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Riesgo de repunte inflacionario

El pasado miércoles, la Reserva Federal anunció el mantenimiento de los actuales tipos de interés en el margen del 5,00 a 5,25%. Como les anticipé en mi artículo precedente, Powell confirmó que elevará, no una, sino dos veces más el precio del dinero antes de que finalice el año, quebrando nuevamente el sentimiento del mercado. Ello me recuerda una de las primeras lecciones que aprendí: sin importar si está o no equivocado, al representante de la FED siempre hay que tomarlo en serio. Tanto en sus aciertos, como en sus errores, nos interesa posicionarnos en la dirección que señala o, cuando menos, nunca en su contra. Es sorprendente que esta regla básica sea desconocida por cierta parte de inversores de quienes he hablado en alguna ocasión. Así que quizá no tenga nada de particular que quienes acumulan más de un año de pronósticos errados intentando contradecir al bueno de Jerome, sigan obcecados en tomar la dirección opuesta. Pueden impulsar los principales índices hasta máximos históricos, si lo prefieren, aún más arriba, pero como diría Humphrey Bogart, más dura será la caída.

Vector impulsor de la renta variable norteamericana
Vector impulsor de la renta variable norteamericana


Los analistas entienden que el primero de estos incrementos se producirá el próximo mes. Siendo todo posible, no me parecería una elección lógica. Si entre las dos últimas comparecencias (mayo a junio), no se ha considerado necesario subir los tipos de interés, pareciera difícil justificar esta decisión apenas cinco semanas después de la última comparecencia, ya a finales de julio. Por el contrario, mantener en la recámara algunas balas daría margen de maniobra de cara al último cuatrimestre del año. Y créanme que las van a necesitar. 

El sueño idílico de Powell es aquel en el que, por efecto de unos tipos de interés que empiezan a ser restrictivos, la inflación evoluciona a la baja hasta que, a largo plazo, se asienta en el objetivo del 2%. El truco está en acompañar ese descenso con un recorte gradual del precio del dinero -siempre conservando su carácter restrictivo-, hasta un nivel indeterminado en el que permanecerá estable. En este escenario, serían suficientes apenas dos subidas más de los tipos de interés, casi de forma testimonial, que nos llevarían hasta el 5,50 a 5,75%. Así que podemos respirar tranquilos pues ya sabemos dónde se situarán los tipos de interés en su nivel máximo. ¿Seguro?.

Basta con estar atento a la actualización que el FOMC ha realizado de sus previsiones para este año para descubrir uno de los grandes riesgos que he señalado en los últimos meses: el elevado riesgo a un repunte inflacionario. Vamos a ver si soy capaz de que sigan mi razonamiento. Hagamos una composición de lugar: Por un lado, el petróleo norteamericano cotiza alrededor de los 70$ y con el anuncio de recorte de producción por parte de OPEP+. Por otro, el precio del gas natural se mantiene en la banda inferior de su cotización a largo plazo. Estos niveles son susceptibles de incrementarse por un incremento de la demanda estacional o, en cualquier caso, con un crecimiento de la actividad industrial. ¿Podríamos asistir a dicho incremento?. 

Proyecciones del FOMC (revisión junio)
Proyecciones del FOMC (revisión junio)

 
Si acierta el FOMC al revisar al alza su previsión de GDP, este pasaría del 0,4 inicial hasta el 1,0. Y aquí está la madre del cordero. Me resulta francamente difícil de creer que, mientras multiplicamos el crecimiento económico en 2,5, resulta que la inflación general aún descienda una décima más de lo previsto y, al tiempo, la subyacente apenas empeore su pronóstico en tres décimas. Al no reflejar el incremento de los costes energéticos en su previsión de inflación, Jerome ignora uno de los principales impulsores de la inflación. Y ese es un error grave que podría tener consecuencias desastrosas. Y aún voy un paso más allá.

En la creencia que un crecimiento de la economía en un punto porcentual -lo que significa un desvío del +0,6 de su predicción inicial-, apenas generará inflación, Powell mantiene su estimación de un precio del dinero en el 5,6%. Pero si asistimos a un repunte inflacionario fundamentado por la combinación de estas variables, ¿hasta dónde podrían verse obligados a elevar nuevamente los tipos de interés?, ¿cómo encajarían este endurecimiento adicional los mercados?. Y, lo más importante, ¿cuál sería el efecto sobre la economía?. 

Personalmente, hoy estoy un paso más cerca del convencimiento de que deberemos afrontar en el medio plazo una profunda recesión.
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