La llegada del decrecimiento energético y los recientes acontecimientos negativos extraordinarios anticipan un rápido cambio de situación que puede causar un largo Invierno del Descontento.
1. Introducción
William Shakespeare escribió "Ricardo III" hacia 1592. La obra, situada en el contexto de la Guerra de las Dos Rosas acontecida un siglo antes, comienza con el soliloquio de Ricardo, entonces Duque de Gloucester, celebrando el asesinato del rey Enrique VI de Lancaster en 1471 y el ascenso al trono de su hermano mayor, Eduardo IV de York.
Now is the winter of our discontent
Made glorious summer by this sun of York;
And all the clouds that lour’d upon our house
In the deep bosom of the ocean buried.
"Ahora es el invierno de nuestro descontento
convertido en glorioso verano por este sol de York;
y todas las nubes que se cernían sobre nuestra casa
en el profundo seno del océano enterradas".
Shakespeare se refiere al fin del periodo de descontento para los partidarios de York por el fin del dominio de la Casa Lancaster. Para quien no lo sepa ya, "Juego de Tronos" se basa libremente en la Guerra de las Dos Rosas. Ricardo se precipita al dar por terminado dicho invierno, y las malas decisiones que luego tomó contribuyeron a la derrota final y extinción de la Casa de York, y a la victoria definitiva de los Lancaster en la dinastía Tudor.
El invierno del descontento fue también el nombre que recibió el invierno de 1978-79 en el Reino Unido, donde las huelgas causadas por la negativa del gobierno laborista a subir los salarios para combatir la inflación, junto con una climatología particularmente adversa, causaron una grave crisis económica y social, propiciando la caída del gobierno y el ascenso de Margaret Thatcher.
En tiempos de grave crisis y gran descontento no es infrecuente que las malas decisiones de líderes que no están a la altura empeoren la situación, como Liz Truss con su reforma fiscal o Pedro Sánchez con la debacle argelina que nos encarece el gas. Podemos esperar que debido a la crisis energética y de inflación la gran mayoría de los gobiernos europeos sean sustituidos por la oposición en las siguientes elecciones, como ha pasado en Italia y va a pasar en el Reino Unido y España. Resultaría ingenuo confiar en que un cambio de signo político (que es diferente en cada país) produzca una sustancial mejoría de la situación. Como mucho es de desear que los nuevos líderes no empeoren mucho la situación con sus decisiones, e incluso ésto puede ser mucho desear. Otro problema es que cuando a la gente le va mal se radicaliza, y la ultraizquierda y ultraderecha tienden a incrementar su parroquia, incrementando el riesgo de quiebra social. Una serie de acontecimientos sobre un trasfondo energético desfavorable anticipan una posible entrada en un "Invierno del descontento".
El invierno del descontento fue también el nombre que recibió el invierno de 1978-79 en el Reino Unido, donde las huelgas causadas por la negativa del gobierno laborista a subir los salarios para combatir la inflación, junto con una climatología particularmente adversa, causaron una grave crisis económica y social, propiciando la caída del gobierno y el ascenso de Margaret Thatcher.
En tiempos de grave crisis y gran descontento no es infrecuente que las malas decisiones de líderes que no están a la altura empeoren la situación, como Liz Truss con su reforma fiscal o Pedro Sánchez con la debacle argelina que nos encarece el gas. Podemos esperar que debido a la crisis energética y de inflación la gran mayoría de los gobiernos europeos sean sustituidos por la oposición en las siguientes elecciones, como ha pasado en Italia y va a pasar en el Reino Unido y España. Resultaría ingenuo confiar en que un cambio de signo político (que es diferente en cada país) produzca una sustancial mejoría de la situación. Como mucho es de desear que los nuevos líderes no empeoren mucho la situación con sus decisiones, e incluso ésto puede ser mucho desear. Otro problema es que cuando a la gente le va mal se radicaliza, y la ultraizquierda y ultraderecha tienden a incrementar su parroquia, incrementando el riesgo de quiebra social. Una serie de acontecimientos sobre un trasfondo energético desfavorable anticipan una posible entrada en un "Invierno del descontento".
