El 15 de septiembre de 2008, el mundo observó cómo una de las instituciones financieras más antiguas y prestigiosas de Wall Street, Lehman Brothers, se declaró en bancarrota. Este evento marcó el inicio de la peor crisis financiera global desde la Gran Depresión de 1929. Pero, ¿cómo llegamos a este punto?
La verdadera historia comenzó años antes, cuando la economía mundial parecía estar en su apogeo.
La verdadera historia comenzó años antes, cuando la economía mundial parecía estar en su apogeo.
A principios de la década de 2000, Estados Unidos y otras economías avanzadas vivían un auge en el mercado inmobiliario. Los precios de las viviendas aumentaban rápidamente, impulsados por bajos tipos de interés, fácil acceso al crédito y una creciente demanda de inmuebles. Los bancos y otras instituciones financieras empezaron a ofrecer hipotecas de alto riesgo, conocidas como subprime, a prestatarios con historial crediticio deficiente. Este tipo de préstamos representaba un alto riesgo, pero prometía grandes ganancias.
¿Por qué ocurrió esto? En parte, porque los bancos no conservaban estas hipotecas; las empaquetaban en instrumentos financieros complejos llamados valores respaldados por hipotecas (MBS - Mortgage backed securities, por sus siglas en inglés) y los vendían a inversores en todo el mundo. Estos MBS se convertían en parte de otros productos financieros aún más complejos, como las obligaciones de deuda colateralizada (CDO, por sus siglas en inglés). La teoría era que al mezclar diferentes hipotecas, el riesgo de impago se diversificaba y, por lo tanto, se minimizaba. Sin embargo, este enfoque no tenía en cuenta que una caída generalizada en el mercado inmobiliario podría hacer que todos estos activos perdieran valor simultáneamente.
La crisis en marcha: de la calma al huracán
A mediados de 2007, los primeros signos de problemas empezaron a emerger cuando el mercado inmobiliario de EE. UU. comenzó a mostrar signos de desaceleración. Los precios de las viviendas dejaron de subir y empezaron a caer. Esto significó que muchos prestatarios de hipotecas subprime no podían refinanciar sus préstamos ni vender sus casas para pagar sus deudas. Como resultado, los impagos aumentaron rápidamente.
Para el verano de 2008, grandes instituciones financieras como Bear Stearns ya estaban en graves problemas debido a su exposición a hipotecas de alto riesgo. En marzo de ese año, Bear Stearns fue adquirido por JPMorgan Chase en una venta de emergencia respaldada por la Reserva Federal, lo que encendió las alarmas sobre la salud del sistema financiero global.
El rescate de Bear Stearns fue visto como una señal de que el gobierno de EE. UU. no permitiría que grandes instituciones financieras fracasaran. Sin embargo, lejos de calmar los mercados, este evento sembró dudas sobre la salud de otras firmas financieras, especialmente aquellas con grandes carteras de activos tóxicos. El temor empezó a crecer.
Durante los meses siguientes al rescate de Bear Stearns, la situación en los mercados financieros continuó deteriorándose. Aunque algunos bancos trataron de reforzar sus balances y reducir su exposición a activos tóxicos, la confianza en el sistema financiero seguía desmoronándose. Varias señales de alerta marcaron este período:
El rescate de Bear Stearns fue visto como una señal de que el gobierno de EE. UU. no permitiría que grandes instituciones financieras fracasaran. Sin embargo, lejos de calmar los mercados, este evento sembró dudas sobre la salud de otras firmas financieras, especialmente aquellas con grandes carteras de activos tóxicos. El temor empezó a crecer.
Durante los meses siguientes al rescate de Bear Stearns, la situación en los mercados financieros continuó deteriorándose. Aunque algunos bancos trataron de reforzar sus balances y reducir su exposición a activos tóxicos, la confianza en el sistema financiero seguía desmoronándose. Varias señales de alerta marcaron este período:
- Fannie Mae y Freddie Mac en problemas (Julio de 2008): Estas dos gigantescas entidades auspiciadas por el gobierno, que garantizaban o poseían alrededor de la mitad de todas las hipotecas en EE. UU., comenzaron a tambalearse bajo el peso de las hipotecas impagadas. En julio, el gobierno intervino para respaldarlas, en un intento por estabilizar el mercado inmobiliario y evitar un colapso total.
- Colapso del Indymac Bank (Julio de 2008): Uno de los mayores prestamistas hipotecarios independientes de EE. UU., Indymac, quebró en julio de 2008, convirtiéndose en el mayor banco en caer hasta ese momento en la crisis. Esta quiebra resaltó la magnitud de los problemas en el sector bancario y agravó el pánico entre los inversores y consumidores.
