Este fin de semana pasado me he tomado una foto con un miembro del parlamento de un país europeo, en virtud de mi activismo. Este hecho tan insignificante ha tenido una connotación bien interesante que vale la pena analizar: El asunto de lo que significa realmente ser un VIP.
Como he dicho en el pasado, soy una persona normal del siglo 21 que vive al otro lado del charco, no tengo nada de especial respecto de tí o de tus vecinos. Pero mi labor de activista me ha llevado a tener dos facetas en la vida muy diferentes. En la otra faceta me ha tocado conocer y tener intercambios con gente que se suele considerar VIP. Si en mi faceta de persona normal, en mi trabajo, en la calle, hablara de lo que he hecho en la otra faceta, nadie me creería. Y cuando estoy en la otra faceta, muchos VIP no sospechan que soy una persona ordinaria que terminó allí por accidentes de la vida. La mayoría de la gente no suele tener ocasión de ver estos dos lados de la realidad de nuestra sociedad y es de este contraste del que quiero hablar hoy.
De ser espectador a ser transformador
En mis posts anteriores he hablado de que todo lo que se ocupa para llegar a este punto, es pensar que quieres y que necesitas cambiar el mundo para hacerlo mejor. Normalmente la gente viaja en un túnel, de la casa al trabajo, del trabajo a la casa, mirando al mundo desde el ojo de los medios de comunicación o el internet, como ermitaños del siglo 21. Cuando uno se detiene a medio camino y se pregunta qué hay afuera, y empieza a explorar ese mundo exterior, es cuando uno empieza a ver otra realidad.
En el pasado me tocó ser espectador pasivo de lo que pasaba en el mundo, sufrí crisis y desempleo que yo no causé, me tocó sufrir maltrato en empleos por parte de personas que creían que el salario y la condición de subordinado hacen acreedor al maltrato, y finalmente me cansé de sufrir. ¿Es que no hay otra cosa en el mundo que ser una oveja del rebaño? ¿Acaso hay alguna manera de anticipar lo que viene o al menos entender el presente para evaluar las posibilidades?
Yo me crié en una familia que creía en la ultraderecha, y en cierto momento empecé a cuestionar esa visión realidad, lo que me llevó a conocer la izquierda, pero encontré elementos que me hacían cuestionar esa otra percepción de la realidad. Y fue entonces que me solté del dipolo binario de izquierda y derecha, porque al final lo que importaba era el bienestar humano. Todo lo demás era pura poesía y dogmas políticos o económicos absurdos.
Es que entendí que yo vivía en un entorno, y que si ese entorno se ensuciaba, tanto yo como mis vecinos íbamos a sufrir. Entonces se trató de mantener limpio mi metro cuadrado de planeta. Pero desafortunadamente la realidad tiene causas que ocurren fuera de ese metro cuadrado que influyen adentro. Es que el planeta desde el espacio no tiene fronteras, las fronteras están en nuestra imaginación. Los países son burocracias con jurisdicciones administrativas territoriales definidas de forma convencional, que la gente confunde con un equipo de futbol. De esta manera, si se piensa como hincha, la separación burocrática termina en una separación mental que separa a la gente en clases, entre "yo y los otros", los buenos y los malos, izquierdistas y derechistas, nosotros los importantes y los demás que son menos importantes. Esta es la separación mental que causa en la gente el concepto de VIP.
La mayoría de la gente cree que hay una diferencia entre la gente ordinaria y los VIP, donde los VIP son transformadores de la realidad y el resto está compuesto por una mayoría de espectadores pasivos que viven su vida castrados de la posibilidad de tener injerencia en sus propios destinos. Es la idea errónea que se basa en creer que uno está a merced del destino en lugar de forjárselo uno mismo. ¿Obstáculos y dificultades? Siempre los hay, pero cuando el própósito es bueno y la intención es pura, tarde o temprando dará sus frutos. Eso sí, no hay que forjarse ideas de cómo será el resultado.
La transición
Hay una gran variedad de razones para que la gente quiera ser VIP. Una de ellas es tratar de satisfacer una baja autoestima, el ego. Se trata de pretender ser "importante" en lugar de hacer algo importante. El que pretende ser importante generalmente no hace nada importante, porque está tan preocupado por pretender, por ser petulante y clasista, que se olvida de hacer algo realmente importante, como tratar de empujar el bienestar humano.
Conozco a personas que trabajan en embajadas. Se de al menos dos de ellas tratan de hacer bien su trabajo, tratan de encontrarle significado y cuando pueden, empujar el bienestar humano. Se trata de personas inteligentes y talentosas que no se andan preocupando por estatus y esas banalidades, sino que tienen una gran humanidad. Uno de ellos fue premiado por el servicio diplomático de su país en años anteriores, porque no se dedica a "cenar con gente importante", ni asistir a conferencias, ni a realizar solamente actividades administrativas destinadas a gestionar la propia existencia de dicha administración, que es lo que hacen los pretenciosos, sino de moverse como activista y hacer llegar las cosas a gente en necesidad, o arreglar en lo que está a su alcance los problemas del mundo, o al menos en unos metros cuadrados de planeta.