2. El decrecimiento energético
El pico de petróleo crudo y condensado (C+C) tuvo lugar hace ya cuatro años, y yo estoy convencido de que Noviembre de 2018 fue el Pico de Petróleo definitivo. Aunque es teóricamente posible alcanzar una extracción superior dado el petróleo que queda, la situación geológica y económica no lo va a hacer posible. La caída de la demanda durante la pandemia dañó irreversiblemente la producción de bajo rendimiento. Muchos pozos poco productivos se cerraron y no se volverán a abrir. El número de países en declive ha aumentado y la producción rusa se está viendo afectada por la guerra. Los pocos países que no están en declive no pueden compensar la progresiva caída de los demás y al mismo tiempo aumentar la producción por encima del nivel de 2018. La crisis económica global que se avecina reducirá fuertemente la demanda y los precios perjudicando la producción. La esquizofrenia política de fomentar el abandono de los combustibles fósiles al tiempo que se les suplica a los países productores que aumenten su producción y que estos respondan con recortes es un claro epitafio a la Era del Petróleo.
Figura 1. Producción mundial de petróleo crudo y condensado en miles de barriles por día con los últimos datos disponibles en Octubre de 2022. Fuente: Peak Oil Barrel.
Hasta que se desate la crisis económica global la situación del petróleo favorece los altos precios. Es llamativo que a pesar de que la producción global de C+C está en unos 80 mbpd, 4,5 mdbp (un 5%) por debajo del pico (figura 1), la capacidad de reserva global está bajo mínimos, al 1,5% del total (figura 2). Por eso la OPEP+ (con Rusia) no podía aumentar su producción y ha tenido que recortarla en 2 mbpd. La falta de inversiones desde el colapso del precio del petróleo de 2014 no puede revertirse sin muchos años de un incremento de las inversiones a un nivel que es altamente improbable que se pueda realizar, porque ni siquiera hay voluntad para ello.
Figura 2. Stocks comerciales y estratégicos de petróleo de la OCDE en días de consumo adelantado. Por primera vez desde 2009 han caído por debajo de 90 días, que es el compromiso de los países de la International Energy Agency. Es un factor que correlaciona negativamente con el precio del petróleo. Fuente. Peak Oil Barrel.
La charla que dió el CEO de Aramco, la compañía petrolera de Arabia Saudita, el pasado Septiembre en Suiza no tiene desperdicio. La pondría entera, pero es demasiado larga. Os recomiendo leerla (traducidla si es necesario), para una lección de realismo energético proveniente de gente que al mismo tiempo miente absolutamente sobre el petróleo que les queda.
Hasta que se desate la crisis económica global la situación del petróleo favorece los altos precios. Es llamativo que a pesar de que la producción global de C+C está en unos 80 mbpd, 4,5 mdbp (un 5%) por debajo del pico (figura 1), la capacidad de reserva global está bajo mínimos, al 1,5% del total (figura 2). Por eso la OPEP+ (con Rusia) no podía aumentar su producción y ha tenido que recortarla en 2 mbpd. La falta de inversiones desde el colapso del precio del petróleo de 2014 no puede revertirse sin muchos años de un incremento de las inversiones a un nivel que es altamente improbable que se pueda realizar, porque ni siquiera hay voluntad para ello.
La charla que dió el CEO de Aramco, la compañía petrolera de Arabia Saudita, el pasado Septiembre en Suiza no tiene desperdicio. La pondría entera, pero es demasiado larga. Os recomiendo leerla (traducidla si es necesario), para una lección de realismo energético proveniente de gente que al mismo tiempo miente absolutamente sobre el petróleo que les queda.
Porque cuando se avergüenza a los inversores en petróleo y gas, se desmantelan las centrales eléctricas de petróleo y carbón, no se diversifican los suministros energéticos (sobre todo el gas), se oponen a las terminales de recepción de GNL y se rechaza la energía nuclear, más vale que tu plan de transición sea correcto. En cambio, como ha demostrado esta crisis, el plan no era más que una cadena de castillos de arena que las olas de la realidad han arrasado. Y miles de millones de personas en todo el mundo se enfrentan ahora a las consecuencias del acceso a la energía y del coste de la vida, que probablemente serán graves y prolongadas. Estas son las verdaderas causas de este estado de inseguridad energética: la escasa inversión en petróleo y gas; las alternativas que no están preparadas; y la falta de un plan de respaldo.