- Caída de los mercados de crédito: Durante este período, el crédito se volvió extremadamente difícil de obtener. Los tipos de interés entre bancos subieron, lo que reflejaba la desconfianza creciente. Los bancos estaban tan preocupados por su propia salud financiera que dejaron de prestarse entre ellos, agravando la falta de liquidez en el sistema.
Lo que ocurrió: la caída de un gigante
Lehman Brothers estaba profundamente involucrada en el mercado de MBS y CDO, y había acumulado una cantidad masiva de activos tóxicos. En medio de una creciente ola de impagos de hipotecas, las inversiones de Lehman se volvieron tóxicas. La firma estaba excesivamente apalancada, es decir, había tomado prestado mucho más dinero del que podía devolver si las cosas salían mal. Y, como en un castillo de naipes, todo comenzó a desmoronarse.
Lehman Brothers, ya en serios problemas, intentó desesperadamente asegurar nuevas fuentes de capital. Durante el verano de 2008, la firma buscó inversores externos, incluidos posibles rescates de Corea del Sur y Japón, pero ninguno se concretó. Al mismo tiempo, intentó vender parte de sus activos para recaudar fondos, pero la incertidumbre en los mercados dificultó estas operaciones.
Lehman Brothers, ya en serios problemas, intentó desesperadamente asegurar nuevas fuentes de capital. Durante el verano de 2008, la firma buscó inversores externos, incluidos posibles rescates de Corea del Sur y Japón, pero ninguno se concretó. Al mismo tiempo, intentó vender parte de sus activos para recaudar fondos, pero la incertidumbre en los mercados dificultó estas operaciones.
En septiembre de 2008, Lehman Brothers informó de una pérdida trimestral de 3.900 millones de dólares, lo que incrementó la presión sobre la firma. El 10 de septiembre, Lehman anunció un plan de reestructuración, pero el mercado lo recibió con escepticismo. La compañía estaba al borde del colapso y necesitaba una inyección de capital urgente, pero las negociaciones con potenciales compradores fracasaron, incluyendo un intento de rescate por parte del banco británico Barclays, que se vio frustrado debido a la falta de apoyo gubernamental.
El fin de semana del 13 y 14 de septiembre de 2008 fue crucial. Los líderes de Wall Street y funcionarios del gobierno de EE. UU. se reunieron para discutir el destino de Lehman Brothers. A diferencia de Bear Stearns, esta vez el gobierno decidió no intervenir, argumentando que los rescates anteriores habían creado un riesgo moral, donde los bancos asumían riesgos excesivos pensando que siempre serían rescatados.
El fin de semana del 13 y 14 de septiembre de 2008 fue crucial. Los líderes de Wall Street y funcionarios del gobierno de EE. UU. se reunieron para discutir el destino de Lehman Brothers. A diferencia de Bear Stearns, esta vez el gobierno decidió no intervenir, argumentando que los rescates anteriores habían creado un riesgo moral, donde los bancos asumían riesgos excesivos pensando que siempre serían rescatados.
Lehman Brothers, fundada en 1850, había sobrevivido a guerras, depresiones y numerosos desafíos económicos, pero no pudo resistir las consecuencias de sus propias decisiones. Sin un comprador y sin apoyo del gobierno, Lehman Brothers no tuvo más opción que declararse en bancarrota el lunes 15 de septiembre de 2008, con deudas de más de 600.000 millones de dólares, convirtiéndose en la mayor quiebra en la historia de Estados Unidos. La noticia desató el caos en los mercados financieros globales. Las acciones cayeron en picado, el crédito se congeló, y el temor al colapso de otras instituciones financieras se extendió como un reguero de pólvora. Los inversores comenzaron a retirar su dinero de otros bancos y fondos, temiendo que también pudieran colapsar. Esto desató una reacción en cadena que llevó a la economía mundial al borde del abismo.
Efectos inmediatos
- Congelación del crédito: Los bancos, temiendo por su propia supervivencia, dejaron de prestarse dinero entre sí, lo que provocó una crisis de liquidez. Las empresas encontraron cada vez más difícil obtener financiación para sus operaciones diarias, lo que llevó a despidos masivos y recortes en la producción.
- Caída en los mercados bursátiles: Los mercados de valores en todo el mundo se desplomaron, borrando billones de dólares en valor de las inversiones. La riqueza de los hogares se evaporó, reduciendo el consumo y agravando la recesión económica.
- Rescates gubernamentales: Para evitar un colapso total del sistema financiero, los gobiernos y bancos centrales de todo el mundo intervinieron con paquetes de rescate masivos. En EE. UU., el Congreso aprobó el Programa de Alivio de Activos en Problemas (TARP, por sus siglas en inglés), que destinó 700.000 millones de dólares para comprar activos problemáticos de los bancos y recapitalizarlos.