También conozco a un sujeto que busca "tomarse la foto" con la gente importante, no para tener la foto de recuerdo, sino para pretender ser importante. Cuando se encuentra con alguno de los otros dos, se puede mirar la envidia que le causa ver que los otros sean protagonistas y transformadores, y que se les reconozca el trabajo hecho. ¿Cómo espera esta persona que le reconozcan, si no hace nada para que se le reconozca? Es que tratar de buscar ser importante, tratar de buscar el estatus, no hace acreedor a los resultados que anda buscando. Supongo que ha querido estar en la legión de las princesas de Disney, pero se equivocó y aterrizó en el mundo real. Ese sujeto incluso a mí me mira con desagrado. En una ocasión llegué y él estaba hablando con un ministro y cuando llegué me miró y me saludó y saludé también al ministro, y vi que le chocó que saludara con naturalidad.
Así, en el mundo de los VIP encuentras a los verdaderos VIP y a los "wannabes" (los que pretenden ser). Un verdadero VIP tiene una motivación superior y es esa motivación la que le lleva a un éxito sostenido, a cambiar el mundo para hacerlo un poco mejor.
Claro está también están aquellos a los que la vida les puso en posición de poder y hacen cosas sin pensar en los demás, y terminan haciendo daño por el famoso problema de que los que tienen la panza llena no entienden a los que tienen la panza vacía. Es un problema de empatía y de conciencia acerca del efecto que sus actos tienen en los demás, un problema de egoísmo y autismo social.
Y aunque el mundo está de cabeza, siempre hay quienes en una posición, ya sea de funcionario, de trabajador, de activista o de VIP, tratan de hacer de este un mundo mejor, y estos se encuentran interactuando en forma casual con petulantes y los que ponen el mundo de cabeza, y el resultado es un mundo donde los problemas son visibles y las mejoras de bienestar humano de los activistas son invisibles porque nadie las da a conocer. Estas personas que luchan por el bienestar humano no se ganan un monumento póstumo, y quizás ni les conozcas, pero hacen una labor que deja un monumento en el corazón de las personas en necesidad que fueron beneficiadas por los transformadores.
Los medios de comunicación ha llenado a la gente con una visión exagerada de los VIP, y se les retrata casi como criaturas mitológicas del Olimpo, cuando en realidad son gente que tiene un trabajo, un empleo. "Las estrellas están en el cielo, los que estamos aquí somos trabajadores" dijo una vez el cantante puertorriqueño Chayanne, cuando le preguntaron acerca de lo que se sentía ser estrella. Esto aplica también en este mundo de lo que la gente considera VIPs.
El lado de los espectadores
Tomarme una foto con un miembro de un parlamento europeo para mí es un recuerdo de algo inusual. Es algo que si vas como turista a Europa probablemente no puedas hacer, porque los VIPs resultan inaccesibles. Son inaccesibles porque en sus países hay muchos locos que tratarían de ventilar sus frustraciones con lo que creen que son animales mitológicos que quieren colgar en la pared como trofeos.
A unas pocas personas en mi vida ordinaria les mostré esta foto, para evaluar sus reacciones. Unos me creen VIP y ahora me tratan diferente (lo cual me resulta extraño), otros piensan que soy un petulante y pretencioso, y otros ven las cosas como yo pues se trata de un simple souvenir, como cuando visitas un museo y te compras algo para tener de recuerdo de algo que hiciste.
Al comparar mi vida pasada, donde fui maltratado por algunos jefes en el pasado mientras era espectador, y ver la forma en que los VIPs tratan a la gente, al haber trabajado en un banco y ver la conducta de los de las altas esferas y los de bajo nivel jerárquico, uno ve algo curioso. Por lo general, los jefes de niveles jerárquicos más bajos son más dados a maltratar a otros que los de niveles más altos. La gente más petulante suele ser de estratos bajos, y se porta de manera clasista hacia los de su lugar de origen al encontrarse entre VIPs. Los verdaderos VIPs se portan como gente civilizada.
En mi vida ordinaria, a veces veo gente que trata de darse importancia. Yo podría darme importancia, pero no me interesa, porque la vida ordinaria presenta la ventaja de que puedes hacer cosas normales, sin que tengas gente tratando de lamerte las botas para conseguir algo. A mi tampoco me gusta lamer botas, y todo lo que he hecho ha sido por mérito y trabajo propio.
¿Son los VIP humanos?