Amin Nasser, CEO de Aramco. Suiza, 20 de Septiembre de 2022.
Cuando Europa nos dice que tenemos que reducir nuestro consumo energético, lo hace parecer como algo temporal debido a la guerra. No es cierto. Las causas de la crisis energética preceden al conflicto, que no ha hecho sino agudizar el problema. Aunque vengan tiempos mejores hemos entrado sin vuelta atrás en el decrecimiento energético, y los conflictos entre los que tienen energía fósil y los que tienen poder militar podrían escalar hasta extremos insospechados.
Y lo que nadie nos dice son las consecuencias de reducir nuestro consumo energético. La mayoría de la gente piensa que la economía funciona con dinero, y no es cierto. La economía funciona con energía. El dinero es tan solo un medio de intercambio que funciona mientras hay confianza de que detrás de esos números con ceros hay una autoridad que lo respalda. Cuando esa confianza se empieza a erosionar se desploma el tipo de cambio, se dispara la inflación (pérdida de valor del dinero) y aumenta la velocidad del dinero, es decir disminuye el tiempo que la gente lo tiene antes de cambiarlo por algo real. Por eso yo nunca he tenido confianza en las criptomonedas, puesto que no hay autoridad que respalde la confianza. Tampoco es que tenga mucha confianza en el futuro valor del euro.
Que la economía funciona con energía no es fácil de mostrar, a pesar de que conceptualmente es evidente que la energía está detras de todas las transformaciones y desplazamientos. En los meses pasados nos hemos hecho más conscientes del efecto que tiene sobre la economía el alza del coste energético, que elimina márgenes de beneficios y hunde negocios, llenando las colas del hambre. La figura 3 muestra la relación entre el PIB de los países (ajustado por inflación y diferencias de precios) y su consumo de combustibles líquidos. Aunque algunos países se las apañan para tener mejor economía con similar consumo energético, está claro que para cualquier país una reducción significativa de su consumo energético va a suponer una contracción de su economía.
Cuando Europa nos dice que tenemos que reducir nuestro consumo energético nos está diciendo que reduzcamos el tamaño de nuestra economía y esto significa crisis económica. La decisión de la mayoría de los gobiernos europeos, el nuestro incluido, de subvencionar los precios de la energía en un contexto de endeudamiento brutal y con la inflación disparada equivale a cometer un suicidio económico. Se avecina una gran tempestad en los mercados de deuda, que ya le han dado un aviso al Reino Unido. En la figura 4 podéis echar un vistazo a lo que hace la deuda de España, y si alguien piensa que eso no tiene consecuencias y que el BCE nos cubre, le aguarda una muy desagradable sorpresa en un futuro no muy lejano. El paquete incluye crisis de deuda, financiera y monetaria. Vamos a estar servidos. Los actos tienen consecuencias, y por muy lejanas que estas parezcan terminan por llegar.
3. La guerra de Ucrania
Las guerras son el peor aspecto de la humanidad. Yo tengo muy claro quien es en este caso el país agresor y quien el país agredido y siempre veo bien que quien inicia una guerra, como en el caso de la invasión de Afganistán por EEUU, la pierda porque quizá así haya menos guerras. Solo falta que tenga premio quien desata tal horror.
Dicho esto, yo estoy absolutamente en contra de nuestra participación en esta guerra. Cuando nuestro país y sus socios deciden establecer sanciones económicas sobre Rusia, con el objetivo de dañar su economía y empobrecer a su población, cuando proporcionan a coste cero armas, medios, financiación, logística, información y entrenamiento a Ucrania con el resultado de un incremento muy grande de los muertos por la guerra, particularmente de las bajas rusas, aunque también de las ucranianas por la prolongación de la guerra, lo que estamos haciendo es entrar en una guerra contra Rusia por intermediación. Al hacerlo se ha expuesto a la población española a un riesgo enorme de represalias que van desde desatar una grave crisis energética y económica hasta un posible ataque nuclear.
