El pasado 29 de junio anticipé un acuerdo "in extremis" entre Grecia y el resto de los socios europeos (acreedores) para negociar un tercer plan de rescate. Este acuerdo ha tardado más de lo previsto, pero finalmente ha llegado. Se supone que debería estar contento con ello, tanto por mi simpatía hacia el pueblo griego como por el ideal que albergo de Europa y, así mismo, porque mantengo en bolsa una posición optimista.
Pero lo cierto es que estoy más que decepcionado. Estoy horrorizado.
Tanto en mi blog como en el de Tomás hemos dejado constancia del pensamiento y su evolución de todo el que ha querido opinar sobre el futuro de Europa. Tomás era bastante más pesimista que yo y solo se me ocurría decirle "ojalá no tengas razón". Pero finalmente he de dársela. Lo que ha ocurrido hoy, si bien hay acuerdo, sienta un precedente feísimo en la Unión y abre la caja de pandora de la soberbia, la imposición de criterios y la técnica de "mis cojones" sobre el diálogo. Y del cada vez más inestable gobierno griego no puede salir nada bueno, me temo, en un futuro. La situación del país se torna cada vez más inestable. Oigo ruido de los "stratós" en las calles de Atenas.
Esto no ha sido un acuerdo, ha sido una capitulación de Grecia a manos de Alemania en toda regla. No niego que Alemania tenga motivos para estar más que decepcionada, pero esto que ha pasado, una humillación brutal como respuesta al improvisado referéndum griego, es demasiado. Es un masacrar por masacrar porque, además, creo que va a ahondar aún más en la depresión económica de Grecia, por lo que el prometido rescate no va a servir, de nuevo, de nada.
Hoy es quizás el día más triste de la UE, porque se ha puesto de relieve que no se trata de una verdadera unión entre países que quieren salvar diferencias, sino de una prolongación de Alemania, al igual que el euro, sospechábamos, es una versión moderna del marco.
Sabemos que durante la maratoniana sesión se han desenterrado muchos fantasmas del pasado. Por ejemplo, la cerrazón alemana, con las tesis numéricas de Schäuble a la cabeza, no se han ablandado lo más mínimo ante los intentos de comprensión de Francia, el socio que más apoyaba a Grecia. Hollande, que no ha dudado en recordar a su querido socio que no hace mucho ellos estuvieron al otro lado de la mesa. No son pocos los mandatarios europeos que se han horrorizado ante la cabezonería de Alemania que, al fin y al cabo, ya se ve muy clarito que es el que manda en Europa. Recomiendo la lectura de este artículo de The Guardian como un análisis bastante neutral, quizás por ser un periódico británico, de la situación.
En fin, de los detalles ya se irán enterando a lo largo del día. Opino que en Syntagma votarán que sí el miércoles con lo que las bolsas europeas subirán y parecerá que todo se ha solucionado, pero es un mero parche que no evitará la disgregación del euro a largo plazo y que, por supuesto, contribuirá a que el Reino Unido se pire por patas de la Unión en cuanto pueda. El Brexit cobra más sentido que nunca y la división entre puntos de vista europeístas se hace más que patente. Y ni sé que pasará con Syriza o Tsipras ni me interesa, porque ya da igual. Grecia ya es un protectorado alemán por completo en una confederación de países donde manda sólo uno, Alemania, que más da quien gobierne.
Y esa no es mi idea de Europa, ni la de millones de europeos.
Mantener mis inverisones en euros me parece absurdo, salvo que se convierta, de forma nominal, en el nuevo marco que ya es en realidad. Poner la mayoría de mis activos en dólares, siguiendo las tesis de los grandes Margrave y Scoralstom, fue todo un acierto.
Que día más triste para una unión de países que ha costado dos guerras mundiales y tantos orgullos tragados. El 13 de julio de 2015 hemos tenido que resucitar el fantasma de Versalles.
P.D. Los siguientes países con déficit público disparado se pueden ir preparando. Entre ellos, nosotros.