El año posterior a la quiebra de Lehman Brothers: un mundo en crisis
El rescate de AIG (Septiembre de 2008)
Solo un día después de la quiebra de Lehman Brothers, la aseguradora American International Group (AIG), una de las mayores del mundo, estuvo al borde del colapso debido a su exposición a los valores respaldados por hipotecas. El 16 de septiembre de 2008, el gobierno de EE. UU. intervino con un rescate de 85.000 millones de dólares para evitar su quiebra, temiendo que su caída provocara una catástrofe financiera global. AIG se había involucrado en la venta de seguros para los productos financieros tóxicos que inundaban el mercado, lo que la dejó vulnerable cuando estos activos perdieron valor.
La creación del Programa TARP (Octubre de 2008)
A medida que la crisis se intensificaba, el Congreso de EE. UU. aprobó el Programa de Alivio de Activos en Problemas (TARP, por sus siglas en inglés) en octubre de 2008. Este programa de 700.000 millones de dólares fue diseñado para estabilizar el sistema financiero comprando activos tóxicos y recapitalizando los bancos. La intervención fue controvertida, pero se consideró necesaria para evitar un colapso económico total. TARP ayudó a restaurar la confianza en los bancos al proporcionarles el capital necesario para absorber pérdidas y continuar operando.
La quiebra de Washington Mutual (Septiembre de 2008)
A finales de septiembre de 2008, Washington Mutual (WaMu), el mayor banco de ahorro y préstamo de EE. UU., quebró después de sufrir una retirada masiva de depósitos por la desconfianza en la solvencia de la entidad. Esta quiebra, la mayor de una institución financiera en la historia de EE. UU., puso de manifiesto la gravedad de la crisis. Sus activos fueron adquiridos por JPMorgan Chase en una operación gestionada por la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC). Los históricos de Rankia pueden echarle un vistazo al foro de WAMU que tuvo un gran seguimiento tanto antes como durante la crisis.
El colapso de los mercados financieros globales (Octubre de 2008)
En octubre de 2008, los mercados bursátiles de todo el mundo experimentaron caídas históricas. El índice Dow Jones cayó casi un 20% durante el mes, en una espiral descendente que reflejaba el pánico de los inversores. En Europa y Asia, los mercados sufrieron pérdidas similares. La destrucción de la riqueza fue masiva, lo que llevó a una caída en el consumo y en la inversión, agravando la recesión económica global.
El G-20 y la coordinación internacional (Noviembre de 2008)
Ante la magnitud de la crisis, los líderes de las economías más grandes del mundo se reunieron en Washington D.C. en noviembre de 2008 bajo el marco del G-20. Esta cumbre marcó un hito, ya que por primera vez se reconoció la necesidad de una respuesta coordinada global. Los líderes acordaron una serie de medidas para estabilizar los mercados financieros, reformar la regulación financiera y estimular la economía global. Este encuentro fue el preludio de la reconfiguración del G-20 como el principal foro de cooperación económica internacional.
La recesión global y el aumento del desempleo (2009)
A medida que la crisis financiera se extendía a la economía real, las principales economías del mundo cayeron en recesión. En 2009, el Producto Interno Bruto (PIB) global se contrajo por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial. El impacto fue devastador: el desempleo se disparó en todo el mundo, con millones de personas perdiendo sus empleos y hogares. En EE. UU., el desempleo alcanzó el 10% en octubre de 2009, el nivel más alto en más de 25 años.
Los paquetes de estímulo fiscal (2009)
En respuesta a la recesión, los gobiernos de todo el mundo lanzaron paquetes de estímulo fiscal masivos en 2009 para reactivar sus economías. En EE. UU., el presidente Barack Obama firmó la Ley de Recuperación y Reinversión de 2009 en febrero, que destinó 787.000 millones de dólares a proyectos de infraestructura, alivio fiscal y programas de ayuda social. En Europa y Asia, las economías también adoptaron medidas de estímulo, aunque con variaciones en tamaño y enfoque. Estas intervenciones fueron cruciales para evitar una depresión económica prolongada.
La reforma financiera: inicios de Dodd-Frank (2009)
Aunque la Ley Dodd-Frank no se promulgó hasta 2010, sus fundamentos comenzaron a formarse en 2009 como respuesta directa a las debilidades del sistema financiero que la crisis había expuesto. Los legisladores comenzaron a diseñar un marco regulatorio más robusto para evitar futuros colapsos financieros, centrándose en la transparencia, la responsabilidad y la reducción del riesgo sistémico en las instituciones financieras.