Que las consecuencias de nuestra participación en una guerra a la que no estábamos obligados por ningún tratado se le hayan impuesto a la población sin la más mínima consulta ni explicación dice bien poco de nuestro sistema supuestamente democrático y de nuestro gobierno de izquierdas que tan ruidosamente protestó en la oposición contra nuestra participación en la guerra de Irak (a la que yo también me opuse). Que la población española lo acepte con naturalidad y sin protesta a pesar de las graves consecuencias que estamos padeciendo dice bien poco de nuestro carácter. Basta con echarle la culpa de todo a Putin para que nadie se plantee nuestra responsabilidad en esta situación digna de Gila. Nadie exigió responsabilidades por el fracaso de la gestión de la pandemia y nadie las va a exigir por el fracaso de la gestión del conflicto ruso-ucraniano. Al contrario, el gobierno lo usa de excusa arguyendo la mala suerte que han tenido. Para el que toma malas decisiones todo es mala suerte.
Qué tiempos aquellos en los que se admiraba a Suiza por permanecer neutral en las dos guerras mundiales cuando todos sus vecinos estaban en guerra. Ahora nos implicamos en guerras en las que nadie nos ha dado vela y donde no tenemos nada que ganar y sí mucho que perder. Esta guerra no nos ha venido impuesta por Rusia, hemos elegido participar en ella de la forma en la que lo estamos haciendo. En mi opinión es un error gravísimo que acelerará el inevitable declive de Europa y del que nada bueno puede salir.
Las guerras se sabe como empiezan, pero no como terminan. También se sabe que todo país que participa sufre pérdidas y solo se benefician siempre los fabricantes de armas, una de las industrias más boyantes de la humanidad.
Si Rusia decide cortarle el gas y el petróleo a Europa este invierno nos va a hacer pagar cara nuestra implicación. El daño económico sería tremendo y miles de personas podrían morir. Si esto ocurre, los mismos líderes que han decidido meternos en esta guerra podrían decidir nuestra implicación más activa para evitar ser barridos por el descontento popular. Así es como se gestan las grandes tragedias, mediante malas decisiones que llevan a otras aún peores.
Mientras, las ondas generadas por el conflicto se extienden por todo el planeta. Otras situaciones conflictivas, como las de China-Taiwan o Armenia-Azerbayán se agitan, y la amenaza de una grave crisis alimentaria está presente. No me creo ni por un momento que Rusia haya dañado irreparablemente los gasoductos Nordstrom en los que tanto invirtió cuando le basta con cerrar una válvula para que no haya gas. EEUU, Polonia y los Países Bálticos están junto con Ucrania en una lista muy corta de países contrarios al Nordstrom. Como de costumbre hay mucho más en esta guerra de lo que nos cuentan.
Dicho esto, yo estoy absolutamente en contra de nuestra participación en esta guerra. Cuando nuestro país y sus socios deciden establecer sanciones económicas sobre Rusia, con el objetivo de dañar su economía y empobrecer a su población, cuando proporcionan a coste cero armas, medios, financiación, logística, información y entrenamiento a Ucrania con el resultado de un incremento muy grande de los muertos por la guerra, particularmente de las bajas rusas, aunque también de las ucranianas por la prolongación de la guerra, lo que estamos haciendo es entrar en una guerra contra Rusia por intermediación. Al hacerlo se ha expuesto a la población española a un riesgo enorme de represalias que van desde desatar una grave crisis energética y económica hasta un posible ataque nuclear.
Que las consecuencias de nuestra participación en una guerra a la que no estábamos obligados por ningún tratado se le hayan impuesto a la población sin la más mínima consulta ni explicación dice bien poco de nuestro sistema supuestamente democrático y de nuestro gobierno de izquierdas que tan ruidosamente protestó en la oposición contra nuestra participación en la guerra de Irak (a la que yo también me opuse). Que la población española lo acepte con naturalidad y sin protesta a pesar de las graves consecuencias que estamos padeciendo dice bien poco de nuestro carácter. Basta con echarle la culpa de todo a Putin para que nadie se plantee nuestra responsabilidad en esta situación digna de Gila. Nadie exigió responsabilidades por el fracaso de la gestión de la pandemia y nadie las va a exigir por el fracaso de la gestión del conflicto ruso-ucraniano. Al contrario, el gobierno lo usa de excusa arguyendo la mala suerte que han tenido. Para el que toma malas decisiones todo es mala suerte.