Los VIPs son VIP por el aura mitológica creada en la gente alrededor de su trabajo. Pero son gente que igual tiene que levantarse temprano todos los días, llegar temprano a sus trabajos, tienen familia, van al baño, necesitan comer los mismos tipos de grupos nutricionales que otros seres humanos.
Una vez conocí a una periodista a la que se le murió su padre, y se guardaba su dolor, porque la gente a su alrededor no entendería su situación, porque cada uno andaba en lo suyo, la historia del que tiene la panza llena que no entiende al que tiene la panza vacía.
También conocí a otra periodista que era presentadora de TV, quien terminó en un grupo de activistas católicos que hacen obra social y luego cambió de empleo a un trabajo de más bajo perfil, lo que llamarías "un empleo normal" porque no le gustaba que la gente le reconociera en la calle, porque se sentía acosada por la gente. La diferencia entre estos famosos y tú es que sus trabajos hacen que todo el mundo les vea. Imagina que pusieran una cámara en tu trabajo y te vieran trabajar todo el día en todo el país. ¿Sería incómodo para tí?
A la gente del lado de los espectadores le resulta difícil comprender que ellos pueden dejar de ser espectadores, y que pueden tener un rol en la construcción del bienestar humano, y que la razóncorrecta que lleva a ser VIP es esa misión de cambiar elmundo para mejorarlo. A mi me costaba entender eso en el pasado cuando vivía asediado por los tormentos a los que se somete normalmente a los espectadores en una crisis.
Cuando yo estaba en el colegio en esas zonas suburbanas ordinarias, el único contacto con extranjeros eran los estudiantes de intercambio (pues no existía el Internet) y rara vez podía uno hablar con ellos de ser humano a ser humano, porque los demás solían rodearle como un público que rodea a una estrella. Pasé las clases de francés, pero nunca me preocupé en aprenderlo y me arrepentí, pues jamás sospeché que unos años más tarde tendría más adelante una novia francesa (hoy exnovia) que es una gran persona.
Me tocó trabajar en una fábrica, en un banco, en el gobierno, en una multinacional, lo cual me ha dado una perspectiva interesante. Incluso una vez quise salirme y trabajar en algo completamente distinto y trabajé unos meses como educador y conocí la realidad de los niños y los jóvenes. Nunca sospeché que terminaría entre VIPs. No es algo que busqué, simplemente sucedió.
¿Ser un VIP o cambiar el mundo?
Como activista he conocido VIPs, gente que normalmente sólo se ve en la TV y que mucha gente no tiene ocasión de conocer. Y cuando conoces su lado humano, entiendes que son humanos, con sus necesidades, defectos y virtudes, como tú y como yo. La única diferencia es que unos son conocidos y otros no, unos son considerados "importantes" por la gente a nivel social y otros no. Con unos uno está de acuerdo, con otros en desacuerdo. Pero a la larga todos somos iguales, somos seres humanos normales, con empleos distintos, en un videojuego económico y una sociedad que establece castas sociales de manera arbitraria donde unos son etiquetados como VIP y otros no lo son.
Es que ser o no ser VIP es una cosa realmente irrelevante, pues lo importante es cambiar el mundo y hacerlo mejor, algo que te hará VIP en los corazones, aunque no aparezcas en un libro de historia. Un educador puede ser un VIP si deja un legado en los corazones de sus estudiantes. Un empleado común de una empresa entre tantas otras puede ser un VIP si ayuda a otros en su trabajo a tener una vida feliz y llevadera. Un vecino puede ser un VIP si ayuda a mejorar la vida de aquellos que están en necesidad en las zonas geográficas cercanas.
No posteo la foto que tomé, y ni siquiera describo nada sobre mi en mi perfil. Es que no me interesa mostrar mis etiquetas, ni demostrarme experto en tal o cual cosa. Será cada uno quien deba juzgar y ver si lo que digo es cierto o si tiene sentido. Aunque he conocido el mundo de los VIP, no me considero VIP, porque mi vida normal y cotidiana no tiene nada de lo que se consideraría tradicionalmente VIP.
Mi blog completo ha sido construido sobre la idea de comprender el mundo y cambiarlo, mejorarlo, llevar bienestar humano. La insatisfacción con el estado actual de la realidad es algo bueno, desde cierto punto de vista, porque obliga a salir de la pasividad de espectador y obliga a entender la realidad. Realmente ser VIP o no es irrelevante, pues no te toca a ti darte ese título, sino que será lo que hagas, lo que te hará acreedor o no luego de muchos años. Ser VIP o no, no te hace peor o peor persona, porque es como que te llamen "sensei" o no, o que te llamen "mentor" o no. Una simple etiqueta.
Mejor nos ponemos a cambiar el mundo, buscando el bienestar humano, y lo demás vendrá por añadidura.