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Es año nuevo y tenemos sueños, pero también puede haber situaciones que causan sufrimiento.  Comprendiendo lo que nos causa dolor podremos dar un significado y enfrentar mejor la situación, superar la adversidad y evitar el sufrimiento.  ¿Cómo superamos la adversidad?  ¿Cómo le damos sentido y significado?

Tenemos paro en España, injusticias bancarias, políticos que sólo empeoran la situación y que hoy quieren congraciarse temporalmente para que votes por ellos, y todo lo que ocurre, el hambre, la desesperanza, el pesimismo, invaden a un país entero, sin que se mire una luz al final del túnel.  Hay gente que no teniendo nada, sufre.  Y hay quienes teniéndolo todo, sufre.  ¿Qué es lo que hace que el dinero no haga una diferencia?

Es menester comprender el dolor para ver esto a la luz de las situaciones dolorosas en nuestras vidas.  Ser trader o no, tener dinero o no, no nos protege contra el dolor en nuestras vidas.

Definiendo el dolor

Para fines de este post, cuando hable de dolor, me estaré refiriendo a un dolor no físico, a las pruebas dolorosas que la vida nos pone y que miramos como adversidad.  El dolor físico es una extensión de otras formas de dolor, aunque para fines científicos el dolor en cualquiera de sus formas, al ser experimentado bajo los paradigmas comunes de nuestra sociedad, activa las mismas zonas del cerebro que el dolor físico y por eso, la palabra dolor. 

El dinero sólo evita que los niños vayan a la escuela sin desayunar.  Excepto por esto, todos estamos expuestos al dolor, y no hay posición social, ni dinero, que puedan salvarnos del dolor.

Dolor vs sufrir

El dolor es distinto de sufrir.  Lo que pasa es que erróneamente los vemos como sinónimos.  No es una cosa demasiado fácil de entender, pero a como leas, sabrás a lo que me refiero.

El dolor es inherente a la existencia del ser humano.

Sufrir es más bien una distracción que nos desvía de nuestro propósito o misión de vida.  El masoquista busca sufrir, y el sádico busca vengarse por un sufrimiento estancado y podrido, oculto en su pasado, y que tampoco le deja vivir, y aunque aparente crueldad, es un masoquista porque busca el sufrimiento, pero de manera distinta.  El que busca sufrir es masoquista, mientras que el dolor está allí, no lo buscamos pero vino.

El sufrimiento nos distrae y nos hunde, y en cambio el dolor nos fortalece. Sufrimos cuando no entendemos el significado del dolor, no lo aceptamos y no aprovechamos la oportunidad para expandir nuestra conciencia, nuestro capacidad de amar y nuestra responsabilidad, siendo más inclusivos de los demás, comprendiendo mejor a todos los demás (que también tienen dolor) e integrándonos con los demás, ya que el dolor es una constante en la vida de todos los seres humanos y tiene un sentido profundo por descubrir.

El dolor es una prueba, el sufrimiento es sólo distracción.  Convertimos el dolor en sufrimiento cuando nos distraemos.  Al enfrentar y superar el dolor, evitamos el sufrimiento.  No se trata de huir del dolor, se trata de enfrentar al dolor, para huir del sufrimiento.

Las religiones han tratado de hacer más llevadero el dolor de las personas, pero en algunas filosofías asiáticas antiguas el dolor se muestra el dolor como una ilusión que surge de nuestro pobre nivel de entendimiento, lo que podríamos llamar "estado de conciencia".  Y nos instan a sumergirnos en el dolor en lugar de evitarlo.  El dolor nos empuja al sacrificio, pero no un sacrificio al estilo occidental, no se trata de crucificarse inútilmente como masoquista, sino que se trata de sacrificar una forma inútil de ver la vida, y pasar a una forma más trascendente, y en cierta medida es liberarse de lo que no necesitábamos y obtener lo que necesitaremos, en un proceso que no es fácil ni cómodo.

Es preciso sentir que esta realidad es como un videojuego online, consistente cada vez que despertamos en las mañanas, pero que tiene un propósito que puede que no veamos aún.  Y las pruebas (el dolor) nos ayudan a ganar habilidades que ocuparemos más adelante, y todo para aprender y trascender nuestro actual estado de conciencia.  Un ejemplo de cambio de estado de conciencia se puede observar entre el estado que tenías a los 5 años, y el que tienes hoy, y tu comprensión del propósito de la vida.

Llega un momento en que el dolor ya no nos causa sufrimiento, cuando trascendemos la experiencia. Veamos las formas de dolor que experimenta el ser humano.

