Staging ::: VER CORREOS
Acceder

En "el origen de las especies", Darwin explicó que las especies que sobreviven no son las más fuertes ni las más inteligentes, sino las que se adaptan mejor al cambio. Y esto ha sido siempre una parte importante de mi filosofía de inversión (y mi filosofía de vida); un ejemplo claro es mi aversión a los planes de pensiones, un producto cuya extrema iliquidez impide la adaptación al cambio, y la crisis del coronavirus ha puesto un buen ejemplo de lo dañino que esto puede ser: Mucha gente ha echado la persiana hasta no se sabe cuándo, y muchos de ellos se quedan sin ingresos y quizá con problemas económicos. El tener ahorros te permite la adaptación al cambio, es bueno tener ahorros; pero si el grueso de tus ahorros están bloqueados en un plan de pensiones, no te servirán para adaptarte al cambio...

Vale, sí, el gobierno ha cambiado las reglas para permitir que algunos se salven. Y ha hecho bien, por cierto. Pero ¿es sensato dejar que tu capacidad de adaptación dependa de que el gobierno cambie las reglas? ¿Y si no estás en el supuesto para el que se permite el rescate? Quizá no puedes sacarlo porque el plan está a nombre de tu pareja, o porque tú no tienes problemas pero tu hijo, padre o hermano sí...

Pero este post no va de planes de pensiones, sino de rigidez vs flexibilidad; de reglas vs excepciones. Y lo he titulado "Las reglas son enemigas de lo mejor", porque ese es el corolario que se deduce partiendo de dos premisas que considero ciertas:

  • Las reglas son buenas
  • Lo mejor es enemigo de lo bueno

Las reglas son buenas

Acabaré el post defendiendo el salirse de las reglas en determinadas circunstancias, así que bueno será que empiece dejando claro que normalmente se deben seguir las reglas. Cuando hay una regla para lo que sea (desde el código de circulación hasta la proporción de renta fija vs renta variable que deberías tener según edad y perfil de riesgo), estas reglas las ha puesto gente que sabe mucho del tema, y que ha visto que para la mayor parte de la gente, seguir estas reglas suele dar buenos resultados la mayor parte del tiempo. Si te encuentras una regla en un campo en el que no eres experto, harás bien en seguirla. Y si te la encuentras en un campo en el que sí eres experto, deberás tenerla como referencia y seguirla la mayor parte del tiempo.

Dicho esto, aclarar que hay unas pocas reglas que son un fin en sí mismo, y estas se deben cumplir SIEMPRE. Por ejemplo: circular por la derecha. Es crítico para la seguridad de la circulación que todo el mundo siga la misma convención, sea la derecha o sea la izquierda, y si la regla dice que es la derecha, absolutamente todos debemos cumplirla siempre a rajatabla.

Pero la mayoría de las reglas no son un fin sino un medio para conseguir un objetivo, y en esos casos hay que mantener el rumbo hacia el objetivo, no hacia la regla...

Pero las reglas no son lo mejor

¡Ni lo pretenden! Muchas reglas no buscan conseguir lo mejor, sino evitar lo peor. Esto lo vi mucho en mi época en Indra, trabajando en administraciones públicas. Hay reglas para evitar que los puestos de funcionarios se le den a amigotes, que sería "lo peor", pero lo que ocurría con esas reglas es que si alguien había entrado de interino había hecho un buen trabajo, no se le podía dejar que siguiera en su puesto, sino que su plaza salía a concurso y se la llevaba el que supiera memorizar más artículos de la constitución... aunque eso no tenía ninguna correlación con su buen desempeño en el puesto. ¿Qué ocurría? Que en más de una ocasión, se "chanchulleaba" para hacer una convocatoria a medida de la persona que estaba como interina, rompiendo las reglas, para conseguir "lo mejor": que el que había estado haciendo bien ese trabajo siguiera haciéndolo, en beneficio de todos. Probablemente ilegal, pero desde luego no reprobable... si buscas lo mejor, tendrás que romper las reglas. Y lo mismo pasaba con los ascensos, los concursos para contratación de empresas... o fuera de las adminstraciones, pasa también con los colegios profesionales, o las denominaciones de origen de los vinos. Todos ellos tienen reglas para asegurar unos mínimos de calidad, pero estas reglas dificultarán que se consiga el mejor resultado posible.

¿Y las reglas sobre inversión?

Las reglas sobre inversión se hacen con dos objetivos principales:

  • Limitar el riesgo
  • Conseguir una adecuada rentabilidad para el nivel de riesgo asumido

Ambos objetivos son deseables (aunque sobre la definición de riesgo se puede discutir bastante), y para conseguirlos, se han propuesto ciertas reglas de inversión:

  • La Cartera Permanente propone 25% Acciones, 25% bonos a largo plazo, 25% oro y 25% cash.
  • Reduciendo el riesgo con la edad, Bogle proponía que el porcentaje que tengas en bolsa debería ser restarle a 100 tu edad (yo que tengo 46 tendría que tener un 54% en bolsa), y el resto a renta fija. Si tu perfil es más conservador, puedes cambiar el 100 por 90 u 80, si eres más arriesgado puedes usar un 120.