Qué tiempos aquellos en los que se admiraba a Suiza por permanecer neutral en las dos guerras mundiales cuando todos sus vecinos estaban en guerra. Ahora nos implicamos en guerras en las que nadie nos ha dado vela y donde no tenemos nada que ganar y sí mucho que perder. Esta guerra no nos ha venido impuesta por Rusia, hemos elegido participar en ella de la forma en la que lo estamos haciendo. En mi opinión es un error gravísimo que acelerará el inevitable declive de Europa y del que nada bueno puede salir.
Las guerras se sabe como empiezan, pero no como terminan. También se sabe que todo país que participa sufre pérdidas y solo se benefician siempre los fabricantes de armas, una de las industrias más boyantes de la humanidad.
Si Rusia decide cortarle el gas y el petróleo a Europa este invierno nos va a hacer pagar cara nuestra implicación. El daño económico sería tremendo y miles de personas podrían morir. Si esto ocurre, los mismos líderes que han decidido meternos en esta guerra podrían decidir nuestra implicación más activa para evitar ser barridos por el descontento popular. Así es como se gestan las grandes tragedias, mediante malas decisiones que llevan a otras aún peores.
Mientras, las ondas generadas por el conflicto se extienden por todo el planeta. Otras situaciones conflictivas, como las de China-Taiwan o Armenia-Azerbayán se agitan, y la amenaza de una grave crisis alimentaria está presente. No me creo ni por un momento que Rusia haya dañado irreparablemente los gasoductos Nordstrom en los que tanto invirtió cuando le basta con cerrar una válvula para que no haya gas. EEUU, Polonia y los Países Bálticos están junto con Ucrania en una lista muy corta de países contrarios al Nordstrom. Como de costumbre hay mucho más en esta guerra de lo que nos cuentan.
4. El cambio climático
La absurda e inútil política climática europea pasaba por el encarecimiento de los combustibles fósiles mediante la tasa al carbono para fomentar su abandono, y el fomento de las energías alternativas mediante subvenciones. Putin está contribuyendo de forma decisiva al éxito de esta política y los ciudadanos europeos reducen su consumo del carísimo gas y los muy caros combustibles incrementando su consumo de pellets y leña. Dicha contribución no está siendo agradecida y la transición no nos está haciendo más felices pese a constituir un gran progreso en el objetivo de reducir nuestras emisiones de CO2 y avanzar en nuestros objetivos climáticos. Es obvio que nuestras emisiones están descendiendo. Objetivo cumplido. Claro que también va a hundir la venta de vehículos eléctricos (y de combustión interna), pero ese siempre fue un plan muy mal pensado. La sustitución de los vehículos de combustión interna por eléctricos nunca fue posible sin una reducción brutal del número de vehículos, dada las limitaciones de los materiales necesarios para construirlos, cuyo precio ya se estaba encareciendo alarmantemente incluso con una demanda muy limitada. Por ello la Agenda 2030 que promueve nuestro gobierno y que procede de la élite económica de Davos decía aquello de "En 2030 no tendrás nada y serás feliz". Hacia lo primero vamos, lo segundo parece dudoso.
La vacilación en la determinación climática de los gobiernos europeos por la crisis energética encuentra respuesta en los miembros de las sectas apocalípticas climáticas de ultraizquierda, que demuestran su poco aprecio por la cultura atacando las obras de Van Gogh y Monet. Al parecer los museos españoles no están tomando nota. Sus protestas ya han causado la muerte de dos mujeres en Londres. La forma de lidiar con esta gente es darles lo que piden y dejarles sin nada que provenga de combustibles fósiles. A un grupo de Rebelión Científica que protestaba en las instalaciones Autostadt de Volkswagen en Alemania pegándose las manos al suelo les apagaron las luces y la calefacción al terminar la jornada y allí se quedaron sin comida y sin poder ir al baño. Tan brillantes eran esos científicos rebeldes que no tenían un plan para pasar la primera noche si no les prestaban ninguna atención.