  • El aburrimiento
  • Luchar por la vida
  • Los cambios
  • El pasado
  • La incertidumbre
  • El cuerpo
  • El qué dirán
  • La situación material
  • La compasión
  • La sabiduría
  • Los problemas físicos
  • Las enfermedades
  • La separación respecto del universo
  • La sordidez moral
  • La muerte

Aceptación es la actitud vital clave. La incertidumbre, los cambios, el pasado y todas las formas del dolor, se comienzan a entender y aprovechar al aceptar la realidad. Aceptación NO es resignación ni actitud de derrota, es reconocer lo obvio, que todo cambia, que la vida todo lo transforma, que la realidad es un cambio continuo y permanente de todo.  Y lo más importante, que todo ocurre por alguna razón.

El aburrimiento

Hay quienes teniéndolo todo, viajando a todos lados, sienten un vacío que no desaparece.  Duele el vació total del aburrimiento soso de una realidad repetitiva sin sentido alguno.  Es como si no importara lo que se hiciera, la vida no deja de ser repetitiva y aburrida. Buscan formas de escape en las mutitudes y la diversión, pero no hay consuelo. Es una forma de vivir en la nada, teniéndolo todo. 

La solución contra ese aburrimiento existencial, ese cansancio de vivir, es sumergirse cada vez que aparece, verle de frente, estudiarlo, analizarlo, conocerlo, y al final, disfrutar de esos momentos de soledad para pensar, reflexionar, simplemente el gozo de estar contigo mismo.  Es un tiempo para meditar, orar, o simplemente estar en estado de paz, contemplando la quietud, o para transmitir esa quietud a otros, deleitarse con el bienestar de los demás.  Traer bienestar a otras personas, trae gozo, y rompe el aburrimiento.  Disfrutar de la quietud, al aprender a tener paz, también.

Luchar por la vida

¿Alguna vez has estado al borde de la muerte o has visto a los que han estado allí?  Duele tener que luchar por salvarse, y muchas veces no hay opciones.  Los que huyen del dolor caen constantemente en él.  Al luchar por la vida aprendemos a nadar, a trepar, a lanzarnos al vacío que antes temíamos, tratando de no sucumbir. 

Y el único premio es sobrevivir, no morir. 

Nos duele las manos de tanto trepar la montaña.  Pero tiene más mérito escalar con las manos desnudas, que llegar en helicóptero a la cima.  Muchas experiencias de sobrevivencia pasan inadvertidas al observador común, y la dureza de la experiencia nos hace sentir que fracasamos,  Pero en ese proceso desarrollamos una fortaleza que hace que todo problema humano parezca pequeño, porque de alguna manera así es.  Cuando éramos bebés, dar un paso era una hazaña imposible.  Luchar por la vida se vuelve una experiencia que ensancha nuestra experiencia, y sin darnos tregua, nos enseña a conquistar lo que parecía inconquistable. 

Nos hace aprender el gozo de simplemente estar vivos, y el sentimiento de que todo es prestado, nada en este mundo es propio, hasta la vida misma, y hay que hacer buen uso de ello.  Y es así que algunos vuelven a la montaña para escalar con las manos desnudas, y repetir el gozo.

Los cambios

El mundo cambia y duele ver que nos cambien el sitio donde estábamos cómodos.  Las gentes, las costumbres, los paisajes.  Hay cosas que ni todo el dinero del mundo puede volver atrás.  Nos duele la separación de aquello a lo que nos habíamos acostumbrado.  Pero en realidad lo que había sucedido es que estabamos en un lugar donde ya no aprendíamos nada, donde no había más que hacer.  Estábamos esclavizados, y con el cambio, que nos incomoda por el futuro incierto, nos liberamos de cargas, y nos volvimos libres, sin ataduras. 

Nos hace aprender el gozo de ser libres, aunque a un esclavo de nacimiento le cuesta aprender a disfrutar de ello.  Es como si no nos quitaran cosas, sino que nos liberaran de las cadenas.  Este dolor puede verse como la incómoda y dolorosa sensación de ser libre, de no tener la el mandato y ruta prefijados por el amo, o puede mirarse como el gozo de tener una mayor libertad.

El pasado

Si tan sólo pudiésemos olvidar el dolor del pasado apretando un botón.  Es que el pasado muchas veces está lleno de tristezas, que se estancan y se pudren y no nos dejan vivir el presente con su hedor nauseabundo.  Ese pasado nos mete miedo, ira, tristeza, que nos arrastra al odio y a las emociones más oscuras que el ser humano puede experimentar.  Hay que sumergirse en esa piscina de emociones, sabiendo que las imágenes de oscuridad y tinieblas que veremos son ilusorias, y aunque sientas ahogarte de forma abrumadora, en realidad estás gastando la energía de esas emociones hasta agotarlas, y la próxima vez que te las encuentres, las aguas podridas y nauseabundas estarán cada vez menos profundas y habrán perdido su olor, hasta que un día ya no habrá nada, sólo tú quedarás en ese espacio abierto y limpio.  navegaste en el mar de la tristeza, hasta cruzar al otro lado. 

Un mal manejo del dolor del pasado puede llevar a una depresión severa, a intento de suicidio, o incluso a odio, venganza, y las peores formas de maldad.

