El Corte Inglés, a pesar de su creciente mala fama, ha mantenido siempre una saludable política de servicio al cliente y ha mostrado un constante interés por adecuarse a los gustos y necesidades de la sociedad:
Estas virtudes contrastan con la facilidad con la que Amazon les ha comido el pastel en tan escaso periodo de tiempo gracias a una anacrónica gestión del grupo de distribución español, incapaz de mostrar resistencia y de cambiar un modelo de negocio, el de los grandes almacenes, muy prometedor... en 1987.
Vamos a repasar algunos datos de esta empresa familiar: El Corte Inglés logra unas ventas anuales superiores a los 15.000 millones de euros, cuenta con 90.000 empleados y disfruta de una red de 93 ostentosos edificios repartidos por toda España que están valorados, seguramente por tasadores amigos, en 11.000 millones de dólares.
Es decir, que El Corte Inglés tenía todos los instrumentos para haber creado una red logística que hubiera podido frenar a Amazon, que ha visto que en mercados como el chino no podía competir. Y no solo por cuestiones político-administrativas, sino porque la sobresaliente colección de almacenes de sus competidores les ponían el partido muy cuesta arriba.
Sin reacción no hay paraíso
La irrupción de Amazon en España no supuso cambios significativos en el aletargado día a día de El Corte Inglés, que debería haber desalojado a los paseantes y domingueros de sus grandes edificios para llenarlos de la mercanía propia de un gran centro logístico.
La compañía española tenía una red que le hubiera permitido hacer entregas en grandes ciudades en menos de una hora, con devolución gratuita y con una posibilidad de fidelizar clientes mediante unas cuotas anuales low cost similares al Prime de Amazon.
Bolsa para entregar en tres horas
Los bonos de El Corte Inglés cayeron en picado cuando se desató la crisis sanitaria. Por contra, Amazon se propulsó en Bolsa y batió sus máximos históricos al evidenciarse que sus entregas iban a ser claves para el presente y futuro de una humanidad confinada.
Sea como fuere, El Corte Inglés parece que va a reaccionar, tarde y mal. Tal y como aseguran fuentes de la compañía a Bufonia.com, el deseo de parte de la cúpula es salir a Bolsa para obtener una financiación con la que intentarían entregar en tres horas en las grandes ciudades.
¿Y los costes? Porque no hay más que ver que en márgenes operativos no van demasiado sobrados: en 2018, año más que aceptable ejercicio para ellos, lograron un gris 2,6% que era duplicado por el gigante estadounidense.