Figura 5. En estas manos (pegadas) la ciencia está perdida. Fuente: Twiter
Al clima no le pasa nada malo, es la sociedad la que está enferma. Estamos en un periodo de calentamiento que comenzó de forma natural hacia 1850, mucho antes de que comenzaran nuestras copiosas emisiones a mediados del siglo XX. Y ya podemos dar gracias por no estar en un periodo de enfriamiento con la crisis energética que tenemos. Hemos contribuido al calentamiento con nuestras emisiones de CO2, pero los efectos positivos sobre la biosfera de tener más CO2 en la atmósfera superan ampliamente los negativos de contribuir al calentamiento. Solo podemos rezar porque dure el calentamiento dado que no tenemos capacidad de controlar el clima y no vamos a poder emitir mucho más CO2. Cuando se acabe el interglacial y sin combustibles fósiles nuestros descendientes se van a partir de risa. Entonces el CO2 descenderá por sí solo, la biosfera se contraerá y la agricultura funcionará muy mal. Hace ya siete años que escribí del futuro que le aguarda a la humanidad: "El problema de la población humana" (ver su figura 7).
La vacilación en la determinación climática de los gobiernos europeos por la crisis energética encuentra respuesta en los miembros de las sectas apocalípticas climáticas de ultraizquierda, que demuestran su poco aprecio por la cultura atacando las obras de Van Gogh y Monet. Al parecer los museos españoles no están tomando nota. Sus protestas ya han causado la muerte de dos mujeres en Londres. La forma de lidiar con esta gente es darles lo que piden y dejarles sin nada que provenga de combustibles fósiles. A un grupo de Rebelión Científica que protestaba en las instalaciones Autostadt de Volkswagen en Alemania pegándose las manos al suelo les apagaron las luces y la calefacción al terminar la jornada y allí se quedaron sin comida y sin poder ir al baño. Tan brillantes eran esos científicos rebeldes que no tenían un plan para pasar la primera noche si no les prestaban ninguna atención.
Al clima no le pasa nada malo, es la sociedad la que está enferma. Estamos en un periodo de calentamiento que comenzó de forma natural hacia 1850, mucho antes de que comenzaran nuestras copiosas emisiones a mediados del siglo XX. Y ya podemos dar gracias por no estar en un periodo de enfriamiento con la crisis energética que tenemos. Hemos contribuido al calentamiento con nuestras emisiones de CO2, pero los efectos positivos sobre la biosfera de tener más CO2 en la atmósfera superan ampliamente los negativos de contribuir al calentamiento. Solo podemos rezar porque dure el calentamiento dado que no tenemos capacidad de controlar el clima y no vamos a poder emitir mucho más CO2. Cuando se acabe el interglacial y sin combustibles fósiles nuestros descendientes se van a partir de risa. Entonces el CO2 descenderá por sí solo, la biosfera se contraerá y la agricultura funcionará muy mal. Hace ya siete años que escribí del futuro que le aguarda a la humanidad: "El problema de la población humana" (ver su figura 7).
5. La climatología del otoño-invierno de 2022-23
El invierno que se avecina resulta muy complicado de predecir climatológicamente al concurrir factores excepcionales, algunos sin precedente. Es el tercer invierno seguido con condiciones de La Niña en el Pacífico, lo que es inusual pero no extraordinario, dado que ocurre cada 20 años. Normalmente La Niña favorece inviernos templados y secos en la Península al estabilizar el vórtice polar y desplazar hacia el norte el río de tormentas del Atlántico. Así fue el invierno pasado y así son las predicciones para éste. Lo cual sería malo para la sequía pero bueno para el gasto energético. Pero en enero tuvo lugar la erupción submarina del volcán Hunga Tonga-Hunga Ha'apai al norte de Nueva Zelanda, de escasas consecuencias para la humanidad pero de extraordinarias consecuencias para la estratosfera. La erupción inyectó una cantidad enorme de vapor de agua en la estratosfera, tanta que aumentó en un 10% todo el agua que hay en esa capa de la atmósfera, que es muy seca. Como nunca había pasado nada similar desde que observamos la estratosfera no sabemos bien qué consecuencias va a tener.