El pasado es una cruz que cargamos, y que sólo hay que soltar.  Nos aferramos al pasado y vivimos en él, pensando que si lo soltamos vamos a perder lo bueno que hubo, y esa es otra ilusión.  Las memorias de los momentos buenos no se irán, pues allí te los quedas, pero el peso muerto de las culpas y las tristezas, tienen que soltarse porque no te servirán.  El pasado, por más doloroso que haya sido como presente, en cierto momento ya no es real.  Si tenías pobreza y ahora vives bien.  Si tenías una persona difícil cerca y ya no está.  Todo cambia, y nada es permanente.  Y por eso el pasado encierra y encarcela el dolor para que no te moleste más.  Pero, ¿serás capaz de liberarte de los grilletes que te atan y arrastran hacia un pasado que ya no existe?   Hay que llorar los lutos, gastarles la energía, para finalmente archivarlos cuando te canses de llorar, porque el combustible emocional se agotó.

Tu antigua vida, tu pasado, tus antiguas costumbres, tus antiguos pensamientos y emociones, tus antiguos impulsos, ideas, recuerdos, te impiden progresar.  Recordar es vivir, y entonces es como si te ataras a la línea del tren.  Cuando pasaste por allí en tren, no te pasanada, pero atarte a la línea férrea es esperar a que el tren te pase por encima.  No se trata de negar el pasado.  Se trata de aprender todo lo que se podía aprender de él, como cuando el cuerpo digiere los nutrientes, y desecha el resto.  Cuando te quitas la mochila con piedras del pasado, porque perdonaste a otros y te perdonaste a tí mismo, puedes empezar a borrar las manchas, y empezar de nuevo con tu ropa limpia.  Cuando has limpiado el pasado de tristezas, has sanado los recuerdos, porque ya agotaste todo el combustible de sus emociones, puedes ir a visitar el pasado como cuando se visita un programa de TV.  Disfrutarás de los recuerdos como se disfruta de un album de fotos de tu equipo favorito.  Pero igual que como no pasas todo el día viendo la TV, tampoco el pasado va a ocupar tanto tiempo de tu vida al sanarse. 

El pasado es un peso innecesario que cargamos. Seguramente está lleno de recuerdos muy gratos o muy ingratos, pero lo único sensato que podemos hacer es mirarlos, abrazarlos, y ponerlos de vuelta en la pared, y seguir hacia donde íbamos, caminando más liviano y libre de recuerdos.  Es muy difícil y hay que irse despegando de los recuerdos, uno a uno.  Rose Dewitt Whitaker no puede quedarse viviendo para siempre en el Titanic.

El gozo del pasado viene cuando miras hacia atrás y ves que a pesar de los problemas y las adversidades hay un rastro de bienestar, un legado que has ido dejando en el camino.

La incertidumbre

No sé lo que ocurrirá mañana, no tengo ni idea, me duele pensar en un futuro desconocido e incierto.  No veo nada sobre el futuro, no veo luz al final del túnel.  ¿Qué vamos a hacer?  ¿Qué va a ser de mí? 

Cuando perdemos la paz, la vida nos saca del mundo, del empleo o de lo que sea que estemos haciendo, para encerrarnos en un claustro.  Puede ser en un claustro de enfermedad en un hospital, una celda, un monasterio, o en el desempleo.  Todos los claustros no nos dejan ver el futuro con sus paredes.  La labor en el claustro consiste en recuperar esa paz interior que perdimos.  Y cuando ya recobres la paz, ocurren dos cosas. 

Primero encuentras la manera (que puede no ser fácil) de hacerte de un trabajo.  Segundo, una voz interior, puedes llamarle intuición, Dios o como quieras, te guía en un ambiente ausente de información. 

Cuando entiendes la incertidumbre, comprendes que es un monasterio en el Himalaya, un sitio de meditación en el que se puede aprender a disfrutar del estar solo y en silencio en un lugar donde lo espiritual es más relevante que lo físico.  Esto es bastante difícil de comprender para la mayoría de la gente, pero empezar por entender este mundo como ilusorio, como si fuera un videojuego, o como Matrix, nos da la sensación más aproximada de lo que significa ver lo espiritual por encima del mundo material, y nos enseña a trascender la visión de futuro.

La incertidumbre deja de serlo cuando estás en paz, y hay un algo interno que te dice el camino a seguir.  Descubrimos el gozo de la paz y el gozo de la fe.  Y no me refiero a fe en un sentido religioso, ni fe como esperanza, sino como certidumbre de un futuro.

Hoy hay incertidumbre para los jóvenes españoles, pero ya lo dijo el exministro Alberto Cañas, “A los jóvenes les digo que el país les va a caer en las manos el día menos pensado. Tienen que estar listos para gobernar” y también “El país era de nosotros y no un negocio para hacerse rico”.