La desaparición de iconos financieros
En el transcurso del año, la crisis continuó reclamando a otros gigantes financieros. Empresas como Merrill Lynch, que evitó la bancarrota al ser adquirida por Bank of America en septiembre de 2008, y Citigroup, que recibió múltiples inyecciones de capital del gobierno, se reestructuraron significativamente. Estas fusiones y adquisiciones marcaron el final de una era en Wall Street, donde las firmas independientes dominaban el panorama financiero.
La resiliencia de los mercados emergentes
A pesar de la severidad de la crisis en los países desarrollados, algunas economías emergentes, como China e India, mostraron una mayor resiliencia. China, en particular, lanzó un paquete de estímulo fiscal masivo de 4 billones de yuanes (alrededor de 586.000 millones de dólares) que ayudó a mantener su crecimiento económico. Estos países comenzaron a desempeñar un papel más importante en la economía global, acelerando un cambio en el equilibrio del poder económico mundial.
Curiosidades que tal vez no conocías
- El impacto humano: La quiebra de Lehman Brothers dejó a miles de empleados sin empleo de la noche a la mañana. Muchos de ellos salieron de la sede en Nueva York con cajas de cartón llenas de pertenencias, una imagen que se convirtió en símbolo de la crisis.
- La ironía del rescate y el riesgo moral: Mientras que Lehman Brothers fue dejado a su suerte, otras instituciones como AIG, una de las mayores aseguradoras del mundo, recibieron rescates masivos del gobierno de EE. UU. Esto generó un intenso debate sobre la moralidad de salvar a ciertas empresas mientras se dejaba caer a otras.
- El papel del miedo: La crisis se vio exacerbada por el miedo y la desconfianza entre las instituciones financieras. Los bancos dejaron de prestarse dinero entre sí, lo que paralizó el flujo de crédito, un elemento vital para la economía moderna.
- El efecto dominó: El colapso de Lehman Brothers provocó la quiebra de cientos de bancos pequeños y medianos en todo el mundo, exacerbando la crisis y extendiendo el sufrimiento económico a millones de personas.
- Los “Shorts” famosos: Algunos inversores, como Michael Burry y John Paulson, vieron venir el colapso y apostaron en contra del mercado hipotecario subprime. Sus apuestas les reportaron miles de millones de dólares en ganancias cuando la crisis estalló.
- La película no autorizada: En 2015, se estrenó la película "The Big Short", basada en hechos reales, que relató cómo algunos de los inversores antes mencionados predijeron la crisis y se beneficiaron de ella. La historia, que muestra la codicia y el engaño, fue un recordatorio del lado oscuro de los mercados financieros.
- El “Too Big to Fail”: La frase "demasiado grande para caer" se popularizó durante la crisis, refiriéndose a instituciones financieras cuya quiebra podría desencadenar un colapso sistémico.
Aprendizajes: lo que nos enseñó la crisis
La crisis financiera global de 2008 fue una llamada de atención para la economía mundial. Entre las lecciones clave se encuentran:
- Necesidad de una mejor regulación: La crisis reveló las graves deficiencias en la supervisión financiera, particularmente en el mercado de derivados y la calificación de riesgos. Desde entonces, se han implementado regulaciones más estrictas, como la Ley Dodd-Frank en EE. UU., para reducir la probabilidad de que una crisis similar vuelva a ocurrir.
- El peligro del apalancamiento excesivo: La práctica de tomar prestado dinero para realizar inversiones puede magnificar las ganancias, pero también las pérdidas. Las instituciones que estaban excesivamente apalancadas fueron las más golpeadas durante la crisis.
- Diversificación del Riesgo: La crisis subrayó la importancia de diversificar las inversiones y no depender excesivamente de un solo sector o tipo de activo.
- La importancia de la transparencia: La opacidad en los productos financieros complejos y las transacciones entre instituciones contribuyó a la crisis. Hoy en día, existe una mayor demanda de transparencia en los mercados financieros.
- El impacto global de las decisiones locales: Lo que comenzó como una crisis en el mercado inmobiliario estadounidense rápidamente se convirtió en una crisis global, subrayando la interconexión de las economías modernas..
- Educación Financiera: La crisis mostró cuán importante es que los consumidores entiendan los productos financieros que están comprando, especialmente en lo que respecta a préstamos e hipotecas.
El colapso de Lehman Brothers y la posterior crisis financiera global marcaron un antes y un después en la historia económica moderna. A 16 años de estos eventos, las cicatrices aún son visibles, pero también nos han dejado valiosas lecciones. Recordar estos hechos no solo es importante para entender nuestro pasado, sino también para prepararnos mejor para el futuro.