Figura 6. El aumento en la masa de vapor de agua estratosférico (SWV) tras la erupción fue espectacular y tardará años en desaparecer. Fuente: Severe Weather Europe
Las moléculas de agua en la estratosfera absorben radiación solar en el UV calentando la estratosfera y absorben y emiten radiación terrestre IR enfriando la estratosfera. En los trópicos el calentamiento compensa en parte el enfriamiento, pero en latitudes más altas el efecto de enfriamiento domina y la estratosfera se enfría. A consecuencia de la erupción los satélites han detectado en la parte baja de la estratosfera en el hemisferio sur (20-60ºS) las temperaturas más bajas en los más de 40 años en que hay registros. Un record del que no habréis oído hablar. El agua de la erupción no solo se mueve hacia el polo sur, también lo hace hacia el polo norte, a tiempo de afectar al vórtice polar que se forma en el otoño.
Figura 7. El tremendo aumento de agua medido a 26 hectoPascales de altura (estratosfera) que tuvo lugar a 20ºS de latitud se extiende en ambas direcciones. Latitudes negativas corresponden al Hemisferio Sur. Fuente: NASA
El enfriamiento en la estratosfera provoca calentamiento en superficie, al reducir las emisiones de IR que enfrían. Sin embargo no son los cambios de irradiación los que más nos pueden afectar, sino los posibles cambios en la circulación atmosférica de la estratosfera. El vórtice polar se mantiene estable durante el invierno por el fuerte contraste de temperatura entre el interior y el exterior que puede llegar a los 40º C de diferencia. Si el exterior se enfría debido al efecto de la erupción el vórtice se debilita y nos invaden masas de aire polar que nos dejan tiritando, al tiempo que el río de tormentas se desplaza al sur de Europa, sobre nuestras cabezas. No sabemos si eso va a pasar o no, pero es una posibilidad no contemplada por los modelos climáticos. Dichos modelos de momento predicen un vórtice más débil que la media en base a las condiciones atmosféricas.
Figura 8. La gran anomalía térmica a 10 milibares de altitud (estratosfera) centrada en los 45ºS. Los grados Kelvin (K) miden el mismo enfriamiento que los centígrados. Fuente: European Centre for Medium-Range Weather Forecasts
Han aparecido otros indicios de que el vórtice polar podría estar debilitado este invierno. Estamos viendo que el río de tormentas está sobre nuestras cabezas en Octubre, lo cual es muy positivo para las precipitaciones y también trae temperaturas de record porque la circulación ciclónica (contraria a las agujas del reloj en este hemisferio) nos trae vientos cálidos del sur. Hasta ahí todo genial pero si se prolonga en el tiempo indicaría un vórtice polar debilitado con una corriente de chorro formando meandros en los que las tormentas se alternarían con masas de aire frío polar y de las que se descolgarían depresiones aisladas en niveles altos (DANAs). Sería el fin de la sequía pero causaría un gran gasto energético muy dañino para la economía y más muertes por frío y enfermedades asociadas. Y si Putin corta el gas en esas condiciones estaríamos ante una tragedia. Siendo sinceros con nosotros mismos, le hemos dado motivos para que lo haga.
A día de hoy un invierno muy frío es tan solo de una posibilidad debida a la erupción de un volcán al otro lado del mundo hace 9 meses, y de indicios que podrían o no ir a más. De momento el pronóstico sigue siendo de un invierno templado y seco, aunque con una mayor incertidumbre de la habitual.
Las moléculas de agua en la estratosfera absorben radiación solar en el UV calentando la estratosfera y absorben y emiten radiación terrestre IR enfriando la estratosfera. En los trópicos el calentamiento compensa en parte el enfriamiento, pero en latitudes más altas el efecto de enfriamiento domina y la estratosfera se enfría. A consecuencia de la erupción los satélites han detectado en la parte baja de la estratosfera en el hemisferio sur (20-60ºS) las temperaturas más bajas en los más de 40 años en que hay registros. Un record del que no habréis oído hablar. El agua de la erupción no solo se mueve hacia el polo sur, también lo hace hacia el polo norte, a tiempo de afectar al vórtice polar que se forma en el otoño.
