DONG Energy es el mayor holding energético de Dinamarca. Está integrada verticalmente y no sólo está presente en todos los sectores eléctricos (generación de todo tipo, especialmente eólica, donde es líder en generación a nivel mundial), sino que también tiene acceso a pozos de petróleo y gas en el Mar del Norte. La compañía tiene sede en Dinamarca y está controlada al 76% por el Estado danés. Actualmente cotiza en la bolsa de Copenhague pero con un free float reducido, sólo el 6% está en manos minoritarias.
De acuerdo a un pacto político, el gobierno danés se compromete a mantener una posición mayoritaria en la compañía (más del 50%) al menos hasta 2025. Reducir esta participación por debajo de ese límite requiere de un nuevo acuerdo político de los partidos daneses. Conociendo la tradición danesa de decidir los asuntos de Estado por unanimidad, se espera que si algún día se llega a tomar esta decisión sea con la aquiescencia de todos los partidos representados en el Parlamento, lo que es equivalente a decir "con un amplio respaldo ciudadano". En Dinamarca son raras, o más bien inexistentes, las decisiones parlamentarias que involucran acuerdo mayoritario entre partidos pero desacuerdo ciudadano. Por la naturaleza de su sistema democrático un acuerdo en la Cámara es un acuerdo también en la calle.
El gobierno danés busca la forma de irse deshaciendo poco a poco de la participación que posee por encima del 50% pactado. Lo intentó en 2008 a través de una OPV en la bolsa danesa, posibilitando de esta forma que la ciudadanía danesa accediera a poseer en parte la empresa (en las sociedades nórdicas se procura que la ciudadanía y los trabajadores participen de las decisiones empresariales. Suele ser obligatorio que los trabajadores formen parte del Consejo de Administración de empresas con más de 25-30 trabajadores y se fomenta la participación de los mismos en el capital de las sociedades), pero la coyuntura financiera desaconsejaba la operación.
Pues bien, estos días DONG ha sido noticia porque el gobierno danés ha decidido vender un paquete de acciones en su poder, el 19%, al banco de inversiones Goldman Sachs. También se vende casi un 7% adicional a los dos mayores fondos de pensiones del país. El gobierno seguirá ostentando la posición mayoritaria en la compañía, pero el impacto de la decisión ha sido tal entre la ciudadanía que se ha producido un descontento enorme por la venta de parte de la utility nacional a un banco extranjero que no oculta sus aspiraciones especulativas. Esto ha provocado una crisis de gobierno tal, que uno de los miembros del tripartito gobernante, el Partido Socialista Popular, ha dimitido en bloque de sus cargos de gobierno, dejando 6 de las 19 carteras ministeriales vacías en el acto.
El ejecutivo liderado por la primera ministra Helle Thorning-Schmidt, famosa por ese supuesto affaire con Obama en el funeral de Mandela, affaire más falso que un amigo del facebook, seguirá gobernando, en minoría y muy tocada. En Dinamarca es complicado seguir gobernando sin la confianza mayoritaria de la Cámara y con la oposición de una ciudadanía que, probablemente, sea la mejor educada de toda Europa y que sabe con certeza que puede representar esta venta para las soberanía energética nacional y del propio individuo en la sociedad danesa. Aunque el partido saliente de la coalición seguirá apoyando las decisiones del ejecutivo desde fuera (¿imaginan esto en España?), se reconoce que el gobierno lo tiene complicado para actuar con legitimidad a partir de ahora. En la sociedad danesa suele ser más importante contar con legitimidad en la calle que en las urnas a la hora de gobernar.
El gobierno justifica la venta como parte de un plan de reestructuración anunciado hace un año para reducir costes y deuda y fomentar inversiones en la exploración de petróleo y gas (aquí detecto una cierta reticencia a aceptar haber llegado al peak-oil nacional). Se pretendía recaudar 10.000 millones de coronas danesas, poco más de 1.300 millones de euros al cambio, y se han conseguido 11.000 millones con ambas operaciones. En ese sentido, el acuerdo cumple el objetivo del gobierno. Lo que no ha gustado nada es A QUIEN se ha vendido. Como alternativa se podría haber intentado realizar una suscripción popular vía OPV en bolsa, o mil alternativas más. Sin embargo, ha sido Goldman Sachs el adjudicatario de un paquete importante de acciones.
Aún es pronto para adelantar acontecimientos, pero por cosas mucho más leves se han producido dimisiones de primeros ministros en países nórdicos y caídas de gobiernos en bloque. Dinamarca se toma sus asuntos energéticos muy, muy en serio. La correcta gestión de la energía es clave para la riqueza del país. Un país líder en energía eólica en el que es el ciudadano el centro del sistema energético y que de forma abrumadoramente mayoritaria creen que hay que seguir avanzando en un modelo energético 100% renovable, donde se toman las decisiones en casa para salvaguardar la soberanía energética. La venta de estas acciones a Goldman supone un paso atrás en este ideario ciudadano, cosa que los daneses no olvidarán porque poseen una gran memoria política. Votar a una coalición rojiverde para que implemente políticas de derechas, nada menos que con la cuestión energética, clave en el país, no va a ser perdonado por parte del electorado. Pero no seguir progresando en la política energética consensuada por TODOS los partidos del país, política que cuenta con un amplio respaldo de los ciudadanos, es un suicidio político en toda regla.
Vete pensando en como enmendar tu error, Helle, porque todo apunta a que pronto vas a estar fuera. Para tomar decisiones de este calado hay otros partidos en la oposición.