Estas reglas han funcionado bastante bien la mayor parte del tiempo, así que sería bastante necio ignorarlas. Pero este post va de adaptarse al cambio... y ciertamente las circunstancias han cambiado respecto a "la mayor parte del tiempo":

  • El bono sin riesgo solía dar rentabilidades modestas pero razonables (2%-4%). Ahora está dando rentabilidades negativas... pagas por prestar el dinero!
  • El IBEX estaba a más de 9.000, y ahora está a más de 6.000; las acciones se compran un 33% más barato (de media) que hace unos meses.

Para mí, la renta fija está en un momento pésimo, y la renta variable está en un momento óptimo. ¿Vamos a seguir las reglas? ¿Recordamos que el objetivo de las reglas era limitar el riesgo y aumentar la rentabilidad? Pues a largo plazo, comprar barato (bolsa) es una excelente forma de limitar el riesgo y aumentar la rentabilidad... y comprar caro (bonos) tiene mucho riesgo y poco potencial de beneficios. Yo desde luego no voy a meter un 46% de mi cartera en bonos de TIR negativa, ni voy a mantener el mismo porcentaje en bolsa a estos precios que el que tenía antes de las caídas... las especies que sobreviven no son las más fuertes ni las más inteligentes, sino las que se adaptan mejor al cambio. No se gana con mejores reglas, se gana sabiendo qué se persigue con las reglas y aplicándolas con flexibilidad según las circunstancias.

El problema, claro, es que esto es difícil, porque es muy fácil pasar de "aplicar las reglas con flexibilidad" a tomar decisiones en caliente, guiado más por las emociones que por la razón. Es por esto que diseñar un sistema de reglas donde las reglas evolucionan con el entorno, como ha hecho Enrique Gallego en su estrategia Kike Junior, resulta especialmente atractivo. Francamente, no he visto nada parecido en otras disciplinas (excepto en informática, pero es que los informáticos somos de otra pasta), y sería muy interesante... ¿os imagináis que cuando una administración pública en concreto demuestre un rendimiento por encima de la media se le permitiera un sistema más libre de contratación, sin la obligación de pasar por oposiciones y concursos? 

Y esto que he comentado respecto a las reglas de distribución de activos en cartera aplica también para muchas otras reglas que se usan en la inversión...

  • ¿Distribución de activos por sectores? Sí, pero antes miremos si hay algún sector especialmente malo (la banca, por ejemplo), o caro (las puntocom en 2000, el ladrillo en 2007), y ese lo dejamos fuera.
  • ¿Distribución por países? Lo mismo.
  • ¿La regla del PER 14? Muy útil para detectar burradas cuando ves empresas normalitas cotizando a PER 40, pero más allá de estos casos extremos, tiene muchas excepciones y matices que hay que conocer,
  • ¿La regla de no invertir en empresas con deuda elevada? A esa cuesta más encontrarle excepciones, porque justamente hablamos de sobreviven los que se saben adaptar al cambio, y una deuda elevada limita la capacidad de adaptarse a los cambios, al contrario que ocurre si se tienen ahorros (caja neta)... pero aun así, hay casos y casos, y el precio al que cotiza también hay que tenerlo en cuenta, no es lo mismo Telefónica a 4 o menos que a 6 o 7.

Así que ya sabéis: Aprendeos las reglas, aplicadlas a rajatabla, entendedlas a fondo... y empezad a pensar cuándo es momento de romperlas. Adaptaos a las circunstancias y sed flexibles. Y no dejéis de cuestionar vuestras propias ideas, y de escuchar con atención a los que os las cuestionan; a veces hay que desaprender algunas cosas para seguir avanzando. Y como regla general, evitad la rigidez que viene con las deudas y con las inversiones ilíquidas... aunque yo no desprecio una inversión ilíquida que venga con un descuento sustancial!

23
¿Te ha gustado mi post?

Si quieres recibir un aviso cada vez que publique un post nuevo suscríbete a mi blog haciendo click en el siguiente botón:

  1. Top 100
    #23
    05/05/20 11:24
    Es muy oportuno hacer estos matices en cuanto al uso de la Reglas.- La situación parte de un "principio general" , en el que muy acertadamente se afirma que,... "en el justo punto medio , está la virtud".
    El principio es aún más general y UNIVERSAL, si se tiene en cuenta que llega un momento en el que la "perfección" ya NO es eficiente, puesto que el trabajo adicional que se requiere para alcanzarla, es muy superior al beneficio obtenido.

    Felicitarte especialmente por tu escrupuloso respeto de las reglas ortográficas (actualmente muy descuidadas y maltratas en las redes, y que por tanto se agradece).- Saludos cordiales.
  2. en respuesta a Valentin
    -
    Top 100
    #22
    05/05/20 10:39
    Muy de acuerdo con la creación de tu propio "Marco Intelectual", pero no cabe duda de que este Marco (y su flexibilidad consecuente) va a depender mucho de la robustez o ambigüedad de la Metodología utilizada.- Quiero decir con esto, que en la mayoría de casos nos vemos "obligados" a un Marco Intelectual personal puesto que la Metodología que utilizamos NO es lo suficientemente racional y precisa (y en particular AUTOMÁTICA).- Saludos.
  3. #21
    13/04/20 19:29
    Buen artículo, pero Darwin nunca dijo esto.  Es una misinterpretación moderna del Darwinismo.

    Un saludo