El enfriamiento en la estratosfera provoca calentamiento en superficie, al reducir las emisiones de IR que enfrían. Sin embargo no son los cambios de irradiación los que más nos pueden afectar, sino los posibles cambios en la circulación atmosférica de la estratosfera. El vórtice polar se mantiene estable durante el invierno por el fuerte contraste de temperatura entre el interior y el exterior que puede llegar a los 40º C de diferencia. Si el exterior se enfría debido al efecto de la erupción el vórtice se debilita y nos invaden masas de aire polar que nos dejan tiritando, al tiempo que el río de tormentas se desplaza al sur de Europa, sobre nuestras cabezas. No sabemos si eso va a pasar o no, pero es una posibilidad no contemplada por los modelos climáticos. Dichos modelos de momento predicen un vórtice más débil que la media en base a las condiciones atmosféricas.
Han aparecido otros indicios de que el vórtice polar podría estar debilitado este invierno. Estamos viendo que el río de tormentas está sobre nuestras cabezas en Octubre, lo cual es muy positivo para las precipitaciones y también trae temperaturas de record porque la circulación ciclónica (contraria a las agujas del reloj en este hemisferio) nos trae vientos cálidos del sur. Hasta ahí todo genial pero si se prolonga en el tiempo indicaría un vórtice polar debilitado con una corriente de chorro formando meandros en los que las tormentas se alternarían con masas de aire frío polar y de las que se descolgarían depresiones aisladas en niveles altos (DANAs). Sería el fin de la sequía pero causaría un gran gasto energético muy dañino para la economía y más muertes por frío y enfermedades asociadas. Y si Putin corta el gas en esas condiciones estaríamos ante una tragedia. Siendo sinceros con nosotros mismos, le hemos dado motivos para que lo haga.
A día de hoy un invierno muy frío es tan solo de una posibilidad debida a la erupción de un volcán al otro lado del mundo hace 9 meses, y de indicios que podrían o no ir a más. De momento el pronóstico sigue siendo de un invierno templado y seco, aunque con una mayor incertidumbre de la habitual.
6. Sumario
Los españoles ya han asumido que esta crisis va en serio. En el barómetro del CIS de este mes el 73% califica la situación económica actual de mala o muy mala. El informe de Septiembre de la OCDE, titulado "Pagando el precio de la guerra", coloca a buena parte del mundo, incluída la Zona Euro, en recesión en 2023. Para PNB Paribas España ya está en recesión en el último trimestre de 2022.
La posibilidad real de la confluencia de una pésima situación económica, una crisis energética sin precedentes y una climatología adversa podrían hacer que tuvieramos un invierno muy complicado, que podría dar lugar a un invierno de descontento. España ha hecho los deberes con respecto a las reservas de gas y con la gran llegada de buques metaneros es improbable que nos falte incluso con un corte total ruso. No es el caso de la mayor parte de Europa, que ante este escenario sufriría fuertes restricciones y un grave daño económico al que no seríamos inmunes.
Esperemos que en este invierno continúe el calentamiento global, cuyo mayor perjuicio es para las grandes obras de arte y para los científicos rebeldes que se pegan las manos al suelo.
La posibilidad real de la confluencia de una pésima situación económica, una crisis energética sin precedentes y una climatología adversa podrían hacer que tuvieramos un invierno muy complicado, que podría dar lugar a un invierno de descontento. España ha hecho los deberes con respecto a las reservas de gas y con la gran llegada de buques metaneros es improbable que nos falte incluso con un corte total ruso. No es el caso de la mayor parte de Europa, que ante este escenario sufriría fuertes restricciones y un grave daño económico al que no seríamos inmunes.
Esperemos que en este invierno continúe el calentamiento global, cuyo mayor perjuicio es para las grandes obras de arte y para los científicos rebeldes que se pegan las manos al suelo.