El Mercado, desde un punto de vista comercial, está formado por vendedores y compradores que ofrecen y acceden, respectivamente, a productos y servicios que tienen un precio acorde a la oferta y la demanda. Allí, vendedor y comprador, teniendo una misma necesidad, quieren satisfacerla generando la acción de intercambio mediante una compraventa.
No hay democracia más perfecta que la del Mercado donde las transacciones son voluntarias entre consumidores libres. Cuando alguien ajeno regula la compraventa, el Mercado pierde su libertad de movimiento y se colapsa en una de las direcciones. El precio justo de una compraventa se consigue cuando la oferta y la demanda tienen libertad de movimiento, habiendo una información transparente y compartida uniformemente tanto por la parte compradora como por la vendedora. Pero esto habitualmente no es así debido a que una de las partes tiene mayor conocimiento que la otra, surgiendo entonces un “fallo de información en el Mercado” conocido en la jerga financiera como Información Asimétrica o Asimetría de la Información. En casi la totalidad de las transacciones económicas será el vendedor el que posea una información mayor que el comprador.
En una operación de compraventa intervienen dos partes, contando ambas con diferentes tipos de información:
- Información Completa: se da cuando cada una de las partes conoce las reglas del Mercado, pero cada parte supone que su rival es conocedor de todas ellas.
- Información Perfecta: en este caso cada parte dispone de la misma información. Un ejemplo muy didáctico es el juego del ajedrez: cada jugador se supone que conoce las reglas del juego y, además, está viendo los movimientos que realiza su rival.
- Información Incompleta: es la que se conoce como Información Asimétrica, donde una de las partes de la compraventa no dispone de la misma información que la otra, rompiendo la teoría de que los precios se forman en un sistema de equilibrio perfecto, provocando un resultado económico un tanto ineficiente, pudiendo disuadir a las partes de participar en el Mercado al impedir que una de ellas, debido a la incertidumbre de las características no observables, tome la mejor decisión y se alcance el equilibrio de competencia perfecta.
La Información Asimétrica está presente en todas partes y no es por eso siempre mala. Por ejemplo, hace acto de presencia en el conocimiento y en la especialización: albañiles, abogados, ingenieros, mecánicos, etc. disponen de más información que sus clientes porque se han especializado en un determinado producto o servicio.
En los Mercados Financieros, el prestatario, al contrario que el prestamista, tiene información en tiempo real de su estado de riesgo y financiero. Para evitar este desfase, los prestamistas elevan los precios para solventar el riesgo después de haber pedido todo tipo de información sobre su historial crediticio y su salud financiera.
En el Mercado de Seguros, la aseguradora no tiene la certeza de cómo actuará el asegurado en un futuro.
En el Mercado Laboral, el empleador tiene menos información que el empleado, por eso solicita su currículum y, si es posible, referencias anteriores y aun así no sabrá a ciencia cierta cómo se desenvolverá en el trabajo.
Los gerentes de las compañías que cotizan en el Mercado Bursátil tienen más información de sus empresas que el resto de los accionistas, es por esta razón que el uso de información privilegiada está penado por ley y muy vigilado por el organismo regulador, en este caso la CNMV.
En el Mercado de Consumo y en el de Segunda Mano, sea de la índole que sea, el comprador siempre está en desventaja informativa.
Allá por la década de los setenta del siglo pasado, uno de los primeros economistas en observar los efectos de la Información Asimétrica fue George Akerlof en su artículo “The Market for Lemons: Quality Uncertainly and the Market Mechanism” (El Mercado de los Limones: Incertidumbre de Calidad y Mecanismo de Mercado) que en el 2001 recibió el Premio Nóbel de Economía junto a Joseph Stiglith y Michael Spence por sus análisis económicos sobre el tema.
Akerlof escribió sobre la Asimetría de la Información basándose en el mercado de los coches usados en EE. UU. donde había coches de buena calidad y de mala (llamados despectivamente “limones”). El vendedor de coches de baja calidad intentará venderlos como si fuesen buenos y eso produce una distorsión en los precios del mercado, haciendo bajar el precio de los buenos y subir el precio de los malos, provocando que los vendedores de coches malos expulsen del mercado a los vendedores de coches buenos porque recibirán menos dinero de lo que realmente valen. Se formará un precio medio entre todos los coches disponibles disminuyendo la demanda; como consecuencia, se genera una ineficiencia en la compraventa y una pérdida de bienestar en el consumidor.