PON TUS TALENTOS A TRABAJAR: LA IMPORTANCIA DEL MÉTODO Y DEL PROCESO EN NUESTRAS INVERSIONES.
Ahora que durante una temporada parecen venir regulares tiempos en las bolsas, vale la pena hacer hincapié en la importancia del proceso a la hora de decidir nuestras inversiones, seamos gestores o inversores individuales. Y es que un método lógico y estable es el mejor camino para lograr mejores y mayores rentabilidades, pero no es suficiente. El verdadero reto a conseguir es extraerse de las emociones y de las presiones de todo tipo, que únicamente nos conducen al error.
Si nos concentramos en un proceso que aporte valor y mantenemos la disciplina, olvidándonos de los resultados a corto plazo, éstos a la larga vendrán por sí solos.
Las características que la mayor parte de los mejores gestores incluyen en su proceso inversor son:
- Comprar acciones con descuento en relación al valor intrínseco del negocio subyacente.
- Invertir únicamente en aquellos negocios que entienden bien.
- Reconocimiento del poder del interés compuesto y de la acumulación, invirtiendo en negocios de alta calidad y/o superior retorno del capital.
- Horizonte temporal amplio que permita emerger el valor de la empresa.
- Vender acciones únicamente cuando se aproximan a su valor intrínseco y/o si alguna opción más barata en términos de rentabilidad riesgo está disponible.
- En ausencia de oportunidades tener paciencia y esperar con dinero líquido para invertir.
Este proceso debe constituir el ADN del gestor si no queremos fracasar .Los riesgos aparecen cuando se piensa más en el cliente que en proceso, cuando la orientación de las inversiones es a corto plazo, el humor guía nuestras inversiones, las recriminaciones abundan y se invierte en función de las noticias de prensa , del último dato o de la cotización. Aquí el proceso no funciona y las inversiones se resienten.
Perseguir al mercado, ir con la mayoría, operar todos los días y deshacerse sin motivo de las posiciones perdedoras, no es el mejor método para asentar nuestro proceso. Lo vital es evitar que sean las emociones y no un examen riguroso de los datos y de los hechos los que cambien tu estilo. Si el mercado o una acción están caros no pasa nada por venderla o hacer liquidez.
Una vía útil para gestionar sería la de establecer una lista de requisitos sobre la actividad de la empresa, su balance, cuenta de resultados, y de ratios que deben cumplir las empresas que forman parte de nuestra cartera. Las ideas de Merton, Piotroski , Joe Greenblatt, o Benjamin Graham pueden ser un primer paso ya que nos pueden ayudar a seleccionar las empresas para indagar más sobre su negocio perspectivas y valoraciones. La visita de sus webs y la lectura de sus libros como el pequeño libro que bate al mercado nos servirá más para indagar más en su filosofía que ha demostrado su validez a lo largo de los años.
Si los responsables de la gestión (normalmente comerciales, auditores, o prejubilables afortunados) no entienden este proceso, el enfoque de la misma está equivocado y así ocurre cuando priman otros factores como la aversión al riesgo ( una baja volatilidad en el corto plazo) , el volumen de activos gestionados y/o una elevada rotación de la cartera, sobre el proceso de selección.
Una estrategia adecuada y acertada es explicar por adelantado las circunstancias en las cuales nuestra cartera se comportará en términos absolutos o relativos peor que el mercado, porque ahí nuestro proceso de selección no trabaja tan bien al menos en el corto plazo. En las fases especulativas y más eufóricas del mercado los fondos de valor no recogen la totalidad del alza. Identificar a los potenciales clientes que entienden la filosofía, la estrategia, el proceso de selección y la rentabilidad del largo plazo para que nuestras inversiones maduren es una tarea ardua pero que tiene su recompensa.
Otra alternativa para ser disciplinados es alinear los intereses de los gestores con la de los clientes, invirtiendo gran parte de su patrimonio en los fondos que gestionan y de esta forma como dice Berkowitz luchar contra la primacía que rige algunas gestoras dónde el volumen de activos gestionados se convierte en el leif-motiv de la gestión. Los gestores que comen lo que cocinan son probablemente más disciplinados.
Es necesario por tanto que los gestores puedan explicar en lenguaje claro y sencillo los principios en los que se basa su filosofía inversora. Si no lo hacen probablemente no lo tengan. Si no son capaces de mostrarnos el proceso a través del que encuentran una idea de inversión, lo más lógico es que inviertan al tun tun, en función de los brokers o de las cotizaciones.
Invertir es un tema de probabilidades en el que el largo plazo se puede separar claramente el trigo de la paja, la habilidad de la suerte, y si controlamos lo único que podemos controlar que es nuestro proceso y éste es adecuado ,obtendremos mejores resultados que si perseguimos los resultados a corto plazo que no lo son. Los que lo intentan no sirven a sus inversores, aunque eviten a corto plazo la incertidumbre siguiendo a los índices, persiguen el ruido, siguen a las masas, lo que normalmente da mediocres resultados.