El cuerpo

El cuerpo tiene necesidades que buscan alivio, algunas básicas y otras que son adicciones, producto de necesidades artificiales de origen emocional del pasado, que empujan al cerebro a sentir que una necesidad es real, cuando no lo es.  El control propio de la mente y del cuerpo es uno de los aspectos más difíciles que se mencionan en filosofías asiáticas.  La mente es como un animal salvaje muy difícil de domar.  El cuerpo sin control tiene impulsos que apoyados en la mente sin domar, empuja al engaño bioquímico que empuja actos llenos de bajeza.  El cuerpo y la mente sin control producen situaciones que provocan alivio temporal, y en medio, muchas situaciones de dolor en la interacción humana, o sensaciones que atormentan.

Cuando el cuerpo es esclavo de los impulsos de la carne y la bioquímica, puede confundirse amor con pasión, vivir sin el control mínimo que conlleva una vida desordenada, y en casos extremos llevar a crímenes pasionales o venganzas horrendas, verdaderos actos de maldad.  El hedonismo occidental confunde esta esclavitud de la mente (mente esclava de los impulsos y la bioquímica) con el concepto de amor, libertad y derechos humanos. Si como dicen tienen sexo porque se aman, entonces el abuso sexual sería un exceso de amor.  El sufrimiento causado a una víctima sería un acto de amor verdadero.  Esa es una gran mentira de un mundo anglosajón, donde hay un colectivo de políticos que de forma encubierta habría empujado la pederastría en Reino Unido (Una víctima reabre un caso de pederastia en la política británica).  Cabe aclarar que este colectivo no constituye ni abarca a todos los políticos británicos, pero es evidente que gozaron de mucha influencia como para promover la ideología hedonista hasta el punto de alterar el concepto de derecho humano.

Hay una corriente asiática denominada el ascetismo, que esencialmente trata de someter al cuerpo a privaciones como una manera de domar al cuerpo y a la mente.  Es algo así como demostrarle al cuerpo y a la mente quien manda, que la persona sea capaz de controlar sus impulsos.  Realmente el propósito no es atormetar al cuerpo, ni llevarle la contraria por puro masoquismo, sino que la intención es algo más alta.  Ideas como el celibato, el ayuno, y otras, se derivan de este concepto de dominio propio, que se contrapone a las ideologías hedonistas de occidente.

Cuando hablamos del cuerpo, lo que existe es un conflicto entre lo espiritual y lo material.  El gozo viene cuando lo espiritual gana cada batalla sobre lo material, o lo que la religión llama "lo carnal".

El qué dirán

No eres billete de $100 para caerle bien a todo el mundo.  De ti podrán decir mentiras, pero la verdad tarde o temprano sale a la luz.  Los molinos de Dios muelen lento pero fino.  Hay quienes aprovechándose de tu sensibilidad sobre el qué dirán, podría tratar de manipularte o chantajearte.  Decía una vez el escritor Alberto "Beto" Cañas, quien fuera ministro, fundador de un partido político hace más de 60 años, "¿Sabe una cosa? Es que dicen que soy un malcriado porque una vez dije en televisión que Federico Tinoco era un hijo de p… Y lo dije porque lo dije, no me importó que hubiera cámaras o no. Había que decirlo y yo lo hice. Eso es todo".  Si este hombre que fue figura nacional no temía el qué dirán y decía las cosas sin tapujos, ¿por qué tendrías tu que preocuparte de lo que digan?

Que no te preocupe verte incomprendido o contrariado, porque si no te entienden o si hablan cosas que no se ajustan a la realidad, es porque tu comprendes más que otros, y eso trae una cierta sensación de soledad.  Nadie es profeta en su propia tierra. 

Cuando hay una baja autoestima, dependes de la aprobación de otros, pero esos otros no van a estar allí para responder por las consecuencias de tus decisiones.  Si no le caes bien a alguien, que mal, porque esas personas se pierden de la posibilidad de ser tus amigos, por andar en juegos enfermizos de chismes y verborrea venenosa.  No es sano acercarse a gente venenosa.

El tiempo todo lo aclara, y por eso, por más grave que sea el chisme, no hay que temer en el largo plazo.  Debes hacer lo bueno, lo que hay que hacer para mejorar el mundo, para traer bienestar humano.  Con el tiempo la gente verá los hechos y no las palabras.  Y si tienes alguien que se cree paparazzi, recuérdale cobrar su salario de paparazzi, y el hecho de que no eres estrella de cine, por lo cual la sugerencia a tu paparazzi es que se busque una vida.

Cuando vives sin pensar en lo que los demás dirán, sino lo que la conciencia te dicta, el gozo empieza a correr por tu vida, y quizás tarde un tiempo antes de que puedas ver el fruto de tus decisiones.

La situación material

Muchas veces pasé por el desempleo y hubo momentos en que la escasez tocaba a la puerta.  Entendí que esto está muy ligado a la incertidumbre, y que necesitaba paz para que la vida me devolviera al mundo para trabajar. 

