Que muchos conflictos armados, anteriormente conocidos de forma vulgar como guerras, tienen su origen en el control de las materias primas necesarias para hacer funcionar la economía no es nada nuevo. Que prácticamente todos los movimientos políticos y bélicos en la actualidad tengan un trasfondo energético sí que me produce asombro.
Aunque en realidad no debería de asombrarme. A falta de contaminar todas las reservas de agua del plantea (no crean, le ponemos empeño a diario), y dado que ningún país importante es tan estúpido como para depender en gran medida de los alimentos producidos fuera de su frontera, la energía es quizás el insumo más sometido a tensiones en el mundo.
Básicamente un pueblo medianamente industrializado necesita para funcionar:
- Agua
- Comida
- Ciertos materiales como madera, minerales metálicos y subproductos agrícolas
- Energía
- Aire.
Increíblemente, la mayoría de los pueblos del mundo se empeñaron hace no muchos años en someter su flujo de energía, básico para sobrevivir, al capricho de países extranjeros. Un país no suele comprar agua, y eso que es la materia prima más valiosa. Tampoco suele importar de forma neta grandes cantidades de comida. Pero con la energía no ha sucedido eso, y por ello la dependencia energética es la gran asignatura pendiente de muchas economías y afecta muchísimo a la geopolítica a nivel mundial.
No hace falta ser un lince para saber que las dos Guerras del Golfo tuvieron como motivo el control de ciertas áreas petroleras críticas de Oriente Medio. Estados Unidos vio amenazado su vital suministro de petróleo y por tanto intervino en la primera guerra (con la inestimable ayuda de su aliado Arabia Saudí, entonces el mayor productor de crudo del planeta) y se inventó la segunda para meterle mano a los pozos iraquíes. También se inventó una guerra en Afganistán para construir un hermoso gasoducto que debía pasar por allí. Hoy, con la supuesta independencia energética al alcance de la mano, y perdonen si me oyen reirme a carcajadas, ya tienen gran parte de sus tropas de vuelta en casa, toda una casualidad habida cuenta de que, a estas alturas, ni los países que invadieron son democráticos, ni están estabilizados, ni están mejor que antes, ni han sido reconstruidos, ni se han encontrado armas de destrucción masiva, ni Al Qaeda está derrotada, ni los talibanes han sido vencidos.
Y por supuesto si los norteamericanos no le metieron mano a Venezuela durante la década pasada fue porque Chaves era un anti-imperialista de boquilla. Con la boca criticaba al yanqui, pero con la mano le cobraba el petróleo de Maracaibo.
¿Recuerdan la Guerra de Biafra? Guerras civiles y no civiles en África promovidas por la competencia de los recursos energéticos son la norma. Ahora compiten China y Francia sobre todo, con las Siete Hermanas moviendo el cotarro, como siempre.
Petróleo. Petróleo y gas, por eso se mueven muchas guerras y miedos en el mundo.
También vemos como el peak-oil alcanzado hace ya años en Escocia, y la subsiguiente disminución de las rentas petroleras para el Estado, es uno de los motivos del ascenso del independentismo en el país. Mientras el grifo manaba todo iba bien, pero los escoceses están un poco hartos de seguir financiando los gastos corrientes del Reino Unido con sus pozos en lugar de destinar las rentas a la creación de riqueza al estilo de los fondos soberanos de Noruega. Van a necesitar suerte para revertir la situación, habida cuenta de que las tesis de Hubbert sobre los picos de produccion de hidrocarburos tienen pinta alcanzar una solidez tal, que ya mismo rivalizarán con el segundo principio de la termodinámica. Y eso que Escocia tiene en su territorio la llave del 78% de los hidrocarburos que produce el país.
La actualidad ucraniana pone de manifiesto que la principal preocupación europea, es decir, alemana, es no poder disponer del gas ruso de una forma asequible. Y eso que Alemania no depende del gas ruso más de lo que España depende del gas argelino. De hecho, en la actualidad, Alemania tiene sus fuentes de gas natural más diversificadas que España. Alemania sólo depende del gas ruso en un 24%. Y digo "sólo" porque España es muchísimo más dependiente de un único productor de gas que la propia Alemania, un 53% ya.
Si mal no recuerdo, existía una Ley que impedía que España dependiera del gas de ningún país en más del 40%. Sin embargo, se ha alcanzado ya el 50% y más allá, lo que leo con estupor. Uno de cada dos metros cúbicos de gas consumido en España provienen directamente de Argelia. Bastaría con que se presentaran problemas en ese país (conato de guerra civil, caprichos dictatoriales, subidas de precios unilaterales, etc.) para que España tuviera un conflicto energético de una magnitud tal, que el conflicto ucraniano y sus consecuencias sobre la economía alemana nos parecerían una broma.
Y es que estamos "vendidos". Importamos el 99% del gas, el 99,5% del petróleo y gran parte del carbón. Estos combustibles suponen el 76% de la energía consumida en España. Luego, blanco y en botella, da igual los conflictos que surjan en el futuro. España, como muchas otras naciones energético-dependientes, tiene todas las papeletas de sufrir todas y cada una de las consecuencias económicas que implica dejar que sean terceros países los que te suministren de sangre fresca a los precios que el futuro, y las veleidades asociadas de todo tipo, determinen.
- Artículo relacionado:
La terrible asignatura pendiente de la dependencia energética
