José María Álvarez-Pallete lleva mucho tiempo asegurando que estamos asistiendo al nacimiento de un nuevo factor de producción: junto al capital y el trabajo ahora aparecen los datos, campo por el que el presidente de Telefónica asegura que la ciudadanía debería cobrar.
El directivo explicaba hace poco más de un año que los datos son tan inalienables "como mi dignidad", pedía una Constitución digital, recordaba que Europa es "cuna de valores", también de los peores; y asegura que Telefónica no vende la privacidad de sus clientes. Vean la entrevista a partir del minuto 19:
Pallete se da unas ínfulas de filósofo, pero es evidente que al menos cuenta con dos ventajas: su discurso se diseña sobre planteamientos veraces y la profesionalización de Telefónica bajo su mandato ha dejado atrás los tics medievales de Alierta, más pendiente de apagar un fuego en Zarzuela que del plan de negocio de Telefónica.
Eso sí, aquí va el inconveniente de Pallete: su decisión de presentarse ante la sociedad como una especie de estadista le puede acabar pasando factura. Y es que muchas de sus promesas grandilocuentes, algunas de ellas muy necesarias como en el caso de la utilización de datos por parte de empresas, se quedan en agua de borrajas. En definitiva, que sus entrevistas envejecen muy mal...
¿Viejo mundo?
Esta semana Pallete ha asegurado que "la pandemia se ha llevado las normas del viejo mundo y la digitalización hace que haya que cambiarlas". Eso está bien... siempre y cuando no tenga un periodista que se atreva a preguntarle qué normas han cambiado.
Seguramente no sabría decir muchas y seguramente nunca se enfrente a una 'entrevista real', derecho de pernada que disfrutan muchos CEO de compañías clásicas del IBEX35 que siguen disparando fuerte con publicidad.
El presidente de Telefónica en una cumbre organizada por la CEO aseguró que pide "las mismas reglas para los mismos servicios y las mismas obligaciones. Hay que adaptar la fiscalidad a las nuevas normas del mundo digital".
Y es por ello pide la creación de un fondo de reconstrucción digital al que podrían acogerse pymes y autónomos. Ya decimos que la música no nos suena mal... pero también hay un creciente hartazgo al comprobar que directivos que no han inventado nada acuden a foros amigos o conceden entrevistas patrocinadas en las que se dedican a hablar de tendencias económicas globales en vez de contarle a sus accionistas que harán para que los dinosaurios que pilotan sobrevivan en un entorno cada día más competitivo.
El caso más flagrante de esta impostura la vimos hace menos de dos meses: Josep Oliu fue entrevistado un domingo en La Vanguardia y se dedicó a opinar de la economía en vez de contarle al accionista del Sabadell las medidas que iba a tomar para sacar de la UCI a la entidad de crédito.
Los asesores de comunicación que rodean a estos señores les dicen que su sola presencia en un medio para hablar del Real Madrid o del tiempo que hará mañana infunde tranquilidad entre los inversores. No estaría mal de vez en cuando que los estrategas de la comunicación comiencen a aconsejar a sus jefes que traten con respeto a los accionistas hablándoles como adultos...