de cobro del dividendo de la acción en cuestión, por motivos fiscales (pues nos permite diferir la fecha de venta de un activo a nuestra conveniencia, sin poner en riesgo las ganancias obtenidas hasta la fecha), etc.
Pero todo esto... ¿realmente podría explicar que el fondo de Madoff tuviera retornos tan estables , año tras año, y sin apenas pérdidas?
Esa misma pregunta se hizo un personaje llamado Harry Markopolos, un investigador forense de contabilidad y fraudes financieros norteamericano, que desde el año 1999 se dedicó a escudriñar, evaluar y replicar el fondo de Madoff, descubriendo que era matemáticamente imposible que, con el método teóricamente empleado (el famoso split strike conversion), se pudieran obtener esos rendimientos durante tanto tiempo. Y concluyó que el fondo de Madoff era, en realidad, un gigantesco esquema Ponzi.
Harry Markopolos
Sin entrar en detalles demasiado matemáticos o técnicos, la pinta que tendría en realidad una estrategia basada en montar collars sobre el SPY (o sobre el activo que fuera), se parecería mucho más a una línea recta que a una pendiente ascendiente sin apenas drawdowns.
Markopolos envió sus conclusiones a la SEC (Securities and Exchange Comission, la entidad que, en teoría, vela por el cumplimiento de las leyes en las bolsas y mercados norteamericanos). Y no una, sino varias veces. Durante varios años. Pero la SEC, a pesar de que incluso llegó a investigar el negocio de Madoff directamente, no encontró ningún motivo por el que se pudiera censurar.
Hasta que llegó el fatídico 2008, la crisis de las subprime, la quiebra de Lehman Brothers.. y el pánico absoluto se adueñó de los mercados. En ese escenario, la mayoría de los inversores de Madoff decidió reembolsar sus participaciones, y claro, todo saltó por los aires....
Como estamos en un blog sobre opciones, vamos a explicar en detalle qué era esto del split strike conversion:
Un collar, (o split strike conversion como lo bautizó Madoff) consiste en comprar acciones al contado - Madoff decía que compraba acciones del SPY, que es el mayor ETF basado en el índice SP500 -. A continuación, se venden opciones call a un strike algo superior al precio de contado, y se compran opciones put a un strike algo inferior al precio de contado.
La idea del collar es que las opciones put nos sirvan de cobertura total ante un escenario bajista sobre nuestro subyacente (el SPY en este caso), a costa de que las posibles ganancias queden limitadas (muy limitadas, de hecho), debido a las opciones calls vendidas.
Al montar el collar, se intenta que la prima que se ingresa por la venta de las opciones call financie la compra de las opciones put.
El uso más habitual de esta estrategia (collar) es para cuando se tiene una acción en cartera que ya nos haya generado unas ganancias latentes, y cuyas plusvalías queramos bloquear o asegurar, sin tener que salirse del mercado (vender las acciones).
Motivos para hacer esto hay varios: porque esté cercana la fecha de cobro del dividendo de la acción en cuestión, por motivos fiscales (pues nos permite diferir la fecha de venta de un activo a nuestra conveniencia, sin poner en riesgo las ganancias obtenidas hasta la fecha), etc.
Pero todo esto... ¿realmente podría explicar que el fondo de Madoff tuviera retornos tan estables , año tras año, y sin apenas pérdidas?
Esa misma pregunta se hizo un personaje llamado Harry Markopolos, un investigador forense de contabilidad y fraudes financieros norteamericano, que desde el año 1999 se dedicó a escudriñar, evaluar y replicar el fondo de Madoff, descubriendo que era matemáticamente imposible que, con el método teóricamente empleado (el famoso split strike conversion), se pudieran obtener esos rendimientos durante tanto tiempo. Y concluyó que el fondo de Madoff era, en realidad, un gigantesco esquema Ponzi.
Sin entrar en detalles demasiado matemáticos o técnicos, la pinta que tendría en realidad una estrategia basada en montar collars sobre el SPY (o sobre el activo que fuera), se parecería mucho más a una línea recta que a una pendiente ascendiente sin apenas drawdowns.
Markopolos envió sus conclusiones a la SEC (Securities and Exchange Comission, la entidad que, en teoría, vela por el cumplimiento de las leyes en las bolsas y mercados norteamericanos). Y no una, sino varias veces. Durante varios años. Pero la SEC, a pesar de que incluso llegó a investigar el negocio de Madoff directamente, no encontró ningún motivo por el que se pudiera censurar.
Hasta que llegó el fatídico 2008, la crisis de las subprime, la quiebra de Lehman Brothers.. y el pánico absoluto se adueñó de los mercados. En ese escenario, la mayoría de los inversores de Madoff decidió reembolsar sus participaciones, y claro, todo saltó por los aires....