La situación material en parte la construimos con esfuerzo y decisiones, y también hay algo más, quizás superior, que parece empujar nuestro bienestar cuando seguimos nuestra misión de vida.  Tras pasar por la escasez, yo podría haber desarrollado un sentido de escasez que empujaría avaricia perenne, pero en realidad entendí que la avaricia era sentir escasez donde no la había.  Entendí que ser rico es ni tener tan poco como para pasar necesidades, ni tampoco tanto dinero como para preocuparme de que me lo quiten.  Ser rico es vivir sin tener que pensar en dinero.  El dinero es un concepto y la economía es un videojuego, y la vida se vuelve un poco sosa cuando nos atrapa un videojuego de manera perenne.

Otras veces el empleo no parece disfrutable, pero en realidad cada entorno y cada tarea ayuda a desarrollar habilidades mentales y espirituales.  La situación material en la que estamos nos obliga a moldearnos a la realidad para aprender, y también a moldear la realidad como el niño que construye con bloques usando sus manos.  Hay gozo en descubrir las enseñanzas escondidas en la situación material.

¿Tienes un empleo donde te pagan mal y te tratan mal?  Tal vez podríamos aprender a manejar nuestras emociones y luego buscarnos un lugar y un empleo donde nos traten bien y nos paguen bien.

La compasión

Llega un momento donde por nuestro estado de conciencia, el sufrimiento ajeno es intolerable y duele en el alma.  Y llevar a cabo acciones para mejorar el bienestar se vuelve un deleite, una experiencia que trae gozo.

La sabiduría

Hay dolores humanos que son mucho más complejos, que van más allá de necesidades materiales básicas y no son tan fáciles de desentrañar.  Las heridas del alma tardan más en curar que las heridas del cuerpo.  Y así es que la compasión ya no basta, pues resulta necesario analizar y desmenuzar cada caso para encontrar la causa raíz de un mal, para sanarle.  El gozo viene de algo más que traer una felicidad material, pues es el gozo de llevar luz donde había oscuridad.

Los problemas físicos

Hay personas que tienen problemas físicos, algunos discapacitantes, que generan algunas limitaciones en determinados ámbitos.  Y frente a su limitación desarrollaron habilidades que no habrían existido, o pusieron a prueba su determinación que sumada a una lucha por la vida, les empuja a hacer lo que otros miraban imposible.  Aquí no tengo mucho que decir, pero queda abierto para que comenten los que sí han atravesado por esto.

Las enfermedades

La enfermedad del cuerpo es cuando se pasa una enfermedad del espíritu al mundo físico.  Al menos según las investigaciones de Rudigher Dahlke y Thornwald Dethlefsen en Alemania que enlazan la psicología y la medicina.  Nos curamos el alma y eso ayuda acurar el cuerpo, pero la experiencia del cuerpo trae dolores que solo los que lo han vivido pueden describir.  La enfermedad ayuda a despertar la destreza de concentrarse, y las ganas de vivir.  Suele venir con lucha por la vida y a veces con incertidumbre.

La separación respecto del universo

Antes del renacimiento el ser humano no existía en el arte, sino que todo era figuras divinas, y un hombre ausente.  Con el renacimiento, el hombre tiene el protagonismo, y con la ciencia el ser humano se separa de su entorno para estudiarlo como observador y observado, descubre la manera de separar el átomo mediante la fisión.  Y pasa entonces de estar ausente como individuo, a estar separado del universo, y esa separación causa dolor, un dolor que no es tan fácil de describir.  Lo podemos ver en el intento de las personas de ser parte de algo más grande, y en función de ello toman decisiones apresuradas y absurdas.  Nos recuerda la angustia del bebé al estar separado de su madre, algo le hace falta. 

El concepto de "ser uno con el universo" y de comprender que no estamos separados, que nos separamos nosotros mismos en nuestra angostura de mente, ayuda a empujar gozo al ser parte de algo superior que busca el bienestar general, el bien común, un concepto que ha sido muy devaluado por los esclavos del dinero que se oponen al bien común.  Y eso puede extenderse más allá del bienestar humano, hacia la naturaleza.  Entender que somos parte de la naturaleza, que es nuestra madre que provee, y no el engendro de sistema económico enajenante en el que vivimos como esclavos y que a duras penas provee dinero que es apenas un concepto, donde no se reparte riqueza y abundancia, sino escasez. ¿Acaso este era el futuro mundial de ciencia ficción que imaginaron los abuelos en 1950? 

