El mercado de derivados es aquel conjunto de agentes, plataformas e instituciones relacionadas con la negociación de derivados financieros.
Es decir, el mercado de derivados es el entorno y los partícipes que negocian derivados. Se trata de operaciones que buscan reducir el riesgo del inversor y normalmente están dirigidas a un público especializado al tratarse de herramientas sofisticadas.
Y, a todo esto, ¿qué son los derivados financieros? Son instrumentos cuyo precio está vinculado a otro activo denominado activo subyacente o
subyacente. Este puede ser un producto, destacando las materias primas, como los metales o los bienes agrícolas. Pero también puede tratarse de
índices bursátiles, monedas y otros valores financieros.
Productos que se negocian en el mercado de derivados
En el mercado de derivados pueden negociarse, entre otros, los siguientes instrumentos:
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Opciones: Brindan la opción, más no la obligación, de comprar o vender el activo subyacente. Esto, a un precio establecido en una fecha futura. Al vencimiento del contrato, la operación puede o no efectuarse, dependiendo de la decisión del tenedor.
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Futuros: Las partes acuerdan la compraventa del activo subyacente, a un precio fijado de antemano y en una fecha futura. A diferencia de las opciones, no existe la alternativa de desistir de efectuar la transacción.
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Swaps: Se acuerda el intercambio de una cantidad determinada de dinero en una fecha en el futuro. Estos contratos están referenciados a una variable observable, normalmente el tipo de interés. Los swaps también son aplicables, no solo a dinero, sino también a cualquier otro bien o servicio.
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Forwards: Son similares a los futuros, pero se negocian en los mercados no organizados y no están estandarizados. En cambio, los futuros son propios de los mercados organizados y siguen ciertos parámetros, como respecto al tamaño del contrato.
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CFDs: Es un acuerdo entre dos actores para intercambiar el diferencial entre el precio de compra y el de venta de acciones y otros activos financieros.
Tipos de mercados de derivados
Los mercados de derivados pueden clasificarse principalmente en dos:
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Mercados organizados: Son aquellos que están sujetos a regulación, con contratos estandarizados. Ejemplos: Chicago Board Of Trade o el New York Mercantile Exchange.
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Mercados no organizados: Conocidos como Mercados OTC (Over The Counter) o extrabursátiles. Las partes del contrato negocian directamente, lo que da más flexibilidad. Sin embargo, no hay supervisión de ningún ente estatal.
Otra diferencia entre los mercados organizados y no organizados es que los primeros, a diferencia de los segundos, están respaldados por una cámara de compensación. Esta institución, en general, brinda las facilidades para la ejecución de los contratos.
Además, las cámaras de compensación toman posesión de las garantías correspondientes a los contratos. Con dichas garantías, se cubren las pérdidas generadas en caso una de las partes incumpla con su obligación.
Tipos de operaciones en el mercado de derivados
Pueden observarse los siguientes tipos de operaciones en el mercado de derivados:
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De cobertura: El inversor busca protegerse de un riesgo. Por ejemplo, puede comprar una opción de venta a seis meses de un activo que posee para asegurarse de venderlo a un determinado precio x, y no por debajo de esa cotización. De ese modo, si el activo cae, se reduce la probabilidad de pérdida.
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De especulación: El inversor busca obtener ganancias. Por ejemplo, previendo la caída de un activo, el agente puede vender en corto. Esto significa que toma prestado un activo y pacta su venta futura a un precio x. Al vencimiento, vende el activo al precio x y lo compra por el precio actual del mercado que es menor. La diferencia entre el precio de venta y de compra genera una ganancia al inversor.
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Arbitraje: Significa aprovechar diferencias en las cotizaciones de un activo entre otros mercados distintos, por ejemplo, de dos regiones distantes.