Mística es el gran objetivo que plantean todas las religiones y todos los caminos espirituales, unión con Dios a través de la unión con todos los seres. (resumido en “Amar a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo”). Ascética es practicar un método de vida, es el esfuerzo ordenado y sistemático que lleva a influir y transformar gradualmente la perspectiva, hábitos, tendencias y condicionamientos personales. Mística y Ascética son interdependientes, no tiene sentido un gran objetivo sin la práctica para lograrlo, no tiene sentido una práctica sin un gran objetivo. Ambos llevan a ampliar la conciencia propia y de la unidad con el todo, a asumir de manera responsable y consistencia, a participar consciente y progresivamente  con todos los seres vivos. No sólo es entender, sino también sentir y actuar, centrar los pensamientos, los sentimientos, las acciones en el bien común.

La separación, es EXCLUIR, lo que no conduce a la integración, amor, acuerdo y armonía con los demás. Es lo contrario a integración. La conexión con el universo se da a través de la relación que tenemos con el prójimo (el próximo), cualquier prójimo, todos los prójimos, con todos los seres vivos  y con nuestro entorno natural.  Se trata de trabajar en transformar la conexión con el universo: uno mismo, los demás, Dios (o equivalente de acuerdo a lo que cada uno mira como rector del universo). No es posible tener una relación con el universo mejor que la que tenemos con la persona con la que nos relacionamos peor. Darnos cuenta de nuestras las actitudes de amor u odio, de atracción o rechazo, que tenemos hacia los demás, nos retroalimenta, nos da indicadores valiosos acerca de cómo es nuestra relación con el universo. Las tendencias de la cultura en la que vivimos, es que incentiva en nosotros la separación, plantea las cosas en términos de dipolos binarios absurdos, buenos y malos, nos autosantificamos como los “buenos”, y apuntamos el dedo a los demás como los “malos”. El amor universal, va en otra dirección, es inclusivo de todos y de todo, sin hacer diferencias.

Hay gozo en sentirse uno con la naturaleza, en disfrutar de la presencia de esa madre, como el bebé disfruta de la presencia y del abrazo de su madre.

La sordidez moral

Miras actos de maldad, y lo primero que te llega a la mente es un pensamiento extremo, igual de cruel para el perpetrador.  Y eso deja el alma intranquila, con sensación de injusticia o deseo de venganza, sumida en la desesperanza y la decepción frente a la humanidad.  Pero llega el momento en que ese dolor se convierte en lástima hacia el victimario, cuando lo perdonamos porque comprendemos que el malvado es un ciego que tira piedras al aire pensando que nunca le caerán de vuelta.  Miras que los actos de maldad en un tiempo rebotarán contra el malvado, sin que nadie pueda evitarlo y sin que nadie mueva un dedo para que las piedras le caigan de vuelta.  Y ya cuando le habías perdonado, sobreviene el desastre contra el malvado, y eso los abuelos que sean sabios lo saben.

  • En esta vida nadie muere tramposo.
  • No es sabio tirar piedras al techo de vidrio
  • La vida es como un gallinero, unos días estás arriba tirando cuitas a otros, otros días estás abajo recibiendo las cuitas.
  • Los molinos muelen lento pero fino
  • A la vuelta cae

Los viejos que eran sabios (porque otros tristemente llegaron a viejos sin ser sabios) vieron a los malvados y lo que les pasó.  Eso de que el que "a hierro mata a hiero muere" no es una cosa bíblica, pues la palabra "karma" no es cristiana, sino un simple reflejo de la sabiduría de los que llegaron a viejos y sabios.  Y así como "construir sobre cimiento firme" no es algo que dependa de si crees en ello o no, así hay otros temas como la sordidez moral que parecen tema religioso, pero no lo es.  Los malvados tratarán de negar y evadir, sintiéndose ellos los chicos buenos de la película, con autoridad para maltratar y hacer daño a otros, ejerciendo violencia de palabra, física o patrimonial.

Para los que nos enteramos de lo que le sucede al malvado, da verdadera lástima ver la cruz a la que están clavados, y lo que sufren, y aunque uno entiende que ese sufrimiento fue causado por sus actos pasados, no deja uno de sentir compasión por ellos.  Si tan sólo ellos hubiesen entendido su propia maldad, sin los engaños enfermizos que traen los juegos de poder y otras cosas insanas, y los efectos de sus actos sobre otros, de seguro no habrían actuado de esa manera.  La sordidez moral atormenta dos veces, primero cuando miras a la víctima con dolor, y luego al vez al perpetrador sufrir innecesariamente las consecuencias de sus actos atroces innecesarios.

La advertencia aquí es que el que sufre dolor, puede tratar de trascenderlo, o puede sufrir y hundirse en la idea de que debe causar ese dolor a otros, como venganza, lo cual le llenará de odio que puede no tener límites, y se convierte en malvado con sordidez moral, y le tocará en el futuro absorber aún más dolor por esa mala decisión.  Es que el dolor no se resuelve creando más dolor.  El odio, las bajas pasiones, el rencor, nos hace sufrir, es innecesario.  La venganza no trae alivio, sino que amplía el dolor futuro.

Cuando más duele es cuando el malvado es un ser querido que se porta como enemigo a muerte.  La enemistad es un juego mentalmente enfermo, y las enemistades suelen ser efímeras la mayoría de las ocasiones.  El alma del malvado se ha infectado de oscuridad, y tratará de contagiarte, como un zombie que muerde para enfermar a otros.  De primera entrada podemos imaginar que ha muerto, llorar el luto de su pérdida, y pedir por esa persona, para que el universo o Dios o equivalente, le abra su mente a la luz.  Es que si el malvado comprendiera que se está pegando un tiro en el zapato al hacer daño, no lo haría.  Quizás sea necesario hasta defenderse de esta persona, y habrá que hacerlo hasta los niveles que sea necesario, pero sabemos que ha enfermado, se ha infectado de una enfermedad que le llena de negatividad.  Y así como un enfermo no cura a otro, así es preciso estar mentalmente sanos, tener paz, para no ser un paciente más que requiere atención frente al acoso.  Decían los viejos "no hay mal que dure 100 años, ni cuerpo que lo resista".  Esto nos dice que el dolor de la sordidez moral también se acabará, y así lo que hay que hacer es sobrevivir hasta ese punto.

El dolor por la sordidez moral del malvado se convierte en el gozo del perdón, que es una liberación.  Ya el que sufría no está atado al malvado.  Claro, no significa que hay que acercarse y tratar al malvado como si no hubiese hecho nada, sino que el perdón es una movida interior, para despegarse del sufrimiento que el malvado ha causado, sirve para dejar de sufrir y experimentar el gozo y alivio que trae el perdón.  Ya al malvado le tocará su dosis de dolor, le tocará trascenderlo, pero eso ya no es problema de nosotros.

La muerte

La muerte es cuando apartas dos cosas que estaban unidas, y además es cuando se cruza un punto de no retorno

Por ejemplo, saltar de un puente en un salto de bungie es un buen ejemplo. Una vez que saltaste ya no hay vuelta atrás, y puedes volver a subir y saltar otra vez, pero no puedes devolverte una vez que has saltado.

La muerte es una separación muy distinta de la que describí anteriormente.  La anterior ocurre cuando el dolor viene por NO ser parte del universo.  Con la muerte el sufrimiento viene porque nos aferramos a algo que se va.  Sufrimos porque nos aferramos.  Es un luto, producto de la separación (podemos imaginar el divorcio como una forma de muerte también).  Cuando ya pasamos el luto y logramos decir adios y despedirnos de quien partió, entonces dejamos ir y viene el gozo de desapegarse a algo que no debíamos estar atados.  Hay una parábola que refleja lo que significa desapegarse.

Un hombre rico fue en busca de un maestro porque quería seguir el camino.  El maestro le dijo que tomara su anillo, lo vendiera y diera el dinero a los pobres.  El hombre se quejó porque decía que ese anillo había sido de su padre, y del padre de su padre y de varias generaciones antes que él.  El maestro le dijo que se fuera, y entonces el hombre rico accedió a venderlo.  El maestro le dijo: "No, no lo vendas.  Vete, y vuelve cuando ya no necesites de ese anillo".

La muerte es algo que viene de vez en cuando, y es algo que en los pueblos ya veían como algo normal.  Otra boda en el pueblo, otro muerto en el pueblo, la muerte era parte de la vida cotidiana.  Pero en la modernidad nos hemos desnaturalizado y vivimos como si nunca fuésemos a morir y por eso la muerte nos golpea tan duro.  Miramos que hay niveles para ver a la muerte.  El gozo del desapego o el sufrimiento de la atadura.  Por eso el dolor de la muerte no es lo mismo que sufrir por la muerte. 

Cuando la gente va a las pitonisas y oráculos, lo que más temen es que les digan que se van a morir, y si lo dicen es un acto de charlatanería pura, pues este concepto lo estudié buscando los mismos libros que estas personas usan para hacer sus profecías.  En realidad llegas a comprender que de alguna manera las culturas antiguas usaban mucho los símbolos y no tanto las cosas concretas.  Y el simbolismo de la muerte es el difícil paso de dejar algo atrás, cruzar un punto de no retorno, y no necesariamente la figura de muerte física.  De esta manera si te dicen que vas a morir, puedes escoger la foma de morir.  Hay maneras positivas de morir.

  • Pagar una deuda moral que tenías con alguien.  Ya no serás el mismo.
  • Pagar una deuda.  Puedes endeudarte de nuevo, pero ya no será la misma deuda.
  • Dejar atrás un pasado de tristezas.
  • Dejar atrás los rencores
  • Cruzar la ruta del necesario luto al que siempre nos resistimos, cuando perdimos a alguien o algo, o cuando alguien a quien queríamos nos trató como enemigo y nos maltrató.  Superado el luto, nos desligamos del victimario, y una vez que nos aburrimos de llorar, ese aburrimiento y hastío que surge del fondo del alma, como cuando ya nos sentimos encerrados en algo que no nos gusta, sólo nos queda la alternativa de volver ser feliz, redescubrir la felicidad que brilla adentro de nosotros (afuera no está, sino adentro).

Y así por el estilo, puedes buscar maneras positivas de morir.  Los símbolos tienen la libertad de tener múltiples manifestaciones, y los adivinos deberían haberte dado opciones o posibilidades para que crees tus propias formas, y puedas elegir entre ellas.  Pero igual que con los dipolos ideológicos, los adivinos son muy legalistas, y te dan la transcripción literal de lo que dice un libro, escrito por un autor legalista que no comprendió que un símbolo puede tener múltiples manifestaciones.  Y al ser así de legalistas, en realidad a la larga de están diciendo una mentira.  Te dan una profecía que restringe tu libertad, el gozo de la experiencia de aprender de una situación dolorosa para encontrar gozo.  No hay gozo en el suicidio o la muerte física, pero sí en dejar atrás una tristeza o el gozo del desapego. 

Desapegarse de todo puede parecer insensato, sin embargo es reconocer que todo cambia, que hay que vivir cada momento, con el pasado como enseñanza, con el futuro como posibilidad, pero solo con el momento presente para tomar las mejores decisiones. Amar a sí mismo, a los demás y al entorno natural con toda el alma, realizar las posibilidades presentes y, a la vez, desapegarse de los logros y resultados.

El gozo del desapego es que dejas de necesitar atarte, y entonces los vaivenes de la vida que te muevan de un lugar a otro, ya no te causan sufrimiento, y empieza a disfrutar y hacer uso responsable de lo que te es dado, mientras dure.  Entiendes que todo se termina algún día, y te hace pensar en lo que piensan aquellos que están cerca de morir, que bastantes he conocido, y piensan en el legado que dejaron a otros, algunos con alegría por hacerlo, y otros con pesar por no haberlo hecho.  Al haber visto eso, lo mejor parece vivir cada día tratando de construir ese legado.

Corolario

Todas estas formas de dolor han sido descritas por muchas filosofías y religiones.  Algunas de esas formas de dolor las he experimentado en carne propia, y en otras las he visto de cerca.  Estamos en un tiempo donde hay mucha gente sufriendo, porque frente al dolor no han encontrado la forma trascendente de mirar la adversidad, la prueba.

Es muy extraño que frente a un mundo tan guiado por el dinero, el sistema no sea capaz de dar respuestas al dolor de las personas, pues lo que hace simplemente es hacer que la gente acepte el sufrimiento como estado natural del ser humano, para venderle cosas inclusive, y no empuja hacia la trascendencia.

La película Gravity ha venido de manera muy oportuna, porque muestra todos los estados emocionales por los que una persona con adversidad atraviesa.  Alfonso Cuarón era filósofo antes de ser director, y tanto Cuarón como Bullock, habían atravesado duras pruebas con sus divorcios, y la confección de la película fue en sí misma una adversidad.  Así que realmente sabían de lo que hablaban en esa película.  Vale la pena mirar esa película desde esa óptica.  Y al igual que en la película, llega un momento donde la persona le pierde el miedo a la adversidad y lucha con todas sus fuerzas por salir.

En estos tiempos de crisis, de adversidad y pesimismo en España, espero que este post de un poco más de sentido a todo lo que ocurre, porque mi experiencia es que la adversidad se acaba cuando ya aprendimos todo lo que debíamos aprender.  Así que lo mejor parece ser aprender lo más rápido posible para pasar a una siguiente lección que no esté tan llena de adversidad. 

El dolor es una constante en la vida. La idea no es sufrir, sino aprovechar el dolor como oportunidad para trascender el estado de conciencia.  De otro modo, solo se sufre y se desperdicia la oportunidad. 

Para cambiar al mundo tengo que cambiar yo, ampliar la conciencia, la capacidad de amar (amor universal) y la responsabilidad sobre sí mismo, los demás y el entorno natural.  Eso mejora los resultados, y el descontento que sentimos es un poderoso motivador para no dejar las cosas como están.

Seguramente en algún momento, al trascender un problema, podrás agregar tu experiencia a los comentarios de este post también. 

¡Que tengas un feliz año 2015!

 

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  1. #2
    03/01/15 10:20

    Todos los "problemas" que aparecen enumerados se solucionan teniendo fe, viendo un poco más allá de nuestra terrenalidad, materialismo, hedonismo, etc. desaparecen y se empieza a comprender el valor y el sentido al dolor y al sufrimiento. También amplía el concepto de felicidad y satisfacción.

    ¡Feliz Año, lleno de salud para ti y los tuyos!

    Un abrazo

  2. Top 100
    #1
    01/01/15 22:21

    Encontrarle un sentido al sufrimiento o dolor es como encontrar la lámpara mágica, incluido al genio quien cumplirá todos los deseos; aunque parezca difícil es posible hacerlo.
    Saludos


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